Luis Alfonso de Borbón, Duque de Anjou
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Re: Luis Alfonso de Borbón, Duque de Anjou
3. Principio de filiación legítima. Sucede el pariente más próximo nacido de lo que los romanos llamaban “justas nupcias”, es decir, de matrimonio válido. No son aptos para suceder los bastardos ni los legitimados. La cuestión quedó planteada al quedar abierta la sucesión de Luis X el Obstinado (1314-1316), que murió dejando una hija de su primer matrimonio con Margarita de Borgoña (la princesa Juana de Navarra) y a su segunda mujer encinta de un vástago. Se apartó a la princesa Juana por sospecharse de su legitimidad, al haber quedado judicialmente comprobado el adulterio de la reina Margarita, recayendo la Corona en el hijo que nació a la reina Clemencia de Hungría: el rey Juan I el Póstumo. Otra ocasión en la que este principio fue de aplicación fue cuando quedó excluida la rama de la familia de los Borbón-Busset al considerarse ilegítima por descender de Pedro de Borbón, hijo de Luis de Borbón, príncipe-obispo de Lieja, y Catalina de Egmont, nacido antes de que la unión de sus padres fuera legítima. De no ser por esta circunstancia, los Borbón-Busset podrían reclamar para sí la Corona de Francia como miembros de la rama primogénita del tronco regio de los Capetos. Ningún bastardo real ni legitimado de Francia ha sucedido nunca en el trono y los ha habido con parentesco más próximo a un rey difunto que la línea legítima (por ejemplo, Carlos de Valois, duque de Angulema, bastardo legitimado de Carlos IX y de su amante titular Marie Touchet, sobrino carnal de Enrique III, a quien, sin embargo, sucedió un lejano primo).
Thrib, fíjate en lo que te señalo, es que no me aclaro, escríbele al Conde y me cuentas...
Thrib, fíjate en lo que te señalo, es que no me aclaro, escríbele al Conde y me cuentas...
Helena- Non
- Mensajes : 10770
Fecha de inscripción : 21/07/2007
Localización : Madrid
Re: Luis Alfonso de Borbón, Duque de Anjou
Mi estimada Madame:
Yo soy gran admiradora del Conde Miramar y echo muchísimo de menos su intervención en estos foros. Desgraciadamente, cuando trato de conectarme al link que usted me proporcionó, lo que me sale es una nota que dice SORRY, THIS PAGE IS NO LONGER AVAILABLE. Lo he intentado varias veces y siempre obtengo el mismo resultado.
Yo soy gran admiradora del Conde Miramar y echo muchísimo de menos su intervención en estos foros. Desgraciadamente, cuando trato de conectarme al link que usted me proporcionó, lo que me sale es una nota que dice SORRY, THIS PAGE IS NO LONGER AVAILABLE. Lo he intentado varias veces y siempre obtengo el mismo resultado.
glorisabel- Su Alteza Imperial
- Mensajes : 8253
Fecha de inscripción : 07/06/2008
Localización : San Juan, Puerto Rico
Re: Luis Alfonso de Borbón, Duque de Anjou
Helena, siempre los hijos de Luis de Borbón, principe-obispo de Lieja, fueron considerados bastardos.
Ninguna fuente contemporánea hizo aparecer a Catalina de Egmont como posible madre, esta teoria fue inventada sin el menor argumento histórico por un escritor en 1628, en hecho no era posible porque al momiento del nacimiento de los bastardos, ella aínda no había pisado en Lieja.
¡Aún menos pudo haber cualquier matrimonio! — esta fantasia es del siglo XVIII, y carece del menor elemento a favor.
Por lo contrario, los hijos nacidos antes del matrimonio de sus padres quedan legítimos por dicho matrimonio, con la condición de que no hubiera impedimiento, sea al momiento de la concepción del niño, sea al momiento de su nacimiento, según su mejor interés.
Tomemos un ejemplo.
Se sabe que Luis XIV hubo, por lo menos una vez, una relación íntima con Francesca d'Aubigné, viuda Scarron, en 1675, 8 años antes de él enviudar (lo escribió en sus memorias). Imaginemos que esta relación haya generado un hijo. Este hijo no hubiera podido ser legitimado por el matrimonio ulterior de sus padre, porque al momiento de su concepción como de su nacimiento, había un impedimiento para el matrimonio, que era el de Louis XIV con María-Teresa de Austría.
Al contrario, cuando Enrique IV mantuvo relación con Gabrielle d'Estrées, ambos eran casados pero estes matrimonios fueron declarados nulos por la Iglesia, lo que hace que, por ejemplo, César de Vendôme, hijo de esta relación, hubiera sido legitimado por el matrimonio de sus padres (este matrimonio no tuvo lugar porque Gabrielle d'Estrées murió la noche antes del matrimonio previsto). Por eso César de Vendôme fue considerado "
casi príncipe del sangre"
en los tiempos ulteriores.
Ninguna fuente contemporánea hizo aparecer a Catalina de Egmont como posible madre, esta teoria fue inventada sin el menor argumento histórico por un escritor en 1628, en hecho no era posible porque al momiento del nacimiento de los bastardos, ella aínda no había pisado en Lieja.
¡Aún menos pudo haber cualquier matrimonio! — esta fantasia es del siglo XVIII, y carece del menor elemento a favor.
Por lo contrario, los hijos nacidos antes del matrimonio de sus padres quedan legítimos por dicho matrimonio, con la condición de que no hubiera impedimiento, sea al momiento de la concepción del niño, sea al momiento de su nacimiento, según su mejor interés.
Tomemos un ejemplo.
Se sabe que Luis XIV hubo, por lo menos una vez, una relación íntima con Francesca d'Aubigné, viuda Scarron, en 1675, 8 años antes de él enviudar (lo escribió en sus memorias). Imaginemos que esta relación haya generado un hijo. Este hijo no hubiera podido ser legitimado por el matrimonio ulterior de sus padre, porque al momiento de su concepción como de su nacimiento, había un impedimiento para el matrimonio, que era el de Louis XIV con María-Teresa de Austría.
Al contrario, cuando Enrique IV mantuvo relación con Gabrielle d'Estrées, ambos eran casados pero estes matrimonios fueron declarados nulos por la Iglesia, lo que hace que, por ejemplo, César de Vendôme, hijo de esta relación, hubiera sido legitimado por el matrimonio de sus padres (este matrimonio no tuvo lugar porque Gabrielle d'Estrées murió la noche antes del matrimonio previsto). Por eso César de Vendôme fue considerado "
casi príncipe del sangre"
en los tiempos ulteriores.
Thrib- Su Alteza Imperial
- Mensajes : 3870
Fecha de inscripción : 31/08/2007
Localización : Francia
Re: Luis Alfonso de Borbón, Duque de Anjou
Querida Madame:
Buscando otra cosa encontré, como por arte de magia, el artículo del Conde de Miramar, el cual está extraordinario, como todo lo que él escribe . . .
Buscando otra cosa encontré, como por arte de magia, el artículo del Conde de Miramar, el cual está extraordinario, como todo lo que él escribe . . .
glorisabel- Su Alteza Imperial
- Mensajes : 8253
Fecha de inscripción : 07/06/2008
Localización : San Juan, Puerto Rico
Re: Luis Alfonso de Borbón, Duque de Anjou
Glorisabel, podrías enviarme el link? El que puso Helen no me funciona.
