Miembros actuales de la Casa Real Griega

Molvis escribió:Princesa de Grecia y Duquesa de Esparta, por su matrimonio con Pavlos de Grecia

druxa escribió:esta si que me cae mal.
esconde que es hija de chantal pesantes, una mujer ecuatoriana, nacida en el pueblo de Milagros.
la madre es practicamente aborigen, con mezcla blanca, si.
No me gusta la gente arribista y acomplejada.
El ser parte latinoamericana es un orgullo, no una lacra.
El padre de Pesantes fue obrero de la construccion, y ella misma llego de Peluquera a trabajar a NY
Es practicamente del mismo estrato social que Letizia, por el lado materno.
No me cabe duda que es un tatqueto para pensar, en federica, que con lo orgullosa que era, habria muerto cuatro veces al ver casar a sus nietos.
la gran diferencia con letizia, de la Miller, es que el padre de esta ultima es ultra millonario dueño de las tiendas duty free ( no se como se escribe ) de los aeropuertos, y, le dio educacion de esmero a sus tres hijas.

druxa escribió:es un articulo antiguo, pero vigente...


26 de Marzo de 2005 11:05 AM



Son jóvenes, famosas y, si no lo han hecho ya, un día se convertirán en multimillonarias. En el siglo XXI, ellas recogen el testigo dejado por otras herederas legendarias como Doris Duke, Barbara Hutton o Babe Paley. Ninguna tendrá que pedir una hipoteca, preocuparse por el alquiler o hacer números para renovar su vestuario.

A cambio, sufrirán el acoso de la prensa y también, quizá, el de algún cazadotes más interesado en sus cuentas corrientes que en hacerlas felices. Podrán romperles el corazón, y aun así, miles de mujeres de todo el mundo se cambiarían por ellas. No están todas las que son, pero todas las que aparecen en este artículo forman parte del exquisito club de las futuras hipermillonarias.

Las hermanas Miller, ricas y bien casadas

La historia de las hermanas Miller haría las delicias de cualquier cronista social. Pía Christina, Marie Chantal y Alexandra Natasha nacieron, respectivamente, en 1966, 1968 y 1972 en el seno de la familia Miller: el padre, Robert, nacionalizado inglés, era ya entonces el rey de los duty free. La madre, la ecuatoriana Chantal Pesantes, una perfecta esposa y madre de familia, guapa y pulida, cuyos armarios rebosaban modelos de alta costura.

A pesar de la belleza y elegancia de su esposa, Robert Miller no consiguió quitarse nunca el barniz de vulgaridad que arrastraba junto a sus muchos millones (un reportero escribió que parecía “un carnicero de Detroit”). Ya que no podía sacudirse el pelo de la dehesa, Miller se prometió que sus tres hijas serían tan bellas como distinguidas, y, tras casarse espléndidamente, se convertirían en pilares de la alta sociedad internacional.

Robert y su esposa diseñaron para las tres niñas una perfecta estrategia educativa: colegio privado, internado suizo y estudios superiores en alguna universidad elitista, además del aprendizaje de idiomas e intensos periplos viajeros para desarrollar el cosmopolitismo propio de una dama.

Chantal se preocupó de inculcar en sus hijas el interés por la moda y la propia imagen: las pequeñas Miller se vistieron en las tiendas más exclusivas y fueron al peluquero y a la manicura desde que tuvieron uso de razón. Tantos esfuerzos dieron sus frutos: las hermanas Miller se convirtieron en exquisitas jóvenes de piel perfecta, lacios cabellos rubios y estilizada figura.

Cuando las tres alcanzaron la mayoría de edad, Robert Miller se dijo que era el momento de la traca final, y encargó a Herb Ritts una sesión fotográfica de sus preciosas hijas, que aparecieron vestidas con apabullantes trajes negros de gusto impecable. Las fotos fueron enviadas a las principales revistas de sociedad americanas y europeas junto con un breve currículo de cada chica y una información adicional: el magnate Miller había dotado a cada una de sus niñas con una fortuna de 15 millones de euros.

En América, donde entonces vivía la familia, la millermanía no tardó en desatarse. El Vanity Fair afirmó que las Miller eran “lo mejor que le había pasado a la sociedad estadounidense desde el desembarco, en los años treinta, de las hermanas Cushing”, en clara referencia a otras ricas herederas que reinaron sobre la sociedad neoyorquina en la época que sucedió al crash bursátil de 1929.

