Alfonso XII y María de las Mercedes de Orléans y Borbón
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Alfonso XII y María de las Mercedes de Orléans y Borbón
Fue la quinta de los hijos de Antonio de Orleans (1824-1890), duque de Montpensier, hijo del rey Luis Felipe I de Francia, y de la infanta Luisa Fernanda de Borbón (1832-1897), hermana de Isabel II, que entonces reinaba en España. Pasó su infancia en Sevilla, ciudad por la que sintió especial predilección. Durante el período del Sexenio Democrático, tuvo que partir hacia el exilio. En diciembre de 1874, se restauró la monarquía en España con el pronunciamiento en Sagunto del general Martínez Campos, a favor del príncipe Alfonso, hijo de Isabel II, que fue proclamado rey de España. La reina había renunciado a sus derechos dinásticos. Mercedes regresó entonces a España, instalándose con su familia en Sevilla, en el Palacio de San Telmo que ya había sido la residencia familiar.
Dos años antes, en 1872, Mercedes y su primo el príncipe Alfonso habían iniciado una relación amorosa. A pesar de la oposición de Isabel II a la boda, a causa del enfrentamiento que mantuvo con el Duque de Montpensier, y de la preferencia del gobierno por un matrimonio con alguna princesa europea (una de las candidatas deseadas fue la princesa Beatriz del Reino Unido, hija de la reina Victoria), se impusieron los deseos del ya convertido en rey Alfonso XII, celebrándose la boda el 23 de enero de 1878 en la madrileña basílica de Atocha.
El matrimonio fue breve por la prematura muerte de la reina Mercedes a causa del tifus cinco meses después. Falleció en el Palacio Real de Madrid, acompañada en todo momento por su esposo. Fue enterrada en una capilla del Monasterio de El Escorial, no pudiendo ser en el panteón real, reservado únicamente a las reinas que tuvieran descendencia. La reina Mercedes fue impulsora de la construcción de la Catedral de la Almudena de Madrid, cuya construcción se inició en 1883. Sus restos fueron trasladados a esta catedral el 8 de noviembre de 2000, en cumplimiento del deseo expresado en su día por el rey Alfonso XII
El impacto social que produjo la prematura muerte de la reina María de las Mercedes, y la desolación del rey, que abandonó la Corte, retirándose al Palacio Real de Riofrío, hizo popular una tonadilla, basada en un antiguo romance español, que convirtió en mito la historia de amor entre Alfonso y María de las Mercedes. El romance real fue llevado al cine en dos ocasiones, con las películas ¿Dónde vas Alfonso XII? y ¿Dónde vas triste de ti?.
En 2003, María Pilar Queralt del Hierro publicó la novela histórica De Alfonso la dulcísima esposa, donde se narra con gran rigor documental la vida y los amores esta reina de España
Dos años antes, en 1872, Mercedes y su primo el príncipe Alfonso habían iniciado una relación amorosa. A pesar de la oposición de Isabel II a la boda, a causa del enfrentamiento que mantuvo con el Duque de Montpensier, y de la preferencia del gobierno por un matrimonio con alguna princesa europea (una de las candidatas deseadas fue la princesa Beatriz del Reino Unido, hija de la reina Victoria), se impusieron los deseos del ya convertido en rey Alfonso XII, celebrándose la boda el 23 de enero de 1878 en la madrileña basílica de Atocha.
El matrimonio fue breve por la prematura muerte de la reina Mercedes a causa del tifus cinco meses después. Falleció en el Palacio Real de Madrid, acompañada en todo momento por su esposo. Fue enterrada en una capilla del Monasterio de El Escorial, no pudiendo ser en el panteón real, reservado únicamente a las reinas que tuvieran descendencia. La reina Mercedes fue impulsora de la construcción de la Catedral de la Almudena de Madrid, cuya construcción se inició en 1883. Sus restos fueron trasladados a esta catedral el 8 de noviembre de 2000, en cumplimiento del deseo expresado en su día por el rey Alfonso XII
El impacto social que produjo la prematura muerte de la reina María de las Mercedes, y la desolación del rey, que abandonó la Corte, retirándose al Palacio Real de Riofrío, hizo popular una tonadilla, basada en un antiguo romance español, que convirtió en mito la historia de amor entre Alfonso y María de las Mercedes. El romance real fue llevado al cine en dos ocasiones, con las películas ¿Dónde vas Alfonso XII? y ¿Dónde vas triste de ti?.
En 2003, María Pilar Queralt del Hierro publicó la novela histórica De Alfonso la dulcísima esposa, donde se narra con gran rigor documental la vida y los amores esta reina de España
Última edición por el Dom Nov 28, 2010 7:56 pm, editado 4 veces
letizia princesa astur- Su Alteza Real
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letizia princesa astur- Su Alteza Real
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Re: Alfonso XII y María de las Mercedes de Orléans y Borbón
Es María de las Mercedes, una mujer que forma parte de la memoria popular, tanto que hasta le cantan por las calles la copla “María de las Mercedes / no te vayas de Sevilla…”. Fue la joven esposa de Alfonso XII, con quien vivió solamente cinco meses, arrebatada de este mundo por una terrible tuberculosis.
En Sevilla sus padres, los Duques de Montpensier, mantenían una auténtica Corte.
Muy joven, se enamora de su primo, el Rey Alfonso XII, que le lleva dos años. Se casan en 1878, siendo apenas unos muchachos, ella con 18 años, él con veinte.
La boda impacta fuertemente en el ánimo de los españoles, de la gente del pueblo, que pronto empiezan a repetir romances, como aquellos versos que destacan que “se casaron por amor / como se casan los pobres”.
Porque, en efecto, muchos desaconsejaron al Monarca el matrimonio con su prima, apelando, entre otras cosas, al oscuro trajinar de Montpensier, un conspirador atrabiliario. El amor pudo por encima de todo. Y la fatalidad arrasó con ese amor en solamente cinco meses. Otra canción, “¿Dónde vas Alfonso XII / dónde vas triste de ti?”, guarda memoria colectiva de la honda tristeza del jovencísimo Rey.
Razones de Estado, además de la necesidad de asegurar cuanto antes la sucesión, llevaron a Alfonso a contraer matrimonio sólo un año después, con la archiduquesa María Cristina de Habsburgo-Lorena. Seis años más tarde, el Rey muere, víctima de la tuberculosis también como su primera y añorada esposa.
La última voluntad de Alfonso XII fue que los restos mortales de María de las Mercedes, a la sazón depositados en el “pudridero” de El Escorial, tuvieran una sepultura singular: la Catedral de Madrid. Un templo que entonces aún no existía, y que ha tardado un siglo es ser concluido. Ahora, una vez terminado, se ha habilitado una cripta digna de la Reina, donde reposará definitivamente, como decimos, a partir de noviembre.
El traslado de los restos ha requerido, lógicamente, el visto bueno del actual Rey, don Juan Carlos de Borbón, cabeza de la Familia Real española, que da así cumplimiento a la voluntad de Alfonso XII, como antes hiciera el Conde de Barcelona, cuando trajo desde Roma, a El Escorial, los restos mortales de su padre, Alfonso XIII.
“Cuatro duques la llevaban por las calles de Madrid” canta la copla, recordando el entierro de María de las Mercedes. Ahora, la ceremonia será mucho más discreta.
En Sevilla sus padres, los Duques de Montpensier, mantenían una auténtica Corte.
Muy joven, se enamora de su primo, el Rey Alfonso XII, que le lleva dos años. Se casan en 1878, siendo apenas unos muchachos, ella con 18 años, él con veinte.
La boda impacta fuertemente en el ánimo de los españoles, de la gente del pueblo, que pronto empiezan a repetir romances, como aquellos versos que destacan que “se casaron por amor / como se casan los pobres”.
Porque, en efecto, muchos desaconsejaron al Monarca el matrimonio con su prima, apelando, entre otras cosas, al oscuro trajinar de Montpensier, un conspirador atrabiliario. El amor pudo por encima de todo. Y la fatalidad arrasó con ese amor en solamente cinco meses. Otra canción, “¿Dónde vas Alfonso XII / dónde vas triste de ti?”, guarda memoria colectiva de la honda tristeza del jovencísimo Rey.
Razones de Estado, además de la necesidad de asegurar cuanto antes la sucesión, llevaron a Alfonso a contraer matrimonio sólo un año después, con la archiduquesa María Cristina de Habsburgo-Lorena. Seis años más tarde, el Rey muere, víctima de la tuberculosis también como su primera y añorada esposa.
La última voluntad de Alfonso XII fue que los restos mortales de María de las Mercedes, a la sazón depositados en el “pudridero” de El Escorial, tuvieran una sepultura singular: la Catedral de Madrid. Un templo que entonces aún no existía, y que ha tardado un siglo es ser concluido. Ahora, una vez terminado, se ha habilitado una cripta digna de la Reina, donde reposará definitivamente, como decimos, a partir de noviembre.
El traslado de los restos ha requerido, lógicamente, el visto bueno del actual Rey, don Juan Carlos de Borbón, cabeza de la Familia Real española, que da así cumplimiento a la voluntad de Alfonso XII, como antes hiciera el Conde de Barcelona, cuando trajo desde Roma, a El Escorial, los restos mortales de su padre, Alfonso XIII.
“Cuatro duques la llevaban por las calles de Madrid” canta la copla, recordando el entierro de María de las Mercedes. Ahora, la ceremonia será mucho más discreta.
Última edición por el Miér Nov 10, 2010 4:45 pm, editado 1 vez
letizia princesa astur- Su Alteza Real
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Re: Alfonso XII y María de las Mercedes de Orléans y Borbón
ALFONSO XII: El rey liberal
El único rey que se ha proclamado abiertamente liberal. Alfonso llevó siempre con discreción y sufrimiento íntimo la mala fama de su madre Isabel II. En contra de la opinión de Cánovas, decidió casarse con su prima María de las Mercedes, hija de Luisa Fernanda y el Conde de Montpensier.
El único rey español que se ha proclamado abiertamente liberal -antes incluso de subir al trono- fue el hijo de Isabel II que, de sostenida, mimada y hasta pervertida por los liberales de su época, pasó a ser destronada en la revolución de 1868.
Nació Alfonso el 28 de noviembre de 1857 y fue presentado en público, sobre la ritual bandeja de oro, mientras Narváez iba dejando paso a O4Donnell en el gobierno. Y llegó el rorro con acompañamiento popular de alegría y jolgorio. Si por falta de sucesión masculina en Fernando VII llevaban isabelinos y carlistas 20 años matándose, es muy comprensible la algazara.
Alfonso llevó siempre con discreción y sufrimiento íntimo la mala fama de su madre y la no mejor de su padre oficial. Una, por escandalosa en su licenciosidad;
el otro, por escandaloso en su inclinación sexual, que le hacía poco propicio y físicamente poco eficaz para la procreación. Ninguno dejó de fastidiar al vástago durante toda su vida.
Cuando fue proclamado Príncipe de Asturias en Covadonga, la reina añadió a todos sus nombres el de Pelayo. Acierto indudable, porque a los 11 años le tocó emprender la reconquista del trono español, perdido por Isabel II para siempre jamás, jamás, jamás.
Entonces empezó de verdad su vida. En el amargo exilio del que ha nacido príncipe y se ve en la calle, fue educándose bajo la tutela de unos maestros que fueron también amigos. Entre ellos destaca el Duque de Sesto, sombra y apoyo durante toda su existencia. Liberal en sus ideas y en la utilización de su enorme fortuna, el duque estaba casado con una rusa hermosísima, Sofía Trubetzkoy, que pasaba por hija natural del zar y que compartía con su marido cosmopolitismo, liberalismo y entusiasmo monárquico (hubiera sido excesivo pedirles aversión al adulterio).
Ambos desarrollaron la trama civil de la Restauración en la alta sociedad madrileña mientras Antonio Cánovas del Castillo dirigía la política y trataba esforzadamente de que no fuera estorbada o suplantada por la trama militar. No fueron los únicos pero sí decisivos.
Alfonso estudió tres años en el Colegio Theresianum de Viena, para aprender lo germánico sin olvidar lo católico. Después le eligieron la Academia Naval de Sandhurst, la mejor de Europa, para mejorar su inglés y acrecentar su amor al parlamentarismo británico, aunque en ella sólo pasó una temporada antes de volver a casa, o sea, a Palacio. Fue notable estudiante, precoz en lo político, valeroso y buen patriota. ¿Se puede pedir más a un hijo de Isabel II y nieto de Fernando VII? Cuando el general Martínez Campos, adelantándose y contrariando a Cánovas, se pronunció en Sagunto por Alfonso, éste hizo pública su identidad política, en forma de carta pública, con fecha de 1 de diciembre de 1874, aunque fuera más temprana su redacción.
