Vidas de reinas y princesas del pasado
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Re: Vidas de reinas y princesas del pasado
Pedroro Sáb Jun 07, 2008 10:46 pm
Pero hay escándalo, y a cualquier precio hay que ponerle término. En agosto de 1777, el sucesor de Luís XV, con motivo de un paquete de cartas bastantes comprometedoras, concede al caballero de Eón una pensión subida y un permiso para regresar a Francia, con la expresa reserva de que "
ella"
no aparecerá en el reino bajo otras vestiduras que las femeninas.
Te a la inglesa en el casa del príncipe de Conti
Carlos Genoveva se inclina. Paris que bien valía una misa, podía valer también muy bien un vestido de mujer. Se presenta en al corte, donde Maria Antonieta le ofrece un abanico, y la hace vestir por su propia modista, la célebre Rosa Bertin.
Mademoiselle de Eón se instala en Versalles donde defrauda a la opinión pública y vive alegremente. Los salones se la pelean: La Rochefoucauld y Polignac, Breteuil y Montmorency, Tanlay y Nicolai. El cardenal Príncipe de Rohan, aquel asunto del collar, arde en deseos de verla. Hasta Voltaire quiere aclarar que, según él, "
lo confunde, no pudiendo concebir ni a Eón, ni al ministerio de su tiempo, ni los manejos de Luís XV, ni los de la actualidad"
. El patriarca recibe a Carlos Genoveva en Ferney, pero no consigue formarse una idea personal. Escribe a De Argental, consejero del Parlamento de París: "
Deseo únicamente hablarle de ese animal anfibio que no es mujer ni hombre... No creo que usted se cuente entre sus amigos si es de su sexo, ni de sus amantes si pertenece al otro... ¡Esta usted mejor que nadie para aclárarme este misterio!
Luis XVI
Por desgracia a veces la señorita de De Eón no consigue mantener su reserva. Se viste con su querido uniforme de capitán de Dragones, la Cruz de San Jorge sobre su pecho, el sable recto al cinto, y sobre la cabeza el casco de piel de pantera. Todo eso constituye una franca desobediencia a las órdenes formales del rey. Por lo tanto, la señorita de De Eón es detenida por mandato de Luís XVI. La envían primeramente a un convento, donde rehúsan recibirla, como si se tratara del demonio en persona. La mantienen entonces prisionera en el castillo de Dijon, donde el gobernador se apronta a librarse de ella. Lo arruina con repetidas recepciones. La confinan por fin a Tonnerre, su ciudad natal, donde siempre, por "
orden del rey"
, deberá mantenerse tranquila vistiendo los trajes de su sexo"
. Su madre la llama "
mi querida hija"
y su antiguo coronel, el marqués de Autichamp, le dirige respetuosos cumplidos...
La Orden de San luis
¿Es acaso el fin de la aventura? ¡Ciertamente que no! La señorita que moriría a los 82 años, tiene 30 años por vivir. Tiene, por lo tanto, el tiempo suficiente para ver la caída del antiguo régimen, luego La Revolución y el imperio. Todos estos acontecimientos los observa desde Inglaterra, donde emigró, después de haber ofrecido, como "
ciudadana"
, su espada a Francia.
Voltaire
Pero esto no aclara aún si Carlos Genoveva era a la vez Carlos y Genoveva o sencillamente Carlos o bien solo Genoveva a solas.
André Frank, autor de la historia citada anteriormente sobre la vida del caballero de Eon, coloca ante nuestra vista los procesos verbales auténticos, que a la muerte del personaje hicieron resaltar la verdad. Carlos Genoveva era hombre... ¡Hombre a pesar de todos los testimonios contrarios!
Pues bien en caso que el problema del sexo haya sido resuelto, una pregunta turbadora queda siempre en suspenso: ¿por que?
FIN
Pedroro- Su Alteza Imperial
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Re: Vidas de reinas y princesas del pasado
CENICIENTA1971 Dom Jun 08, 2008 4:02 am
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Re: Vidas de reinas y princesas del pasado
Pedroro Dom Jun 08, 2008 4:56 am
LLEGAN A BRASIL
La reina de Portugal estaba loca...
Su padre, el rey José, sin herederos varones y obligado a acatar la tradición portuguesa que no permitiría que hubiera un rey consorte extranjero, la había casado con su hermano.
Maria I
Casarse con su tío no fue seguramente una perspectiva agradable;
pero la joven Maria se inclinó ante el deber. De su esclerótico tío-esposo tuvo pronto un hijo, Don José, que murió en la infancia, y después otro, Don Juan, nacido el 13 de mayo de 1767, que estaba destinado a llevar la corona de los Braganza a tierras americanas.
Maria I y su tío esposo Pedro III
Cuando Juan llegó a los 18 años de edad, su madre, que había convertido al corte de Lisboa en una especie de Monasterio donde las oraciones substituyeron a las fiestas, se preocupó para buscarle una esposa. Hasta entonces el príncipe había vivido completamente aislado, sumido en un mundo de ensueño, sin otras diversiones que tocar el órgano y entonar cantos gregorianos.
Don juan
La elección recayó en la Infanta Carlota Joaquina de España, que tenia a la sazón 10 años de edad y que en calidad de prometida fue a vivir a la corte de Lisboa, mientras llegaba el momento en que la naturaleza le hiciese mujer y pudiese casarse con el príncipe, cosa que ocurrió al cumplir los 13 años y fue la señal para que Don Juan abandonase su retiro de Mafra y se consumase el matrimonio.
Nadie pudo explicarse la necesidad de precipitar en esta forma los acontecimientos, y seguramente menos aun los prometidos. En su primera entrevista sucedió algo inesperado. En el momento en que el buen príncipe Juan cogió en sus brazos a su prometida, en el balcón donde se presentaban por primera vez ante el pueblo, se vio que el príncipe daba un salto hacia atrás. Inexplicablemente, la joven princesa le había dado un mordisco formidable en la oreja.
Carlota Joaquina
Desde aquel momento Don Juan quedó para siempre perplejo y desconcertado ante su esposa. Nunca más perdió la impresión de que había unido su destino a una criatura que tenia algo infernal. Nunca fue su amiga ni su compañera.
A ella no le gustó el príncipe. Además de su excesiva obesidad y sus modales apáticos padecía erisipelas crónicas., que eran una característica de la familia Braganza. Como su padre y su abuelo Don Juan nunca montó a caballo (excepto para hacerse retratar) y llevaba constantemente vendadas las piernas, que le molestaban con vivo escozor.
Carlota Joaquina
A pesar de todo, esta pareja dispar, cumplió a conciencia sus deberes dinásticos y pronto la familia real se completó con varios descendientes. Primero la Infanta Maria Teresa, nacida el mismo año que su lejano pariente Luís XVI de Francia y su esposa Maria Antonieta morían en el cadalso. luego dos Antonio, presunto heredero de una corona que aun no ceñía las sienes de su padre, que murió antes de los 7 años y a continuación, Maria Isabel, Don Pedro, Maria Francisca, Isabel Maria, Don Miguel, Maria de la Asunción, y Maria Ana. Esta última nacida en 1806, marcó ostensiblemente el final de las relaciones maritales entre el rey y su esposa que, a partir de aquella fecha, vivieron en palacios distintos. En realidad, la actitud de la Infanta Carlota Joaquina hizo que la maledicencia de la corte pusiese en duda la legitimidad de todos sus hijos, exceptuada la primera Infanta, y se citaban los nombres de los favoritos, supuestos padres de la descendencia real.
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Re: Vidas de reinas y princesas del pasado
Pedroro Dom Jun 08, 2008 6:50 am
Palacio de Queluz
Don Juan, mientras, continuaba tocando el órgano y esperando. Esperaba que la locura de su madre pusiese final a la vida de ésta y que al ascender al trono empezase para él una tarea definida. Desde 1792 había sido investido con los poderes de Regente, porque los 17 médicos alienistas que examinaron el estado de la reina la declararon incapaz de llenar sus deberes. Más desde su retiro, la sombra de la loca se proyectaba sobre la corte. Don Juan era regente, pero no era rey. En esta calidad tuvo que presenciar el asombroso e inesperado camino que tomaba la revolución francesa, bajo la mano de Napoleón Bonaparte. Asustado por las incontables victorias del general francés, el regente se dirigió hacia Inglaterra;
pero con esto contrarió los planes de Napoleón que aspiraba a lo que él llamaba el bloqueo continental de la isla. La actitud de Portugal no podía tolerarse, y a las órdenes del general Junot se preparó una expedición de castigo para someter la corte portuguesa y sustituir al príncipe regente por cualquier muñeco a las órdenes del invencible Cesar.
Junot
La noticia de la invasión produjo en Portugal febril alarma. La familia real temblaba en su palacio de Queluz porque, leyenda o realidad, se atribuía al mariscal Junot una salvaje afición a destronar reyes, y en la corte asustada y desorientada, la vieja reina loca dio la señal del más completo pánico lamentándose sin cesar: "
¡Ay Jesús!"
Sus espantosos gritos atravesaban los solitarios corredores del desierto palacio en que estaba recluida y llenaban de espanto los corazones más fuertes. Para ella, el nombre de Napoleón era sinónimo de Anticristo, de nuevo Atila. Un loco se había adueñado de Europa, y su poder se extendía por todas partes, incendiaba destruía... Era el acabo de mundo.
Ella lo sabia, porque ella también, Maria de Portugal, era una loca.
El terror pánico de la vieja reina contagió a los demás, y se condensó en un solo pensamiento, huir. El regente y su familia, los nobles, los ministros, los cortesanos, los lacayos, todos se unirían en un gigantesco éxodo... Sólo el pueblo de Portugal, el pueblo bajo, de quien nadie se ocupaba, se quedaría para resistir la tormenta.
¿Donde pensaba ir la flor y nata de la nación?
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Re: Vidas de reinas y princesas del pasado
Pedroro Dom Jun 08, 2008 5:32 pm
Desde hacia tiempo los monarcas portugueses, constantemente amenazados de invasión y de anexión, se habían acostumbrado a volver sus ojos a las fabulosas tierras del Brasil, cuyas líneas limítrofes se perdían borrosamente en una inconmensurable extensión de tierras vírgenes. Portugal, país de navegantes, tenía como horizonte natural el mar. Y al atravesarlo la monarquía portuguesa no moriría, porque su derecho divino la seguiría aun en el destierro. Así pesaban Don Juan y sus inmediatos consejeros, al decidirse a trasladar la corte a Brasil.