La prensa dijo que las chicas Miller heredarían la tradición de otros iconos de la alta sociedad estadounidense, como Consuelo Vanderbilt o lady Astor, y mientras las tres hermanas eran bombardeadas con invitaciones a bailes y fiestas, los pretendientes empezaron a zumbar alrededor de ellas como moscas sobre la miel. No todos eran del gusto de papá Miller, que se encargó de poner en fuga a los cazafortunas.

Después, los esfuerzos dieron sus frutos: la mayor de las hermanas, Pía Christina, mostró su intención de comprometerse con Paul Getty, miembro de una de las familias que se incluyen por derecho propio en el gotha norteamericano, y el noviazgo se hizo oficial sin problemas.

Otro tanto ocurrió cuando Alexandra, la menor de las Miller, empezó a salir con Alexander von Furstemberg, uno de esos príncipes sin corona que hacen las delicias de los norteamericanos ricos. Además de un apellido larguísimo con una antigüedad de siglos, Alexander tenía negocios propios y una saneada cuenta corriente. No había nada que objetar. Alexandra se convertiría en princesa Furstemberg.

¿Y Marie Chantal? La mediana de las tres jóvenes, seguramente también la más atractiva, no parecía dispuesta a decidirse por ninguno de los pretendientes que le gustaban a su padre. Las malas lenguas dicen que Miller puso la soltería de su hija en manos de un casamentero profesional, quien se las ingenió para que Marie Chantal fuese emparejada con el príncipe Pablo de Grecia, heredero de la Corona griega, durante una fiesta en Nueva Orleans.

El flechazo fue inmediato, y Marie Chantal se convirtió en la segunda Miller con título de alteza real. Exudando satisfacción por todos sus poros, el escasamente refinado Miller llegó a decir que estaba dispuesto a emplear todos los medios a su alcance para reinstaurar la monarquía en Grecia y ver a su hija sentada en el trono de la Hélade. De momento, Pablo y Marie Chantal siguen siendo príncipes sin corona, pero se han convertido en reyes de la alta sociedad.

La princesa, que después de cuatro partos sigue manteniendo una figura envidiable, aparece cada año en las listas de mujeres mejor vestidas del mundo, tiene su propia firma de (carísima) ropa infantil y algunos diseñadores se refieren a ella como “la nueva Grace Kelly”. Sus detractores dicen que vive obsesionada por su imagen, que es fría, distante y soberbia, pero otros aseguran que tiene motivos para serlo: es guapa, elegante, joven, está casada con un príncipe… y algún día se repartirá con sus hermanas una herencia que se calcula en más de 1.500 millones de euros.

En cuanto a las otras dos chicas Miller, Pía sigue felizmente casada con Getty, y es representante internacional de las tiendas de cosmética Sephora. Alexandra, ya se ha divorciado de su esposo Furstemberg, y hace meses que se pasea del brazo de Tim Jeffries, archiconocido playboy inglés que fue capaz de rendir, entre otras, a las modelos Inés Sastre y Elle McPherson. Famoso por la fugacidad de sus relaciones, quienes conocen a Jeffries aseguran que esta vez no dejará escapar a la heredera.

periodistadigital.com

[/img]

druxa escribió:si alguien desea saber el poco interesante pedigree de esta mujer aqui va:
visitar este linck....

http://www.wargs.com/royal/miller.html

Helena escribió:Yo tampoco soporto a la Familia Real griega. Me caen fatales, sobre todo Constantino. Ana María es la única que salvo ahí.

cibell escribió:Bueno, siempre han sido muy unidos,eso si. Creo que han tenido
(en lo que cabe) una buena vida familiar. Constantino lo he visto bastantes veces en reportajes, es distinto cuando es mas privado (aunque no se como es en representación), pero tiene un buen humor al menos. La que me gusta también es Alexia, es muy simpática.(y su marido e hijos). El segundo (no me acuerdo su nombre, Nicolaos?) antes era el mas guapo, ahora está raro.
Y la joya..........................tatannnn......... esa ni hablar, no sé, tiene cara de cadaver, es rara, puro vestido.
Sorry por poner algo asi, pero realmente asi la veo.
Ah! a hija menor de Ana Maria promete.
Pero la verdad, están acabados.

Helena escribió:Tú pon lo que te apetezca y se te ocurra, guapa, que no estamos en Hola. Alexia es la más potable, pero yo con Constantino es que no puedo!