Pablo, preciosas las fotos. ;
)
Pablo, preciosas las fotos. ;
)
Re: Luis Alfonso de Borbón, Duque de Anjou
A mi también me gustaría mucho poder leer el artículo, tienen algún otro lynk?? saludos
Lefairh- Su Alteza Serenísima
- Mensajes : 351
Fecha de inscripción : 28/04/2009
Re: Luis Alfonso de Borbón, Duque de Anjou
Thrib, entendido lo de los Busset. Gracias.
Artículo del Conde de Miramar
Luis Alfonso de Borbón es el Rey de Francia por derecho dinástico
La Monarquía francesa es una institución histórica regida por principios constitucionales que se han ido explicitando a lo largo de sus mil quinientos años de existencia. Algunos dirán que no puede hablarse de constitución refiriéndose a la Francia anterior a la Revolución, ya que fue ésta la que le dio al país la primera, pero eso es olvidar que una constitución no tiene por qué ser necesariamente escrita. El Reino Unido carece de constitución escrita y nadie dirá que no es un régimen constitucional. Pues bien, en Francia existen unos principios o leyes fundamentales que determinan la sucesión a la Corona;
veámoslos brevemente:
1. Principio de sucesión consanguínea. La Corona se transmite por parentesco consanguíneo. Este principio quedó consagrado gracias a los reyes de la tercera raza, los Capetos, que lograron transformar la monarquía electiva de los merovingios y carolingios en monarquía de sucesión consanguínea (llamada también “hereditaria” aunque impropiamente) al asociar en vida a sus hijos al trono, de manera que a la muerte del padre, el hijo asociado al trono era visto como el sucesor natural.
2. Principio de primogenitura. La sucesión se verifica por estricto orden de primogenitura En un tiempo de altas tasas de mortalidad infantil, era preciso asegurar cuanto antes la sucesión, sin esperar a la maduración de todos los hijos para averiguar cuál de ellos podía ser el más digno, cuestión, por lo demás, muy relativa y sujeta a criterios subjetivos.
3. Principio de filiación legítima. Sucede el pariente más próximo nacido de lo que los romanos llamaban “justas nupcias”, es decir, de matrimonio válido. No son aptos para suceder los bastardos ni los legitimados. La cuestión quedó planteada al quedar abierta la sucesión de Luis X el Obstinado (1314-1316), que murió dejando una hija de su primer matrimonio con Margarita de Borgoña (la princesa Juana de Navarra) y a su segunda mujer encinta de un vástago. Se apartó a la princesa Juana por sospecharse de su legitimidad, al haber quedado judicialmente comprobado el adulterio de la reina Margarita, recayendo la Corona en el hijo que nació a la reina Clemencia de Hungría: el rey Juan I el Póstumo. Otra ocasión en la que este principio fue de aplicación fue cuando quedó excluida la rama de la familia de los Borbón-Busset al considerarse ilegítima por descender de Pedro de Borbón, hijo de Luis de Borbón, príncipe-obispo de Lieja, y Catalina de Egmont, nacido antes de que la unión de sus padres fuera legítima. De no ser por esta circunstancia, los Borbón-Busset podrían reclamar para sí la Corona de Francia como miembros de la rama primogénita del tronco regio de los Capetos. Ningún bastardo real ni legitimado de Francia ha sucedido nunca en el trono y los ha habido con parentesco más próximo a un rey difunto que la línea legítima (por ejemplo, Carlos de Valois, duque de Angulema, bastardo legitimado de Carlos IX y de su amante titular Marie Touchet, sobrino carnal de Enrique III, a quien, sin embargo, sucedió un lejano primo).
4. Principio de masculinidad (Ley Sálica). Es sucesor el primogénito por línea de varón. En Francia, las hembras eran titulares de grandes feudos (recuérdese el caso de Leonor de Aquitania), eran pares de Francia (como Mahaut de Artois) y podían ejercer el poder en nombre del Rey menor de edad (hubo, en efecto, varias veces regentes mujeres), pero la Corona era otra cuestión, como quedó patente a la muerte sin hijos varones de Carlos IV el Hermoso (1322-132 . Ya Felipe V el Largo (1316-1322), había hecho reconocer la ley Sálica a la muerte de su sobrino Juan I el Póstumo (1316) —del que era regente— para poder suceder incontrovertidamente debido a la posible oposición de los partidarios de su sobrina Juana de Navarra (excluida por su posible bastardía, como ya se vio). A la muerte de Carlos IV, de los hijos de Felipe IV el Hermoso (1285-1314) sólo quedaba Isabel de Francia, reina de Inglaterra por su matrimonio con Eduardo II. La idea de ver a Francia convertida en un apéndice de Inglaterra (que ya había constituido un imperio continental a sus expensas) hizo que se consagrara el principio de la sucesión masculina y que la Ley Sálica quedara ratificada. La corona pasó, en virtud de ello, al primo hermano de Carlos IV, Felipe de Valois, en lugar de a su hermana Isabel y a su hijo Eduardo III de Inglaterra.
5. Principio de representación. El Derecho de Representación es el derecho que tienen los parientes de una persona para sucederle en todos los derechos que tendría si viviera o hubiera podido heredar. Ello evita tener que pasar a la línea colateral sin agotar la línea recta. Así pues, un nieto puede suceder a su abuelo rey sin que su padre haya sido personalmente rey por haber premuerto a su progenitor. El primer caso en el que se puso de manifiesto este principio fue la sucesión —al mismo tiempo que la vigencia de la Ley Sálica— fue el de Felipe VI de Valois (1328-1350), que fue Rey de Francia sin que su padre, el príncipe Carlos de Valois, hubiera sido Rey, aunque sí lo hubiera sido el padre de éste Felipe III el Atrevido (1270-1285). Sin embargo, los ejemplos más claros son los de Luis XV el Bienamado (1715-1774), que sucedió a su bisabuelo el Rey Sol (1643-1715), y el de Luis XVI (1774-1793), que sucedió a su abuelo Luis XV.
6. Principio de indisponibilidad de la Corona. Es quizás uno de los más importantes porque ha preservado al Reino de las Lises de la desintegración y de la invasión extranjera. De acuerdo con este principio, el Rey no puede modificar la sucesión a su antojo, contraviniendo las leyes fundamentales, y ello porque la Corona de Francia no es un patrimonio privado sujeto a transmisión mortis causa por voluntad testamentaria (que podría ser revocada o cambiada), sino un bien público, común e inalienable, cuyo titular es un simple poseedor y no un propietario con pleno dominio sobre él. Es por ello que sólo impropia y analógicamente se habla de “heredero de la Corona”, debiéndose hablar mejor de “sucesor”. El virtud de este principio precisamente fue como se consideró el Tratado de Troyes de 1420 como írrito y nulo. Había sido subscrito según todas las formalidades entre Carlos VI el Bienamado (1380-1422) y Enrique V de Lancaster, Rey de Inglaterra, y por él quedaba excluido de la sucesión el Delfín Carlos, hijo y legítimo sucesor de Carlos VI, a favor del monarca inglés y de su descendencia, lo cual contravenía clamorosamente los principios fundamentales y entregaba a Francia a merced de Inglaterra. Otro ejemplo lo tenemos en la legitimación que Luis XIV sancionó de sus bastardos habidos con Madame de Montespan, habilitándolos a la sucesión y haciéndolos entrar en un Consejo de Regencia que se instalaría a su muerte para gobernar durante la minoridad del pequeño Luis XV. El Parlamento, con el acuerdo del Duque de Orleáns, anuló la habilitación de los legitimados de Francia para suceder (medida que trastornaba el orden tradicional) y los excluyó de la Regencia.