Con frenética precipitación se iniciaron los preparativos del viaje. Por primera vez en la historia de Europa un monarca se preparaba a transportar a otro continente todo su patrimonio, sus familiares, sus amigos. Los palacios quedaban rápidamente desnudos de sus tapices y sus alfombras;
cuadros y lámparas iban a llenar inmensos cofres de madera. El tesoro real, incluida la corona, fue cuidadosamente empacado, mientras los archivos históricos quedaban vacíos de papeles.
Una flotilla esperaba en el puerto de Ajuda a la comitiva real que tenia que llevar a América. El día 26 de noviembre de 1807 empezó en Lisboa la fuga, en medio de una espantosa lluvia. La caravana estaba compuesta de multitud de vagones, carros y carromatos, que se movían lentamente hacia el puerto, en un mar de barro que ensuciaba las finas medias de los caballeros y los ricos vestidos de las damas. Pero nadie pensaba en quejarse. Aquel barro providencial frenaba la marcha de los soldados de Junot.
Invasión de Napoleón a la peninsula Iberica
Poco a poco las calles de la capital empezaron a llenarse de gente, de pobre y anónima humanidad, del pueblo de Portugal, que la corte dejaba abandonado a su suerte. Permanecían mudos de asombro, silenciosos testigos del absurdo error de la realeza, al abandonar una nación en estado de sitio. Desde el momento en que los reyes (inviolables hasta entonces aún para sus enemigos) corrían a refugiarse al otro lado del mar, la causa de la monarquía absoluta estaba perdida para siempre.
Lisboa
La lluvia caía torrencial, y el pueblo, mojado hasta lo más profundo de sus huesos, empezó a gritar;
de los insultos pasó a las piedras. ¡He aquí el coche del tesorero real senhor Pacheco, lleno de sacos de la casa de la moneda!, y los cristales saltan hecho añicos... ¡Ahora pasa un carruaje con jóvenes damas de la reina, que lucen las joyas que la precipitación no les ha permitido guardar en sus equipajes! ¡Al barro con ellas!... Con mas respeto se trató a la reina y a sus hijos los príncipes, y, en silencio se escuchó el paso del coche cerrado, desde donde la vieja reina madre continuaba sus desoladores gritos "
¡Ay Jesús1... ¡Ay Jesús!"
La fría lluvia de diciembre parecía entumecer el corazón de los asombrados ciudadanos. Ante sus ojos desfilaba, desorganizado, presa del pánico, el Estado.
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Re: Vidas de reinas y princesas del pasado
Pedroro Dom Jun 08, 2008 5:57 pm
El rey iba en último lugar. Llevaba una gran capa, botas altas y un sombrero de 3 picos, debajo del cual su cara aparecía tan blanca como su empolvada peluca. Se mantenía, sin embargo, tranquilo y sereno;
quizás era el único en comprender que aquel extraordinario hecho escribía una página sensacional en la historia de la heroica Lusitania. Supongamos que se quedase en Lisboa, ¿que le ocurriría? Que como los otros monarcas europeos, seria destronado, cogido como rehén e instalado en alguna casa destartalada de la costa vasca francesa, mientras Inglaterra, amparándose en al teoría de la incompetencia de los pueblos indefensos, se apoderaría del Brasil. ¡No! Era preferible jugar la última carta. Escapar a la colonia, con la seguridad de que ambos países se verían beneficiados con ello: Brasil, porque con su presencia y la de sus hijos se elevaría a la categoría de un imperio, y Portugal, porque gracias al prestigio de su colonia encontraría el medio de restaurar su autoridad.
Juan VI
La majestad de su porte impresionó a parte del público. A su paso cesaron los insultos y las imprecaciones. Las piedras que estaban en las manos volvieron a caer al suelo. La simplicidad del monarca, su seriedad, le valían el afecto de sus súbditos. En un lugar donde el gentío se amontonaba, Don Juan hizo detener su carruaje. Descendió, y la lluvia torrencial se descubrió en un afectuoso saludo a su pueblo, que espontáneamente se entregó a vitorearle.
Creedme, portugueses: obro correctamente. Ahora dejo el reino, pero un día volveré con un imperio.
Alegres y esperanzadas ovaciones acogieron las afirmaciones del rey. Sus palabras daban a sus súbditos un motivo de espera, una esperanza para soportar horas crueles. ¡Buen viaje!... ¡Lisboa y sus palacios desiertos sabrán esperar tu regreso!
A partir de aquel momento, la fuga se hizo con más orden. Innumerables botes esperaban en los muelles de Ajuda a al comitiva real, para transportarla a los barcos anclados en el centro de la bahía. El mayor era la hermosa fragata Príncipe Real, reservada al rey, a sus hijos más pequeños, y a los más destacados nobles de la corte. Cada uno de estos elevados personajes llevaba consigo un importante séquito de criados, pajes, barberos, masajistas, secretarios, y padres confesores, lo que obligó a limitar la capacidad del barco, mas a pesar de haber previsto que serviría para trescientos pasajeros, al partir se habían acomodado en él mas de seiscientos.
Carlota Joaquina
El segundo barco, era el yate real Alfonso, en el que viajaron Carlota Joaquina y las jóvenes infantas, con el alegre circulo de poetas, artistas cantores y amigos de todas clases, que rodeaban a la princesa regente.
Mil doscientas personas se amontonaron en esta nave, y pronto dejaron oír sus alegres bromas y risotadas. El viaje prometía ser divertido. ¡Nadie disponía de una cama para él solo! ¡Lo que iban a disfrutar!
Maria Ana última hija de Juan VI y Carlota Joaquina
En el viejo bergantín A Raihna se preparó una cabina enrejada para la reina loca. Atendida por las más viejas damas y devotas figuras de la corte a quienes Carlota Joaquina no podía soportar, la reina fue instalada a bordo, donde sus gritos de "
¡Ay Jesús!"
serian ahogados por el rugir de las olas. En este barco, como en los otros, los pasajeros se amontonaron unos encima de otros, porque se asignaron a al reina y a las dos infantas reales, sus nietas, que con ella viajaban, mas de mil quinientos cortesanos, hombres de iglesia y criados.
En los demás barcos, el Conde Henrique, el Martim de Freitas y el Príncipe do Brasil, se acomodaron, como pudieron, magistrados, ministros, consejeros de Estado, clero y altos funcionarios de la corte. Durante dos días, los barcos engulleron personas y equipajes, sin que ni un momento los angustiados emigrantes dejasen de consultar el horizonte, con el temor de ver aparecer en él la terrible figura de un granadero francés. La lluvia había cesado, y el brillante sol de España secaba rápidamente los fangosos caminos por donde se acercaba el invasor.
Napoleon se acercaba
Por fin los barcos estuvieron totalmente cargados, pero entonces empezó a circular un espantoso rumor, nacido en las profundidades de las cocinas: no había a bordo provisiones suficientes para tanta gente. ¿Buscar provisiones? ¿Donde, si todos los mercados de Lisboa y sus alrededores habían quedado devastados para llenar las bodegas de los barcos? ¿Esperar unos días más? Imposible, las tropas del mariscal Junot estaban demasiado cerca.
Última edición por el Mar Abr 21, 2009 2:14 am, editado 6 veces
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Re: Vidas de reinas y princesas del pasado
Pedroro Dom Jun 08, 2008 11:38 pm
Partir, partir inmediatamente, era el deseo unánime. Era preciso poner el mar entre los invasores y los representantes de la dinastía portuguesa, los archivos de la nación, el tesoro real, las joyas y los bienes de la nobleza. En el puente del Príncipe Real sonó la señal de partida, las velas se desplegaron al viento, el estandarte real ondeó en la fragata que conducía al monarca. Los demás barcos contestaron con una salva.
La escuadra se puso en camino. ¡Adiós, puerto de Lisboa! ¡Adiós tierra portuguesa!
El primer puerto que tocarían se encontraba en un lugar, al otro lado del océano, en tierras americanas.
La primera noche de navegación, una tempestad separó a los barcos de la flotilla haciéndoles perder el contacto entre si. El resto del viaje, que debía durar 8 interminables semanas, los pasajeros de cada una de las naves pudieron creerse los únicos supervivientes de una espantosa catástrofe.
Grito de Ipiranga por Pedro I, se declara Brasil independiente
Las miserias y los sufrimientos de la expedición sobrepasaban lo imaginable. Apenas perdida de vista las costas portuguesas, se pudo comprobar, que cerca de la mitad de la carga se había quedado en tierra. Desde la reina madre hasta el más humilde de los mozos de establo (los caballos de las caballerizas reales habían sido embarcado en las bodegas) se vieron obligados a vivir y dormir con lo que llevaban puesto al embarcar. Con el agua para beber, rigurosamente tasada desde un principio, no quedó una sola gota para las abluciones, de modo que sólo los mas importantes personajes pudieron de vez en cuando, los primeros días, disponer de un poco de agua para lavarse. Pronto los elegantes cortesanos y las lindas damas de la corte, con su sangre azul y sus maneras exquisitas, se convirtieron en una muchedumbre sucia y mal oliente. Y en esas condiciones la vida social no ofrecía atractivo alguno.
Imperio de Brasil
El problema de la comida se hizo más angustioso aún que el de la limpieza y los vestidos. Carnes, huevos, verduras, ya escasos desde un principio, empezaron a estropearse. Barriles enteros de mantequilla se volvieron rancios;
y pronto empezó el racionamiento, limitado casi exclusivamente a harina y legumbres secas, un vaso de té claro, de cuando en cuando, para dar variedad al menú.
Pedro I, primer emperador de Brasil
Antes de llegar a mitad del camino las enfermedades hicieron su aparición, más a pesar de enfermedades, escasez de alimentos, poca limpieza y otras infinitas molestias, las sobrecargadas naves siguieron su viaje tenazmente, con firme resolución, cada una por su cuenta, ignorantes de la suerte que habían seguido las otras.