Ese texto, conocido por Manifiesto de Sandhurst y redactado cuidadosamente por Cánovas, dice entre otras cosas de sustancia: «Huérfana la nación ahora de todo derecho público e indefinidamente privada de sus libertades, natural es que vuelva los ojos a su acostumbrado derecho constitucional y a aquellas libres instituciones que ni en 1812 le impidieron defender su independencia ni acabar en 1840 otra empeñada guerra civil (...). Sea la que quiera mi propia suerte, ni dejaré de ser buen español, ni, como todos mis antepasados, buen católico, ni, como hombre del siglo, verdaderamente liberal». Y firma: «Alfonso de Borbón».
Cánovas, historiador de fuste, hacía al posible rey hijo de las cortes de Cádiz;
de religión católica, como los carlistas que le hacían la guerra;
y dispuesto a favorecer la modernización de España, que ya entonces llamaban regeneración. El primero que lo entendió así fue el generalísimo carlista don Ramón Cabrera, El Tigre del Maestraztgo, que brindó público apoyo en Londres al futuro rey. Estaba en el aire la necesidad de paz civil.
Alfonso entró en España al comenzar el año 1875, por Barcelona, que le recibió entusiásticamente. Lo mismo pasó en Valencia, donde Martíenz Campos presumió lo suyo
Pero fue en Madrid, faltaría más, la apoteosis.
Con sus 17 años flacos encaramados a un imponente corcel blanco, el rey adolescente apenas podía avanzar por la Castellana entre los vivas de la muchedumbre. Y Borbón al fin, saltándose el protocolo, provocó una anécdota que sería fabulosa si no fuera simplemente cierta: viendo Alfonso a unas mozas muy bullangueras, que se ganaban la vida en el mercado de la Plaza de la Cebada, cedió a su instinto político y se acercó caracoleando para agradecerles sus vítores. «¡Más gritábamos cuando echamos a la puta de tu madre!», le explicó una moza enardecida. Por si no sabía el rey a qué atenerse.
Puede decirse que la coronación popular de Alfonso XII terminó ahí, tras lo cual marchó inmediatamente a visitar al ejército que luchaba contra los carlistas, mietras Cánovas preparaba la Constitución más longeva de nuestra Historia.
Pero su vida personal, como siempre en los reyes, marcó la trayectoria de la institución. Al visitar la primera línea de las tropas en la batalla de Lácar estuvo a punto de ser hecho prisionero. Escapó de milagro, como algún tiempo después a un atentado anarquista, pero su salud se la guardaba. Tuvo en 1876 un vómito de sangre que, si bien no trascendió fuera de su círculo íntimo, delataba una tuberculosis sorprendentemente inadvertida en la infancia, escondida en la adolescencia y que lo emplazaba fatalmente antes de cumplir los 20 años.
Se hacía urgente encontrarle novia y, por una vez, contrarió a Cánovas eligiendo a su guapa prima hermana Mercedes, hija de Luisa Fernanda y el Conde de Montpensier. Este era uno de los asesinos de Prim según el sumario instruido tras el crimen y Cánovas, como otros liberales, lo sabía.
Varios se negaron a votar en las Cortes a la hija de un asesino como reina de España, aunque Mercedes nunca supo la razón. Isabel II, para romper el idilio, fue más lejos y le echó por delante a una belleza extraordinaria, la cantante de ópera Elena Sanz, a la que ya había mandado a visitarle -tal vez a iniciarle en el sexo- al colegio vienés.
Cantando con Gayarre La Favorita -nombre que se le adjudicó-, Elena hechizó al Príncipe, que dejó a su primera contralto, Adelina Borghi, y le puso a Elena un piso junto a Palacio. La boda, tras el acuerdo de las cortes, se celebró pese a todo, con la poco lamentada ausencia de Isabel II. Pero desde la ultratumba masónica, Prim se vengó: a los cinco meses moría de tifus, larvado como la tuberculosis de Alfonso, la reina Mercedes, que pasó inmediatamente al romancero popular.
Alfonso le guardó luto... a su modo. Tuvo dos hijos con Elena Sanz y aceptó casarse con María Cristina de Austria, inteligente, devota, fría, celosa y, por fortuna, constitucional. El rey, aburrido en Palacio y enfebrecido por su enfermedad, comenzó una carrera contrarreloj para disfrutar de la vida que se le escapaba. No dormía, apenas comía y pasaba las noches de cama en cama. Tuvo aún tiempo para tener dos hijas legítimas y dejar a la reina embarazada de un niño, el futuro monarca Alfonso XIII.
Vio asentarse el turno de partidos y quiso el destino que su último gobierno fuera de Cánovas, vuelto al poder en 1884. El 25 de noviembre de 1885, tras verle cumplir sus obligaciones hasta el último día, España perdió al rey más popular de su historia moderna. Le faltaban tres días para cumplir los 28 y llevaba tres años muriéndose. Tuvo el final romántico que merecía: muy español, muy liberal.
El único rey que se ha proclamado abiertamente liberal. Alfonso llevó siempre con discreción y sufrimiento íntimo la mala fama de su madre Isabel II. En contra de la opinión de Cánovas, decidió casarse con su prima María de las Mercedes, hija de Luisa Fernanda y el Conde de Montpensier.
El único rey español que se ha proclamado abiertamente liberal -antes incluso de subir al trono- fue el hijo de Isabel II que, de sostenida, mimada y hasta pervertida por los liberales de su época, pasó a ser destronada en la revolución de 1868.
Nació Alfonso el 28 de noviembre de 1857 y fue presentado en público, sobre la ritual bandeja de oro, mientras Narváez iba dejando paso a O4Donnell en el gobierno. Y llegó el rorro con acompañamiento popular de alegría y jolgorio. Si por falta de sucesión masculina en Fernando VII llevaban isabelinos y carlistas 20 años matándose, es muy comprensible la algazara.
Alfonso llevó siempre con discreción y sufrimiento íntimo la mala fama de su madre y la no mejor de su padre oficial. Una, por escandalosa en su licenciosidad;
el otro, por escandaloso en su inclinación sexual, que le hacía poco propicio y físicamente poco eficaz para la procreación. Ninguno dejó de fastidiar al vástago durante toda su vida.
Cuando fue proclamado Príncipe de Asturias en Covadonga, la reina añadió a todos sus nombres el de Pelayo. Acierto indudable, porque a los 11 años le tocó emprender la reconquista del trono español, perdido por Isabel II para siempre jamás, jamás, jamás.
Entonces empezó de verdad su vida. En el amargo exilio del que ha nacido príncipe y se ve en la calle, fue educándose bajo la tutela de unos maestros que fueron también amigos. Entre ellos destaca el Duque de Sesto, sombra y apoyo durante toda su existencia. Liberal en sus ideas y en la utilización de su enorme fortuna, el duque estaba casado con una rusa hermosísima, Sofía Trubetzkoy, que pasaba por hija natural del zar y que compartía con su marido cosmopolitismo, liberalismo y entusiasmo monárquico (hubiera sido excesivo pedirles aversión al adulterio).
Ambos desarrollaron la trama civil de la Restauración en la alta sociedad madrileña mientras Antonio Cánovas del Castillo dirigía la política y trataba esforzadamente de que no fuera estorbada o suplantada por la trama militar. No fueron los únicos pero sí decisivos.
Alfonso estudió tres años en el Colegio Theresianum de Viena, para aprender lo germánico sin olvidar lo católico. Después le eligieron la Academia Naval de Sandhurst, la mejor de Europa, para mejorar su inglés y acrecentar su amor al parlamentarismo británico, aunque en ella sólo pasó una temporada antes de volver a casa, o sea, a Palacio. Fue notable estudiante, precoz en lo político, valeroso y buen patriota. ¿Se puede pedir más a un hijo de Isabel II y nieto de Fernando VII? Cuando el general Martínez Campos, adelantándose y contrariando a Cánovas, se pronunció en Sagunto por Alfonso, éste hizo pública su identidad política, en forma de carta pública, con fecha de 1 de diciembre de 1874, aunque fuera más temprana su redacción.
Ese texto, conocido por Manifiesto de Sandhurst y redactado cuidadosamente por Cánovas, dice entre otras cosas de sustancia: «Huérfana la nación ahora de todo derecho público e indefinidamente privada de sus libertades, natural es que vuelva los ojos a su acostumbrado derecho constitucional y a aquellas libres instituciones que ni en 1812 le impidieron defender su independencia ni acabar en 1840 otra empeñada guerra civil (...). Sea la que quiera mi propia suerte, ni dejaré de ser buen español, ni, como todos mis antepasados, buen católico, ni, como hombre del siglo, verdaderamente liberal». Y firma: «Alfonso de Borbón».
Cánovas, historiador de fuste, hacía al posible rey hijo de las cortes de Cádiz;
de religión católica, como los carlistas que le hacían la guerra;
y dispuesto a favorecer la modernización de España, que ya entonces llamaban regeneración. El primero que lo entendió así fue el generalísimo carlista don Ramón Cabrera, El Tigre del Maestraztgo, que brindó público apoyo en Londres al futuro rey. Estaba en el aire la necesidad de paz civil.
Alfonso entró en España al comenzar el año 1875, por Barcelona, que le recibió entusiásticamente. Lo mismo pasó en Valencia, donde Martíenz Campos presumió lo suyo
Pero fue en Madrid, faltaría más, la apoteosis.
Con sus 17 años flacos encaramados a un imponente corcel blanco, el rey adolescente apenas podía avanzar por la Castellana entre los vivas de la muchedumbre. Y Borbón al fin, saltándose el protocolo, provocó una anécdota que sería fabulosa si no fuera simplemente cierta: viendo Alfonso a unas mozas muy bullangueras, que se ganaban la vida en el mercado de la Plaza de la Cebada, cedió a su instinto político y se acercó caracoleando para agradecerles sus vítores. «¡Más gritábamos cuando echamos a la puta de tu madre!», le explicó una moza enardecida. Por si no sabía el rey a qué atenerse.
Puede decirse que la coronación popular de Alfonso XII terminó ahí, tras lo cual marchó inmediatamente a visitar al ejército que luchaba contra los carlistas, mietras Cánovas preparaba la Constitución más longeva de nuestra Historia.
Pero su vida personal, como siempre en los reyes, marcó la trayectoria de la institución. Al visitar la primera línea de las tropas en la batalla de Lácar estuvo a punto de ser hecho prisionero. Escapó de milagro, como algún tiempo después a un atentado anarquista, pero su salud se la guardaba. Tuvo en 1876 un vómito de sangre que, si bien no trascendió fuera de su círculo íntimo, delataba una tuberculosis sorprendentemente inadvertida en la infancia, escondida en la adolescencia y que lo emplazaba fatalmente antes de cumplir los 20 años.
Se hacía urgente encontrarle novia y, por una vez, contrarió a Cánovas eligiendo a su guapa prima hermana Mercedes, hija de Luisa Fernanda y el Conde de Montpensier. Este era uno de los asesinos de Prim según el sumario instruido tras el crimen y Cánovas, como otros liberales, lo sabía.
Varios se negaron a votar en las Cortes a la hija de un asesino como reina de España, aunque Mercedes nunca supo la razón. Isabel II, para romper el idilio, fue más lejos y le echó por delante a una belleza extraordinaria, la cantante de ópera Elena Sanz, a la que ya había mandado a visitarle -tal vez a iniciarle en el sexo- al colegio vienés.
Cantando con Gayarre La Favorita -nombre que se le adjudicó-, Elena hechizó al Príncipe, que dejó a su primera contralto, Adelina Borghi, y le puso a Elena un piso junto a Palacio. La boda, tras el acuerdo de las cortes, se celebró pese a todo, con la poco lamentada ausencia de Isabel II. Pero desde la ultratumba masónica, Prim se vengó: a los cinco meses moría de tifus, larvado como la tuberculosis de Alfonso, la reina Mercedes, que pasó inmediatamente al romancero popular.
Alfonso le guardó luto... a su modo. Tuvo dos hijos con Elena Sanz y aceptó casarse con María Cristina de Austria, inteligente, devota, fría, celosa y, por fortuna, constitucional. El rey, aburrido en Palacio y enfebrecido por su enfermedad, comenzó una carrera contrarreloj para disfrutar de la vida que se le escapaba. No dormía, apenas comía y pasaba las noches de cama en cama. Tuvo aún tiempo para tener dos hijas legítimas y dejar a la reina embarazada de un niño, el futuro monarca Alfonso XIII.
Vio asentarse el turno de partidos y quiso el destino que su último gobierno fuera de Cánovas, vuelto al poder en 1884. El 25 de noviembre de 1885, tras verle cumplir sus obligaciones hasta el último día, España perdió al rey más popular de su historia moderna. Le faltaban tres días para cumplir los 28 y llevaba tres años muriéndose. Tuvo el final romántico que merecía: muy español, muy liberal.