7. Principio de catolicidad. No se planteó hasta la aparición y consolidación de las grandes herejías del siglo XVI. Al morir el Duque de Alençon, hermano menor del rey Enrique III (1574-1589), la Corona debía recaer, a falta de agnado más próximo y apto y en virtud de las leyes fundamentales, en Enrique de Navarra, primo en el vigésimo tercer grado, como descendiente de Roberto de Clermont, sexto hijo de San Luis (1226-1270). Pero se daba el caso que este príncipe bearnés era de religión calvinista, lo cual no se compadecía con la condición de Rey Cristianísimo, representante de una Monarquía basada en la alianza del trono y el altar y cuyo titular era consagrado por las ceremonias de la Iglesia Católica, que le conferían un carácter cuasi-sacerdotal. Así pues, se consideró que la catolicidad era una condición sine qua non para suceder en el trono francés y Enrique de Navarra no fue plenamente reconocido como Rey hasta que no abjuró del calvinismo y profesó la religión católica en 1593. En nombre de este principio fue por el que Luis XVI protestó contra la Constitución Civil del Clero (que establecía una iglesia francesa prácticamente cismática y que se vio constreñido a promulgar), lo que a la larga contribuyó no poco a su destronamiento y muerte en la guillotina.
Ahora bien, en la actualidad hay un pleito dinástico en torno a la sucesión de la Corona de Francia, existiendo dos pretendientes, a saber: el príncipe Don Luis Alfonso de Borbón y Martínez-Bordíu, Duque de Anjou, a quien apoyan los legitimistas, y el príncipe Enrique de Orleáns, Conde de París, jefe del partido orleanista. Toda vez que no hay monarquía en Francia ni hay visos de que se restaure al menos en un corto o mediano plazo, la cuestión es académica, pero no por ello deja de tener consecuencias debido a la enorme carga simbólica y como vínculo con el pasado histórico que tiene la institución. La cuestión sucesoria quedó abierta en 1883, a la muerte del Conde de Chambord, Enrique V para los legitimistas, nieto del último Rey de Francia ungido en Reims: Carlos X (1824-1836), que había sido depuesto por la Insurrección de Julio de 1830, que dio el trono a Luis Felipe de Orléans, titulado “Rey de los Franceses”. Como Enrique de Chambord no tenía descendientes directos, debía designarse al sucesor en estricta aplicación de los principios fundamentales. En virtud de éstos, el mejor derecho correspondía a Don Juan de Borbón y Braganza, el Juan III de los Carlistas de España, que pasaba así a ser también Juan III de Francia. Pero los Orléans se opusieron, reivindicando su pretensión al trono basándose en dos argumentos (que son los mismos que esgrime su partido contra el actual Duque de Anjou): la renuncia de Felipe V —por sí y por sus sucesores— al trono de Francia en virtud del Tratado de Utrecht de 1713 (que puso fin a la Guerra de Sucesión Española), y la calidad de príncipe extranjero del pretendiente legitimista. Repasémoslos.
Efectivamente, Felipe V se vio forzado a pronunciar la renuncia al trono de Francia (que implicaba la exclusión de toda su línea “como no existente”) por bien de paz, ya que la guerra se estaba prolongando demasiado en perjuicio, sobre todo, de Francia, país que se hallaba agotado en recursos materiales y humanos y acosado por todas sus fronteras por las fuerzas de la coalición. Luis XIV, obligado por estas circunstancias, presionó —muy a pesar suyo y del Parlamento— a su nieto para que hiciera la renuncia. Las potencias europeas la consideraban una condición sine qua non para la paz, ya que temían una eventual unión de las dos monarquías más poderosas del mundo bajo la misma testa coronada y querían evitarla a toda costa. ¿Qué hay que pensar de esta renuncia? Primero, puede legítimamente pensarse que tuvo vicio de voluntad, ya que se hizo bajo la amenaza de continuar la guerra. Pero aun cuando se admitiera que fue hecha con las debidas formalidades, lo importante es que atentaba contra los principios fundamentales del aspecto sustentador de la monarquía francesa cual es la sucesión. Felipe V de España e, indirectamente su augusto abuelo Luis XIV, no podían disponer de la Corona perturbando el orden sucesorio como resultaba de la renuncia impuesta en Utrecht. Estamos en un caso parecido al ya citado del Tratado de Troyes de 1420, formalmente válido desde el punto de vista jurídico, pero claramente inválido desde el punto de vista constitucional. Por cierto, el mismo argumento vale para impugnar la ocupación de Gibraltar por el Reino Unido en virtud del mismo Tratado de Utrecht: en efecto, ningún acuerdo internacional por solemne que sea puede prevalecer sobre el bien de la integridad patria, máxime cuando Gibraltar fue arrebatado en nombre del Rey de España (Archiduque de Austria) —y no en nombre de su Majestad Británica— al Rey de España (Felipe V de Anjou). Pretender que el cercenamiento de parte del territorio español en las condiciones en que lo fue Gibraltar sería legítimo en virtud del Tratado de Utrecht sencillamente no es de recibo. Por otra parte, en el fondo lo que las potencias querían evitar a toda costa, mediante el expediente de la renuncia impuesta por ellas en Utrecht, era la unión de Francia y España, cosa que ni era dable en el momento de la muerte del Conde Chambord ni lo es ahora.
En cuanto a la cuestión de la nacionalidad, los orleanistas han querido erigirla en uno de los principios o leyes fundamentales de la monarquía francesa, cuando se trata simplemente de un prejuicio que nunca fue tenido en cuenta en la Historia de Francia. Un prejuicio, además, relativamente reciente, puesto que se basa en la concepción del nacionalismo estatista del siglo XIX de ninguna tradición en Europa. En Francia Enrique IV (1589-1610) accedió al trono siendo Rey de Navarra, técnicamente, pues, un príncipe extranjero. Nunca preocupó a nadie ni fue determinante la cuestión de la nacionalidad;
si no, habría problemas para admitir la condición como francés del mismísimo Rey Sol, de cuyos cuatro abuelos ninguno era francés (Enrique IV era navarro;
María de Médicis, florentina;
Felipe III de Habsburgo, español, y Margarita de Austria-Estiria, alemana). Tampoco hubo nunca problemas en admitir soberanos de origen extranjeros en las distintas monarquías europeas: príncipes alemanes fueron a gobernar Inglaterra (los Hannover y los Sajonia-Coburgo-Gotha), alemanes (Habsburgo) y franceses (Borbones) vinieron a reinar en España;
alemanes (Holstein-Gottorp) a Rusia;
bávaros (Wittelsbach) y daneses (Schlewig-Holstein-Sonderburg-Glucksburg) fueron a Grecia;
prusianos (Hohenzollern-Sigmaringen) a Rumanía, y un largo etcétera. No olvidemos, en fin, que el propio pretendiente orleanista, Monseñor el Conde de París, es belga de nacimiento. Se dirá que tiene pasaporte francés: exactamente lo mismo que sus augustos primos los Borbones de Anjou. Luis Alfonso de Borbón y Martínez-Bordíu, Duque de Anjou, es un príncipe francés a todos los efectos.