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Re: Vidas de reinas y princesas del pasado
Pedroro Lun Jun 09, 2008 1:26 am
El 21 de enero de 1808, el Príncipe Real, echó el ancla en la estrecha ensenada de Bahía. En la proa, el regente Don Juan extendía sus brazos en un amplio saludo, y si hubiese podido disponer de un pañuelo limpio, seguramente lo habría hecho ondear en su diestra.
Pedro I coronado emperador
En la playa, una intrigada muchedumbre se amontonaban para presenciar la llegada de aquel barco desconocido, en el que flotaba al viento un estandarte con las armas de los Braganza;
pero hasta que el pequeño bote que se desprendió de la majestuosa nave llegó a la orilla, no se supo quien ocupaba la hermosa fragata. La noticia se extendió con rapidez. ¡Don Juan, regente de Portugal, acababa de llegar a América! Un príncipe autentico, verdadero... ¿Quería dignarse su Alteza Real, príncipe regente, en desembarcar y hospedarse en el palacio episcopal?
Llegada de Maria Leopoldina de Austria a Brasil
Don Juan no deseaba otra cosa;
pero tanto él como su aristocrática compañía estaban llenos de mugre y dejaban percibir el penetrante olor de su epidermis poco limpia. ¿Seria posible obtener el comité de recepción un poco de jabón, agua en abundancia y ropa interior limpia?
El Emperador
Sorprendido, el comité regresó a la ciudad y todas las casas de cierta calidad se vaciaron de toallas, jabones, camisas, medias, encajes, terciopelos, brocados, y pronto zarpó con destino a la fragata real un verdadero convoy de embarcaciones que los desgraciados cortesanos vieron llegar con indecible felicidad. Dos días después, los navegantes se consideraron lo bastante presentables para desembarcar sin menoscabo de su alta jerarquía, y afortunadamente aquella fecha memorable coincidió con la llegada a Bahía de los demás barcos de la flota, que uno después de otro anclaron en respetuoso semicírculo alrededor de la fragata Príncipe Real.
Damas de la corte imperial de Brasil
Aquello era más de lo que podían soñar las más alocadas fantasías de la colonia. No solo el príncipe regente, sino su esposa y sus hijos. Y no solo ellos, sino también ¡La Reina! Una autentica reina, aunque estuviese loca, era un honor inesperado y extraordinario para los colonos portugueses.
Pedro II
Las campanas de todas las iglesias lanzaron al aire sus alegres notas. Los cañones de los fuertes atronaron el espacio con sus salvas de honor. Las lujuriantes flores tropicales adornaron, junto con gallardetes de todos colores, las casas de la población. Y constantemente se acercaban a las naves pequeñas embarcaciones, con cargamentos de terciopelos y brocados, jabones, perfumes, camisas y medias.
Pedro II y Maria Teresa de Dos Sicilias
Nadie podía esperar una recepción semejante. Don Juan estaba radiante cuando desembarcó llevando al lado a su hijo pedro, a quien la multitud ovacionó con frenesí atribuyéndole el nombre de Príncipe de Brasil. Si, este seria en lo sucesivo su nombre, Príncipe de Brasil.
Pedro II y la familia imperial
Así en medio del entusiasmo de unos días de transparente belleza y desbordado amor de la colonia, terminó la precipitada fuga de los Braganza que tantas consecuencias tendría;
entre otras, la de crear la primera corona auténticamente americana.
FIN
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Re: Vidas de reinas y princesas del pasado
Pedroro Lun Jun 09, 2008 6:23 am
El matrimonio de la princesa Mafalda con el príncipe Felipe d'Assia fue celebrado en el castillo de Racconigi, el 23 de septiembre de 1925. A las diez de la mañana empezaron a llegar invitados a la gran sala de billar y a la galería de Eolo, desde donde tenían acceso a las tribunas dispuestas en la capilla.
Mafalda
Los príncipes residentes en el castillo y demas miembros de la familia se reunieron poco después en el salón chino, donde se formaría el cortejo nupcial, y donde se encontraban ya los funcionarios del Quirinal, los nobles y damas de la corte, y altos jefes civiles y militares.
El cortejo encabezado por el rey, que daba el brazo a la princesa Mafalda, seguido por el príncipe d'Assia con la reina Margarita;
más atrás seguía una interminable fila de príncipes, archiduques, duques y condes;
entre ellos el rey Jorge de Grecia y el entonces príncipe Carol de Rumania. Cerraba el cortejo el señor Mussolini, dando el brazo a la condesa de Rosenberg.
Los testigos del matrimonio civil, el príncipe de Piamonte, por la novia, y Carol de Rumania por el novio, se colocaron al lado de los contrayentes, guiados por un maestro de ceremonias. Tan pronto como el rey hubo dado la señal, comenzó la ceremonia que se desarrolló según el protocolo de la corte. Una vez terminada, el cortejo se formó nuevamente para dirigirse a la capilla, precedido ahora por los dignatarios que estaban en la sala durante el matrimonio civil.
Margarita de Italia
Mafalda tenía 21 años y se veía dulce y serena en su vestido blanco de larguisima cola. La reina Elena vestía de lila con una gran diadema de brillantes y velo;
y la reina Margarita, ya muy anciana, lucia un vestido de un tinte morado muy claro. Seria ésa su última aparición en una fiesta de familia. Apenas pasó el cortejo, los invitados ocuparon los lugares en las tribunas dispuestas para ellos en la capilla, desde donde pudieron seguir el desarrollo de la ceremonia religiosa.
Victor Manuel III y su familia
Los reyes de Italia y de Grecia, seguidos de los príncipes de sangre real, ocuparon los primeros lugares, detrás de los novios arrodillados, y en el lado opuesto, las reinas Elena y Margarita y las princesas reales.
Margarita de Alemania madre de Felipe
La figura de Mafalda, revestida de una extraordinaria serenidad, y la tradición de las dos casas, cuya unión representaba como un acto de reconciliación de dos pueblos que se habían combatido, contribuyeron a dar realce y emoción a la ceremonia. El príncipe Felipe pertenecía a una histórica estirpe alemana, los landgraves de la Gran Assia, y habían tomado parte en la guerra, distinguiéndose por su valor. Su madre, la princesa Margarita de Hohenzollern, era hermana del emperador Guillermo II. Pero ahora las enemistades antiguas y recientes se apagaban bajo los fulgores de la ceremonia nupcial, ante una Europa que aplaudía.
Pedroro- Su Alteza Imperial
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Re: Vidas de reinas y princesas del pasado
sebastopol Lun Jun 09, 2008 1:07 pm
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Re: Vidas de reinas y princesas del pasado
Pedroro Mar Jun 10, 2008 12:13 am
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Re: Vidas de reinas y princesas del pasado
Pedroro Mar Jun 10, 2008 2:03 am
Ese mes de agosto, Hitler había llamado al Cuartel General nazista al rey Boris de Bulgaria, casado con Juana de Italia, para una conversación urgente, de gran importancia evidentemente.
Las condiciones políticas del soberano de Bulgaria eran muy graves en esos momentos. Boris se había hecho el firme propósito, desde los comienzos de la conflagración mundial, de mantener a su país fuera de la guerra. Pero llegó un momento en que la situación geográfica de Bulgaria puso en serio peligro su neutralidad;
en esas condiciones apremiantes, recibió la invitación de Hitler.
Boris III
El rey se mostró indeciso;
no sabia si aceptar o rehusar, pero optó finalmente por lo primero, y fue recibido con discreta formalidad. La invitación había sido hecha con fines precisos;
en la entrevista debían tratarse asuntos de trascendencia, probablemente la intervención búlgara contra Moscú, que Boris no estaba dispuesto a consentir. Las conversaciones adquirieron un tono dramático, dejando en el monarca una ansiedad profunda que le produjo una alteración en su sistema circulatorio.
Boris III llegando a Alemania recibido por Hitler
El viaje de retorno tuvo lugar entre el 22 y el 24 de agosto, apenas llegado a Sofía, el rey reanudó sus tareas;
pero el 25, mientras trabajaba ante su escritorio le sobrevino una crisis que se manifestó con rigidez de los miembros y pérdida de palabra. Al camarero que llegó a socorrerlo le dio a entender por señas que su fin estaba próximo.
El 27 de agosto, a las 10 de la mañana, el ministro de Bulgaria en Roma, Karadjoff, pidió ser recibido en la Villa Saboya;
su tono dejaba entrever que tenia algo grave que comunicar. En efecto, era para informar que Su Majestad había enfermado repentinamente y los médicos juzgaban gravísima su condición
Desde Roma se trató de obtener de inmediato una comunicación telefónica con Sofía, empresa ardua en esos tiempos en que la guerra todo lo había desquiciado. Sin embargo, el conde Federico de Vigliano consiguió hablar con la reina Juana desde la legación de Bulgaria, y escuchó de sus labios la confirmación de la triste noticia: las condiciones del rey Boris eran desesperadas.
Juana reina de Bulgaria
La princesa Mafalda de Saboya, decidió partir enseguida. Sentía un cariño entrañable por su hermana Juana y estaba dispuesta a hacer cualquier sacrificio para poder acompañarla en estos momentos de angustia. Por lo demás, ella misma pasaba también por momentos de inquietud, ya que el príncipe Felipe se encontraba en Berlín mientras se desencadenaba la tempestad sobre la Alemania cercada. Si las dos hermanas, , unidas por un afecto profundo, lograban reunirse, seria para ambas un gran consuelo. El rey Víctor Manuel y la reina Elena no pusieron objeciones al gesto generoso de su hija y pidieron al conde de Vigliano que acompañara a la princesa. Su testimonio seria mas tarde de valor inestimable.
A las 8 de la noche del 28 de agosto, la princesa partió en tren en dirección a Sofía, en un viaje que debía durar cuatro días. Se puso a su disposición el coche salón del Ministerio del Exterior, porque los vagones reales habían quedado seriamente dañados con el último bombardeo aéreo. Cuando el señor Karadjoff se presentó a despedir a Su Alteza Real en la estación Termini, no consiguió disimular la preocupación que se reflejaba en su rostro, que hizo pensar a Vigliano que tenía nuevas noticias, sin duda peores, respecto al rey Boris.