Última edición por el Miér Nov 10, 2010 5:21 pm, editado 1 vez
letizia princesa astur- Su Alteza Real
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Re: Alfonso XII y María de las Mercedes de Orléans y Borbón
CRÇONICAS DE LA ÉPOCA
TRAS FALLECER mARIA DE LAS mERCEDES...Podemos leer en diversas crónicas de la época, como desde el primer momento, la exiliada reina Isabel II apoyaba la candidatura de la archiduquesa de Austria María Cristina de Habsburgo-Lorena para esposa de su hijo Alfonso XII. Es más, llegó a afirmar que: “Si la boda de Alfonso se hace con la archiduquesa María Cristina, yo iré al casamiento, aunque me vuelva después aquí,...” Comentar simplemente que Isabel II se había negado a acudir al la boda de Alfonso con María de las Mercedes de Orleáns, considerando dicho matrimonio fruto de las intrigas de su cuñado el duque de Montpensier
Parece ser que tras la elección de la archiduquesa de Austria María Cristina de Habsburgo-Lorena como futura esposa de Alfonso XII, y cuando en su viaje hacia España estaba atravesando Francia, los ministros del gabinete conservador, y más especialmente su presidente Arsenio Martínez Campos (Segovia, 1831-Zarauz, 1900), hubieron de obligar al rey Alfonso XII a viajar hasta el sur de Francia para que recibiera a su prometida, debido sobre todo a la apatía que mostraba el joven monarca ante su próxima boda.
Según otras crónicas, fue el mismísimo Alfonso XII quien, no confiando en que la belleza de su prometida fuera tanta como le afirmaban sus ministros decidió concertar una entrevista privada con la archiduquesa María Cristina de Habsburgo-Lorena. Así pues, el encuentro tuvo lugar el 22 de agosto de 1879, en la playa de Arcachon (Francia), donde el apuesto Alfonso XII se presentó de incógnito, utilizando el nombre de marqués de Covadonga, acompañado únicamente por su fiel amigo el marqués de Alcañices.
El primer encuentro entre María Cristina de Habsburgo-Lorena y Alfonso XII se desarrolló en Ville Bellegarde. La joven María Cristina se hizo acompañar de su madre, la archiduquesa Isabel quien, era muy bella y a pesar de haber tenido cinco hijos tenía una estupenda figura, que no pasó desapercibida para Alfonso y para el duque de Alcañices. Al parecer tras el encuentro María Cristina comentó a su madre lo guapo que era Alfonso, mientras que Alfonso comentó a Alcañices: “No te esfuerces en querer quedar bien Pepe, a mí tampoco me ha parecido muy guapa... pero te habrás dado cuenta de que la que está bomba es mi suegra,...”
Recogen las crónicas de la época como para la primera cita con Alfonso XII, la archiduquesa María Cristina de Habsburgo-Lorena, ésta, había colocado sobre el piano de cola del salón de Ville Bellegarde un retrato de la fallecida reina María de las Mercedes. Piano que ella tocaba para calmar sus nervios cuando, apareció el apuesto rey.
Además, parece ser que le dijo a Alfonso: “Señor, mi mayor deseo sería asemejarme a María de las Mercedes, pero no me atrevo a asegurar que pueda nunca reemplazarla...”
La boda entre Alfonso XII y María Cristina de Habsburgo-Lorena se celebró el 29 de noviembre de 1879, con todo lujo y solemnidad en la basílica de Nuestra Señora de Atocha, en Madrid. Como había prometido Isabel II, abandona su exilio en París, y asiste a la boda como madrina de la boda, y según parece emocionada y feliz por el matrimonio de su hijo, ya que el anterior no había sido de su agrado. Después Isabel regresó al palacio de Castilla, en París, su residencia durante el exilio.[/img]
TRAS FALLECER mARIA DE LAS mERCEDES...Podemos leer en diversas crónicas de la época, como desde el primer momento, la exiliada reina Isabel II apoyaba la candidatura de la archiduquesa de Austria María Cristina de Habsburgo-Lorena para esposa de su hijo Alfonso XII. Es más, llegó a afirmar que: “Si la boda de Alfonso se hace con la archiduquesa María Cristina, yo iré al casamiento, aunque me vuelva después aquí,...” Comentar simplemente que Isabel II se había negado a acudir al la boda de Alfonso con María de las Mercedes de Orleáns, considerando dicho matrimonio fruto de las intrigas de su cuñado el duque de Montpensier
Parece ser que tras la elección de la archiduquesa de Austria María Cristina de Habsburgo-Lorena como futura esposa de Alfonso XII, y cuando en su viaje hacia España estaba atravesando Francia, los ministros del gabinete conservador, y más especialmente su presidente Arsenio Martínez Campos (Segovia, 1831-Zarauz, 1900), hubieron de obligar al rey Alfonso XII a viajar hasta el sur de Francia para que recibiera a su prometida, debido sobre todo a la apatía que mostraba el joven monarca ante su próxima boda.
Según otras crónicas, fue el mismísimo Alfonso XII quien, no confiando en que la belleza de su prometida fuera tanta como le afirmaban sus ministros decidió concertar una entrevista privada con la archiduquesa María Cristina de Habsburgo-Lorena. Así pues, el encuentro tuvo lugar el 22 de agosto de 1879, en la playa de Arcachon (Francia), donde el apuesto Alfonso XII se presentó de incógnito, utilizando el nombre de marqués de Covadonga, acompañado únicamente por su fiel amigo el marqués de Alcañices.
El primer encuentro entre María Cristina de Habsburgo-Lorena y Alfonso XII se desarrolló en Ville Bellegarde. La joven María Cristina se hizo acompañar de su madre, la archiduquesa Isabel quien, era muy bella y a pesar de haber tenido cinco hijos tenía una estupenda figura, que no pasó desapercibida para Alfonso y para el duque de Alcañices. Al parecer tras el encuentro María Cristina comentó a su madre lo guapo que era Alfonso, mientras que Alfonso comentó a Alcañices: “No te esfuerces en querer quedar bien Pepe, a mí tampoco me ha parecido muy guapa... pero te habrás dado cuenta de que la que está bomba es mi suegra,...”
Recogen las crónicas de la época como para la primera cita con Alfonso XII, la archiduquesa María Cristina de Habsburgo-Lorena, ésta, había colocado sobre el piano de cola del salón de Ville Bellegarde un retrato de la fallecida reina María de las Mercedes. Piano que ella tocaba para calmar sus nervios cuando, apareció el apuesto rey.
Además, parece ser que le dijo a Alfonso: “Señor, mi mayor deseo sería asemejarme a María de las Mercedes, pero no me atrevo a asegurar que pueda nunca reemplazarla...”
La boda entre Alfonso XII y María Cristina de Habsburgo-Lorena se celebró el 29 de noviembre de 1879, con todo lujo y solemnidad en la basílica de Nuestra Señora de Atocha, en Madrid. Como había prometido Isabel II, abandona su exilio en París, y asiste a la boda como madrina de la boda, y según parece emocionada y feliz por el matrimonio de su hijo, ya que el anterior no había sido de su agrado. Después Isabel regresó al palacio de Castilla, en París, su residencia durante el exilio.[/img]
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Re: Alfonso XII y María de las Mercedes de Orléans y Borbón
28 septiembre
Alfonso y Mercedes. Reales leyendas Reales.
En un tiempo, como fueron aquellas últimas décadas del siglo XIX, época del triunfo del liberalismo en Europa y sobre todo, del Romanticismo, España pedía a gritos la figura de un personaje importante que encarnara todos aquellos valores que con denuedo y afán defendían miles de ciudadanos. Un personaje grande y noble, a la par que cercano;
una persona que fuera capaz de ganarse la amistad y la confianza de los españoles con su proximidad y su justicia, alguien con quien identificarse. Una persona en fin que fuese capaz de forjar una leyenda que perdurase para siempre en la memoria. Y este hombre fue el rey Alfonso XII de Borbón.
Una fría mañana de diciembre del año 1874, un veterano general, descontento y preocupado por las constantes crisis del inestable gobierno de la República, dirigida entonces por el mejor orador que ha tenido España, Don Emilio Castelar;
reúne a sus tropas en los campos de las afueras de la ciudad de Sagunto. Tras un encendido discurso, apelando al conocido argumento de salvar a la patria en peligro, termina diciendo: "
Soldados, en nombre de la nación, representada aquí por su ejército en armas, proclamo rey de España a Don Alfonso XII. ¡Viva el rey! ¡Viva España!"
Este general era Don Arsenio Martínez Campos, que más tarde sería Jefe de Gobierno.
Pocos días más tarde, en el exilio parisino de la Familia Real, el marqués de Elduayen llevará esta noticia a una madre que tiempo atrás, había abdicado sus reales derechos en su hijo tras haber sido expulsada de España después de "
La Gloriosa"
de 1868. Ella era la reina Isabel II, que llorosa, se abrazó a su primogénito varón, ya convertido en rey. Él era un adolescente al que le había tocado sentarse en el trono.
Al mes siguiente, en el recién estrenado año de 1875, una enhiesta y soberbia figura, de regio porte, atraviesa las calles de Madrid montado en un caballo blanco. Los gritos y vítores se suceden a su alrededor. La multitud, cansada tras un intento frustrado de monarquía extranjera y de una ineficaz república, aclama enloquecida a su nuevo rey, que lleva sobre sus hombros el terrible peso del deber de tener que cumplir las esperanzas que en él ha depositado una nación entera.
Sin embargo, el apuesto jinete, un Alfonso XII de apenas 18 años, tiene la cabeza y el corazón en otra parte. Concretamente tres años atrás, en la Navidad de 1872, donde en el castillo francés de Randán, conoció a la que sería su gran amor. Se llamaba Mercedes y tenía 12 años. Era hija de un importante noble, nieta de un rey de Francia y de un rey de España. Su padre era el duque de Montpensier, Antonio María de Orleans, honbre serio y altivo, que ardía en deseos de ceñirse la corona real hispana. Su madre, era la tía de Alfonso, la Infanta María Luisa Fernanda de Borbón, hermana de Isabel II, mujer de agradable carácter, tranquila y muy amigable.
COMITIVA BODA ALFONSO Y MARIA DE LAS MERCEDES
23 DE ENERO DE 1878
Entre juegos inocentes, los dos primos comenzaron a conocerse y a enamorarse perdidanente el uno del otro. Un día, entre sus fantasías de niña alegre y despreocupada, le susurró a su amado amigo: "
Entrarás a Madrid en un caballo blanco y todos te querrán, y será el caballo blanco del rey de la paz."
Poco o nada se imagnaba alguno de los dos que andado el tiempo, aquellas palabras se hicieran realidad y dulcemente las iba recordando Alfonso XII durante todo aquel recorrido;
los primeros pasos que daba siendo un chico ilusionado que se había visto convertido en rey.
Aconsejado por su gobierno, liderado por políticos capaces como el ilustre malagueño Antonio Cánovas del Castillo, es capaz de hacerse con las riendas de un país desbocado. Dura tarea era esta de heredar una España con más males que bienes;
pero con esfuerzo, las cosas comenzarán a ir mejor en el país a nivel general.
Si como se ha dicho antes, Alfonso XII ha pasado a la Historia con el sobrenombre de "
el pacificador"
, no ha sido en vano. Además de sofocar na rebelión en Cuba y evitar una guerra con Alemania por el archipiélago de las Carolinas, su talante y decisión le llevaron a terminar rápidamente con una que ya estaba empezada. Se libraba en el norte desde hacía unos cuantos años, donde una parte del ejército tenía por rey a un primo lejano de Alfonso. Este "
rey"
era Carlos María de los Dolores de Borbón, Carlos VII para sus partidarios, los carlistas.
Como desde hacía siglos no lo hacían sus antepasados, Alfonso XII también adquirió fama de valentía poniéndose prácticamente a la cabeza física de su ejército, permaneciendo en el frente casi hasta el final de la contienda en 1876.
Cuando volvió a Madrid, el recibimiento que había obtenido al llegar a España el año anterior le pareció poco con lo que le aguardaba. El pueblo madrileño y el español en general, tenía ya a la figura de su rey poco menos que endiosada. Por todas partes aclamaban al valiente monarca que, a pesar de ser tan joven, había demostrado tanto coraje y les había traído la tan ansiada paz. Se levantaron monumentos a su persona por suscripción popular en diversos lugares del reino. El más famoso todavía puede verse hoy frente al estanque del parque del Buen Retiro.
Pero volvamos a la historia que nos ocupa. Desde aquel primer encuentro en un lejano castillo de Francia, al amor que unió después para siempre a Alfonso y Mercedes, no se había apagado lo más mínimo. Así lo demuestra la famosa Semana Santa del año 1875 en Sevilla, lugar donde la bella muchacha había pasado su infancia, dándole esa pizca de casticismo que tanto gusta a los españoles disfrutar en sus monarcas. En esta bella ciudad, en esta tan religiosa y popular celebración, se pudo ver, para delirio de los sevillanos, como la joven pareja de novios paseaba de brazo por las calles de Hispalis, sin más pompa ni protocolo, como una pareja más. Juntos visitaron varios sagrarios de la capital andaluza y juntos asistieron a las procesiones y a los toros, demostrando en público el cariño y el amor que sentían. Toda una estampa típica de los nuevos tiempos.
