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Kale escribió:Ella se presta a todo, tiene la mejor actitud

02.03.2008Clarín.comSociedad

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En el reino de la Maximanía
21:05

RETRATO. Máxima Zorreguieta se convertirá en reina en poco tiempo. Es la más popular de la Casa Real. Cómo hizo una chica de Barrio Norte para enamorar a los holandeses.



Por: Marina Aizen

Jolanda Gruÿters ensaya una sonrisa efusiva con un gesto que exuda teatralidad. Rubia de pelo lacio, su imagen podría haber encajado perfectamente en un cartón de leche de las Tres Niñas, toda una postal imaginaria de Holanda. Ella era secretaria en una oficina ministerial cuando el príncipe Willem-Alexander, el heredero de la corona, empezó a salir con una entonces desconocida economista de la tierra del Don't cry for me . Y desde ese momento la llaman Máxima, por su parecido con la argentina. Ahora, Jolanda trata con notable esfuerzo que su sonrisa sea tan expansiva como la de la princesa nacida en Buenos Aires, ya que ejerce de su imitadora full time. Cobra 800 euros por cualquier trabajo: cortar una cintita, hacer un discurso o besar cabecitas de niños. Es toda una muestra de la voracidad que existe en los Países Bajos por Máxima. Aunque sea falsa. A nosotros, los argentinos, criados desde jardín de infantes con firme convicción republicana, nos cuesta entender cómo un grupo de individuos, aunque sea de alta alcurnia, puede provocarle emoción a un país entero y hacerle segregar las glándulas del orgullo nacional. Máxima logra exactamente eso. Hace que los pechos de los holandeses se hinchen de sentimientos patrios y se pongan naranja, el color insignia de la Casa de Orange. Aunque haya nacido en otra parte. Y viva allá desde hace sólo siete años. Su popularidad no es como la de una estrella de Hollywood.

Es la de una princesa. Como tal, es parte de un mito viviente, que es la Casa Real. En su carne, en sus huesos, se resume la continuidad histórica del país al que representa. Aunque sea uno adoptado. Los holandeses también la adoptaron de buena gana, a pesar de que su aterrizaje tuvo escollos en la pista, por la colaboración de su papá, Jorge Zorreguieta, con la dictadura del general Videla (fue su secretario de Agricultura). Si el padre había sido parte de un régimen asesino, ¿de qué clase de hogar vendría? ¿Qué tipo de educación podría darle a un heredero? fueron preguntas que hicieron mover las aspas de los típicos molinos de viento holandeses cuando se formalizó la relación. Y, sin embargo, Máxima disolvió toda la controversia como si fuera un alka- seltzer , usando simplemente su simpatía. El día que Willem, bastante mal asesorado, salió a defender a su futuro suegro basándose en una carta que el general Videla había publicado en La Nación , su prometida no tuvo empacho en burlarse de él en televisión. "
Estuvo un poco tonto"
, dijo. Y se terminó el asunto. Antes de la llegada de Máxima a su vida, el rubio Willem- Alexander era apodado popularmente El príncipe cerveza ( Prince Pils ), porque solía aparecer frecuentemente con una birra en la mano. Su disipada existencia de joven heredero no hacía elevar el voltaje de la prensa del corazón ni la codicia de los paparazzi. Había tenido un par de novias, que no llegaron a enamorar a nadie, y algún que otro accidente de auto por su mal hábito de manejar muy rápido. Pero su vida se convirtió en un asunto de candente interés nacional cuando empezó a viajar a Nueva York en Concord , el discontinuado avión supersónico, para visitar a Máxima. La había conocido en la Feria de Sevilla en abril de 1999, y ahora los diarios y revistas se desesperaban por conseguir la primera foto de la muchacha agraciada. Fue el principal matutino del país el que logró el premio: le costó 150 mil dólares en efectivo. Esa fue la entrada de Máxima en la polifacética sociedad holandesa. Hoy, Máxima es la persona más popular de la Casa Real, todo un logro, teniendo en cuenta que la reina Beatrix es muy respetada por sus súbditos.