Llegaron a Viena el 29 a las 11 de la noche. El rey Boris había muerto entretanto a las 4:20 de la tarde anterior. Era evidente que Karajdoff lo sabia ya y creyó mejor no decírselo a Mafalda. En Viena fueron a presentarle sus respetos a la estación el conde y la condesa Thiene y el duque de Canevaro, quienes le presentaron también sus condolencias y la acompañaron luego al Hotel Imperial, donde pasaría la noche. Al dia siguiente, la princesa se dirigió a la frontera húngara, donde la esperaba el coche-salón personal del regente Horthy, que lo puso a su disposicion mientras durara el viaje por Hungría;
la partida estaba fijada las 15:30. "
Su Alteza, anotó Vigliano, se muestra muy abatida y afectada y a menudo se encierra en su compartimiento para desahogar su pena"
Horthy regente de Hungría
En Curtic, cerca de la frontera, que separa a Hungría de Rumania, la princesa se trasladó al vagón personal de la reina madre de Rumania, Elena, nacida princesa de Grecia, quién subió en la estación de Pedreal en los Cárpatos para hacerle compañía a su querida huésped hasta llegar a Sinaia. Elena de Rumania, hermana de la princesa Irene de Aosta, posee una figura distinguida y un trato afable, lleno de bondad. En Sinaia la esperaba su hijo, el rey Miguel, que subió a presentarle personalmente sus condolencias a la princesa Mafalda.
Elena y el rey Miguel de Rumania
El 31 de agosto a las 4 de la tarde llegaron a Bucarest, donde la augusta huésped fue recibida por el ministro de Italia, Bova Scoppa, y por los consejeros de la legación, Gerbore y De Luigi. El viaje continuó enseguida hacia el oriente y en Giurgiu, estación en el confín rumano búlgaro, se inició la travesía del Danubio en el ferry-boat.
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Re: Vidas de reinas y princesas del pasado
Pedroro Mar Jun 10, 2008 2:04 am
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Re: Vidas de reinas y princesas del pasado
Pedroro Mar Jun 10, 2008 3:36 am
debía efectuarse en la mas completa oscuridad y se necesitaba gran pericia de parte de los que la dirigían;
debían actuar con mucha cautela y lentitud, conocer las corrientes del río y evitar ser arrastrados a un lugar de ataque que no fuera el previsto. La travesía duró 3 largas horas;
a medianoche el vagón entró a territorio búlgaro, a la estación Russi, donde esperaban a al señorita Nadejda Stojanova y el señor Morfoff, encargados por la reina Juana de recibir a su hermana. La princesa dormía en esos momentos, después de dos noches de insomnio.
Funeral de Boris III
La llegada a Sofia tuvo lugar el 1 de septiembre;
Mafalda fue recibida por el príncipe Cirilo, hermano de Boris;
por el ministro de Italia, Mameli;
el consejero de la legación, Daneo, y el conde de Montezemolo. Pocos momentos después pudo abrazar, finalmente, a su hermana en el palacio real. El rey Boris yacia en la capilla ardiente, revestido con el uniforme de gala general, con los distintivos del regimiento de la Guardia Real prendidos en la casaca;
su rostro estaba sereno y parecia dormir. Los visitantes quedaron impresionados con la gran multitud silenciosa que acudió a rendir un último homenaje a su soberano en la catedral ortodoxa, reflejando en sus rostros una congoja verdadera y profunda. El 5 de septiembre el rey fue sepultado en la cripta del histórico Rylskym Monastir, en los montes Ryla, como el mismo lo había dispuesto. Los funerales se efectuaron en forma solemne, con la participación de todo el pueblo y la asistencia de varios príncipes y nobles llegados a Sofía con tal objeto;
entre ellos el duque de Bergamo y los duques de Wurttemberg. Para Juana, que a pesar de tener el corazón acongojado mantuvo en todo momento su entereza, fue un gran consuelo el tener a su lado a su hermana Mafalda.
Cirirlo de Bulgaria
La princesa partió de vuelta a Bucarest el día 7, adonde llegó a las 9 de la mañana del día siguiente, para seguir nuevamente viaje a la 1:30. Hacia las 6 de la tarde, un empleado ferroviario, advirtió al conde Vigliano que la reina Elena de Rumania subiría al tren en Sinaia. Vigliano consultó el itinerario;
el tren pasaria por Sinaia a las 3 de la madrugada;
debe haber por lo tanto, una razón bastante grave, para que la soberana quisiera hacer una visita a esa hora. No se acostó, naturalmente, y esperó que el tren llegara a la estación. En el andén vio adelantarse a una señora alta vestida de negro;
era la reina madre quien le anunció:
Mafalda y sus hijos
Debo comunicarle que su Alteza Real no sabe todavía: Italia ha firmado hoy un armisticio con los ingleses y norteamericanos.
Vigliano pidió a la reina que comunicara a ella misma la noticia a la princesa. Mafalda quedó profundamente impresionada y desorientada con respecto a como debía proceder. Prosiguió, sin embargo, su viaje, y en Budapest fue huésped del ministro italiano, Anfuso. Vigliano consiguió telefonear al Quirinal, desde la legación y se puso en comunicación con el coronel Mario Stampacchia, jefe de la oficina del general Puntoni, oficial responsable, recto e inteligente, al que le pidió encarecidamente que mandara a Budapest un avión para que la princesa Mafalda pudiera entrar nuevamente en Italia. Preguntó también por sus hijos, y se le aseguró que los niños estaban bien y en lugar seguro.
No se podía decir más en una conversación telefónica de larga distancia, pero la noticia aunque breve, tranquilizó a la princesa.
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Re: Vidas de reinas y princesas del pasado
Pedroro Mar Jun 10, 2008 10:31 pm
La pregunta seguía a otras aun más graves, basadas en sucesos de orden general: ¿que había sucedido en Italia?, ¿estaban libres loa aeropuertos? La radio había transmitido noticias de insurrecciones y de combates entre alemanes e italianos a las puertas de Roma. La princesa estaba terriblemente preocupada, pero lograba mostrarse sonriente. "
Posee la calma de las personas fuertes"
, anotó Vigliano en sus apuntes.
El avión, piloteado por el capitán Cattaneo, de reconocida pericia, aterrizó al medio día en Pescara, ahí supo la princesa que 48 horas antes había pasado la columna de autos con sus padres y su hermano Humberto. En cuanto a los demás, las noticias eran inciertas, y solo se preveía que de un momento a otro los alemanes ocuparían los campos de aviación. Un automóvil de la división "
Legnano"
llevó inmediatamente a la princesa a Chieti, donde se le dispuso alojamiento en el Hotel del Sole y después en la prefectura. Mientras tanto, los alemanes ocupaban el campo aéreo de Pescara, a solo dos horas de su partida.
Los alemanes en Roma
Los días transcurrían en una profunda ansiedad. Solamente el 19 de septiembre pudo partir la princesa en un vagón de tercera clase, ocupado en su totalidad por miembros de la Casa real, que se encontraban en Chieti, adonde habían llegado desde Ortona. Antes de partir, Mafalda agradeció al coronel Massangioli, en cuya casa fue recibida como huésped a las horas de comida todos los días que duró la larga espera.
Después de un viaje plagado de inconvenientes y de paradas interminables, que duró casi 20 horas, llegaron por fin a Roma. Esa misma tarde se dirigió al Vaticano a ver a sus hijos, comprobando que estaban bien de salud y en lugar seguro, y se sintió, por lo tanto inmensamente aliviada.
En el entretanto nada había cambiado en la Villa Polissena, y el personal de servicio, acogió a su patrona con gran cariño. Pero la realidad de lo que pasaba afuera pesaba en su ánimo: la partida de los reyes a un país lejano, su marido en poder de Hitler, Roma ocupada por los alemanes...
Al día siguiente recibió en la mañana un llamado desde la embajada alemana invitándola a dirigirse a su sede porque el príncipe Felipe había anunciado que la llamaría por teléfono a las 11. Ya otras veces, en los meses pasados, la princesa había tenido comunicaciones telefónicas con su marido. Esta vez tampoco dudó. No podía imaginarse, por cierto, que el príncipe había sido capturado por los nazis hacia dos días y se encontraba en el campo de concentración de Flossenburg;
ni podía tan siquiera sospechar que ella misma había sido elegida como rehén por Hitler, que después de los acontecimientos del 8 de septiembre. Por consiguiente, antes de las 10 abandonó la Villa Polissena acompañada del doctor Marchitto della Polizia, adicto a la familia real, para dirigirse a la villa Wolkonsky, sede de la embajada alemana. Mientras se la hacia entrar, un agente alemán despidió al chofer, guardó el auto en un garaje y sacó las llaves del tablero.
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Re: Vidas de reinas y princesas del pasado
Pedroro Miér Jun 11, 2008 12:31 am
ahí debió embarcarse en un avión que la esperaba para llevarla a Weimar.
Acceso a Buchenwald
"
Recuerdo perfectamente, agrega Vigliano en sus apuntes, que la querida y amable princesa vestía ese día un traje negro, un abrigo de media estación del mismo color y unos zapatos oscuros muy rebajados. Estas prendas de vestir serian las únicas que usaria en la prisión durante once meses, hasta el día de su muerte"
.
Barraca donde estuvo la princesa Mafalda
En el siniestro "
Lager"
de Buchenwald, se hizo alojar a la princesa en la barraca Nº 15, reservada a los prisioneros de categoría. La construcción tenía 50 metros de largo por nueve de ancho y estaba dividida en dieciséis celdas, cocinas y baños. Al lado de Mafalda vivía la señora Maria Kuhn y en otra celda el ministro social demócrata Breitscheid, acompañado de su esposa. La señora Breitscheid había querido, en un acto espontáneo y heroico, seguir a su marido. En la barraca no vivía ningún otro prisionero.
Buchenwald
El verdadero nombre de Mafalda de Saboya no se dio a conocer;
oficialmente era llamada señora Von Weber, nombre al que se le añadió un triste sobrenombre "
Madame Abeba"
. Le había sido prohibido bajo penas de severas sanciones, revelar a los demás su propia identidad. Su alimento era el mismo que las tropas de SS: una ración de pan negro, una carne salda en conserva, mas una sopa en la mañana y otra en la noche, con un substituto de café. En el estado de debilidad en que se encontraba, el alimento no le apetecía y Mafalda empezó a adelgazar en forma impresionante.