Cuando el rey cumple los 20 años, el gobierno y todo el país se empiezan a preocupar por la cuestión sucesoria. Alfonso XII necesita una reina.
Se barajan muchas opciones. Se nombran a muchas candidatas y el joven rey contempla los retratos enviados por varias princesas de Europa, entre las que destacan Beatriz de Inglaterra, favorita de Cánovas, y Estefanía de Bélgica.
Sentado en su mesa de despacho ante decenas de nombres e imágenes de su posible futura esposa y rodeado de los principales del gobierno que esperan impacientes una respuesta, el rey, con gesto sobrio y pausado, demostrando de que linaje proviene, se levanta de su silla, mira a los ojos a todos los que desesperan por que pronuncie un nombre, y muy calmado pero igualmente convencido dice: "
Ya he elegiso. Me casaré con la Infanta María de las Mercedes de Orleans. Con ella y con nadie más."
Acto seguido, con paso firme, sale del despacho.
La decisión del rey, que el pueblo español apoyaba sin reservas, no era bien vista en las altas esferas de la nobleza y la política. Ciertamente, la novia elegida lo reunía todo;
era noble, joven, sana y católica, algo indispensable por aquel entonces. Pero el problema casi siempre era el mismo, e Isabel II lo expresó claramente: "
No apruebo esta boda, no por la novia, que es un encanto, sino por su padre."
En efecto. Para todos los que se oponían a esta unión, el problema principal era Don Antonio María de Orleans, duque de Montpensier. Era sabido por todos que el hijo de Luis Felipe I de Francia era un conspirador consumado, que había hecho lo imposible para recibir la corona de España cuando su cuñada tuvo que exiliarse;
corona que fue a parar a manos del duque de Aosta, Amadeo de Saboya. Pero lo más grave era aquello que le convertía en indeseable para la mayoría de los españoles, incluso para el propio Alfonso XII. Años atrás, quien sabe si por honor o por intereses, había matado en un duelo al duque de Sevilla Don Enrique de Borbón, liberal convencido y hermano del rey consorte Francisco de Asís.
Pero sin embargo, a pesar de su padre, la hermosa Mercedes tenía el amor de su pueblo que la adoraba con locura. Y lo más importante, el amor de Alfonso, y eso era más que suficiente.
Otro de los elementos que contribuyó a la posterior consolidación de la leyenda, fue la profecía que le hizo una gitana cuando aún era una niña. "
Veo una corona real sobre tu cabeza. Hija, algún día tú serás reina."
El destino pues, estaba trazado.
Según ordenaba la Constitución, el rey somete al Parlamento la aprobación de la boda. Se suceden numerosas y acaloradas discusiones bizantinas. Se valoran los pro y los contra del real enlace, pero no se decide nada. Al final de una larga intervención, un diputado, Claudio Moyano termina diciendo: "
Señores, podemos seguir discutiendo de todas esas cosas, pero jamás voy a discutir sobre la Infanta Mercedes, porque los ángeles, señores diputados, no se discuten."
Asunto zanjado. Las Cortes aprueban la boda y se pide una dispensa de consanguinidad al Vaticano debido al grado de parentesco entre los contrayentes, que es firmada por León XIII.
El 23 de enero de 1878, Madrid está más bella que nunca. En la capital de España hoy van a comprometerse los reyes y todo el pueblo lo celebra. Las calles y los edificios principales están en todo su esplendor y tanto espectadores como invitados, lucen sus mejores galas. Entre la gente sencilla, se empieza a cantar una copla que dice:
Quieren hoy con más delirio
a su rey los españoles,
pues por amor se ha casado
como se casan los pobres.
La ceremonia se celebra en la basílica de Nuestra Señora de Atocha. Son padrinos la hermana del rey, la Princesa de Asturias Isabel "
la chata"
y su hermano, así como el rey consorte Francisco de Asís. La reina madre no asistirá.
La boda parece sacada de un cuento de hadas. Todo es perfecto. Cogidos del brazo, Alfonso XII y María de las Mercedes avanzan por la nave central de la Catedral. Él, de uniforme de Capitán General con todas las condecoraciones y el sable al cinto. Ella, entera de blanco, como una princesa de las que hablan las leyendas. Se arrodillan ambos ante el altar y tras una misa que pasa para ellos con una inusitada ligereza, se dan el "
sí quiero"
entre las lágrimas de emoción de los congragados.
Convertidos ya en marido y mujer, en rey y reina, recorren las calles de la ciudad en una elegante calesa en la que años más tarde, Alfonso XIII sufrirá un atentado el día mismo de su boda. Saludan y se hacen confidencias, haciendo las delicias de los habitantes enfervorizados de la villa y corte, rumbo al madrileño Palacio de El Pardo, donde iniciarán una, hasta entonces así lo pensaban, interminable luna de miel.
Juntos los dos recorren gran parte de España. Asisten a los damnificados de inundaciones en Murcia y de terremotos en Andalucía, lo que les convierte en héroes a los ojos de los ciudadanos. Los frecuentes paseos de los reyes por las calles de la capital son del gusto de todos, que se enorgullecen de ver a sus soberanos disfrutando como ellos de los sencillos placeres de la vida burguesa. incluso hay gente que saluda a la pareja diciendo sencillamente: "
Buenos días Don Alfonso, buenos días Doña Mercedes."
Pero lo que verdaderamente causa más alegría a sus súbditos, es saber y comprobar que los monarcas son, y están orgullosos de ser muy españoles, demostrándolo a cada ocasión con gracia y espontaneidad típicas. Su historia de amor crece sin parecer tener fin.
Pero la tragedia llega demasiado pronto. En la primavera de ese año, la reina sufre un aborto tras un difícil aunque muy deseado embarazo. Consigue recuperarse pero su salud se resiente. Le aquejan fiebres altas, hemorragias intestinales, trastornos, vómitos, etc. Alfonso XII no se separa de ella mientras dura su enfermedad, al igual que todo el pueblo de Madrid, que se congrega en los alrededores del Palacio de Oriente a la espera de alguna noticia sobre el estado de su tan querida reina.
Los médicos no se explican muy bien la causa de tales males. La leyenda nos dice que fue una tuberculosis causada por una lluvia que la sorprendió en una excursión;
pero se ha hablado con más o menos razón de una infección por la pérdida del bebe, intoxicación e incluso de asesinato.
Lo cierto es que el día 26 de junio, recién empezado el verano, el cardenal primado de Madrid le impone la extremaunción y después de despedirse de sus padres y de su marido, la reina María de las Mercedes de Orleans y Borbón cierra los ojos para siempre. Hacía dos días que había cumplido los 18 años.
Indescriptible es la tristeza e incontables son las lágrimas que se vertieron en toda España cuando las campanas de la Almudena doblaron a difunto. Miles de ciudadanos quisieron ver por última vez a su reina en la capilla ardiente del Salón de las Columnas.
El rey, destrozado como estaba por la prematura muerte de su amante esposa, hubo de soportar otro dolor aún más intenso. Según la tradición, a los reyes hispanos se les prohibía asistir al funeral de sus consortes, por lo que hubo de ver, impotente, desde una ventana de palacio, como se alejaba el cortejo que llevaba a Mercedes al lugar donde descansaría. Como se alejaba de él para siempre.
El pesar del monarca quedó bien reflejado en el sentir popular, con manifestaciones de apoyo en forma de canción que ha llegado hasta nuestros días engrandecida por el cine;
un famoso y útil testimonio artístico de la época. Esa canción tan bonita y tan triste que cantaba la multitud fuera del palacio mientras el rey lloraba desconsolado en su despacho, y que decía:
¿Dónde vas Alfonso XII,
dónde vas triste de ti?
Voy en busca de Mercedes
que ayer tarde no la vi.
Si Mercedes ya está muerta,
muerta está, que yo la vi;
cuatro duques la llevaban
por las calles de Madrid.
En contra de los deseos de Alfonso, la fallecida reina no podía reposar en el Panteón Real de El Escorial al no haber sido madre de rey;
por lo tanto dispuso que se construyera un catafalco en una capilla cercana, a la espera de poder trasladarla a la Catedral de la Almudena, aún en obras. Hubieron de pasar 120 años para que su deseo se cumpliera. A los pies del retablo de la Virgen de la Almudena, descansa hoy la reina más querida de España. En su tumba, puede leerse aún el epitafio que su enamorado esposo compusiera: "
María de las Mercedes, de Alfonso XII la dulcísima esposa."
Este fatal desenlace, la muerte de la reina a una edad tan temprana, y la propia muerte del rey, también joven años después, fue el colofón para consolidar verdaderamente la leyenda. La leyenda de los reyes que más se quisieron y que más sufrieron. Una historia en lo que no se sabe ya cuanto hay de real y cuanto de ficción, aunque no se puede negar que con todo, constituye una leyenda auténticamente "
Real"
. Una historia que es el modelo del amor romántico y popular español, entre dos jovenes de nobles familias separados trágicamente por la muerte, que en apenas cinco meses de matrimonio, consiguieron el afecto y el respeto de toda una nación.
Es cierto que más tarde, Alfonso XII volvió a casarse e incluso tuvo amantes. Pero el recuerdo que guardaba de su más sincero amor, nunca llegó a borrarse;
e igualmente el pueblo español tampoco pudo olvidarse por completo de su bienamada reina.
Una prueba fehaciente de este hecho se da con el nacimiento del primer vástago del rey, ya casado con María Cristina de Habsburgo-Lorena. Fue una niña hermosa que sería la postrera alegría de su padre envejecido a sus apenas 25 años llenos de cansancio y penas.
Se llamó María de las Mercedes de Borbón.
Son bien conocidos todos los monarcas de esta dinastía de origen francés;
algunos queridos y muchos odiados, y algunos incluso ignorados por la Historia. Pero entre todos ellos, ya sea por su mitificación posterior hecha a cargo de la literatura y el cine o por la coyuntura del momento en que vivió, resalta significativamente el nombre del que ha pasado a la posteridad como "
el pacificador"
, también llamado "
el muerto de amor"
. Sea como fuere, lo cierto es que esta figura se ha convertido ya en parte de la cultura popular española, que no es precisamente decir poco.
Pero siempre que alguien escucha el nombre de Don Alfonso XII, es casi imposible no relacionarlo inmediatamente con otro de los personajes también más queridos, recordados y llorados de las páginas de la Historia de España;
llegando incluso en ocasiones a eclipsar al joven rey debido al cariño, respeto y admiración que le profesaban tanto la gente sencilla como la de alta alcurnia. Este personaje fue una mujer, la más trágica y enamorada reina y esposa que las Españas conocieron, María de las Mercedes de Orleans.
Estos dos nombres, como ya se ha dicho, van unidos al sentir romántico y enamorado de la Europa liberal decimonónica;
encarnan como pareja de soberanos, el triunfo de todos los sueños de poetas, músicos, pintores, pensadores e incluso, de algunos políticos. Pero como ya se sabe, para que una simple historia pase a ser leyenda, se han de conjugar todos los elementos antes nombrados más uno irremediablemente. La desgracia.
La que paso a exponer ahora, de la forma más esquemática que pueda, es la vida de aquella pareja real que alegró y entristeció de igual manera a varias generaciones de españoles. Es la vida de Alfonso XII y María de las Mercedes.
Alfonso y Mercedes. Reales leyendas Reales.
En un tiempo, como fueron aquellas últimas décadas del siglo XIX, época del triunfo del liberalismo en Europa y sobre todo, del Romanticismo, España pedía a gritos la figura de un personaje importante que encarnara todos aquellos valores que con denuedo y afán defendían miles de ciudadanos. Un personaje grande y noble, a la par que cercano;
una persona que fuera capaz de ganarse la amistad y la confianza de los españoles con su proximidad y su justicia, alguien con quien identificarse. Una persona en fin que fuese capaz de forjar una leyenda que perdurase para siempre en la memoria. Y este hombre fue el rey Alfonso XII de Borbón.
Una fría mañana de diciembre del año 1874, un veterano general, descontento y preocupado por las constantes crisis del inestable gobierno de la República, dirigida entonces por el mejor orador que ha tenido España, Don Emilio Castelar;
reúne a sus tropas en los campos de las afueras de la ciudad de Sagunto. Tras un encendido discurso, apelando al conocido argumento de salvar a la patria en peligro, termina diciendo: "
Soldados, en nombre de la nación, representada aquí por su ejército en armas, proclamo rey de España a Don Alfonso XII. ¡Viva el rey! ¡Viva España!"
Este general era Don Arsenio Martínez Campos, que más tarde sería Jefe de Gobierno.