Tú crees que han sido unidos? Pienso que todo el mérito ha sido de Ana María.

Molvis escribió:

Bendel escribió:

Bendel escribió:

Esta foto y las de mas arriba salieron en un articulo en Park Avenue Peerage de mayo del 2007

http://parkavenuepeerage.wordpress.com/2007/05/14/the-miller-monarchy/

The Miller Monarchy
The very idea of a Park Avenue peerage was a play on a term that the media used to christen Marie-Chantal of Greece, her sisters Pia Getty and Alexandra von Fürstenberg, and others of their fashionable species: princesses of Park Avenue. Two of the Miller sisters themselves became princesses by marriage: Marie-Chantal became the wife of the heir of the deposed king of Greece and Alexandra married the morganatic son of Prince Egon von Fürstenberg and his designing wife Diane.

Not since the days of Consuelo Vanderbilt had a daughter of industry famously married into a titled European family. But very much unlike predecessors like Gladys Vanderbilt or even the fictional Ellen Mingott, the Millers were one of the first socials to have public relations representation. At a time when popularity wasn’t determined by how many pages one had to her name on Patrick McMullan, when Vogue and W often had the only say in determining society’s darlings, the Millers shone brightly above the rest in their carefully chosen silken de la Rentas. They were beautiful, connected, rich, and of course, très, très chic.

Time has been friendly to the Millers. Pia Getty was divorced from her husband, the Internet entrepreneur and oil heir Christopher Getty, after having a fourth child with him but, after a reported reconciliation, is continuing to maintain their family’s main residence in California. Alexandra von Furstenberg had a photo spread in Vogue recently;
while she remains close friends with her husband Alexandre von Fürstenberg, who is still in a romantic relationship with fashion designer Ali Kay, she is actively single.

Marie-Chantal is a designer of children’s clothing for her own company and entertains and hosts in New York, Paris, Hong Kong, Gstaad, and Athens depending on the season but lives primarily in London to remain close with her parents and in-laws. These pictures of her, Crown Prince Pavlos, and their four children at one of the family’s compounds are from the May issue of Greek Life &
Style.

Molvis escribió:Ya tambien se divorcio Pia del millonario Getty

Por qué Letizia no vestira a las infantas con la ropa de su prima politica?? :smt003

Me gusta como se ve en la ultima foto..

cibell escribió:Jaja, si, a lo mejor le da un buen precio! ahahaha
MILLER MONARCHY ? :smt044
LO siento, pero yo no la veo guapa,esa mujer tiene cara de cera!

druxa escribió:no me gusta, por la sencilla razon que esconde su sangre sudamericana..
ademas de ser insignificante fisicamente.

cibell escribió:Molvis- la reina Isabel fué porque es buena amiga de Anna Maria y Constantino.

cortomaltese escribió:Yo coincido con Cibell. Esta mujer no me parece bonita, tiene una cara como de cera, a lo cual yo le agrego que tiene rasgos fuertes y cero charme.

Disculpen si alguien la ve diferente, pero para mí esta mujer no tiene nada de fina ni de distinguida ni de guapa. La veo como ordinaria... Lo único fino y distinguido que tiene son sus ropas y joyas, pero ella nada de nada...

Molvis escribió:

Thrib escribió:Yo tampoco la considero hermosa de cara. Eso es solo una opinión estética, no sé nada de ella.
Claro que por humildes que sean, no hay que esconder sus antepasados, pero, ¿que les hace pensar que los esconda?
Me fue dicho que los guapísimos hermanos Rivera casi no visitaban a su abuelo Rivera, antiguo peón : espero que sea falso, porque no agüento eso (salvo si tentó matarles o algo así).

Kale escribió:

Las tres “Gracias”. De izquierda a derecha, Alexandra, Marie-Chantal y Pia, las tres hermanas Miller

Tímida, con aire de hielo, elegante, rica y profesional de éxito. Marie-Chantal Miller, esposa de Pablo de Grecia y madre de tres hijos, es posible que no reine nunca, pero es la princesa de ensueño del siglo XXI. Hija de Robert Miller, el rey de las “duty-free”, huye de los “paparazzi” y ha creado una empresa de ropa infantil. Ha sido un milagro franquear los muros de su mansión neoyorquina, valorada en ocho millones de euros, y conversar con la mujer que Valentino llama “la nueva Grace Kelly”.