Flossenburg
El severo régimen se relajó un poco en abril de 1944. La barraca necesitaba reparaciones y se confió el trabajo a un grupo de obreros italianos. La princesa los reconoció porque llevaban sobre la chaqueta un triangulo de tela roja con la letra I. Mientras duraron los trabajos compartió con ellos una buena parte de su comida y en sus conversaciones con el viejo soldado Leonardo Boninu, nacido en Jllaraj, cerca de Sassari en 1892, le reveló un día su verdadera identidad. La noticia produjo gran impresión entre los prisioneros italianos del campo de concentración, como también en el franciscano alemán, padre Ricardo Steinhof, que logró acercarse a ella y confesarla.
Mafalda
Mafalda ignoraba aun que el príncipe Felipe estaba internado en Flossenburg y su silencio le hizo temer por un momento que hubiera muerto victima de un bombardeo. Los sufrimientos causados por la angustia siempre creciente, originada por la falta absoluta de noticias, y el ayuno forzado con el consiguiente debilitamiento de su organismo, golpearon duramente el cuerpo y el alma de la princesa. Durante horas de horas escribía largas cartas a los suyos;
cartas que nadie se ocuparía de despachar. Trabajaba en confeccionar muñecas para su hijita Elisabeth, y cuando los aviones ingleses y norteamericanos comenzaron a sobrevolar el campo, trató de trazar en el terreno, entre la barraca y el muro alto que lo rodeaba una gran I... A pesar de lo que sufría, no odiaba sin embargo, a nadie: algunas de sus frases en aquel periodo revelan en ella un valor extraordinario.
Bombardeo de Buchenwald
El 24 de agosto de ese año, los aliados bombardearon el campo, con el objeto de destruir los establecimientos limítrofes. Las bombas cayeron sobre un cuartel en el cual estaba apoyada la barraca Nº 15, la que se incendió provocando el derrumbe del muro. La princesa Mafalda había corrido a la trinchera que servia de refugio, construida a poca distancia del lugar. Fue encontrada 2 horas después, sepultada bajo un cúmulo de tierra y de escombros a algunos metros del ministro Breitscheld y de dos centinelas alemanes muertos. La única ilesa. La señora Kuhn, que había quedado semisepultada también en el mismo radio, pudo gritar en demanda de ayuda.
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Re: Vidas de reinas y princesas del pasado
Pedroro Miér Jun 11, 2008 1:17 am
después se ocuparon de ella. La trasladaron al hospital vecino, pero ahí no había lugar;
todas las camas estaban ocupadas y fue necesario llevarla nuevamente al campo. En ese momento la encontraron dos soldados, Pierino y Paolo Rizzi, de Udine, quienes han relatado así la escena:
Familia real en 1934
Estaba tendida sobre una escala portátil que hacia las veces de camilla. Su aspecto era lastimoso;
el brazo izquierdo le colgaba y era una sola llaga sanguinolenta, privado de fuerza y de movimiento. Tenía el lado izquierdo del rostro también herido y parte de los cabellos quemados. Habiéndonos reconocido como italianos, la princesa nos hizo señas con la mano derecha para que nos acercáramos, y después de haber fijado en nosotros sus grandes ojos anegados de lagrimas exclamó: "
¡Italianos, italianos, me muero! ¡Recordadme como a una de vuestras hermanas!"
.
Horrores de Buchenwald
Pero el problema urgente era encontrar un lugar donde atenderla. La única casa cercana estaba habitada por infelices muchachas rusas y polacas, conducidas ahí para los "
deleites"
de los SS. En esa casa eran atendidos ya algunos heridos y entre ellos quedó Mafalda de Saboya. Las mujeres, improvisadas como enfermeras, se dedicaban a atenderlos. La princesa le fue confiada a Irmengard Duesenau, que a pesar de su poca práctica en el nuevo oficio, se dedicó por entero a cuidarla.
Su estado era extremadamente grave y doloroso: serias contusiones en el brazo izquierdo, anemia, quemaduras en segundo grado que abarcaban también la mejilla izquierda. Los médicos procedieron en el acto a curarle y vendarle las heridas, pero ya a las 48 horas el antebrazo empezó a mostrar señales de gangrena seca.
El doctor Witzelav Horn, de Bohemia, internado también en el campo de concentración, propuso al director de los servicios sanitarios, doctor Schidiawsky, operar inmediatamente amputando el brazo. Schidiawsky se mostró indeciso en el primer momento y luego decidió postergar la operación para el día siguiente. La princesa había sido acomodada en una habitación, donde era atendida por la señora Kuhn y por Irmengard Duesenau.
Mafalda
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Re: Vidas de reinas y princesas del pasado
Pedroro Miér Jun 11, 2008 2:21 am
había sabido en el entretanto quien era la señora Von Weber y no quiso tomar la responsabilidad de operarla sin consultar antes con Berlín. Se necesitaban otras 24 horas para obtener el permiso del cuartel general nazi. El 28 optó por efectuar la operación personalmente, dado el carácter de rehén de la princesa y de su condición de miembro de la familia real italiana;
pero surgió una diferencia de opiniones entre él y el doctor Horn. Este último sostenía que la salvación dependía de la posibilidad de operar rápidamente, mientras el doctor Schidlawsky pretendía hacer una operación técnicamente perfecta, pero larga, desarticulando minuciosamente el hombro con una preparación anatómica de todos los músculos y la formación de un muñón muscular de amputación. Al acto operatorio asistieron, por deseo expreso de Schidlawsky, el doctor Horn, el doctor Thomas George, de la Clínica Universitaria de Estrasburgo, y otro medico internado en Buchenwald.
Mafalda de niña
Pecorari, un medico triestino, también prisionero, confirmó la validez de la opinión del doctor Horn: "
Una operación tan minuciosa y por consiguiente larga, debilitante por la inevitable y copiosa perdida de sangre, habría sido desaconsejada por cualquier cirujano en el estado casi caquéctico de la princesa, agravado por la intoxicación postraumática"
.
Felipe de Hesse cassel
Todavía bajo el efecto de la anestesia, Mafalda fue llevada de vuelta al prostíbulo. Ningún medico la visitó durante la noche, sólo estuvieron a su lado la señora Kuhn e Inmergard. Las horas de la noche corrían lentas, mientras se apagaban los rumores del exterior hasta hacerse el silencio. Era la hora en que, después de un día pesado, sombrío, lleno de inquietudes, reinaba la paz en el campo de Buchenwald. Durante el día todo era distinto, todo estaba vivo, dolorosamente vivo;
el presente, el pasado, los efectos perdidos y el pensamiento, más fuerte tal vez que la vida misma, que dominaba a todos: la conciencia de la guerra... A esa hora todo se había apagado, había paz.
También la princesa respiraba con menos dificultad en la oscuridad casi completa de la habitación. Su mano derecha, delicada como la de una niña, reposaba a lo largo de su cuerpo. Todavía no había vuelto de la anestesia.
Antes de adormecerse, Mafalda había rogado por todos sus seres queridos. En la vida supo tan solo amar y expresó su amor hasta en sus últimos momentos. Su hijita Elisabeth tenia entonces 3 años;
pero no era solamente la pequeña la que tenia necesidad de ella;
la princesa sabia que les hacia falta a todos los suyos... Y sin embargo, su vida se apagaría así, a los 42 años, lejos de Italia y de sus seres queridos.
Nietos de Mfalda: Donatus, Mafalda, Elena y Felipe
Mafalda de Saboya murió al alba del 29 de agosto de 1944, sin haber recuperado el conocimiento. Eran las cinco y media. Otro día surgía sobre el campo de Buchenwald.
FIN
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Re: Vidas de reinas y princesas del pasado
Juanb Miér Jun 11, 2008 4:45 pm
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Re: Vidas de reinas y princesas del pasado
Pedroro Miér Jun 11, 2008 9:40 pm
"
¡La reina ha vuelto!"
"
¡Por ella derramaremos la última gota de nuestra sangre!"
"
¡Abajo el rey!"
"
¡Abajo los ministros!"
Estos eran los gritos que las multitudes proferían por las calles de Londres en el año 1820 durante el Proceso de Carolina de Brunswick, la esposa del rey Jorge IV. Un proceso que constituyó el más clamoroso escándalo del siglo y que movilizó durante meses, la atención de Inglaterra y del mundo entero.
Carolina de Brunswick
Para ser exactos, aquel celebre escándalo había tenido su preludio durante las infaustas bodas de los dos reales personajes, en el aquel lejano 8 de abril de 1795 en que Jorge IV, entonces príncipe de Gales, decidió hacer frente al matrimonio cumpliendo las promesas hecha a su padre, Jorge III, de pagar las deudas acumuladas durante su tumultuosa juventud.
Jorge IV
"
Está bien. Puesto el rey quiere mi suicidio, me mataré contrayendo matrimonio"
había exclamado el príncipe de Gales y había consentido en que se le buscara una esposa.
La esposa elegida no fue ciertamente un modelo de virtudes. Carolina de Brunswick era la segunda hija del duque de Brunswick y de la princesa Augusta, hermana mayor de Jorge III. Carolina era una rubia muchacha de 26 años con un movido pasado sentimental que registraba en su activo dos romances y un hijo ilegitimo. A pesar de ello fue elegida y partió feliz hacia Inglaterra, su nueva patria
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Re: Vidas de reinas y princesas del pasado
Juanb Jue Jun 12, 2008 12:33 am
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Re: Vidas de reinas y princesas del pasado
Pedroro Jue Jun 12, 2008 1:32 am
El mismo día de la boda comenzaron a difundirse los mas escandalosos comentarios sobre la real pareja, cuando el príncipe de Gales se presentó a la ceremonia nupcial totalmente ebrio y sostenido por el duque de Brunswick.
Boda de Jorge de Gales y Carolina de Brunswick
A los pocos meses, en enero de 1796, después del nacimiento de Carlota Augusta, la única hija de la pareja, el príncipe que vivió prácticamente siempre separado de su mujer, hizo oficial dicha separación, y relegó a Carolina a vivir en el campo, en el castillo de Blackheat, mientras el permanecía en el palacio real de Carlton House, en Londres, divirtiéndose por su propia cuenta. Por su parte Carolina, a pesar de ser una tierna madre para la recién nacida y una benefactora para la aldea, era pródiga y caritativa y transformó su castillo en una especie de asilo donde recibía a los niños del vecindario, había tomado su propia revancha e iniciado idilios más o menos platónicos con el capitán de marina Sydney Smith, con el capitán Marb, con el joven Lord Hood y el pintor de moda el celebre Thomas Lawrence, que hizo el retrato de su marido.