La misma sonrisa que ensaya con tanto ímpetu Jolanda, su imitadora, fue su poderosa arma política para derretir emocionalmente a los holandeses. Y consiguió todavía algo más: elevarle el puntaje al príncipe Willem, cuya reputación había quedado dañada por sus laxos años de juventud. Los que no tenían confianza en sus capacidades sostienen que Máxima lo completa y, por lo tanto, está listo para ser rey. Ahora ya no le dicen más Príncipe cerveza . Lo llaman Príncipe familia . CASA DE PRINCESA Máxima, Willem y sus tres niñas (Amalia, Alexia y Ariana) viven en Villa Eikenhors t, en Wassenaar,muy cerca de La Haya. No es un castillo medieval sino una mansión construida en 1985 para la princesa Cristina, una tía del príncipe que ahora está divorciada y vive en Nueva York. Es domingo. Sólo porque es invierno, y los árboles no tienen follaje, se pueden divisar los contornos de la casa, que está rodeada por doce kilómetros de bosque. Apenas un caminito de ladrillos rojos anuncia la existencia de la residencia escondida. A su alrededor, pastan bucólicamente las ovejas. Los viejitos realizan sus caminatas matutinas, los más jóvenes pasan haciendo jogging o en bici. Una escena very typical, como un tulipán. Los príncipes vivirían allí hasta que abdique la reina Beatrix. En Holanda, cuyos últimos tres reinados fueron de mujeres fuertes, cultas y progresistas, existe una tradición de dejar el trono en favor de los más jóvenes. Pero la reina quiere darles tiempo a Máxima y a Willem para que críen primero a su familia, antes de que él se convierta en rey. Se especula que ese momento podría llegar en el 2010, aun
que quién sabe: Beatrix goza de excelente salud y se la ve con garra en el trabajo. Cuando deje el trono, Máxima accederá al título de reina, aunque no tendrá todos los atributos de su marido. Sin embargo, los observadores de la política holandesa dicen que la argentina será algo más que la simple esposa de un monarca. "
Todo el mundo tiene la convicción de que ella va a jugar un papel protagónico. No será una consorte de segunda categoría"
, dice José Zepeda, director del departamento latinoamericano de Radio Nederlands (Holanda). Curiosamente, la monarquía holandesa es una institución relativamente moderna, del siglo XIX. Los Orange de la actualidad son descendientes de un hermano del mítico William de Orange, quien expulsó a los españoles del territorio de los Países Bajos en el siglo XVI. Pero el rey (o, por caso, la reina) no está pintado. Tiene función de formar gobierno y se reúne todas las semanas con el primer ministro. Aunque no puede participar en la vida partidaria, el monarca hace, de hecho, política. Pero cada vez que abre la boca debe contar con autorización del Gobierno, porque el primer ministro es responsable de lo que hagan y digan los royals . Por eso, Máxima no da reportajes.
En Holanda, los republicanos pierden: al 80 por ciento le encanta tener Corona. Esta es una monarquía menos pomposa que la británica, aunque el Día de la Reina (el 30 de abril) es tan importante para los holandeses como el 25 de mayo para nosotros o el 4 de julio para los estadounidenses. Pero el folclore que existe en torno a la Corona tal vez sea menos rimbombante que el que rodea al presidente de los Estados Unidos, que nunca entra a un lugar sin que toquen una marchita. "
Muchas democracias occidentales tienen dos personas en el gobierno: una simbólica, ceremonial (el jefe de Estado) y otra ejecutiva (el primer ministro o cabeza de Gobierno). Resulta que una monarquía (sin mucho poder) tiene muchas ventajas sobre un presidente, quien siempre está teñido de política y es mucho más controvertido"
, señala Jaap van Ginneken, investigador de la Universidad Libre de Amsterdam. "
La popularidad de las siete monarquías noreuropeas excede a la de cualquier presidente de una república. He vivido bastante tiempo en Francia donde hay una más costosa pompa y circunstancia alrededor del presidente (casi un royal ) que alrededor de la reina de Holanda (casi una republicana)"
, agrega.