La princesa Marie-Chantal (MC para los amigos) es miembro de una familia real en el exilio, la de Grecia, pero dispone de los servicios de una gran corte, como si viviera en el palacio de Atenas. Cuando llego a su casa, una gran mansión en el exclusivo Upper East Side de Nueva York cuatro personas que aparentemente pertenecen al servicio doméstico pululan por el enorme pasillo. Una de ellas me comunica que la princesa acaba de salir y que regresará en unos 25 minutos (que luego resultan ser 45). Después me conduce a una gran habitación repleta de muebles de estilo imperial y grandes ramos de flores de color naranja.

En la lujosa residencia, valorada en ocho millones de euros (1.331 millones de pesetas), no hay ningún rastro de sus moradores. Ni de MC, ni de su marido, el príncipe Pablo de Grecia, ni de sus tres niños. El suelo de parqué color marfil reluce como si acabara de ser encerado;
en la cocina de blanco refulgente no se aprecia ni una cucharilla de café fuera de sitio;
y el comedor aguarda en penumbras, con una enorme mesa antigua que se refleja en las vasijas de oro. Mientras espero, observo la procesión de repartidores de todo tipo que llegan a la mansión y cuyos movimientos siguen varias cámaras de seguridad situadas en la entrada. Finalmente, la princesa Marie-Chantal aparece por la puerta principal, me saluda fugazmente y me dice que regresará tan pronto como se haya vestido. Eso parece algo innecesario pues luce un elegante conjunto de su color favorito, un beige claro, y que ha convertido en el “traje de faena” de las millonarias desocupadas que ocupan las lujosas residencias del barrio de Upper East Side.

Acostumbrada a la espera, no reparo en los 20 minutos que la princesa tarda en reaparecer. Está incluso más guapa que antes, envuelta en un vestido de seda azul celeste diseñado por la suegra de su hermana, Dianne von Furstenberg. En el rostro, una ligerísima capa, que apenas se percibe, de lo que ella llama “maquillaje natural”. Nos retiramos al comedor donde se sienta al final de su imponente mesa mientras su mano derecha sostiene un café en vaso de cartón. Educada y amistosa, habla con voz muy suave y parece poco molesta por el gentío que se mueve alrededor del salón. Además del personal del servicio, un asistente y una experta en imagen no nos abandonan en ningún momento.
La princesa señala con orgullo que la inspiración para crear la línea de ropa la obtiene de sus propios hijos: Maria-Olympia, de cinco años;
Constantine Alexios, de tres;
y Achileas Andreas, que tiene 15 meses. “Ellos me proporcionan muy buenas ideas. Cuando tuve a mi primer bebé pensé que había muy poca ropa que pareciera hecha para niños. Me produce mucha tristeza cuando van vestidos como unos símbolos sexuales. La infancia es muy breve y los niños deben parecer niños”. Diseña ropa para pequeños de hasta ocho años, que se distribuye en 125 tiendas repartidas por América y Europa, y planea extender su imperio hasta Japón.
El mundo de la moda no es en absoluto ajeno a la princesa, que aparece con regularidad en las listas norteamericanas de “las mejor vestidas”. A pesar de que repita una y otra vez que sus veladas favoritas son aquéllas que pasa en casa con los niños, es de las multimillonarias más fotografiadas en el circuito social de Manhattan. En los últimos tiempos ha reforzado su posición gracias a sus obras caritativas y ha fundado su propia organización (denominada Castillo de Arena) para ayudar a los niños más desfavorecidos. Esta actividad, como ella se encarga de remarcar, le roba mucho tiempo para cuidar su propio aspecto. Se rumorea que desde los 14 años tiene a alguien que se ocupa de su manicura y frecuentemente describe su plan de belleza como “un poco de brillo para los labios, en ocasiones máscara y casi siempre algo de colorete. “Tengo hijos y una carrera”, explica, “y al igual que cualquier persona que se dedique a ambas esferas no me queda mucho tiempo para ir de compras. Cuando eres joven, sigues las tendencias de la moda y te gusta experimentar, pero a medida que te vas haciendo mayor, acabas por ponerte lo que mejor te sienta. Necesito prendas que resulten prácticas porque las habitaciones de los niños se encuentran en la planta superior y me paso todo el día subiendo y bajando las escaleras”. Sus diseñadores favoritos son Chanel, Óscar de la Renta, Armani y Valentino, para quienes es un placer vestir sus 1,67 metros de altura y su cuerpo delgado, a pesar de su debilidad confesa por los linguini al pesto. Aunque se la asocia siempre con el lujo, Mari-Chantal se ha esforzado en mantener una vida discreta y se apresura a marcar distancias con las “princesas de Park Avenue”, un selecto grupo de millonarias que mantiene ocupados a los columnistas sociales de Manhattan. “No me identifico con todo eso. Se trata de una ridícula invención por parte de la prensa”, afirma. “Siempre existirán mujeres objeto porque los periodistas del cotilleo necesitan escribir sobre alguien. Lo único que me interesa es mi familia y mi empresa”.