Duque de Brunswick padre de Carolina
Entretanto el príncipe de Gales hacia lo posible para obtener separación legal promoviendo escándalos. En 1806 Carolina fue acusada de adulterio. El rey Jorge III, que siempre tuvo una debilidad por su nuera (quizás porque se sentía culpable de su desdichado matrimonio), hizo regresar a la princesa a Londres, donde ella se instaló en un palacio y se entrego totalmente a una vida alegre y frívola.
Blackheath
Pero el príncipe de Gales había jurado luchar con todas sus fuerzas contra aquella mujer que le era tan antipática. Apenas se encontró, en 1810, colocado en posición de regente (a causa de las condiciones mentales de su padre) aprovechó la circunstancia para quitarle su hija a Carolina. Ante la inminencia de la muerte del viejo rey y el temor de que Carolina compartiera el trono con él, el príncipe movió todos sus peones para asegurar la ruina de su mujer.
Carlton House
Durante los 6 años que siguieron (ella viajó por toda Europa, deteniéndose principalmente en Italia, donde cometió indiscreciones que después iban a ser su ruina) la hizo seguir, paso a paso. En Milán, instituyó una especia de oficina de informaciones que fue definida como "
el tribunal de la venganza secreta"
, y cuyo principal agente fue el famoso barón Federico Ompteda.
Sir William Sidney Smith
Finalmente, el momento tan esperado se produjo el 20 de enero de 1820, fecha en que murió el rey Jorge III. Ante el anuncio, Carolina pareció transformarse en otra mujer. Rehusó todas las proposiciones que recibió de parte de su marido, quien entre otras cosas, le ofreció 50 mil libras esterlinas anuales a fin de que renunciara a su titulo de reina y se mantuviese alejada de Inglaterra. En vez de ello, carolina partió a Londres dispuesta a librar su propia batalla.
Jorge III
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Re: Vidas de reinas y princesas del pasado
Pedroro Jue Jun 12, 2008 2:01 am
La reina desembarcó en Dover el 5 de julio de 1820. A su llegada. Toda Inglaterra se puso de pie. Una multitud inmensa recibió a la soberana con el grito de "
Dios salve a la reina"
, las campanas, fueron echadas a vuelo, tronaron los cañones en señal de bienvenida y casi todas las actividades se paralizaron porque el pueblo, cogido inesperadamente por un inesperado afecto hacia ella, se precipitó en masa a las calles para salir a su encuentro y expresarle su solidaridad. Entonces Jorge IV produjo su histórico golpe de escena: el 6 de junio, antes que Carolina hiciera su entrada triunfal a Londres, el nuevo soberano envió a la Cámara de los Lores el siguiente mensaje:
Jorge IV
"
El rey, a raíz de la llegada de la reina, cree necesario comunicar a amabas Cámaras ciertos documentos relativos a la conducta de su majestad desde su partida de éste país, documento que entrega a la inmediata consideración de la Cámara"
El mensaje estaba cerrado en un sobre verde que contenía todos los documentos recogidos por la comisión de Milán presidida por Federico de Ompteda. Así se inició el famoso proceso contra la reina. A partir de aquel día, hasta el 10 de noviembre, Inglaterra y el mundo entero tuvieron los ojos puestos en el clamoroso escándalo de acción legal promovido por Jorge IV contra Carolina de Brunswick: un acto de acusación pública que tenía como finalidad el divorcio.
Los sucesos se desenvolvieron con rapidez fulminante: mientras los periódicos ingleses y extranjeros comentaban los hechos con grandes titulares y los diputados acudían a la Cámara, el rey insistía en su actitud acusadora y reclamaba justicia contra la reina. Ella por su parte insistía en no aceptar ninguna transacción y reclamaba sus propios derechos: ser reintegrada a la liturgia anglicana, y ser coronada y recibida por las embajadas extranjeras, como legitima soberana de Inglaterra.
Lord Liverpool y Lord Castlereagh
Ante aquella situación sin precedentes, ambas Cámaras y dos primeros ministros: Lord Liverpool y Lord Castlereagh, deliberan si deben responder inmediatamente el mensaje del rey. Por ultimo nombraron una comisión de 14 miembros encargados de examinar los documentos del famoso "
sobre verde"
. Por su parte Carolina persistía en reclamar, a voz en cuello, que se hiciera una encuesta, a fin de conocer las acusaciones formuladas en su contra y se citara a testigos.
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Re: Vidas de reinas y princesas del pasado
claudia Jue Jun 12, 2008 4:01 am
En la Biblioteca Nacional hace muchos años leí que Juan Orth, vivía en Valparaiso, pero no decían nada más fue en un número de LÍllustration.
claudia- Invitado
Re: Vidas de reinas y princesas del pasado
Pedroro Jue Jun 12, 2008 4:07 am
¡TEODORO, NO!"
En aquella atmósfera de disturbios, la comisión presento, el 4 de julio, su informe, y el 5 el conde de Liverpool leyó, en la Cámara de los Lores el famoso "
bill of pains and penalties"
, o sea, el acta de acusación contra Carolina de Brunswick, en base a la cual Sui Majestad era acusada de haber recibido a su servicio, en 1814 a un tal Bartolomé Pergami, en calidad de domestico, de haberlo hecho su amante y llenado de honores. Se exigía, que sobre el presunto adulterio ella fuera despojada de su titulo y de sus derechos como reina y que su matrimonio con Jorge IV fuera anulado.
Entonces ardió Troya. Las masas populares cada vez más partidarias de la denigrada reina y más adversas al rey (que pasó a la historia como el peor soberano de Inglaterra después de Ricardo III), no tuvieron freno. Mientras los periódicos se entregaban a caricaturas y comentarios de todo genero, las muchedumbres recorrían las calles lanzando insultos y el grito de "
¡Venganza!"
frente al Parlamento, donde fue necesaria la intervención de la policía para dispersarlas. El Gobierno, preocupado, se vio obligado a tomar medidas extraordinarias de defensa, llamando a Londres refuerzos de soldados y erigiendo barricadas. Finalmente, el 21 de julio se inició el proceso con las declaraciones de los testimonios de la parte acusatoria.
Lady Hamilton
Acompañada de Lady Hamilton, Carolina de Brunswick llegó a la Cámara, donde se instalo en un sitial especialmente preparado para ella. Después que el procurador general de la corona repitió las acusaciones en su contra, que produjeron en la Cámara murmullos de disgusto, fue llamado el primer testigo de la acusación. Teodoro Maiocchi, un italiano al que Carolina había tomado a su servicio en Nápoles. Entonces ocurrió lo imprevisto: La reina, que había insistido en ver a quienes la denigraban y había escuchado impasible la lectura del acta de la acusación, apenas posó sus ojos sobre el testigo, se puso de pie gritando: "
¡Teodoro, no, no!"
y abandonó el parlamento, para no volver aparecer allí nunca mas. Pero el ex sirviente, sin impresionarse ante la actitud de su antigua patrona, confirmó los puntos principales de la acusación, que realzó con gestos dramáticos.
Otros testigos repitieron las palabras de Teodoro presentando un cuadro de intimidades nauseabundas. Giuseppe Bianchi, portero del hotel "
Gran Bretaña"
, de Venecia, narró escenas idílicas en que la reina se colocaba al cuello un collar de oro;
Beta Kress, sirvienta de una hospedaría del Tirol, se deleitó relatando escenas intimas similares;
Luisa Dumont, camarera suiza, dio detalles sobre la ropa interior que usaba la reina. Los Lores, impasibles, escuchaban aquellas "
revelaciones"
que de vez en cuando interrumpían con alguna pregunta destinada a poner los puntos sobre las ies.
En cuanto al rey Jorge IV, después de haber hecho publicas las intimidades de su esposa, tuvo que someterse también a las caricaturas de los periódicos que lo mostraban en actitudes similares y de las que emergió su propia vida. Todo salio a relucir: sus dudas, sus locuras, sus amores ilícitos, sus extravagancias y sus sobornos. En todas partes, periódicos, círculos políticos y en las calles no se hablaba de otra cosa que de los escándalos reales. En general, la muchedumbre tomó la parte de la reina con los gritos de "
¡Viva la reina inocente!"
y "
¡Muerte a los testigos vendidos!"
.
Pedroro- Su Alteza Imperial
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Re: Vidas de reinas y princesas del pasado
Pedroro Jue Jun 12, 2008 4:58 am
Por su parte Carolina presentó sus propios testigos, entre los cuales figuraron Lady carlota Lindsay, Jacopo Sickard, Lord Gienbervie y Alexandre Oliviert, que afirmaron no haber visto jamás nada inconveniente en su conducta. No faltaron los testigos humorísticos como el conde Landaff, quien aseguró que en Italia "
aún las señoras mas honestas reciben visita, mientras permanecen en el lecho"
. Los abogados defensores de Carolina fueron Tommason, Denman, el doctor Lushington y Enrique Brougham, que incurrieron en ciertas contradicciones. Mientras Denman hacia notar que la causa de la depravación de una mujer era debido a la crueldad del marido y el doctor Lushington preguntaba: "
¿Se ha visto jamás a un marido solicitar el divorcio de una mujer de 53 años?"
, Enrique Brougham, águila del foro, obtuvo un triunfo estrepitoso con una oración en defensa de la reina que fue una obra maestra. Maestro consumado en presentar su tesis que acentuaba con hábiles modulaciones de voz, Enrique Borougham, después de recordar las humillaciones sufridas por Carolina durante su vagabundaje por el mundo. Pasó a destruir las declaraciones de los testigos.
"
¿A quien han citado?, bramó, ¡A gentes sin responsabilidad, sirvientes y camareras!"
. Y alzando la voz: "
¡Que absurdo! ¡Todos mienten. Todos forman parte de una vil conspiración!"
y concluyó con una patética arenga:
"
Señores, salvad al país. Yo uniré mis suplicas a Dios misericordioso a fin de que EL incline vuestros corazones a la justicia"
.