Pocos días más tarde, en el exilio parisino de la Familia Real, el marqués de Elduayen llevará esta noticia a una madre que tiempo atrás, había abdicado sus reales derechos en su hijo tras haber sido expulsada de España después de "
La Gloriosa"
de 1868. Ella era la reina Isabel II, que llorosa, se abrazó a su primogénito varón, ya convertido en rey. Él era un adolescente al que le había tocado sentarse en el trono.
Al mes siguiente, en el recién estrenado año de 1875, una enhiesta y soberbia figura, de regio porte, atraviesa las calles de Madrid montado en un caballo blanco. Los gritos y vítores se suceden a su alrededor. La multitud, cansada tras un intento frustrado de monarquía extranjera y de una ineficaz república, aclama enloquecida a su nuevo rey, que lleva sobre sus hombros el terrible peso del deber de tener que cumplir las esperanzas que en él ha depositado una nación entera.
Sin embargo, el apuesto jinete, un Alfonso XII de apenas 18 años, tiene la cabeza y el corazón en otra parte. Concretamente tres años atrás, en la Navidad de 1872, donde en el castillo francés de Randán, conoció a la que sería su gran amor. Se llamaba Mercedes y tenía 12 años. Era hija de un importante noble, nieta de un rey de Francia y de un rey de España. Su padre era el duque de Montpensier, Antonio María de Orleans, honbre serio y altivo, que ardía en deseos de ceñirse la corona real hispana. Su madre, era la tía de Alfonso, la Infanta María Luisa Fernanda de Borbón, hermana de Isabel II, mujer de agradable carácter, tranquila y muy amigable.
COMITIVA BODA ALFONSO Y MARIA DE LAS MERCEDES
23 DE ENERO DE 1878
Entre juegos inocentes, los dos primos comenzaron a conocerse y a enamorarse perdidanente el uno del otro. Un día, entre sus fantasías de niña alegre y despreocupada, le susurró a su amado amigo: "
Entrarás a Madrid en un caballo blanco y todos te querrán, y será el caballo blanco del rey de la paz."
Poco o nada se imagnaba alguno de los dos que andado el tiempo, aquellas palabras se hicieran realidad y dulcemente las iba recordando Alfonso XII durante todo aquel recorrido;
los primeros pasos que daba siendo un chico ilusionado que se había visto convertido en rey.
Aconsejado por su gobierno, liderado por políticos capaces como el ilustre malagueño Antonio Cánovas del Castillo, es capaz de hacerse con las riendas de un país desbocado. Dura tarea era esta de heredar una España con más males que bienes;
pero con esfuerzo, las cosas comenzarán a ir mejor en el país a nivel general.
Si como se ha dicho antes, Alfonso XII ha pasado a la Historia con el sobrenombre de "
el pacificador"
, no ha sido en vano. Además de sofocar na rebelión en Cuba y evitar una guerra con Alemania por el archipiélago de las Carolinas, su talante y decisión le llevaron a terminar rápidamente con una que ya estaba empezada. Se libraba en el norte desde hacía unos cuantos años, donde una parte del ejército tenía por rey a un primo lejano de Alfonso. Este "
rey"
era Carlos María de los Dolores de Borbón, Carlos VII para sus partidarios, los carlistas.
Como desde hacía siglos no lo hacían sus antepasados, Alfonso XII también adquirió fama de valentía poniéndose prácticamente a la cabeza física de su ejército, permaneciendo en el frente casi hasta el final de la contienda en 1876.
Cuando volvió a Madrid, el recibimiento que había obtenido al llegar a España el año anterior le pareció poco con lo que le aguardaba. El pueblo madrileño y el español en general, tenía ya a la figura de su rey poco menos que endiosada. Por todas partes aclamaban al valiente monarca que, a pesar de ser tan joven, había demostrado tanto coraje y les había traído la tan ansiada paz. Se levantaron monumentos a su persona por suscripción popular en diversos lugares del reino. El más famoso todavía puede verse hoy frente al estanque del parque del Buen Retiro.
Pero volvamos a la historia que nos ocupa. Desde aquel primer encuentro en un lejano castillo de Francia, al amor que unió después para siempre a Alfonso y Mercedes, no se había apagado lo más mínimo. Así lo demuestra la famosa Semana Santa del año 1875 en Sevilla, lugar donde la bella muchacha había pasado su infancia, dándole esa pizca de casticismo que tanto gusta a los españoles disfrutar en sus monarcas. En esta bella ciudad, en esta tan religiosa y popular celebración, se pudo ver, para delirio de los sevillanos, como la joven pareja de novios paseaba de brazo por las calles de Hispalis, sin más pompa ni protocolo, como una pareja más. Juntos visitaron varios sagrarios de la capital andaluza y juntos asistieron a las procesiones y a los toros, demostrando en público el cariño y el amor que sentían. Toda una estampa típica de los nuevos tiempos.
Cuando el rey cumple los 20 años, el gobierno y todo el país se empiezan a preocupar por la cuestión sucesoria. Alfonso XII necesita una reina.
Se barajan muchas opciones. Se nombran a muchas candidatas y el joven rey contempla los retratos enviados por varias princesas de Europa, entre las que destacan Beatriz de Inglaterra, favorita de Cánovas, y Estefanía de Bélgica.
Sentado en su mesa de despacho ante decenas de nombres e imágenes de su posible futura esposa y rodeado de los principales del gobierno que esperan impacientes una respuesta, el rey, con gesto sobrio y pausado, demostrando de que linaje proviene, se levanta de su silla, mira a los ojos a todos los que desesperan por que pronuncie un nombre, y muy calmado pero igualmente convencido dice: "
Ya he elegiso. Me casaré con la Infanta María de las Mercedes de Orleans. Con ella y con nadie más."
Acto seguido, con paso firme, sale del despacho.
La decisión del rey, que el pueblo español apoyaba sin reservas, no era bien vista en las altas esferas de la nobleza y la política. Ciertamente, la novia elegida lo reunía todo;
era noble, joven, sana y católica, algo indispensable por aquel entonces. Pero el problema casi siempre era el mismo, e Isabel II lo expresó claramente: "
No apruebo esta boda, no por la novia, que es un encanto, sino por su padre."
En efecto. Para todos los que se oponían a esta unión, el problema principal era Don Antonio María de Orleans, duque de Montpensier. Era sabido por todos que el hijo de Luis Felipe I de Francia era un conspirador consumado, que había hecho lo imposible para recibir la corona de España cuando su cuñada tuvo que exiliarse;
corona que fue a parar a manos del duque de Aosta, Amadeo de Saboya. Pero lo más grave era aquello que le convertía en indeseable para la mayoría de los españoles, incluso para el propio Alfonso XII. Años atrás, quien sabe si por honor o por intereses, había matado en un duelo al duque de Sevilla Don Enrique de Borbón, liberal convencido y hermano del rey consorte Francisco de Asís.
Pero sin embargo, a pesar de su padre, la hermosa Mercedes tenía el amor de su pueblo que la adoraba con locura. Y lo más importante, el amor de Alfonso, y eso era más que suficiente.
Otro de los elementos que contribuyó a la posterior consolidación de la leyenda, fue la profecía que le hizo una gitana cuando aún era una niña. "
Veo una corona real sobre tu cabeza. Hija, algún día tú serás reina."
El destino pues, estaba trazado.
Según ordenaba la Constitución, el rey somete al Parlamento la aprobación de la boda. Se suceden numerosas y acaloradas discusiones bizantinas. Se valoran los pro y los contra del real enlace, pero no se decide nada. Al final de una larga intervención, un diputado, Claudio Moyano termina diciendo: "
Señores, podemos seguir discutiendo de todas esas cosas, pero jamás voy a discutir sobre la Infanta Mercedes, porque los ángeles, señores diputados, no se discuten."
Asunto zanjado. Las Cortes aprueban la boda y se pide una dispensa de consanguinidad al Vaticano debido al grado de parentesco entre los contrayentes, que es firmada por León XIII.
El 23 de enero de 1878, Madrid está más bella que nunca. En la capital de España hoy van a comprometerse los reyes y todo el pueblo lo celebra. Las calles y los edificios principales están en todo su esplendor y tanto espectadores como invitados, lucen sus mejores galas. Entre la gente sencilla, se empieza a cantar una copla que dice:
Quieren hoy con más delirio
a su rey los españoles,
pues por amor se ha casado
como se casan los pobres.
La ceremonia se celebra en la basílica de Nuestra Señora de Atocha. Son padrinos la hermana del rey, la Princesa de Asturias Isabel "
la chata"
y su hermano, así como el rey consorte Francisco de Asís. La reina madre no asistirá.
La boda parece sacada de un cuento de hadas. Todo es perfecto. Cogidos del brazo, Alfonso XII y María de las Mercedes avanzan por la nave central de la Catedral. Él, de uniforme de Capitán General con todas las condecoraciones y el sable al cinto. Ella, entera de blanco, como una princesa de las que hablan las leyendas. Se arrodillan ambos ante el altar y tras una misa que pasa para ellos con una inusitada ligereza, se dan el "
sí quiero"
entre las lágrimas de emoción de los congragados.
Convertidos ya en marido y mujer, en rey y reina, recorren las calles de la ciudad en una elegante calesa en la que años más tarde, Alfonso XIII sufrirá un atentado el día mismo de su boda. Saludan y se hacen confidencias, haciendo las delicias de los habitantes enfervorizados de la villa y corte, rumbo al madrileño Palacio de El Pardo, donde iniciarán una, hasta entonces así lo pensaban, interminable luna de miel.
Juntos los dos recorren gran parte de España. Asisten a los damnificados de inundaciones en Murcia y de terremotos en Andalucía, lo que les convierte en héroes a los ojos de los ciudadanos. Los frecuentes paseos de los reyes por las calles de la capital son del gusto de todos, que se enorgullecen de ver a sus soberanos disfrutando como ellos de los sencillos placeres de la vida burguesa. incluso hay gente que saluda a la pareja diciendo sencillamente: "
Buenos días Don Alfonso, buenos días Doña Mercedes."
Pero lo que verdaderamente causa más alegría a sus súbditos, es saber y comprobar que los monarcas son, y están orgullosos de ser muy españoles, demostrándolo a cada ocasión con gracia y espontaneidad típicas. Su historia de amor crece sin parecer tener fin.
Pero la tragedia llega demasiado pronto. En la primavera de ese año, la reina sufre un aborto tras un difícil aunque muy deseado embarazo. Consigue recuperarse pero su salud se resiente. Le aquejan fiebres altas, hemorragias intestinales, trastornos, vómitos, etc. Alfonso XII no se separa de ella mientras dura su enfermedad, al igual que todo el pueblo de Madrid, que se congrega en los alrededores del Palacio de Oriente a la espera de alguna noticia sobre el estado de su tan querida reina.
Los médicos no se explican muy bien la causa de tales males. La leyenda nos dice que fue una tuberculosis causada por una lluvia que la sorprendió en una excursión;
pero se ha hablado con más o menos razón de una infección por la pérdida del bebe, intoxicación e incluso de asesinato.
Lo cierto es que el día 26 de junio, recién empezado el verano, el cardenal primado de Madrid le impone la extremaunción y después de despedirse de sus padres y de su marido, la reina María de las Mercedes de Orleans y Borbón cierra los ojos para siempre. Hacía dos días que había cumplido los 18 años.
Indescriptible es la tristeza e incontables son las lágrimas que se vertieron en toda España cuando las campanas de la Almudena doblaron a difunto. Miles de ciudadanos quisieron ver por última vez a su reina en la capilla ardiente del Salón de las Columnas.
El rey, destrozado como estaba por la prematura muerte de su amante esposa, hubo de soportar otro dolor aún más intenso. Según la tradición, a los reyes hispanos se les prohibía asistir al funeral de sus consortes, por lo que hubo de ver, impotente, desde una ventana de palacio, como se alejaba el cortejo que llevaba a Mercedes al lugar donde descansaría. Como se alejaba de él para siempre.
El pesar del monarca quedó bien reflejado en el sentir popular, con manifestaciones de apoyo en forma de canción que ha llegado hasta nuestros días engrandecida por el cine;
un famoso y útil testimonio artístico de la época. Esa canción tan bonita y tan triste que cantaba la multitud fuera del palacio mientras el rey lloraba desconsolado en su despacho, y que decía:
¿Dónde vas Alfonso XII,
dónde vas triste de ti?
Voy en busca de Mercedes
que ayer tarde no la vi.
Si Mercedes ya está muerta,
muerta está, que yo la vi;
cuatro duques la llevaban
por las calles de Madrid.
En contra de los deseos de Alfonso, la fallecida reina no podía reposar en el Panteón Real de El Escorial al no haber sido madre de rey;
por lo tanto dispuso que se construyera un catafalco en una capilla cercana, a la espera de poder trasladarla a la Catedral de la Almudena, aún en obras. Hubieron de pasar 120 años para que su deseo se cumpliera. A los pies del retablo de la Virgen de la Almudena, descansa hoy la reina más querida de España. En su tumba, puede leerse aún el epitafio que su enamorado esposo compusiera: "
María de las Mercedes, de Alfonso XII la dulcísima esposa."