Que Su Alteza Real Monseñor Luis Alfonso de Borbón y Martínez-Bordíu, Duque de Anjou y Jefe de la Casa Real de Borbón, sea el legítimo sucesor de la corona de Francia como Luis XX no es un hecho antojadizo o el delirio de un grupo de nostálgicos exaltados: es un hecho que se deduce inmediatamente de la aplicación de los principios fundamentales que sustentan el orden constitucional monárquico en Francia. No son los hombres los que lo han designado: es, en primer lugar, Dios (que lo ha hecho nacer y por cuya gracia reinan los dinastas) y, en segundo lugar, las leyes tradicionales, que determinan automáticamente la sucesión. Otra cosa es la trayectoria de los pretendientes, que pone en el tapete la cuestión de la legitimidad de origen y la de ejercicio, pero eso es materia de otro estudio.
Artículo del Conde de Miramar
Luis Alfonso de Borbón es el Rey de Francia por derecho dinástico
La Monarquía francesa es una institución histórica regida por principios constitucionales que se han ido explicitando a lo largo de sus mil quinientos años de existencia. Algunos dirán que no puede hablarse de constitución refiriéndose a la Francia anterior a la Revolución, ya que fue ésta la que le dio al país la primera, pero eso es olvidar que una constitución no tiene por qué ser necesariamente escrita. El Reino Unido carece de constitución escrita y nadie dirá que no es un régimen constitucional. Pues bien, en Francia existen unos principios o leyes fundamentales que determinan la sucesión a la Corona;
veámoslos brevemente:
1. Principio de sucesión consanguínea. La Corona se transmite por parentesco consanguíneo. Este principio quedó consagrado gracias a los reyes de la tercera raza, los Capetos, que lograron transformar la monarquía electiva de los merovingios y carolingios en monarquía de sucesión consanguínea (llamada también “hereditaria” aunque impropiamente) al asociar en vida a sus hijos al trono, de manera que a la muerte del padre, el hijo asociado al trono era visto como el sucesor natural.
2. Principio de primogenitura. La sucesión se verifica por estricto orden de primogenitura En un tiempo de altas tasas de mortalidad infantil, era preciso asegurar cuanto antes la sucesión, sin esperar a la maduración de todos los hijos para averiguar cuál de ellos podía ser el más digno, cuestión, por lo demás, muy relativa y sujeta a criterios subjetivos.
3. Principio de filiación legítima. Sucede el pariente más próximo nacido de lo que los romanos llamaban “justas nupcias”, es decir, de matrimonio válido. No son aptos para suceder los bastardos ni los legitimados. La cuestión quedó planteada al quedar abierta la sucesión de Luis X el Obstinado (1314-1316), que murió dejando una hija de su primer matrimonio con Margarita de Borgoña (la princesa Juana de Navarra) y a su segunda mujer encinta de un vástago. Se apartó a la princesa Juana por sospecharse de su legitimidad, al haber quedado judicialmente comprobado el adulterio de la reina Margarita, recayendo la Corona en el hijo que nació a la reina Clemencia de Hungría: el rey Juan I el Póstumo. Otra ocasión en la que este principio fue de aplicación fue cuando quedó excluida la rama de la familia de los Borbón-Busset al considerarse ilegítima por descender de Pedro de Borbón, hijo de Luis de Borbón, príncipe-obispo de Lieja, y Catalina de Egmont, nacido antes de que la unión de sus padres fuera legítima. De no ser por esta circunstancia, los Borbón-Busset podrían reclamar para sí la Corona de Francia como miembros de la rama primogénita del tronco regio de los Capetos. Ningún bastardo real ni legitimado de Francia ha sucedido nunca en el trono y los ha habido con parentesco más próximo a un rey difunto que la línea legítima (por ejemplo, Carlos de Valois, duque de Angulema, bastardo legitimado de Carlos IX y de su amante titular Marie Touchet, sobrino carnal de Enrique III, a quien, sin embargo, sucedió un lejano primo).
4. Principio de masculinidad (Ley Sálica). Es sucesor el primogénito por línea de varón. En Francia, las hembras eran titulares de grandes feudos (recuérdese el caso de Leonor de Aquitania), eran pares de Francia (como Mahaut de Artois) y podían ejercer el poder en nombre del Rey menor de edad (hubo, en efecto, varias veces regentes mujeres), pero la Corona era otra cuestión, como quedó patente a la muerte sin hijos varones de Carlos IV el Hermoso (1322-132 . Ya Felipe V el Largo (1316-1322), había hecho reconocer la ley Sálica a la muerte de su sobrino Juan I el Póstumo (1316) —del que era regente— para poder suceder incontrovertidamente debido a la posible oposición de los partidarios de su sobrina Juana de Navarra (excluida por su posible bastardía, como ya se vio). A la muerte de Carlos IV, de los hijos de Felipe IV el Hermoso (1285-1314) sólo quedaba Isabel de Francia, reina de Inglaterra por su matrimonio con Eduardo II. La idea de ver a Francia convertida en un apéndice de Inglaterra (que ya había constituido un imperio continental a sus expensas) hizo que se consagrara el principio de la sucesión masculina y que la Ley Sálica quedara ratificada. La corona pasó, en virtud de ello, al primo hermano de Carlos IV, Felipe de Valois, en lugar de a su hermana Isabel y a su hijo Eduardo III de Inglaterra.
5. Principio de representación. El Derecho de Representación es el derecho que tienen los parientes de una persona para sucederle en todos los derechos que tendría si viviera o hubiera podido heredar. Ello evita tener que pasar a la línea colateral sin agotar la línea recta. Así pues, un nieto puede suceder a su abuelo rey sin que su padre haya sido personalmente rey por haber premuerto a su progenitor. El primer caso en el que se puso de manifiesto este principio fue la sucesión —al mismo tiempo que la vigencia de la Ley Sálica— fue el de Felipe VI de Valois (1328-1350), que fue Rey de Francia sin que su padre, el príncipe Carlos de Valois, hubiera sido Rey, aunque sí lo hubiera sido el padre de éste Felipe III el Atrevido (1270-1285). Sin embargo, los ejemplos más claros son los de Luis XV el Bienamado (1715-1774), que sucedió a su bisabuelo el Rey Sol (1643-1715), y el de Luis XVI (1774-1793), que sucedió a su abuelo Luis XV.
6. Principio de indisponibilidad de la Corona. Es quizás uno de los más importantes porque ha preservado al Reino de las Lises de la desintegración y de la invasión extranjera. De acuerdo con este principio, el Rey no puede modificar la sucesión a su antojo, contraviniendo las leyes fundamentales, y ello porque la Corona de Francia no es un patrimonio privado sujeto a transmisión mortis causa por voluntad testamentaria (que podría ser revocada o cambiada), sino un bien público, común e inalienable, cuyo titular es un simple poseedor y no un propietario con pleno dominio sobre él. Es por ello que sólo impropia y analógicamente se habla de “heredero de la Corona”, debiéndose hablar mejor de “sucesor”. El virtud de este principio precisamente fue como se consideró el Tratado de Troyes de 1420 como írrito y nulo. Había sido subscrito según todas las formalidades entre Carlos VI el Bienamado (1380-1422) y Enrique V de Lancaster, Rey de Inglaterra, y por él quedaba excluido de la sucesión el Delfín Carlos, hijo y legítimo sucesor de Carlos VI, a favor del monarca inglés y de su descendencia, lo cual contravenía clamorosamente los principios fundamentales y entregaba a Francia a merced de Inglaterra. Otro ejemplo lo tenemos en la legitimación que Luis XIV sancionó de sus bastardos habidos con Madame de Montespan, habilitándolos a la sucesión y haciéndolos entrar en un Consejo de Regencia que se instalaría a su muerte para gobernar durante la minoridad del pequeño Luis XV. El Parlamento, con el acuerdo del Duque de Orleáns, anuló la habilitación de los legitimados de Francia para suceder (medida que trastornaba el orden tradicional) y los excluyó de la Regencia.