LEJANA TIERRA MIA

El Che Guevara sonríe desde la remera de la tienda de souvenires, viviendo en el planeta gaseoso de la marihuana. El fuerte olor a hierba prohibida (aquí legal para el consumo personal) invade las callejuelas y canales de Amsterdam, donde las casitas que terminan en forma geométrica se inclinan como ancianitas por el paso del tiempo. En el centro de la capital holandesa hay también otros rastros de la Argentinië , het land van Máxima (Argentina, la tierra de Máxima), entre ellos, medio centenar de pseudo parrillas, como Los Gauchos, La Boca, Las Marías, Pampa. Todas ellas eran populares antes de que
llegara a conquistar corazones esta chica criada en la calle Uriburu, tan parecida al resto de sus vecinas de Barrio Norte. El mozo egipcio de uno de los restaurantes argentinos asegura que la futura reina no les ha traído más volumen de clientes, pero quién sabe.

La forma más políticamentecorrecta de definir a Máxima es decir que es una holandesa nacida en la Argentina. ¿De qué lado estará su corazón cuando Holanda se enfrenta a la Selección nacional en un partido? ¿Extrañará el tostado de jamón y queso, como cualquier otro migrante argentino? Misterio. "
No creo que Máxima sea infeliz en Holanda. Diana, en cambio, siempre estuvo triste en su propia tierra. Máxima está protegida por la sociedad holandesa"
, cuenta Bob Huitink, un fotógrafo que la cubre constantemente. "
Ahora Máxima es nuestra."
A sus fans no les molesta nada esa dualidad holando-argentina, ni siquiera que Máxima le hable en castellano a las nenas ("
¡Pateá, Alexia!"
, se le escuchó decir recientemente en Buenos Aires, cuando su hija del medio estaba frente a una pelota). Y entre sus fieles devotos, nadie está más chiflado por ella que Johan Vlemmix, el presidente del Club de Admiradores de Máxima. Vlemmix vive en Eindhoven, en un falso castillo, muy cerca del gigantesco plato volador que hizo construir en esta ciudad el fundador de Philips, la compañía de productos electrónicos. Es muy difícil saber a qué se dedica este personaje excepto que gasta enormes sumas de dinero en su pasión por la princesa. Hasta le costó un divorcio. Cuando se realizó la boda real, él les regaló a Máxima y a Willem-Alexander un Porsche rojo edición especial, un auto que, por supuesto, los príncipes declinaron recibir. Entonces, él lo hizo subir con una grúa al techo y le construyó un ático a su alrededor. El día que lo quiera bajar, tendrá que derribar parte de la casa. El falso castillo está lleno de parafernalia dedicada a la argentina: tacitas y platitos con su foto, banderas y banderines, libros, falsas Barbies de Máxima, rompecabezas. Todos los días piensa en ella. Le escribió varias canciones con ritmo de polka. Una dice así:

Es más linda que un diamante/
Un diamante para el país/
Máxima dancing queen/
Mamá Máxima/
Te queremos mucho.

Aunque Vlemmix es un admirador muy singular, él se encandiló con Máxima de la misma forma que el resto de los holandeses. El enamoramiento quedó sellado cuando ella soltó una lágrima en la boda, el 2 de febrero de 2002, mientras de un bandoneón en la iglesia emanaban los sentidos acordes de Adiós Noniño (así le decían al tango de Astor Piazzolla). Esa imagen causó tanto impacto que se sigue repitiendo todavía a cada rato en la tele. "
Se nos derritió el corazón"
, dice Vlemmix. Cuando Máxima lloró, los holandeses también sintieron pena de haber dejado al padre de la novia fuera de la ceremonia. Hoy, Jorge Zorreguieta es más conocido en Holanda que recordado en la Argentina. Desde hace tiempo participa de ceremonias como los bautismos de sus nietas, que son considerados eventos privados. Lentamente, como con disimulo, el ex funcionario de la dictadura fue entrando en la vida protocolar del reino. Nadie protesta. Michiel Baud es director del Centro de Estudios y Documentación Latinoamericanos (CEDLA), un instituto con sede en un pintoresco canal de Amsterdam. En 2001 el Gobierno le encargó determinar la responsabilidad de Zorreguieta en los crímenes atroces de Videla. Su conclusión fue que tuvo una conducta "
equivocada"
, una palabra que en Holanda tiene tintes muy fuertes y que remite al colaboracionismo con los nazis. La actitud del Gobierno frente al papá de la novia tuvo como objetivo "
mostrar a la opinión pública argentina que Holanda había tenido una actitud solidaria con las víctimas de la guerra sucia"
, recuerda ahora Baud. Lo cierto es que, aunque la investigación no fue del agrado de la Corona, hizo técnicamente posible la boda. Al hermano de Willem le fue peor. Tuvo que renunciar a su lugar en la línea de sucesión porque se casó con una novia no autorizada por el Parlamento. Ella mintió sobre su relación con un narco y le bajaron el pulgar. No tuvo coronita