Este fatal desenlace, la muerte de la reina a una edad tan temprana, y la propia muerte del rey, también joven años después, fue el colofón para consolidar verdaderamente la leyenda. La leyenda de los reyes que más se quisieron y que más sufrieron. Una historia en lo que no se sabe ya cuanto hay de real y cuanto de ficción, aunque no se puede negar que con todo, constituye una leyenda auténticamente "
Real"
. Una historia que es el modelo del amor romántico y popular español, entre dos jovenes de nobles familias separados trágicamente por la muerte, que en apenas cinco meses de matrimonio, consiguieron el afecto y el respeto de toda una nación.
Es cierto que más tarde, Alfonso XII volvió a casarse e incluso tuvo amantes. Pero el recuerdo que guardaba de su más sincero amor, nunca llegó a borrarse;
e igualmente el pueblo español tampoco pudo olvidarse por completo de su bienamada reina.
Una prueba fehaciente de este hecho se da con el nacimiento del primer vástago del rey, ya casado con María Cristina de Habsburgo-Lorena. Fue una niña hermosa que sería la postrera alegría de su padre envejecido a sus apenas 25 años llenos de cansancio y penas.
Se llamó María de las Mercedes de Borbón.
Son bien conocidos todos los monarcas de esta dinastía de origen francés;
algunos queridos y muchos odiados, y algunos incluso ignorados por la Historia. Pero entre todos ellos, ya sea por su mitificación posterior hecha a cargo de la literatura y el cine o por la coyuntura del momento en que vivió, resalta significativamente el nombre del que ha pasado a la posteridad como "
el pacificador"
, también llamado "
el muerto de amor"
. Sea como fuere, lo cierto es que esta figura se ha convertido ya en parte de la cultura popular española, que no es precisamente decir poco.
Pero siempre que alguien escucha el nombre de Don Alfonso XII, es casi imposible no relacionarlo inmediatamente con otro de los personajes también más queridos, recordados y llorados de las páginas de la Historia de España;
llegando incluso en ocasiones a eclipsar al joven rey debido al cariño, respeto y admiración que le profesaban tanto la gente sencilla como la de alta alcurnia. Este personaje fue una mujer, la más trágica y enamorada reina y esposa que las Españas conocieron, María de las Mercedes de Orleans.
Estos dos nombres, como ya se ha dicho, van unidos al sentir romántico y enamorado de la Europa liberal decimonónica;
encarnan como pareja de soberanos, el triunfo de todos los sueños de poetas, músicos, pintores, pensadores e incluso, de algunos políticos. Pero como ya se sabe, para que una simple historia pase a ser leyenda, se han de conjugar todos los elementos antes nombrados más uno irremediablemente. La desgracia.
La que paso a exponer ahora, de la forma más esquemática que pueda, es la vida de aquella pareja real que alegró y entristeció de igual manera a varias generaciones de españoles. Es la vida de Alfonso XII y María de las Mercedes.
Última edición por el Miér Nov 10, 2010 5:15 pm, editado 2 veces
letizia princesa astur- Su Alteza Real
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Re: Alfonso XII y María de las Mercedes de Orléans y Borbón
Fue un matrimonio tan corto, que representó desde el primer momento un cuento de hadas. La salud de María de las Mercedes no era buena. Sufrió un aborto y después ya aparecieron los primeros síntomas de la tubercolosis que provocaría su fallecimiento a los 18 años.
Una catedral para la reina
Al morir sin descendencia, es decir, al no ser madre de rey, María de las Mercedes no podía ser enterrada en el Escorial. Por eso Alfonso XII quiso que se construyera una catedral al lado del Palacio Real para que su esposa fuera enterrada allí. Tendrían que pasar más de 100 años. María de las Mercedes fue enterrada en la catedral de la Almudena en el año 2002.
En su tumba puede leerse "
María de las Mercedes, de Alfonso XII la dulcísima esposa"
.
Tras morir su esposa, Alfonso quedó completamente desolado. Su comportamiento cambió. Comenzó a salir de noche, a beber demasiado y a tener aventuras amorosas. Pero el país necesitaba un heredero y el rey estaba obligado a buscar una nueva esposa.
La reina María Cristina
En 1879 se casó con María Cristina de Habsburgo-Lorena. Ella tuvo un papel difícil puesto que se enfrentaba al fantasma de una mujer idealizada, muy querida por el pueblo y sabía que la iban a estar comparando constantemente. La imagen que se tenía de ella es que era estricta y seria. A medida que el tiempo fue pasando, María Cristina se fue ganando el corazón de los españoles. Se dieron cuenta que tenía gran interés en el desarrollo del país y, además, era de costumbres sencillas, nada ostentosas. Alfonso XII y María Cristina tuvieron tres hijos. Tras dos niñas, por fin, nacería el tan esperado heredero, aunque Alfonso XII no le llegó a ver.
María Cristina sabía que su matrimonio había sido de conveniencia, pero quería a su marido y, parece ser, que aunque no fue el amor de su vida, también Alfonso XII le tenía cariño. Ella tuvo que soportar su correrías amorosas y hasta su poco apego por la vida, puesto que Alfonso descuidó su salud totalmente y murió de tubercolósis en El Pardo en 1885 a los 28 años.
LA REGENCIA
María Cristina (1858 - 1929) reinó durante la niñez de su hijo, Alfonso XIII, de 1885 hasta 1902. Durante este tiempo tuvo lugar la guerra Hispano-Americana en la que España perdió sus colonias. No favoreció a ninguno de los partidos políticos y su papel era estrictamente representativo. Durante los últimos años de su regencia hubo muchos conflictos sociales, entre ellos el catalán. Cánovas y Sagasta, líderes de ambos partidos, murieron lo que empeoró la situación y también la Restauración. María Cristina sólo quiso poder pasarle la corona a su hijo, cosa que hizo tan pronto como él cumplió los 16 años. Puso gran empeño en que recibiera la educación necesaria y fuera siempre consciente de cual era su papel
Una catedral para la reina
Al morir sin descendencia, es decir, al no ser madre de rey, María de las Mercedes no podía ser enterrada en el Escorial. Por eso Alfonso XII quiso que se construyera una catedral al lado del Palacio Real para que su esposa fuera enterrada allí. Tendrían que pasar más de 100 años. María de las Mercedes fue enterrada en la catedral de la Almudena en el año 2002.
En su tumba puede leerse "
María de las Mercedes, de Alfonso XII la dulcísima esposa"
.
Tras morir su esposa, Alfonso quedó completamente desolado. Su comportamiento cambió. Comenzó a salir de noche, a beber demasiado y a tener aventuras amorosas. Pero el país necesitaba un heredero y el rey estaba obligado a buscar una nueva esposa.
La reina María Cristina
En 1879 se casó con María Cristina de Habsburgo-Lorena. Ella tuvo un papel difícil puesto que se enfrentaba al fantasma de una mujer idealizada, muy querida por el pueblo y sabía que la iban a estar comparando constantemente. La imagen que se tenía de ella es que era estricta y seria. A medida que el tiempo fue pasando, María Cristina se fue ganando el corazón de los españoles. Se dieron cuenta que tenía gran interés en el desarrollo del país y, además, era de costumbres sencillas, nada ostentosas. Alfonso XII y María Cristina tuvieron tres hijos. Tras dos niñas, por fin, nacería el tan esperado heredero, aunque Alfonso XII no le llegó a ver.
María Cristina sabía que su matrimonio había sido de conveniencia, pero quería a su marido y, parece ser, que aunque no fue el amor de su vida, también Alfonso XII le tenía cariño. Ella tuvo que soportar su correrías amorosas y hasta su poco apego por la vida, puesto que Alfonso descuidó su salud totalmente y murió de tubercolósis en El Pardo en 1885 a los 28 años.
LA REGENCIA
María Cristina (1858 - 1929) reinó durante la niñez de su hijo, Alfonso XIII, de 1885 hasta 1902. Durante este tiempo tuvo lugar la guerra Hispano-Americana en la que España perdió sus colonias. No favoreció a ninguno de los partidos políticos y su papel era estrictamente representativo. Durante los últimos años de su regencia hubo muchos conflictos sociales, entre ellos el catalán. Cánovas y Sagasta, líderes de ambos partidos, murieron lo que empeoró la situación y también la Restauración. María Cristina sólo quiso poder pasarle la corona a su hijo, cosa que hizo tan pronto como él cumplió los 16 años. Puso gran empeño en que recibiera la educación necesaria y fuera siempre consciente de cual era su papel
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MARIA DE LAS MERCEDES DE ORLEANS Y BORBÓN
Última edición por el Miér Nov 10, 2010 5:47 pm, editado 1 vez
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Re: Alfonso XII y María de las Mercedes de Orléans y Borbón
ALFONSO XII Y SU ESPOSA cRISTINA DE HABSBURGO
María Cristina sosteniendo a la hija, con Alfonso y las hermanas de Alfonso, Paz, Isabel y Eulalia.
El palacio había sido un trajín durante los momentos inmediatamente anteriores al natalicio. Elisabeth Franziska, archiduquesa de Austria, había acudido para acompañar en ese trance a su hija Crista. Isabel II, ex reina, también estaba presente para asistir a un evento de gran trascendencia. Isabel, Paz y Eulalia aguardaban expectantes a "
un sobrino"
. Que apareciese en escena una fémina cayó como un jarro de agua fría, a pesar de que Crista tuvo presencia de ánimo suficiente para declarar que deseaba que la pequeña ostentase el nombre de María de las Mercedes (un guiño a la difunta soberana, al rey y al pueblo).
Lo cierto es que el sexo de la criatura importaba...y mucho. De acuerdo con la normativa establecida en el reinado de Alfonso XII, esa primera hija de la reina, en ausencia de un hijo varón, hubiese debido ostentar la dignidad de princesa de Asturias, en detrimento de la hasta entonces princesa de Asturias la infanta Isabel. Pero don Antonio Cánovas había estado maniobrando durante el embarazo para asegurarse de que el título de princesa de Asturias no pasaría de la infanta Isabel a una eventual infanta que pudiese parir María Cristina. Únicamente en el caso de que llegase un varón, se le proclamaría de inmediato príncipe de Asturias. En caso de que llegase una fémina, sería únicamente infanta.
El título de princesa de Asturias se había conferido finalmente a la pequeña Mercedes el 10 de marzo de 1881
A Isabel no le ha molestado ceder su posición a su sobrina Mercedes. Eso disminuye su importancia institucional, cierto, pero sigue siendo la hermana querida del rey, la tía de la heredera y, en última instancia, la segunda en línea de sucesión. En cierto modo, gana mayor espacio privado, tiempo para sus cosas. De ahí que monte a caballo o se vaya de caza con particular asiduidad. Asimismo, puede dedicarse a participar a lo largo del mes de mayo en un enorme repertorio de eventos culturales y artísticos al amparo de la conmemoración del bicentenario de Calderón de la Barca.
MARIA CRISTINA
María Cristina sosteniendo a la hija, con Alfonso y las hermanas de Alfonso, Paz, Isabel y Eulalia.
El palacio había sido un trajín durante los momentos inmediatamente anteriores al natalicio. Elisabeth Franziska, archiduquesa de Austria, había acudido para acompañar en ese trance a su hija Crista. Isabel II, ex reina, también estaba presente para asistir a un evento de gran trascendencia. Isabel, Paz y Eulalia aguardaban expectantes a "
un sobrino"
. Que apareciese en escena una fémina cayó como un jarro de agua fría, a pesar de que Crista tuvo presencia de ánimo suficiente para declarar que deseaba que la pequeña ostentase el nombre de María de las Mercedes (un guiño a la difunta soberana, al rey y al pueblo).
Lo cierto es que el sexo de la criatura importaba...y mucho. De acuerdo con la normativa establecida en el reinado de Alfonso XII, esa primera hija de la reina, en ausencia de un hijo varón, hubiese debido ostentar la dignidad de princesa de Asturias, en detrimento de la hasta entonces princesa de Asturias la infanta Isabel. Pero don Antonio Cánovas había estado maniobrando durante el embarazo para asegurarse de que el título de princesa de Asturias no pasaría de la infanta Isabel a una eventual infanta que pudiese parir María Cristina. Únicamente en el caso de que llegase un varón, se le proclamaría de inmediato príncipe de Asturias. En caso de que llegase una fémina, sería únicamente infanta.
El título de princesa de Asturias se había conferido finalmente a la pequeña Mercedes el 10 de marzo de 1881
A Isabel no le ha molestado ceder su posición a su sobrina Mercedes. Eso disminuye su importancia institucional, cierto, pero sigue siendo la hermana querida del rey, la tía de la heredera y, en última instancia, la segunda en línea de sucesión. En cierto modo, gana mayor espacio privado, tiempo para sus cosas. De ahí que monte a caballo o se vaya de caza con particular asiduidad. Asimismo, puede dedicarse a participar a lo largo del mes de mayo en un enorme repertorio de eventos culturales y artísticos al amparo de la conmemoración del bicentenario de Calderón de la Barca.