7. Principio de catolicidad. No se planteó hasta la aparición y consolidación de las grandes herejías del siglo XVI. Al morir el Duque de Alençon, hermano menor del rey Enrique III (1574-1589), la Corona debía recaer, a falta de agnado más próximo y apto y en virtud de las leyes fundamentales, en Enrique de Navarra, primo en el vigésimo tercer grado, como descendiente de Roberto de Clermont, sexto hijo de San Luis (1226-1270). Pero se daba el caso que este príncipe bearnés era de religión calvinista, lo cual no se compadecía con la condición de Rey Cristianísimo, representante de una Monarquía basada en la alianza del trono y el altar y cuyo titular era consagrado por las ceremonias de la Iglesia Católica, que le conferían un carácter cuasi-sacerdotal. Así pues, se consideró que la catolicidad era una condición sine qua non para suceder en el trono francés y Enrique de Navarra no fue plenamente reconocido como Rey hasta que no abjuró del calvinismo y profesó la religión católica en 1593. En nombre de este principio fue por el que Luis XVI protestó contra la Constitución Civil del Clero (que establecía una iglesia francesa prácticamente cismática y que se vio constreñido a promulgar), lo que a la larga contribuyó no poco a su destronamiento y muerte en la guillotina.
Ahora bien, en la actualidad hay un pleito dinástico en torno a la sucesión de la Corona de Francia, existiendo dos pretendientes, a saber: el príncipe Don Luis Alfonso de Borbón y Martínez-Bordíu, Duque de Anjou, a quien apoyan los legitimistas, y el príncipe Enrique de Orleáns, Conde de París, jefe del partido orleanista. Toda vez que no hay monarquía en Francia ni hay visos de que se restaure al menos en un corto o mediano plazo, la cuestión es académica, pero no por ello deja de tener consecuencias debido a la enorme carga simbólica y como vínculo con el pasado histórico que tiene la institución. La cuestión sucesoria quedó abierta en 1883, a la muerte del Conde de Chambord, Enrique V para los legitimistas, nieto del último Rey de Francia ungido en Reims: Carlos X (1824-1836), que había sido depuesto por la Insurrección de Julio de 1830, que dio el trono a Luis Felipe de Orléans, titulado “Rey de los Franceses”. Como Enrique de Chambord no tenía descendientes directos, debía designarse al sucesor en estricta aplicación de los principios fundamentales. En virtud de éstos, el mejor derecho correspondía a Don Juan de Borbón y Braganza, el Juan III de los Carlistas de España, que pasaba así a ser también Juan III de Francia. Pero los Orléans se opusieron, reivindicando su pretensión al trono basándose en dos argumentos (que son los mismos que esgrime su partido contra el actual Duque de Anjou): la renuncia de Felipe V —por sí y por sus sucesores— al trono de Francia en virtud del Tratado de Utrecht de 1713 (que puso fin a la Guerra de Sucesión Española), y la calidad de príncipe extranjero del pretendiente legitimista. Repasémoslos.
Efectivamente, Felipe V se vio forzado a pronunciar la renuncia al trono de Francia (que implicaba la exclusión de toda su línea “como no existente”) por bien de paz, ya que la guerra se estaba prolongando demasiado en perjuicio, sobre todo, de Francia, país que se hallaba agotado en recursos materiales y humanos y acosado por todas sus fronteras por las fuerzas de la coalición. Luis XIV, obligado por estas circunstancias, presionó —muy a pesar suyo y del Parlamento— a su nieto para que hiciera la renuncia. Las potencias europeas la consideraban una condición sine qua non para la paz, ya que temían una eventual unión de las dos monarquías más poderosas del mundo bajo la misma testa coronada y querían evitarla a toda costa. ¿Qué hay que pensar de esta renuncia? Primero, puede legítimamente pensarse que tuvo vicio de voluntad, ya que se hizo bajo la amenaza de continuar la guerra. Pero aun cuando se admitiera que fue hecha con las debidas formalidades, lo importante es que atentaba contra los principios fundamentales del aspecto sustentador de la monarquía francesa cual es la sucesión. Felipe V de España e, indirectamente su augusto abuelo Luis XIV, no podían disponer de la Corona perturbando el orden sucesorio como resultaba de la renuncia impuesta en Utrecht. Estamos en un caso parecido al ya citado del Tratado de Troyes de 1420, formalmente válido desde el punto de vista jurídico, pero claramente inválido desde el punto de vista constitucional. Por cierto, el mismo argumento vale para impugnar la ocupación de Gibraltar por el Reino Unido en virtud del mismo Tratado de Utrecht: en efecto, ningún acuerdo internacional por solemne que sea puede prevalecer sobre el bien de la integridad patria, máxime cuando Gibraltar fue arrebatado en nombre del Rey de España (Archiduque de Austria) —y no en nombre de su Majestad Británica— al Rey de España (Felipe V de Anjou). Pretender que el cercenamiento de parte del territorio español en las condiciones en que lo fue Gibraltar sería legítimo en virtud del Tratado de Utrecht sencillamente no es de recibo. Por otra parte, en el fondo lo que las potencias querían evitar a toda costa, mediante el expediente de la renuncia impuesta por ellas en Utrecht, era la unión de Francia y España, cosa que ni era dable en el momento de la muerte del Conde Chambord ni lo es ahora.
En cuanto a la cuestión de la nacionalidad, los orleanistas han querido erigirla en uno de los principios o leyes fundamentales de la monarquía francesa, cuando se trata simplemente de un prejuicio que nunca fue tenido en cuenta en la Historia de Francia. Un prejuicio, además, relativamente reciente, puesto que se basa en la concepción del nacionalismo estatista del siglo XIX de ninguna tradición en Europa. En Francia Enrique IV (1589-1610) accedió al trono siendo Rey de Navarra, técnicamente, pues, un príncipe extranjero. Nunca preocupó a nadie ni fue determinante la cuestión de la nacionalidad;
si no, habría problemas para admitir la condición como francés del mismísimo Rey Sol, de cuyos cuatro abuelos ninguno era francés (Enrique IV era navarro;
María de Médicis, florentina;
Felipe III de Habsburgo, español, y Margarita de Austria-Estiria, alemana). Tampoco hubo nunca problemas en admitir soberanos de origen extranjeros en las distintas monarquías europeas: príncipes alemanes fueron a gobernar Inglaterra (los Hannover y los Sajonia-Coburgo-Gotha), alemanes (Habsburgo) y franceses (Borbones) vinieron a reinar en España;
alemanes (Holstein-Gottorp) a Rusia;
bávaros (Wittelsbach) y daneses (Schlewig-Holstein-Sonderburg-Glucksburg) fueron a Grecia;
prusianos (Hohenzollern-Sigmaringen) a Rumanía, y un largo etcétera. No olvidemos, en fin, que el propio pretendiente orleanista, Monseñor el Conde de París, es belga de nacimiento. Se dirá que tiene pasaporte francés: exactamente lo mismo que sus augustos primos los Borbones de Anjou. Luis Alfonso de Borbón y Martínez-Bordíu, Duque de Anjou, es un príncipe francés a todos los efectos.