Jorge IV
La palabra "
justicia"
fue pronunciada con una voz queda, como para producir un sentimiento de sagrado terror. El éxito obtenido fue inmenso. Todos tuvieron la impresión de que la reina había ganado la causa. Cuando se sometió la acusación a votación el 10 de noviembre, la ley con la cláusula de divorcio fue aprobada por solo una mayoría de 9 votos, lo que casi provocó la caída del ministerio. La ínfima minoría hizo que Lord Liverpool declarara: "
Pienso que después de esta votación la ley debe ser postergada"
. Era casi como decir que el ministerio se daba por vencido y retiraba la acusación.
TRIUNFO EFIMERO
El pueblo se sintió jubiloso. Hubo fuegos artificiales, procesiones, cánticos y aclamaciones e insultos renovados contra el rey y la corte. Las carrozas de los Lores tenían que ser escoltadas por policías mientras las muchedumbres gritaban: "
'¡Viva la reina inocente!"
De todas partes llovieron felicitaciones a Carolina por haber triunfado con el favor del pueblo.
Banquete de coronación de Jorge IV
Pero fue un triunfo efímero. El nombre de Carolina continuó siendo excluido de la liturgia y cuando el 19 de julio de 1821 tuvo lugar la ceremonia de la coronación del nuevo rey jorge IV, postergada por los tumultos del proceso, se le negó el derecho de ser coronada junto a su esposo y ni siquiera fue invitada a la ceremonia. Cuando se presentó a las puertas de la abadía de Westmister, fue expulsada en medio de la indiferencia de la multitud, que había olvidado su fervor por ella y solo tenia aclamaciones para el nuevo soberano. Carolina de Brunswick tuvo que alejarse de la iglesia en medio de las lágrimas.
Carolina
Aquel fue para ella el golpe de gracia. Pocos días después, el 7 de agosto de 1821, a los 53 años, la infortunada soberana murió de un mal inesperado. Antes de dar su ultimo suspiro ordenó que su cuerpo fuera trasladado a su tierra natal y que en su tumba se colocara la siguiente inscripción: "
Aquí yace Carolina de Brunswick, injuriada reina de Inglaterra"
FIN
Pedroro- Su Alteza Imperial
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Re: Vidas de reinas y princesas del pasado
Pedroro Miér Jun 18, 2008 10:38 pm
NICOLAS Y ALEJANDRA
Últimos zares de Rusia, vivieron una apasionada historia de amor. El sufrimiento, si embargo, los acompañó toda la vida. Un hijo enfermo, un monje loco que intervino en el gobierno y la revolución, forman parte de ésta historia que culminó en un horroroso final.
A los 21 años, Nicolás Romanov era un joven esbelto, de cara cuadrada y ojos grises. Había heredado el encanto de su madre, era afable, tranquilo y cariñoso. Sus días transcurrían placenteramente entre la opera, los bailes y los viajes, ya que como su padre, el zar Alejandro III, era aun joven, nadie se había ocupado de prepararlo para el día en que heredara el trono. Tenía un buen adiestramiento militar, pero se encontraba muy alejado e la función gubernativa y el propio zar lo consideraba con poco carácter.
En esta época llegó a pasar una temporada a San Petersburgo una princesa alemana de 16 años. Cuñada del gran duque Sergio. Se llamaba Alix de Hesse Damstadt, era nieta de la reina Victoria, tenía un largo pelo rubio y ojos azules inteligentes. Nicolás fue presentado, y durante las 6 semanas que ella estuvo en Rusia pasearon juntos, acudieron a los bailes de la nobleza y patinar en hielo a los parques de San Petersburgo. Al irse ella, Nicolás escribió en su diario: "
Mi sueño es casarme algún día con Alix"
.
Sin embargo, no era nada de fácil que el heredero concretara su sueño. La alta sociedad rusa no compartía el embeleso de Nicolás por esta joven que había dejado la impresión de ser demasiado tímida, nerviosa y altanera, además de que los alemanes no eran bien mirados en Rusia. Los zares, por su parte, aspiraban a que su hijo se casara con alguien más encumbrado de las casas reinantes de Europa, y Nicolás, desde sus primeras insinuaciones, encontró una fuerte oposición de sus padres.
Los 5 años siguientes transcurrieron entre viajes de Nicolás a ver a Alix e intentos de la zarina Maria de encontrarle a su hijo una candidata que le interesara. Pero, como el joven había declarado que no se casaría con nadie si no lo hacia con Alix, al llegar 1894, y enfermarse seriamente Alejandro, los zares consideraron que por lo menos había que dejar al heredero casado. Pocos días después Nicolás salio hacia Alemania a pedir la mano de Alix.
El matrimonio habría de celebrarse con toda la pompa en San Petersburgo. Pero antes de que se acercara la fecha, el zar Alejandro III se agravó notablemente.
Diez días después de la llegada de Alix, a Rusia, Alejandro III murió. Nadie mejor que Nicolás entendió el alcance de su muerte. Tomando a su cuñado del brazo lo llevó a un salón de abajo y lloró desconsoladamente. Sabia que ahora él era el emperador y el peso de su carga lo sofocaba. "
¿Que voy a hacer?, decía, ¿Que nos va a ocurrir a mi, a Alix, a toda Rusia? No estoy preparado para ser Zar. Nunca quise serlo. No sé nada del arte de gobernar..."
En medio del dolor general, Alix la princesa alemana de 22 años, se convirtió del protestantismo a la fe ortodoxa y tomó su nuevo nombre de Alejandra. Y una semana después del funeral, el 26 de noviembre de 1894, Nicolás y Alejandra se Casaron.
Última edición por el Jue Jun 19, 2008 4:56 am, editado 2 veces
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Re: Vidas de reinas y princesas del pasado
Pedroro Jue Jun 19, 2008 3:48 am
Muy luego el nuevo zar tuvo que abocarse a su nueva tarea: reinar sobre la sexta parte de la tierra y dirigir a 130 millones de hombres. Después de ser coronado, e instalarse con Alejandra en un ala del palacio de sus padres, se dedicó la mayor parte del día a sus labores gubernamentales. Su padre le había dejado en herencia 13 años pacíficos y profundamente autocráticos. El zar era personalmente el gobierno de Rusia. Su poder era absoluto y sólo debía rendir cuentas a Dios. Todos los funcionarios y ministros eran nombrados por él, no había parlamento, ni el pueblo no tenía nada que opinar del gobierno. La prensa estaba bajo fuerte censura y todos aquellos que querían realizar cambios democráticos en el país eran enviados a pasar una temporada a Siberia.
Nicolás II siguió en los primeros años el camino de su padre, desilusionado a los liberales que esperaban cambios con el nuevo zar.
Su falta de preparación, sin embargo, hizo que en los primeros 10 años sui reinado estuviese fuertemente influenciado por su madre y por sus tíos, los hermanos de Alejandro III. Por otra parte, el zar no dominaba la técnica del buen manejo de los subordinados, lo que hacia difícil su relación con los ministros y la familia, de quien él era cabeza. Era un hombre inteligente, pero por su carácter no era el monarca mas adecuado para los difíciles momentos que a Rusia le tocaría vivir.
Su familia era un mundo donde Nicolás se sentía plenamente feliz. Al año de matrimonio había nacido Olga, y en los años siguientes llegaron 3 hijas más. Vivian en el palacio de Tsarkoie-selo. Después de la cena, Nicolás leía en Voz alta mientras Alejandra y sus hijas hacían labores. A veces se tocaba el piano, y la zarina se quedaba hasta altas horas leyendo en cama. En esta forma de vida era la que Nicolás y Alejandra siempre habían soñado. Pero sin duda, la nobleza no estaba nada de contenta con la poca vida social que hacían los zares, y todas las antipatías se centraron en Alejandra.
Educada en las estrictas normas de la pequeña corte de Damstadt, Alejandra no estaba preparada para integrarse a una sociedad alegre y disipada. Les escandalizaban los chismes, los amoríos y las fiestas que duraban toda la noche. Con un criterio moralista, tachó de las listas de invitados a todos los que tenían enredos amorosos, y muy luego fue catalogada como mojigata y aburrida. Cuando intentó organizar un grupo benéfico con la intención de que cada socia tejiera para los pobres, la mayor parte de las damas declaró que no tenia tiempo para las boberías de una mujer que le dedicaba tanto tiempo a la religión. Ante todo esto, Alejandra concluyó que la nobleza no representaba a la verdadera Rusia. A quien ella gobernaba en realidad, era a los millares de campesinos que vivían diseminados en pueblos;
aquellos analfabetos que en los inviernos morían de hambre, pero que eran religiosos y que la llamaban "
madrecita"
.
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Re: Vidas de reinas y princesas del pasado
Pedroro Vie Jun 20, 2008 4:25 am
A comienzos de 1900, Europa vivía uno de sus mejores momentos. Después de casi 100 años de paz, el resurgir económico había sido constante.
Convencido el zar de que su ejército era muy superior al japonés, en 1904 aprobó la invasión a Corea, zona de gran interés para Japón. Como respuesta los barcos nipones atacaron a al escuadra rusa. El resultado fue desde un comienzo desastroso. El ejército japonés estaba altamente equipado y Rusia, después de 1 año de derrotas, tuvo que firmar la paz.
La aventura expansionista terminó con innumerables bajas, un pueblo hambriento y la moral destrozada. Nicolás que inicialmente había querido ir a la cabeza de los ejércitos, sufrió un fuerte golpe con el fracaso, y juró que nunca más llevaría a su país a una confrontación. No sospechaba que la historia le preparaba una guerra más sangrienta aún.
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Re: Vidas de reinas y princesas del pasado
Pedroro Vie Jun 20, 2008 5:26 am
El 12 de agosto de 1904, y después de 10 años de matrimonio, Alejandra dio a luz un hombre;
el tan ansiado heredero. Fue, según el propio Nicolás, "
un día inolvidable, un gran día..."
Todos los cañones de Rusia lanzaron 300 salvas. Su Alteza Imperial Alexis Nicolaievich aseguraba la continuidad de la dinastía Romanov y era la victoria de Alejandra que no había dejado de pedirle a Dios que le diera un hijo. Sin embargo, lo que nadie sabia era que un leve desequilibrio en el cuerpo del recién nacido provocaría una tragedia que cambiaria la historia de Rusia.