MARIA CRISTINA
Última edición por el Sáb Nov 27, 2010 9:59 pm, editado 1 vez
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ALFONSO XII
Cristina, predispuesta desde la niñez a convertirse en una esposa ejemplar, ha tenido la ocurrencia de enamorarse del hombre con quien se había casado por razones escasamente románticas. Eso la ha puesto en la tesitura de sufrir bastante porque su marido la aprecia en lo que vale y la respeta, pero no la ama y ni siquiera experimenta una atracción física hacia ella. Cristina nunca ha tenido, a pesar de sus innegables virtudes, ni una oportunidad de ganarse a Alfonso, porque no responde al tipo femenino que le entra por los ojos al monarca.
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Re: Alfonso XII y María de las Mercedes de Orléans y Borbón
CRóNICAS REALES
María de las Mercedes en la Almudena
Por José Apezarena
A primeros de noviembre una Reina de España dejará el Monasterio de El Escorial, la tumba colectiva de reyes y príncipes españoles, para reposar en la Catedral de la Almudena. Es María de las Mercedes, una mujer que forma parte de la memoria popular, tanto que hasta le cantan por las calles la copla “María de las Mercedes / no te vayas de Sevilla…”. Fue la joven esposa de Alfonso XII, con quien vivió solamente cinco meses, arrebatada de este mundo por una terrible tuberculosis.
María de las Mercedes de Orleans y Borbón nació en Madrid, en 1860, pero su vida transcurrió sobre todo en Sevilla, donde sus padres, los Duques de Montpensier, mantenían una auténtica Corte. Muy joven, se enamora de su primo, el Rey Alfonso XII, que le lleva dos años. Se casan en 1878, siendo apenas unos muchachos, ella con 18 años, él con veinte.
La boda impacta fuertemente en el ánimo de los españoles, de la gente del pueblo, que pronto empiezan a repetir romances, como aquellos versos que destacan que “se casaron por amor / como se casan los pobres”. Porque, en efecto, muchos desaconsejaron al Monarca el matrimonio con su prima, apelando, entre otras cosas, al oscuro trajinar de Montpensier, un conspirador atrabiliario. El amor pudo por encima de todo. Y la fatalidad arrasó con ese amor en solamente cinco meses. Otra canción, “¿Dónde vas Alfonso XII / dónde vas triste de ti?”, guarda memoria colectiva de la honda tristeza del jovencísimo Rey.
Razones de Estado, además de la necesidad de asegurar cuanto antes la sucesión, llevaron a Alfonso a contraer matrimonio sólo un año después, con la archiduquesa María Cristina de Habsburgo-Lorena. Seis años más tarde, el Rey muere, víctima de la tuberculosis también como su primera y añorada esposa.
La última voluntad de Alfonso XII fue que los restos mortales de María de las Mercedes, a la sazón depositados en el “pudridero” de El Escorial, tuvieran una sepultura singular: la Catedral de Madrid. Un templo que entonces aún no existía, y que ha tardado un siglo es ser concluido. Ahora, una vez terminado, se ha habilitado una cripta digna de la Reina, donde reposará definitivamente, como decimos, a partir de noviembre.
El traslado de los restos ha requerido, lógicamente, el visto bueno del actual Rey, don Juan Carlos de Borbón, cabeza de la Familia Real española, que da así cumplimiento a la voluntad de Alfonso XII, como antes hiciera el Conde de Barcelona, cuando trajo desde Roma, a El Escorial, los restos mortales de su padre, Alfonso XIII.
“Cuatro duques la llevaban por las calles de Madrid” canta la copla, recordando el entierro de María de las Mercedes. Ahora, la ceremonia será mucho más discreta.
http://revista.libertaddigital.com/maria-de-las-mercedes-en-la-almudena-144.html
TUMBA DE LA REINA EN LA ALMUDENA
LA CATEDRAL
http://www.viendomadrid.com/2009/11/catedral-de-la-almudena.html
María de las Mercedes en la Almudena
Por José Apezarena
A primeros de noviembre una Reina de España dejará el Monasterio de El Escorial, la tumba colectiva de reyes y príncipes españoles, para reposar en la Catedral de la Almudena. Es María de las Mercedes, una mujer que forma parte de la memoria popular, tanto que hasta le cantan por las calles la copla “María de las Mercedes / no te vayas de Sevilla…”. Fue la joven esposa de Alfonso XII, con quien vivió solamente cinco meses, arrebatada de este mundo por una terrible tuberculosis.
María de las Mercedes de Orleans y Borbón nació en Madrid, en 1860, pero su vida transcurrió sobre todo en Sevilla, donde sus padres, los Duques de Montpensier, mantenían una auténtica Corte. Muy joven, se enamora de su primo, el Rey Alfonso XII, que le lleva dos años. Se casan en 1878, siendo apenas unos muchachos, ella con 18 años, él con veinte.
La boda impacta fuertemente en el ánimo de los españoles, de la gente del pueblo, que pronto empiezan a repetir romances, como aquellos versos que destacan que “se casaron por amor / como se casan los pobres”. Porque, en efecto, muchos desaconsejaron al Monarca el matrimonio con su prima, apelando, entre otras cosas, al oscuro trajinar de Montpensier, un conspirador atrabiliario. El amor pudo por encima de todo. Y la fatalidad arrasó con ese amor en solamente cinco meses. Otra canción, “¿Dónde vas Alfonso XII / dónde vas triste de ti?”, guarda memoria colectiva de la honda tristeza del jovencísimo Rey.
Razones de Estado, además de la necesidad de asegurar cuanto antes la sucesión, llevaron a Alfonso a contraer matrimonio sólo un año después, con la archiduquesa María Cristina de Habsburgo-Lorena. Seis años más tarde, el Rey muere, víctima de la tuberculosis también como su primera y añorada esposa.
La última voluntad de Alfonso XII fue que los restos mortales de María de las Mercedes, a la sazón depositados en el “pudridero” de El Escorial, tuvieran una sepultura singular: la Catedral de Madrid. Un templo que entonces aún no existía, y que ha tardado un siglo es ser concluido. Ahora, una vez terminado, se ha habilitado una cripta digna de la Reina, donde reposará definitivamente, como decimos, a partir de noviembre.
El traslado de los restos ha requerido, lógicamente, el visto bueno del actual Rey, don Juan Carlos de Borbón, cabeza de la Familia Real española, que da así cumplimiento a la voluntad de Alfonso XII, como antes hiciera el Conde de Barcelona, cuando trajo desde Roma, a El Escorial, los restos mortales de su padre, Alfonso XIII.
“Cuatro duques la llevaban por las calles de Madrid” canta la copla, recordando el entierro de María de las Mercedes. Ahora, la ceremonia será mucho más discreta.
http://revista.libertaddigital.com/maria-de-las-mercedes-en-la-almudena-144.html
TUMBA DE LA REINA EN LA ALMUDENA
LA CATEDRAL
http://www.viendomadrid.com/2009/11/catedral-de-la-almudena.html
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Re: Alfonso XII y María de las Mercedes de Orléans y Borbón
MARIA DE LAS MERCEDES
LA ÚLTIMA REINA ESPAÑOLA por nacimiento y educación tuvo un corto reinado y una vida efímera. María de las Mercedes de Orleans y Borbón, nacida en Madrid y criada en Sevilla, se casó con su primo Alfonso XII el 23 de enero de 1878 y murió cinco meses después, con apenas 18 años. La causa pudo ser unas fiebres tifoideas adquiridas al beber unas aguas contaminadas del sevillano Palacio de San Telmo -entonces propiedad de su familia y ahora sede de la presidencia de la Junta de Andalucía-. También se ha dicho que sufrió un aborto natural, que no recibió la debida atención.
Fue un matrimonio que hizo honor al siglo romántico al ser glosado en los romances y coplas populares de la época.
Mercedes se vistió en el Palacio de Aranjuez y desde allí se dirigió a la capital en un vagón de ferrocarril, gracias a un tramo especial que unía el real sitio con la red viaria. Desde la estación del Mediodía fue a la Basílica de Atocha en un coche, que se había construido para Carlos IV, tirado por seis caballos castaños empenachados de blanco, servido por un tronquista, dos lacayos, un postillón y cuatro mancebos. Estuvo acompañada de la princesa de Asturias Isabel de Borbón, hermana del novio.
El vestido de novia era blanco, con una larga cola con encajes de Alençon. El atuendo lo completaban dos perlas en las orejas, 41 en el collar y otras siete en forma de pera en una diadema, sombrero, del que arranca la cola prendida a las trenzas, pañuelo y abanico. Alfonso vestía el uniforme de gala de capitán general y lucía las patillas que le hicieron famoso.
La basílica estaba iluminada con más de un millar de cirios y adornada con viejas banderas, reposteros y escudos. Celebró la ceremonia el patriarca de las Indias Occidentales, cardenal Benavides. Antes de otorgar el sí, la princesa pidió a sus padres el protocolario permiso y la bendición. Los novios oyeron una misa de pontifical y se cantó el Tedéum. Al final de la boda, los reyes subieron a una carroza tirada por ocho caballos blancos, seguidos por 24 palafreneros. Se dirigieron a palacio a través del paseo del Prado y la calle de Alcalá, rebosantes de gente. Balcones, ventanas y hasta tejados habían sido alquilados a buen precio para contemplar el cortejo.
Alfonso XII, cuya salud no era buena -murió de tuberculosis siete años más tarde, en 1885-, se vio obligado a casarse pronto para garantizar la sucesión de la dinastía, cuya restauración en el trono se había producido tres años antes. No había muchas princesas donde elegir. Se prefería una candidata católica y por eso Alfonso se decidió por su prima carnal;
las dos madres eran hermanas (Isabel II y Luisa Fernanda, las dos hijas de Fernando VII). El problema de tipo político para llevarse a cabo la unión fue que el padre de Mercedes era Antonio de Orleans, duque de Montpensier, que había conspirado durante años para sustituir a su cuñada. Con esa meta financió la revolución septembrina de 1868, que le costó el trono a Isabel II, algo que ésta nunca le perdonó.
La segunda boda de Alfonso XII, el 29 de noviembre de 1879, con la archiduquesa de Austria María Cristina de Habsburgo fue prácticamente una repetición de la primera. La nueva reina tuvo dos hijas y cuando Alfonso XII murió, estaba embarazada del que sería Alfonso XIII.
* Artículo EL PAÍS.
LA ÚLTIMA REINA ESPAÑOLA por nacimiento y educación tuvo un corto reinado y una vida efímera. María de las Mercedes de Orleans y Borbón, nacida en Madrid y criada en Sevilla, se casó con su primo Alfonso XII el 23 de enero de 1878 y murió cinco meses después, con apenas 18 años. La causa pudo ser unas fiebres tifoideas adquiridas al beber unas aguas contaminadas del sevillano Palacio de San Telmo -entonces propiedad de su familia y ahora sede de la presidencia de la Junta de Andalucía-. También se ha dicho que sufrió un aborto natural, que no recibió la debida atención.
Fue un matrimonio que hizo honor al siglo romántico al ser glosado en los romances y coplas populares de la época.
Mercedes se vistió en el Palacio de Aranjuez y desde allí se dirigió a la capital en un vagón de ferrocarril, gracias a un tramo especial que unía el real sitio con la red viaria. Desde la estación del Mediodía fue a la Basílica de Atocha en un coche, que se había construido para Carlos IV, tirado por seis caballos castaños empenachados de blanco, servido por un tronquista, dos lacayos, un postillón y cuatro mancebos. Estuvo acompañada de la princesa de Asturias Isabel de Borbón, hermana del novio.
El vestido de novia era blanco, con una larga cola con encajes de Alençon. El atuendo lo completaban dos perlas en las orejas, 41 en el collar y otras siete en forma de pera en una diadema, sombrero, del que arranca la cola prendida a las trenzas, pañuelo y abanico. Alfonso vestía el uniforme de gala de capitán general y lucía las patillas que le hicieron famoso.
La basílica estaba iluminada con más de un millar de cirios y adornada con viejas banderas, reposteros y escudos. Celebró la ceremonia el patriarca de las Indias Occidentales, cardenal Benavides. Antes de otorgar el sí, la princesa pidió a sus padres el protocolario permiso y la bendición. Los novios oyeron una misa de pontifical y se cantó el Tedéum. Al final de la boda, los reyes subieron a una carroza tirada por ocho caballos blancos, seguidos por 24 palafreneros. Se dirigieron a palacio a través del paseo del Prado y la calle de Alcalá, rebosantes de gente. Balcones, ventanas y hasta tejados habían sido alquilados a buen precio para contemplar el cortejo.