Que Su Alteza Real Monseñor Luis Alfonso de Borbón y Martínez-Bordíu, Duque de Anjou y Jefe de la Casa Real de Borbón, sea el legítimo sucesor de la corona de Francia como Luis XX no es un hecho antojadizo o el delirio de un grupo de nostálgicos exaltados: es un hecho que se deduce inmediatamente de la aplicación de los principios fundamentales que sustentan el orden constitucional monárquico en Francia. No son los hombres los que lo han designado: es, en primer lugar, Dios (que lo ha hecho nacer y por cuya gracia reinan los dinastas) y, en segundo lugar, las leyes tradicionales, que determinan automáticamente la sucesión. Otra cosa es la trayectoria de los pretendientes, que pone en el tapete la cuestión de la legitimidad de origen y la de ejercicio, pero eso es materia de otro estudio.
Helena- Non
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Re: Luis Alfonso de Borbón, Duque de Anjou
Pues, ya otro problema :
adulterio"
de la reina Margarita no fue comprobado, hoy los historiadores piensan que no hubo adulterio, pero lo cierto es que los contemporaneos dudaron de su legitimidad;
solo con la edad de 17 años pudo recibir su herencia, la Navarra (que podía ser sucedida por las mujeres) y varios condados.
La corona de Francia, no era posible ya que desde los Merovingios, las mujeres eran excluidas de la sucesión a la propia corona (no de otras sucesiones, por eso pudo hacer respectar sus derechos). Era la primera vez en la dinastía capetinga que un rey moría sin hijo varón, pero ya había acontecido en las dos dinastías anteriores y la tradición era bién estabelecida.
Lo cierto es que después, uno de sus hijos, Carlos el Malo de Navarra, pretendió a la corona de Francia, como lo hicieron más tarde varios ingleses, pero en mi opinión no tenía fundamiento.
El "Se apartó a la princesa Juana por sospecharse de su legitimidad, al haber quedado judicialmente comprobado el adulterio de la reina Margarita, recayendo la Corona en el hijo que nació a la reina Clemencia de Hungría
adulterio"
de la reina Margarita no fue comprobado, hoy los historiadores piensan que no hubo adulterio, pero lo cierto es que los contemporaneos dudaron de su legitimidad;
solo con la edad de 17 años pudo recibir su herencia, la Navarra (que podía ser sucedida por las mujeres) y varios condados.
La corona de Francia, no era posible ya que desde los Merovingios, las mujeres eran excluidas de la sucesión a la propia corona (no de otras sucesiones, por eso pudo hacer respectar sus derechos). Era la primera vez en la dinastía capetinga que un rey moría sin hijo varón, pero ya había acontecido en las dos dinastías anteriores y la tradición era bién estabelecida.
Lo cierto es que después, uno de sus hijos, Carlos el Malo de Navarra, pretendió a la corona de Francia, como lo hicieron más tarde varios ingleses, pero en mi opinión no tenía fundamiento.
Thrib- Su Alteza Imperial
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Re: Luis Alfonso de Borbón, Duque de Anjou
Aquí también una matiz : la catolicidad no era una condición para suceder, ya que en esto caso, su tío (muerto un año después de Enrique III) hubiera sido el sucesor, y después de su tío, el principe de Conti, convertido al catolicismo desde 1572.Así pues, se consideró que la catolicidad era una condición sine qua non para suceder en el trono francés y Enrique de Navarra no fue plenamente reconocido como Rey hasta que no abjuró del calvinismo y profesó la religión católica en 1593.
Enrique IV pudo suceder siendo hugonote, pero no tenía la plena autoridad de un rey de Francia católico. Un poco como los varios reyes de Francia que, en el pasado, habían sido excomuniados por un papa, sin dejar de ser reyes pero con un poder más frasco.
Thrib- Su Alteza Imperial
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Localización : Francia
Re: Luis Alfonso de Borbón, Duque de Anjou
Hola Hola:
Gracias por las fotografías Pablo. Son buenas realmente.
El Conde de Miramar escribe muy bien. Creo que el artículo ya estaba colcoado páginas atrás.
Un saludo a todos.
Gracias por las fotografías Pablo. Son buenas realmente.
El Conde de Miramar escribe muy bien. Creo que el artículo ya estaba colcoado páginas atrás.
Un saludo a todos.
Re: Luis Alfonso de Borbón, Duque de Anjou
El artículo del Conde de Miramar me ha parecido excelso, objetivo y directo, sin rodeos, deja muy claro que la "
querella"
dinástica es infundada. Un aplauso para el ilustre Conde de Miramar.
querella"
dinástica es infundada. Un aplauso para el ilustre Conde de Miramar.
Lefairh- Su Alteza Serenísima
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Fecha de inscripción : 28/04/2009
Re: Luis Alfonso de Borbón, Duque de Anjou
Mi principal afición es la genealogía y a menudo hago árboles genealógicos de las familias reales, especialmente las capetianas. Para uso de mi blog, hice esta tira que muestra la línea agnática de LAB, espero les guste, siempre las hago en inglés, si ven algún error les agradecería me lo hagan notar.
[/img]
[/img]
Lefairh- Su Alteza Serenísima
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Fecha de inscripción : 28/04/2009
Re: Luis Alfonso de Borbón, Duque de Anjou
pero que guapo que te ha quedado.
pablomilstein- Su Alteza Real
- Mensajes : 794
Fecha de inscripción : 24/07/2007
Edad : 59
Localización : cadiz
Re: Luis Alfonso de Borbón, Duque de Anjou
Buen trabajo Lefairh!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
andromeda- Administrador
- Mensajes : 12291
Fecha de inscripción : 18/10/2007
Re: Luis Alfonso de Borbón, Duque de Anjou
¡Muchas gracias Lefairh!
En Geneall, hay otros retratos pero no todos lindos.
Carlos de Borbón, abuelo de Enrique IV, queda así :
Su padre Francisco :
Su abuelo Juan es mejor :
Su bisabuelo Luis :
Su trisabuelo Juan :
Su tatarabuelo Jaime :
(imagen divertida, claro del siglo XIX como la mayoría de las demás)
Para acabar, así queda Roberto de Clermont, hijo de San Luis :
En Geneall, hay otros retratos pero no todos lindos.
Carlos de Borbón, abuelo de Enrique IV, queda así :
Su padre Francisco :
Su abuelo Juan es mejor :
Su bisabuelo Luis :
Su trisabuelo Juan :
Su tatarabuelo Jaime :
(imagen divertida, claro del siglo XIX como la mayoría de las demás)
Para acabar, así queda Roberto de Clermont, hijo de San Luis :
Thrib- Su Alteza Imperial
- Mensajes : 3870
Fecha de inscripción : 31/08/2007
Localización : Francia
Re: Luis Alfonso de Borbón, Duque de Anjou
Thrib nunca me hubiera imaginado que hay imagenes de tan obscuros personajes! Quizás me podrías ayudar con el árbol general de TODOS los capetianos que estoy haciendo, hay infinidad de personajes de los cuales ni escudo he encontrado, a decir ramas obscuras como los Vermandois, los Machecoul, los Courtenay, un sin fin de ramas que nunca llegaron al trono y se extinguieron antes de alcanzar la gloria, espero poder compartir el trabajo con uds. cuando quede terminado, lo cual por supuesto tomará algo de tiempo!