UNA DE LOS NUESTROS

Allochtoon (alóctono) es una palabra fea, que se usa para designar algo que no es del lugar. Alóctono es lo contrario a lo autóctono. El término se aplica en la biología o en la geografía. Pero en Holanda se lo usa para diferenciar a la gente. Aunque no era despectivo, en los últimos años ha ido adquiriendo un matiz de desdén. Alóctonos son extranjeros, o incluso, los hijos de ellos, aunque hayan nacido en el país. Hay tres millones de alóctonos (un 20 por ciento de la población total). Y uno de ellos es Máxima. Su inserción casi sin tropiezos en la sociedad y su holandés casi perfecto la convierten en todo un modelo de ciudadana. Claro que ella tuvo profesores de idioma e historia dignos de una reina, que no es el caso de cualquier inmigrante. Tal vez sea por ello que Máxima dedica gran parte de sus esfuerzos a la integración de extranjeros. Y por eso se encuentra en esta mañana fría y gris en el aeropuerto de Rotterdam, entregando diplomas a hijos de inmigrantes que necesitaban profesionalizarse para conseguir un trabajo. Todos la saludan con mucho cariño. Y ella no se priva de desplegar sus tan fotogénicas sonrisas. Qué es ser holandés, cuál es la esencia de su ser nacional, es un tema que inquieta en un país que empezó a derechizarse en los últimos años (aunque los más duros siguen siendo una minoría) y a ser menos tolerante con lo diferente. Sobre todo cuando eso diferente le profesa al islam. Tal vez todo haya empezado después del 11 de septiembre de 2001. Pero lo que cambió parte de la opinión pública fueron, primero, el asesinato en 2002 de Pim Fortuyn, un político abiertamente gay y decididamente antimusulmán, y luego, en 2004, el del cineasta Theo Van Gogh. Quien logró capitalizar políticamente la nueva xenofobia es Geert Wilders, presidente del llamado Partido de la Libertad. La reina Beatrix lo detesta y le dedicó un discurso condenatorio en Navidad. Wilders está preparando un corto de 15 minutos sobre el Corán, que podría convertirse en un problema tan grande para Holanda como lo fueron para Dinamarca los dibujos de Mahoma. Estos enfurecieron al mundo musulmán, que en 2006 se encendió en grandes protestas que causaron varios muertos. Es en este contexto que Máxima decidió hacer su primera incursión en política, y en el paso de la sonrisa reluciente a la acción se terminó también su imagen impoluta de princesa perfecta. Y por primera vez fue criticada.