Lujo en Hong Kong. El cuento de hadas que protagoniza la rubia aristócrata comenzó en Hong Kong, donde las hermanas Miller pasaron su infancia y desde donde su padre, Robert, dirigía su imperio. Las tres fueron las reinas de la casa (“no puedo imaginar un hermano”, dice con una sonrisa. “Hermano no estaba en nuestro vocabulario”). Nacido en Estados Unidos, Bob Miller se nacionalizó británico y convirtió la ex colonia en el centro de sus operaciones hace 40 años. Aunque edificó su fortuna con las tiendas duty-free, también tiene negocios con el magnate de la comunicación Rupert Murdoch. Junto a su mujer, la ecuatoriana Chantal, organizó durante décadas las fiestas más sonadas de Hong Kong. En el transcurso de una de estas celebraciones, la bella Chantal se disfrazó de reina inca y dio la bienvenida a los invitados desde un globo aerostático. Incluso fue contratado el disc-jockey de moda entonces en las discotecas parisinas. “Fueron algunos de los mejores años de mi vida. Mi familia estaba muy unida. Todo aquello te proporcionaba una gran seguridad”, recuerda Marie-Chantal. A pesar de que cuando eran niñas discutían a menudo, las tres hermanas siempre se han apoyado mutuamente. “Con independencia de dónde nos encontremos, nos mantenemos en contacto. Durante nuestra infancia viajamos mucho y pienso que eso contribuyó a unirnos”.

Los pocos periodistas que han logrado entrevistarla destacan su timidez y aire distante, gélido. También remarcan que es la menos femenina de las hermanas. Esa imagen quizá arranque de su infancia: “Me comportaba como un chico. Estaba mucho más interesada en juguetes que volvían locos a los niños, como los Action Man, que en las Barbie. Me pasaba todo el día fuera de casa, jugando con mis perros”. No todo fue de ensueño. Hubo un periodo triste cuando, a los nueve años, la pequeña Marie-Chantal fue enviada a Le Rosey, un internado suizo. “Tuve la sensación de que me arrancaban de mi familia, fue una etapa muy desgraciada. No pienso alejarme nunca de mis niños”. Se graduó en Historia del Arte, estudios que le han servido para decorar la residencia neoyorquina con antigüedades adquiridas en los lugares más exóticos. En las numerosas habitaciones hay mobiliario por valor de 54 millones de euros (unos 9.000 millones de pesetas).

La princesa conoció a su marido en Suiza. Él lo describe como “amor a primera vista, quedé subyugado por su belleza y su personalidad”. Aunque ella lo recuerda de una manera diferente: “Sólo se trató de un breve encuentro;
después, cada uno siguió su camino. Dos años más tarde, cuando volvimos a coincidir (en una fiesta organizada por unos amigos en Nueva Orleans), todo fue distinto”. Después de un breve noviazgo, el heredero de la corona griega le propuso matrimonio a bordo de un teleférico en la estación de esquí de Gstaad. “No había mucho espacio”, dice Marie-Chantal. “Mi respuesta fue: sí, por favor”. Así comenzó la relación entre un príncipe de las más añejas familias europeas y la heredera de una de las fortunas más fabulosas. Pablo estaba hecho a la medida de Marie-Chantal. Mimado como el hijo preferido de Constantino de Grecia, recibió una esmerada educación en Inglaterra, donde se formó en la academia militar de Sandhurst. Siguiendo los pasos de su primo español, Felipe de Borbón, continuó estudios en la Universidad Georgetown, en Estados Unidos. Para formalizar el compromiso, regaló a la rubia americana una joya reliquia de la familia, un zafiro de incalculable valor, además de un diamante con forma de corazón.