Lefairh- Su Alteza Serenísima
- Mensajes : 351
Fecha de inscripción : 28/04/2009
Re: Luis Alfonso de Borbón, Duque de Anjou
No sé si hay retratos en los libros de Patrick van Kerrebrouck, que son la referencia...
Por lo menos los Courtenay emperadores de Constantinoples tienen retratos del siglo XIX, como Balduino II en Wikipedia :
Por lo menos los Courtenay emperadores de Constantinoples tienen retratos del siglo XIX, como Balduino II en Wikipedia :
Thrib- Su Alteza Imperial
- Mensajes : 3870
Fecha de inscripción : 31/08/2007
Localización : Francia
Re: Luis Alfonso de Borbón, Duque de Anjou
Si a esos Courtenays si los conozco, pero los que sobrevivieron hasta el siglo XVIII y que por cierto tuvieron un final muy miserable (Ya que nunca se les reconoció su status como príncipes de la sangre) fueron los Champignelles y los Tanlay, dudo que existan retratos, encontre el escudo de los primeros, pero no tuve suerte con los Tanlay.
Lefairh- Su Alteza Serenísima
- Mensajes : 351
Fecha de inscripción : 28/04/2009
Re: Luis Alfonso de Borbón, Duque de Anjou
Les dejo un adelanto, anteriormente hice un árbol exclusivo de los Borbones, el cual no es exhaustivo (Faltan los Sevilla y los Orleans-Galliera entre otras ramas menores), pero creo que la imágen da para comentar y discutir buen rato.
Lefairh- Su Alteza Serenísima
- Mensajes : 351
Fecha de inscripción : 28/04/2009
Re: Luis Alfonso de Borbón, Duque de Anjou
Si alguien sabe como publicar la imágen en tamaño completo le agradecería! Seleccione la opción mas grande de Photobucket pero las letras siguen siendo muy pequeñas como para alcanzar a leerlas
Lefairh- Su Alteza Serenísima
- Mensajes : 351
Fecha de inscripción : 28/04/2009
Re: Luis Alfonso de Borbón, Duque de Anjou
¡Muchas gracias!
Creo que los Tanlay se extinguieron cedo.
Dentro de los Courtenay, los emperadores de Constantinople claro no fueron "
obscures"
.
Sus sobrinos quedados en Francia, al principio casaron en la alta nobleza, luego en la nobleza media, luego en la nobleza más baja para acabar casándose en la burguesía, no eran miserables pero eran realmente de la pequeña nobleza, delacual fueron tirados por las pesquisas genealogicas de Luis XIV que mostraron su ascendencia real, lo que hizo que, aunque les fuera recusado el rango de principes de sangre (que no hubieran podido soportar), los dos medio-hermanos hicieron matrimonios inesperados.
Carlos casó con una Bretaña (del ramo ilegítimo de los condes de Vertus, una rica heredera) pero no tuvieron hijo, y Helena casó con Louis de Beauffremont, marqués de Listenois, y sus descendientes, ya que Helena era la última Courtenay, se llamaron Beauffremont-Courtenay.
No creo que haya sido triste para eles, por lo contrario.
De un día para el otro, dejaron la pequeña nobleza para ser considerados principes dinastas y procurados en matrimonio.
Creo que los Tanlay se extinguieron cedo.
Dentro de los Courtenay, los emperadores de Constantinople claro no fueron "
obscures"
.
Sus sobrinos quedados en Francia, al principio casaron en la alta nobleza, luego en la nobleza media, luego en la nobleza más baja para acabar casándose en la burguesía, no eran miserables pero eran realmente de la pequeña nobleza, delacual fueron tirados por las pesquisas genealogicas de Luis XIV que mostraron su ascendencia real, lo que hizo que, aunque les fuera recusado el rango de principes de sangre (que no hubieran podido soportar), los dos medio-hermanos hicieron matrimonios inesperados.
Carlos casó con una Bretaña (del ramo ilegítimo de los condes de Vertus, una rica heredera) pero no tuvieron hijo, y Helena casó con Louis de Beauffremont, marqués de Listenois, y sus descendientes, ya que Helena era la última Courtenay, se llamaron Beauffremont-Courtenay.
No creo que haya sido triste para eles, por lo contrario.
De un día para el otro, dejaron la pequeña nobleza para ser considerados principes dinastas y procurados en matrimonio.
Thrib- Su Alteza Imperial
- Mensajes : 3870
Fecha de inscripción : 31/08/2007
Localización : Francia
Re: Luis Alfonso de Borbón, Duque de Anjou
Lefaith, que buen trabajo has hecho!!!! Podríamos abrir un foro para colgarlos y así saber siempre donde están, cuando se necesiten. Si estás de acuerdo le diré a Fabi.
Con Thrib estarás muy bien, ella es experta en genealogías, haréis buenas migas.
Con Thrib estarás muy bien, ella es experta en genealogías, haréis buenas migas.
Helena- Non
- Mensajes : 10770
Fecha de inscripción : 21/07/2007
Localización : Madrid
Re: Luis Alfonso de Borbón, Duque de Anjou
Helena por supuesto! Tengo varios así que podría compartir, cuando gusten yo los cuelgo en un foro especial, son útiles para localizar a las estirpes. Thrib gracias por tus apuntes sobre la extinción de los Courtenay!
Lefairh- Su Alteza Serenísima
- Mensajes : 351
Fecha de inscripción : 28/04/2009
Re: Luis Alfonso de Borbón, Duque de Anjou
Concuerdo con Helena, este árbol, además de impresionante, sería muy útil para encontrarse dentro de los capetingos, y aquí pronto será "
enterrado"
bajo varias nuevas páginas.
Helena, bién sabe que no soy experta en genealogía, sino que me gusta genealogía, lo que es diferente.
Solo falta el árbol de sus queridos Habsburgos, Helena, ¡creo que sería aínda más trabajo!
enterrado"
bajo varias nuevas páginas.
Helena, bién sabe que no soy experta en genealogía, sino que me gusta genealogía, lo que es diferente.
Solo falta el árbol de sus queridos Habsburgos, Helena, ¡creo que sería aínda más trabajo!
Thrib- Su Alteza Imperial
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Fecha de inscripción : 31/08/2007
Localización : Francia
Re: Luis Alfonso de Borbón, Duque de Anjou
El de los Habsburgo si lo tengo! Aunque creo que hay algunas ramas que nunca complete, y me frustre con los modernos porque nunca encontre fotos, luego que abran el foro lo cuelgo
Lefairh- Su Alteza Serenísima
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Fecha de inscripción : 28/04/2009
Re: Luis Alfonso de Borbón, Duque de Anjou
Lefairh, he abierto un foro en Ritos, símbolos y tradiciones monárquicas para poner los árboles genealógicos.
FORO ÁRBOLES GENEALÓGICOS
Te envío mensaje privado para que arreglemos lo del tamaño de la foto.