¿Qué dijo? Algo muy sensato para un mundo multicultural y cada vez Humás globalizado: que no había una sola forma de ser holandés. "
Holanda es demasiado polifacética para poder ser caracterizada con un solo cliché . El holandés no existe. Como consuelo les puedo decir que tampoco existe el argentino."
"
En una ocasión, mi suegro, el príncipe Claus (alemán de nacimiento), me dijo: 'Hay una pregunta muy difícil de responder que me hicieron muy a menudo. ¿Cómo es sentirse holandés? Mi respuesta es: no sé cómo es sentirse holandés. Tengo distintas lealtades. Soy ciudadano del mundo, europeo y holandés'. Nunca olvidé esas palabras. No se pueden poner vallas a la identidad y a la lealtad de
los seres humanos. Creo que mucha gente siente lo mismo. (...) Todavía pensamos demasiado en separaciones, también lo hacen los inmigrantes. Pero Holanda no es un zoológico. Precisamente, la diversidad y la mezcla nos dan fuerza"
, agregó Máxima. Y se armó la batahola. En definitiva, lo que ella quiso decir es que Holanda es mucho más que las tres niñas de los suecos y las cofias. Que turcos, marroquíes, o por caso, argentinos podían ser tan holandeses como el resto. Pero los nacionalistas se sintieron ofendidos. Tal vez quieran verse reducidos a la imagen del queso gouda. Aunque también humás bo gente que la defendió, partidarios de la Casa Orange, esos que nunca chistan contra la Corona, la censuraron en público. Y en privado dijeron que Máxima se rodea de liberales izquierdistas, lo que no deja de ser una paradoja, teniendo en cuenta la controversia que se armó en torno al papel de su padre y el Proceso. Es que Máxima se parece políticamente más a la reina Beatrix, a quien Wilders detesta por sus posturas centristas, que al señor Zorreguieta. Al menos, al Zorreguieta de los años '70. "
Ella es una profesional de cuna. Pero no esperaba esta reacción"
, indicó Alex de Vries, del diario promonárquico De Telegraaf , el más grande del país. "
Hasta ese momento ella había sido casi perfecta. Había trabajado en el discurso durante meses. Pero el texto no fue el problema. El verdadero problema fue la ocasión. Ella presentó su discurso en un momento y en un sitio que lo convertían en algo demasiado político y esto está en contra de nuestras tradiciones monárquicas. Fue un momento de aprendizaje para ella. Se puso triste, pero lo aceptó como profesional que es. 'Sólo quería halagar a Holanda', dijo después."



LAS REGLAS DEL JUEGO

Aquí no hay bocinazos. En cambio, hay campanadas. Son las campanadas de los tranvías las que marcan el ritmo de Amsterdam, una ciudad constantemente inundada de bicicletas. Su mundialmentefamoso Barrio rojo , donde las prostitutas invitan provocativamente a los clientes desde las vidrieras de los prostíbulos, cada vez es más chico. Pero no por eso Holanda es un país más pacato. Garganta profunda , el famoso hit porno de los años '70, acaba ser visto en la televisión pública. Así de complejo es el país de Máxima. Ella entendió inmediatamente sus códigos, y logró remozar la imagen de la Casa Real. Le añadió una cara bonita, estilo, buen gusto para vestir (una de sus estilistas es
la argentina Graciela Naum). Y los holandeses le están agradecidos por eso. Prefieren mil veces su pelo rubio suelto al viento que los rígidos peinados con spray de la reina Beatrix. La ven como una mujer sexy, aunque en todos estos años haya pasado por varios talles después de sus tres embarazos. Y sin embargo, no hay una moda Máxima.

Ella no crea tendencia si de ropa se trata. Máxima no es meramente una princesa que viaja en carroza dorada. No tiene empacho en estrechar las manos de los holandeses en ciudades y aldeas, en jugar a la gallina ciega el Día de la Reina. Su trabajo en promoción del microcrédito le da un aire de respetabilidad y refuerza su imagen progresista, bien distinta a la de su papá. Manda a sus hijas a una escuela pública de Wasenaar, donde acuden hasta hijos de inmigrantes, lo que acerca a los monarcas a la gente común. Los holandeses siguen cada evento de la vida de los miembros de la realeza con fascinación. Pero Máxima y Willem no permiten que la prensa invada su privacidad. En 2004, el Parlamento sancionó un código de medios que castiga a aquellos que divulguen imágenes que tienen que ver con la intimidad de la familia. Si lo hacen, quedan excluídos de eventos oficiales por largo tiempo. A cambio de que no los persigan los paparazzi, los Orange están dispuestos a posar ante los fotógrafos cuando lo crean oportuno. Así lo hicieron, por ejemplo, en la residencia del embajador de Holanda, cuando vinieron de visita a Buenos Aires en diciembre. "
La Casa Real es el pegamento de la sociedad holandesa"
, dice José Zepeda, de Radio Nederlands. "
El de Máxima fue un amor a primera vista con el pueblo holandés. Se sabe reír, se comporta como una mujer de mundo y es inteligente. Se le presume fortaleza para dirigir y encarar grandes tareas."

Tareas de reina.


http://www.clarin.com/diario/2008/03/02/sociedad/s-01618954.htm

Kale escribió:Gracias Mica por ese artículo tan interesante.!!!
Vale la pena leerlo!!! :-) :-) :-)