Alexis, llamado así en honor del zar Alexis el Pacifico, el mas admirado por Nicolás, era un niño rubio, robusto, de pelo crespo, y ojos azules. Sin embargo, a los pocos meses de edad se descubrió que padecía hemofilia: una enfermedad por la que la sangre no coagula y que puede producir la muerte en cualquier momento por desangramiento. Heredada de su madre, quien portaba los genes del terrible mal, el niño no tenía curación y desde su más tierna infancia vivió en peligro.
Cualquier golpe le significaba un martirio. Ni siquiera se le podía inyectar morfina para disminuirle el dolor y el pequeño se debatía entre desmayo y desmayo durante horas. Después debía pasar semanas en cama y utilizar aparatos ortopédicos para enderezar los miembros heridos. Y quizás un día, una semana, un año, o apenas una pocas horas después, otro nuevo golpe le provocaría nuevamente el sufrimiento. El príncipe se convirtió en el centro de la familia. Cuando sufría una de sus crisis Alejandra no se movía de su lado ni de día ni de noche, y en todo el palacio el ambiente era lúgubre. El zar, que amaba sobre todas las cosas a su hijo, no podía soportar esas horas interminables de quejidos y se paseaba desesperado por el parque.
Alejandra por su parte, se puso cada vez más melancólica. Sabía por los médicos que no había curación posible, pero no se resignaba a la idea ni al hecho de ser ella la portadora del mal. Cada vez que Alexis pasaba un largo tiempo sin accidentes Alejandra resplandecía, creyendo que todo había acabado;
pero poco tiempo después estaba el niño sufriendo, llamándola y pidiendo morir.
Esta enfermedad fue un secreto celosamente guardado en la familia real. Sin embargo, los rumores traspasaron las murallas del palacio. Y cada vez que Alexis no acudía a una ceremonia oficial se hablaba que era epiléptico, retardado mental o que había sufrido un atentado extremista.
Todo esto contribuyó a aislar mas aun a la familia real de la nobleza y del pueblo. Alejandra se retrajo;
las normas en la corte se hicieron mas severas, y ella se dedicó a la religión con ahínco, confiando en que Dios le mandaría un emisario que pudiera curarle a su hijo. Un día sintió que había sido oída: Rasputin llegaba a las puertas del palacio...
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Re: Vidas de reinas y princesas del pasado
Pedroro Sáb Jun 21, 2008 10:00 pm
Después de la humillante derrota ante Japón, el ambiente interno se puso cada vez más difícil en Rusia. Las huelgas y protestas aumentaron entre los obreros descontentos y desilusionados, y los atentados terroristas estaban a la orden del día.. En 1905, un domingo de invierno miles de hombres se concentraron frente al palacio de San Petersburgo para hacerle sus peticiones al zar. Venían pacíficamente, entonando cantos religiosos y "
Dios salve al zar"
. Cuando la marea humana intento traspasar los escuadrones del ejercito que cerraban las calles, los soldados abrieron fuego matando a centenares de hombres mujeres y niños. Al saberlo, Nicolás que no se encontraba en San Petersburgo, se horrorizó pero el "
domingo sangriento"
de 1905 dejó en el pueblo una huella difícil de borrar.
Poco a poco la situación se volvió insostenible, y la única salida posible que dio el gabinete fue darle al pueblo derechos civiles, libertad de palabra y prensa, una constitución y una Duma, que equivalía a un parlamento.
Nicolás aceptó esto, aunque era en contra de todo su pensamiento autócrata, creyendo que así el país se tranquilizaría, muy luego se dio cuenta que no se había logrado nada, la derecha estaba furiosa porque Rusia se había convertido en una monarquía semiconstitucional, y la izquierda encontraba insuficientes las medidas tomadas.
Las prerrogativas de la Duma fueron drásticamente disminuidas, al poco tiempo, la primera Duma fue abolida, por ser considerada muy revolucionaria. La segunda siguió el mismo camino, y finalmente se estableció una que tenia un papel meramente decorativo. El escenario para la revolución estaba preparado.
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Re: Vidas de reinas y princesas del pasado
Pedroro Jue Jun 26, 2008 12:33 am
Preocupada por la violencia que sacudía al país, Alejandra más de una vez escribió: "
¡Me gustaría ser inteligente y poder servir de algo! Quiero a mi nuevo país. Es tan joven, tan poderoso..."
Sin embargo ella no podía hacer nada y continuaba preocupada de sus hijos. En 1912 las muchachas iban creciendo y Olga, la mayor, ya tenia 17 años.
El verano de ese año Alexis sufrió el mas critico golpe de su vida, maniobrando un bote. Se enviaron innumerables telegramas a San Petersburgo y rápidamente llegaron los médicos, que no pudieron hacer nada. Diez días duró la agonía, y los gritos del niño atravesaban las paredes.
Al fin de las esperanzas, la zarina Alejandra le pidió a una amiga que le mandara un telegrama a un hombre santo para que rogara por la vida de su hijo. Era Rasputin. Pocas horas después llegó la respuesta: "
No te aflijas, el pequeño no morirá"
. Al día siguiente la hemorragia se detuvo. El niño estaba agotado pero vivía.
Desde ese momento Alejandra creyó ciegamente en Gregori Rasputin, un campesino que decía estar en comunicación directa con Dios. De un físico desagradable y sucio, este hombre, a pesar de sus poses, llevaba una vida licenciosa y oscura, y sostenía que había que experimentar todos los pecados para después purificarse.
La influencia de Rasputin traspasó de la enfermedad de Alexis a todo el gobierno y empezó a influir en los nombramientos de ministros. La nobleza empezó a odiar mas aun a "
la alemana"
, que introducía en el palacio a un hombre despreciable que cometía sus fechorías a la luz publica. Varias veces le llevaron a Alejandra pruebas irrefutables del comportamiento de Rasputin, pero ella se negó rotundamente a creerlo. Tenía la certeza de que Dios había enviado a ese hombre para salvar la vida de su hijo. Y su ceguera apuró rápidamente el desmoronamiento de la corona rusa.
El 28 de junio de 1914 todas las naciones de Europa entraron a la guerra. Nicolás II desde su palacio en San Petersburgo, anunció que su país también marchaba a las trincheras de la primera guerra mundial, con él a la cabeza.
Inicialmente la guerra logró unir al país, pero muy pronto se vio que el imperio ruso no estaba preparado para una lucha larga y a tantos kilómetros de distancia. El país comenzó a desangrarse rápidamente y la miseria y el horror se apoderaron de sus habitantes. Nicolás dirigía el convulsionado país desde San Petersburgo y había puesto a la cabeza del ejército al popular y preparado gran duque Nicolás. Sin embargo la sombra de Rasputin se hacia cava vez mas grande en el palacio imperial, y llegó un momento en que, a instancias de él, el zar pidió la renuncia del gran duque, tomando el mismo el mando del ejercito en el campo de batalla.
Ese hecho determinó finalmente el desintegramiento del gobierno y la caída de los Romanov. Lejos de San Petersburgo, Nicolás confió planamente en Alejandra, la que poco a poco fue tomando las riendas del gobierno e hizo todo cuanto Rasputin le sugirió. Los ministros entraban o salían de acuerdo al humor del monje que dominaba completamente a la zarina, al poco tiempo ya no quedaba en el gobierno ningún ministro capacitado. Los personajes más insólitos y corruptos llegaron a los altos cargos.
El siguiente paso del monje fue dirigir los batallones del ejército de acuerdo a las visiones que tenia mientras dormía. La nobleza estaba furiosa por el vergonzoso gobierno de Rasputin y la revolución seguía incubándose en las clases obreras. Alejandra dirigía el país con una ceguera sin límites y el zar, que estaba en el campo de batalla, tampoco se daba cuenta de la realidad del país.
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Re: Vidas de reinas y princesas del pasado
Pedroro Jue Jun 26, 2008 9:29 pm
En los dos años de la guerra, Alejandra le escribió a su marido más de 400 cartas. En ellas hablaba de política, de Rasputin, pero también de su familia y de su amor. Serian los últimos testimonios que quedarían de la vida familiar de los zares.
Desde el palacio de Petrogrado ella le escribía: "
Sólo anhelo estrecharte con fuerza entre mis brazos y murmurar palabras de amor intenso, coraje, fuerza e interminables bendiciones..."
El le decía "
...No sé como habría podido soportarlo todo si Dios no hubiera decidido que tuviera como esposa y amiga. A veces es difícil hablar de estas cosas debido a una estúpida timidez... Adiós mi adorada y dulce Sunny"
. Las cartas iban siempre acompañadas con pétalos de lirios, Alejandra, la fría emperatriz, se mostraba en estas páginas como una adolescente enamorada.
El asesinato de Rasputin
En el invierno de 1916 la nobleza ya no podía disimular su odio hacia Rasputin y en un primer intento de salvar al gobierno, un grupo de jóvenes aristocráticos tramó el asesinato del monje.
El príncipe Félix Yussoupof era el encargado de cumplir "
la misión"
invitándolo a una reunión nocturna donde le daría bizcochos y vino envenenado.
La noche prevista, Rasputin acudió sin sospechar nada. Sin embargo, a las dos horas y media de haber ingerido todos los alimentos envenenados, continuaba conversando y sonriendo. El príncipe, desesperado y sin poder creer lo que veía, decidió matarlo de un balazo. Y Rasputin cayó dando un aullido. Rápidamente aparecieron los otros dos hombres que participaban en el complot. Uno de ellos, que era médico, le tomó el pulso y lo declaró muerto. Pero, pocos segundos después, Rasputin abrió un ojo, y echando espuma por la boca se levantó y se lanzó encima del conde Félix, para salir después corriendo por la nieve. Tres disparos más hicieron caer al monje. Cuando finalmente el cuerpo quedó quieto en la nieve, lo envolvieron y fue lanzado a un agujero que hicieron en un lago helado...
Tres días después fue encontrado el cadáver. Pero ni el veneno ni las balas lo habían hecho sucumbir: Gregori Rasputin había muerto ahogado.
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Re: Vidas de reinas y princesas del pasado
Rosy Vie Jun 27, 2008 12:00 am
Muchas Gracias a todos Ustedes.
Estoy encantada con la historia de Alix y Nicolas... Los Romanov son mi delirio...
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