FORO ÁRBOLES GENEALÓGICOS
Te envío mensaje privado para que arreglemos lo del tamaño de la foto.
Re: Luis Alfonso de Borbón, Duque de Anjou
¡Muchas gracias Fabian!
Thrib- Su Alteza Imperial
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Fecha de inscripción : 31/08/2007
Localización : Francia
Re: Luis Alfonso de Borbón, Duque de Anjou
¡Claro que es él!
Pensaba que no había "
retrato perfecto"
del duque de Anjou en los monarcas de los siglos pasados, su tío abuelo el duque de San Lorenzo no siendo un monarca...
¡Y pensar que ya lo había visto tantas veces, este retrato, sin conseguir encontrar a quién me hacía pensar!
Hablo de Fernando de Aragón, el "
Rey católico"
, marido de Isabel la Católica :
Pensaba que no había "
retrato perfecto"
del duque de Anjou en los monarcas de los siglos pasados, su tío abuelo el duque de San Lorenzo no siendo un monarca...
¡Y pensar que ya lo había visto tantas veces, este retrato, sin conseguir encontrar a quién me hacía pensar!
Hablo de Fernando de Aragón, el "
Rey católico"
, marido de Isabel la Católica :
Thrib- Su Alteza Imperial
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Fecha de inscripción : 31/08/2007
Localización : Francia
Re: Luis Alfonso de Borbón, Duque de Anjou
Pedro, en la orden sucesoral francesa, detrás del duque de Anjou, hay :
1) el rey don Juan Carlos,
2) el principe de Asturias,
3) el duque de Sevilla (no es dinasta para España, pero sí para Francia),
4) su hijo varón Don Francisco de Borbón y Hardenberg,
5) el hermano del duque de Sevilla, Don Alfonso Carlos de Borbón y Escasany,
6) su hijo Don Alfonso de Borbón y Yordi,
7) el medio hermano del duque de Sevilla Don Enrique Ignacio de Borbón y Garcia de Lobez,
8) Don Carlos José de Borbón y de Oro,
9) su tío Don Alberto de Borbón y Rich,
10) el hijo de éste Don Enrique José de Borbón y Campos,
11) su otro hijo Don Juan Carlos de Borbón y Campos,
12) su hermano Don Álvaro de Borbón y Rich,
13) Don Alfonso de Borbón y Caralt, 3° marqués de Squilache,
14) Don Alfonso de Borbón y Sanchiz, duque de Santa Elena,
15) su hijo Don Alfonso de Borbón y Escrivá de Romani (si el matrimonio de sus padres fue religioso),
16) Don Alfonso de Borbón y Pérez-Menzel,
17) su tío Don Fernando de Borbón y Medina,
18) el hijo de éste Don Fernando de Borbón y Vallejo,
19) el otro hijo de D. Fernando, Don Ignacio de Borbón y Vallejo,
20) el otro tío de D. Alfonso, Don Jaime de Borbón y Medina,
21) el infante Don Carlos de Borbón-Sicilias,
22) su hijo Pedro, duque de Noto,
23) el hijo de éste, Don Jaime de Borbón y Landaluce (hay quienes dicen que siendo ya nacido al matrimonio de sus padres, no es dinasta, pero lo que aparece de los siglos pasados deja pensar que sí lo es, aunque hacia ahora no hubo acesión real con este caso, tampoco exclusión claro),
24) su secundo hijo, Don Juan de Borbón y Landaluce,
25) su tercero hijo, etc.
1) el rey don Juan Carlos,
2) el principe de Asturias,
3) el duque de Sevilla (no es dinasta para España, pero sí para Francia),
4) su hijo varón Don Francisco de Borbón y Hardenberg,
5) el hermano del duque de Sevilla, Don Alfonso Carlos de Borbón y Escasany,
6) su hijo Don Alfonso de Borbón y Yordi,
7) el medio hermano del duque de Sevilla Don Enrique Ignacio de Borbón y Garcia de Lobez,
8) Don Carlos José de Borbón y de Oro,
9) su tío Don Alberto de Borbón y Rich,
10) el hijo de éste Don Enrique José de Borbón y Campos,
11) su otro hijo Don Juan Carlos de Borbón y Campos,
12) su hermano Don Álvaro de Borbón y Rich,
13) Don Alfonso de Borbón y Caralt, 3° marqués de Squilache,
14) Don Alfonso de Borbón y Sanchiz, duque de Santa Elena,
15) su hijo Don Alfonso de Borbón y Escrivá de Romani (si el matrimonio de sus padres fue religioso),
16) Don Alfonso de Borbón y Pérez-Menzel,
17) su tío Don Fernando de Borbón y Medina,
18) el hijo de éste Don Fernando de Borbón y Vallejo,
19) el otro hijo de D. Fernando, Don Ignacio de Borbón y Vallejo,
20) el otro tío de D. Alfonso, Don Jaime de Borbón y Medina,
21) el infante Don Carlos de Borbón-Sicilias,
22) su hijo Pedro, duque de Noto,
23) el hijo de éste, Don Jaime de Borbón y Landaluce (hay quienes dicen que siendo ya nacido al matrimonio de sus padres, no es dinasta, pero lo que aparece de los siglos pasados deja pensar que sí lo es, aunque hacia ahora no hubo acesión real con este caso, tampoco exclusión claro),
24) su secundo hijo, Don Juan de Borbón y Landaluce,
25) su tercero hijo, etc.
Última edición por el Mar Mayo 26, 2009 6:56 pm, editado 1 vez
Thrib- Su Alteza Imperial
- Mensajes : 3870
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Localización : Francia
Re: Luis Alfonso de Borbón, Duque de Anjou
Vaya Thrib. Con tanta lista ahora si tocará poner cirios todos los domingos...
Re: Luis Alfonso de Borbón, Duque de Anjou
Entiendo... Normalmente los hijos nacidos de la pareja antes de su matrimonio son sucesibles (salvo si había impedimiento al momiento de su nacimiente y de su concepción : imaginen el principe Carlos de Inglaterra habiendo hijo adulterino con Camilla, mientras era ya casado, si después enviuda y casa con Camilla, los hijos adulterinos no pueden ses legítimos).
Thrib- Su Alteza Imperial
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Localización : Francia
Re: Luis Alfonso de Borbón, Duque de Anjou
Según el conde de Miramar en un post que Helena reproduce páginas atrás no pueden ser susceptibles de suceder al trono los bastardos legitimados y creo que cuando Luis XIV intentó poner a algunos en la lista, posteriormente fueron excluídos... el tema es que nunca se casó con las madres de éstos, a diferencia del Duque de Notto.
Buen caso, porque además, siempre en el texto en comento, señala que deben haber nacido de un matrimonio válido o "
de justas nupcias"
como decían los romanos, según recuerdo haber leído y eso lo dejaría fuera.
En todo caso, si ya la monarquía en Francia es más que hipotética, más lo es la posible ascensión al trono del hijo del duque de Notto.
Buen caso, porque además, siempre en el texto en comento, señala que deben haber nacido de un matrimonio válido o "
de justas nupcias"
como decían los romanos, según recuerdo haber leído y eso lo dejaría fuera.
En todo caso, si ya la monarquía en Francia es más que hipotética, más lo es la posible ascensión al trono del hijo del duque de Notto.
Juanb- Su Alteza Imperial
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