Se casaron en 1995 en la catedral ortodoxa de Santa Sofía, en Londres, que fue decorada con 30.000 flores. Entre los 500 invitados había representantes de casi todas las monarquías europeas, entre ellas la de España (Doña Sofía). Valentino diseñó el vestido de novia, que costó 170.000 euros (28.285.000 de pesetas), y la fiesta se prolongó durante una semana. “Fue excesivo”, dice con una expresión de fastidio. “No puedo creer que lográramos sobrevivir a todo aquello”.

En la actualidad la pareja divide su tiempo entre Nueva York, donde Pablo trabaja como gestor de fondos de inversión, y una mansión campestre en Connecticut, en la América profunda. Pero la siguiente parada será Gran Bretaña. “Queremos mudarnos a Londres”, dice. “Me encanta Nueva York pero está demasiado lejos de todo”. Si se trasladan a Londres estarán cerca de Gunnerside, el coto de caza de 12.800 hectáreas en el condado de Yorkshire que su padre compró por 15 millones de euros (2.495 millones de pesetas). Es la una de la tarde y la princesa debe volver a sus quehaceres. Se despide diciéndome que con el traslado a Europa el matrimonio pretende mejorar la educación de sus hijos en aspectos como la tradición y las costumbres griegas, aunque es poco probable que la familia de Pablo regrese algún día a su patria. Y ello a pesar de las bromas de Robert Miller, que ha jurado comprar toda Grecia, incluyendo varios medios de comunicación, si con ello contribuye a que su familia política pueda recuperar el trono. Para que nadie dude de que su hija es una auténtica princesa.

Despúes de leer este artículo en la internet a traves de elmundo.es;
nada más puedo pensar que Pablo de Grecia le dió la patada a la lata....como decimos por acá;
osea que hizo muy buen matrimonio...........

Molvis escribió:

Kale escribió:

Kale escribió:

Marie Chantal con parte de su gente favorita, su hermana Pía y Valentino

si, Bendel, coincido contigo que la foto de más arriba con sus hermanas está más que retocada;
no hay fotógrafo que pueda hacer ese tipo de milagros......

Molvis escribió:Pía es la mas guapa de las tres hermanas, es la que se caso con el millonario Getty, ahora tambien divorciada..

cortomaltese escribió:

A mi las tres hermanas me recuerdan a las hermanitas Hilton

Lo mismo digo... Que pena!

Molvis escribió:Con el millonario pues no creo que sea trepa, mas bien pienso que como no pudo cazar a otro royal pues se "
conformo"
con alguien rico, en el caso de Marie Chantal ella puso el dinero y el los titulos si la familia siguiera reinando en Grecia el ni siquiera la hubiera mirado, con el buen ejemplo de sus padres estaria casado son una royal por los cuatro costados.
En cuanto a la mas fea no se mucho de los Von Furstemberg, solo se que su mama es diseñadora :smt003 y son ricos pero no tanto como la propia Alexandra que los supera por mucho con su dote de 200 millones de dolares.

Bendel escribió:



Marie Chantal y Pablo de Grecia en la gala benefica
'Swarowvski Fashion Rocks' que se celebro ayer en el
Royal Albert Hall de Londres.

Kale escribió:muy buenas fotos;
a mí me parece totalmente plástica esta mujer, aparte de fashion victim total.......y él, por el estilo.............


me imagino que la manga del traje tiene cristalitos Swarovski bordados, no?

en la foto de abajo, Marie Chantall en la piscina;
tiene buena figura, ejercitada.

Kale escribió:http://www.viewimages.com/Search.aspx?ep=0&
phrase=&
index=0&
mid=2603274

Marie Chantal Miller, en 1991, con sus hermanas, en la piscina del Hotel Belair den Cap Ferrat. se la pasan de lo más bien....

cibell escribió:Seguro que nunca! no es que no son derrochadores?
He visto la ropa que tiene, no es mucha ni muy especial tampoco,
estos modelos los ves por todos lados.Un spencer para una niñita cuesta 147 dolares la blusa casi igual
creo qie solo personas muy snob compran esa ropa. Honestamente con entrar a H&
M encuentas la misma ropa, muchísima mas variedad y también cosas mas monas que cuestan
una decima parte. Yo la verdad es que poco he comprado en HM, pero tampoco hay que exagerar el asunto, no? Al fin y al cabo no usarán esa ropa por mucho tiempo.
Me pregunto, cuándo tendrá tiempo de diseñar ropa? si solo anda de fiesta en fiesta?
hmmmm, no es un Botero que tienen colgado alli?