Alfonso XII, cuya salud no era buena -murió de tuberculosis siete años más tarde, en 1885-, se vio obligado a casarse pronto para garantizar la sucesión de la dinastía, cuya restauración en el trono se había producido tres años antes. No había muchas princesas donde elegir. Se prefería una candidata católica y por eso Alfonso se decidió por su prima carnal;
las dos madres eran hermanas (Isabel II y Luisa Fernanda, las dos hijas de Fernando VII). El problema de tipo político para llevarse a cabo la unión fue que el padre de Mercedes era Antonio de Orleans, duque de Montpensier, que había conspirado durante años para sustituir a su cuñada. Con esa meta financió la revolución septembrina de 1868, que le costó el trono a Isabel II, algo que ésta nunca le perdonó.
La segunda boda de Alfonso XII, el 29 de noviembre de 1879, con la archiduquesa de Austria María Cristina de Habsburgo fue prácticamente una repetición de la primera. La nueva reina tuvo dos hijas y cuando Alfonso XII murió, estaba embarazada del que sería Alfonso XIII.
* Artículo EL PAÍS.
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Re: Alfonso XII y María de las Mercedes de Orléans y Borbón
Biografías y Libros de Historia:
-José Antonio Vaca de Osma. Alfonso XII y la Reina María Cristina.
Biografía conjunta de los bisabuelos del Rey de España que reconstruye una historia de amor y desamor, siempre con la etérea sombra romántica de la reina Mercedes, y pone de relieve el perfil humano y el papel clave que jugaron Alfonso XII de Borbón y María Cristina de Habsburgo durante el período histórico que les tocó vivir. Desde la vida licenciosa de Isabel II, con sus amantes y su prole, las guerras carlistas, las revoluciones, los grandes y pequeños espadones, los obispos, los masones, la Restauración y la Regencia (etapa política marcada por un año desastroso, 1898, en que España perdió Cuba y Filipinas), hasta el reinado de Alfonso XIII y la Dictadura de Primo de Rivera.
- Carlos Seco. Alfonso XII
Más allá de los tópicos y los mitos: un retrato admirable y riguroso del rey Alfonso XII y su época.
Este libro no es una biografía más del Rey romántico, sino un estudio en profundidad de la época -crucial en nuestra historia contemporánea- que se abre con los prolegómenos de la revolución de 1868 y se cierra con los inicios de la regendia de Doña María Cristina de Austria, una época contemplada en esta obra tanto en su dimensión política, como en sus aspectos sociales y culturales, y que culmina en la figura y el reinado del Pacificador. Carlos Seco despliega en este libro el rigor y la profundidad de un gran especialista en este periodo histórico para perfilar con todos sus complejos matices la figura de Alfonso XII.
- Ana de Sagrera. La Reina Mercedes
Quinta hija de Antonio de Orleáns, duque de Montpensier, y de la infanta Luisa Fernanda, hermana de la reina Isabel II, nació María de las Mercedes de Orleáns y Borbón un 24 de junio de 1860. Transcurrió su infancia en su amada Sevilla. Unos placenteros días en familia que se vieron interrumpidos por dos exilios provocados por las intrigas políticas de su padre: el primero, en Portugal;
el segundo, en Francia.
En las Navidades de 1872, se reencontraría María de las Mercedes con su primo Alfonso, y ambos quedarían cautivados. Así lo expresó el futuro Rey de España: “Ella apareció ante mis ojos como la imagen de la felicidad y la virtud.”
En enero de 1874, con el pronunciamiento de Sagunto, se proclama rey a Alfonso XII, y se inicia la Restauración, que supuso la vuelta de los Borbones al poder.
Este suceso cambiará el rumbo de la vida de María de las Mercedes. Vuelve a su patria, junto con su familia, y se inicia un romance que transcurrirá entre cartas y breves visitas de su primo Alfonso al Palacio de San Telmo, en Sevilla, donde se instalará la familia de Montpensier, alejada de la Corte.
Este noviazgo constituyó una cuestión de Estado. A pesar de la oposición manifiesta de Isabel II, que no quería ver a una Orleáns en el trono y que no asistió al enlace, se celebró la boda de su hijo, Alfonso XII, y María de las Mercedes un 23 de enero de 1878. Un matrimonio que llenó de júbilo al pueblo de Madrid pero fue prematuramente sesgado por la enfermedad de la reina Mercedes. El 26 de junio del mismo año, tras una larga agonía, moría en brazos del desdichado Alfonso XII.
Fue enterrada al día siguiente en una capilla de la Basílica de San Lorenzo de El Escorial. Hoy sus restos descansan en la Catedral de Madrid, como lo deseaba el rey Alfonso XII.
La biografía más completa y documentada que nos descubre los intereses y fines políticos de una dinastía, y los detalles de un amor que triunfó más allá de la muerte.
- María José Rubio. La Chata: La Infanta Isabel de Borbón y la Corona de España
Isabel de Borbón ha sido la infanta más carismática de la historia de España. Conocida popularmente con el apodo de «La Chata» por su nariz, dedicó su vida al servicio de la monarquía. Nieta, hija, hermana y tía de reyes, fue dos veces princesa de Asturias y heredera al trono, nunca ambicionó la corona para ella.
Hija primogénita de Isabel II, nació en 1851 en la lujosa corte isabelina. Fue testigo primordial de la monarquía de su madre, marcada por la inestabilidad política. Obligada por intereses de Estado, se casó en 1868 con su primo Cayetano de Borbón, que agobiado por su enfermedad mental, se suicidó poco después. Tras el derrocamiento de Isabel II en 1868, vivió en el destierro en París, viajando por toda Europa. Fue un personaje fundamental en la Restauración de su hermano Alfonso XII y regresó con él a Madrid en 1875. Gran mecenas de la música, la literatura y el teatro, ejerció también una importante labor de Beneficencia. Tras la trágica muerte de Alfonso XII en 1885 fue un gran apoyo moral para la Regencia de María Cristina y participó decisivamente en la educación de su sobrino Alfonso XIII. A su servicio pasó la última etapa de su vida y viajó por España, Europa y América en representación oficial. En 1910 realizó un sonado viaje a Argentina, aún vivo en la memoria de ese país. Falleció en París en 1931, a los 79 años, sólo cinco días después de salir de Madrid, empujada al exilio por el derrocamiento de Alfonso XIII y la proclamación de la II República.
María José Rubio aborda la complejidad de este insigne personaje de la familia Borbón con la profundidad de análisis que merecía y logra trascender por vez primera esa imagen superficial de la que hasta ahora había sido prisionera: la dama de las romerías, los toros y las verbenas;
la «manola de sangre azul», que decían los periódicos de la época. "
La Chata"
es la biografía de una mujer educada para ser reina....
-José Antonio Vaca de Osma. Alfonso XII y la Reina María Cristina.
Biografía conjunta de los bisabuelos del Rey de España que reconstruye una historia de amor y desamor, siempre con la etérea sombra romántica de la reina Mercedes, y pone de relieve el perfil humano y el papel clave que jugaron Alfonso XII de Borbón y María Cristina de Habsburgo durante el período histórico que les tocó vivir. Desde la vida licenciosa de Isabel II, con sus amantes y su prole, las guerras carlistas, las revoluciones, los grandes y pequeños espadones, los obispos, los masones, la Restauración y la Regencia (etapa política marcada por un año desastroso, 1898, en que España perdió Cuba y Filipinas), hasta el reinado de Alfonso XIII y la Dictadura de Primo de Rivera.
- Carlos Seco. Alfonso XII
Más allá de los tópicos y los mitos: un retrato admirable y riguroso del rey Alfonso XII y su época.
Este libro no es una biografía más del Rey romántico, sino un estudio en profundidad de la época -crucial en nuestra historia contemporánea- que se abre con los prolegómenos de la revolución de 1868 y se cierra con los inicios de la regendia de Doña María Cristina de Austria, una época contemplada en esta obra tanto en su dimensión política, como en sus aspectos sociales y culturales, y que culmina en la figura y el reinado del Pacificador. Carlos Seco despliega en este libro el rigor y la profundidad de un gran especialista en este periodo histórico para perfilar con todos sus complejos matices la figura de Alfonso XII.
- Ana de Sagrera. La Reina Mercedes
Quinta hija de Antonio de Orleáns, duque de Montpensier, y de la infanta Luisa Fernanda, hermana de la reina Isabel II, nació María de las Mercedes de Orleáns y Borbón un 24 de junio de 1860. Transcurrió su infancia en su amada Sevilla. Unos placenteros días en familia que se vieron interrumpidos por dos exilios provocados por las intrigas políticas de su padre: el primero, en Portugal;
el segundo, en Francia.
En las Navidades de 1872, se reencontraría María de las Mercedes con su primo Alfonso, y ambos quedarían cautivados. Así lo expresó el futuro Rey de España: “Ella apareció ante mis ojos como la imagen de la felicidad y la virtud.”
En enero de 1874, con el pronunciamiento de Sagunto, se proclama rey a Alfonso XII, y se inicia la Restauración, que supuso la vuelta de los Borbones al poder.
Este suceso cambiará el rumbo de la vida de María de las Mercedes. Vuelve a su patria, junto con su familia, y se inicia un romance que transcurrirá entre cartas y breves visitas de su primo Alfonso al Palacio de San Telmo, en Sevilla, donde se instalará la familia de Montpensier, alejada de la Corte.
Este noviazgo constituyó una cuestión de Estado. A pesar de la oposición manifiesta de Isabel II, que no quería ver a una Orleáns en el trono y que no asistió al enlace, se celebró la boda de su hijo, Alfonso XII, y María de las Mercedes un 23 de enero de 1878. Un matrimonio que llenó de júbilo al pueblo de Madrid pero fue prematuramente sesgado por la enfermedad de la reina Mercedes. El 26 de junio del mismo año, tras una larga agonía, moría en brazos del desdichado Alfonso XII.
Fue enterrada al día siguiente en una capilla de la Basílica de San Lorenzo de El Escorial. Hoy sus restos descansan en la Catedral de Madrid, como lo deseaba el rey Alfonso XII.
La biografía más completa y documentada que nos descubre los intereses y fines políticos de una dinastía, y los detalles de un amor que triunfó más allá de la muerte.
- María José Rubio. La Chata: La Infanta Isabel de Borbón y la Corona de España
Isabel de Borbón ha sido la infanta más carismática de la historia de España. Conocida popularmente con el apodo de «La Chata» por su nariz, dedicó su vida al servicio de la monarquía. Nieta, hija, hermana y tía de reyes, fue dos veces princesa de Asturias y heredera al trono, nunca ambicionó la corona para ella.
Hija primogénita de Isabel II, nació en 1851 en la lujosa corte isabelina. Fue testigo primordial de la monarquía de su madre, marcada por la inestabilidad política. Obligada por intereses de Estado, se casó en 1868 con su primo Cayetano de Borbón, que agobiado por su enfermedad mental, se suicidó poco después. Tras el derrocamiento de Isabel II en 1868, vivió en el destierro en París, viajando por toda Europa. Fue un personaje fundamental en la Restauración de su hermano Alfonso XII y regresó con él a Madrid en 1875. Gran mecenas de la música, la literatura y el teatro, ejerció también una importante labor de Beneficencia. Tras la trágica muerte de Alfonso XII en 1885 fue un gran apoyo moral para la Regencia de María Cristina y participó decisivamente en la educación de su sobrino Alfonso XIII. A su servicio pasó la última etapa de su vida y viajó por España, Europa y América en representación oficial. En 1910 realizó un sonado viaje a Argentina, aún vivo en la memoria de ese país. Falleció en París en 1931, a los 79 años, sólo cinco días después de salir de Madrid, empujada al exilio por el derrocamiento de Alfonso XIII y la proclamación de la II República.
María José Rubio aborda la complejidad de este insigne personaje de la familia Borbón con la profundidad de análisis que merecía y logra trascender por vez primera esa imagen superficial de la que hasta ahora había sido prisionera: la dama de las romerías, los toros y las verbenas;
la «manola de sangre azul», que decían los periódicos de la época. "
La Chata"
es la biografía de una mujer educada para ser reina....
letizia princesa astur- Su Alteza Real
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Re: Alfonso XII y María de las Mercedes de Orléans y Borbón
MARIA CRISTINA:SEGUNDA ESPOSA DE ALFONSO XII
Parece ser, que los primeros meses de estancia en la Corte de Madrid de la joven reina María Cristina de Habsburgo-Lorena, segunda esposa de Alfonso XII, no fueron nada fáciles. Aparte de verse rodeada de cortesanos desconocidos para ella, hubo de habituarse a una corte en la que las intrigas y los rumores estaban a la orden del día. Además estaba el tema de sus relaciones personales con el rey Alfonso, ya que ella conocía que su compromiso no había sido por amor, sino por una cuestión de estado.
Tras la muerte de María de las Mercedes, primera esposa de Alfonso XII, sin hijos, se produjo un hecho insólito en la historia de España, ya que fue nombrada sucesora de Alfonso XII y jurada como princesa de Asturias su hermana, la infanta Isabel, popularmente conocida como La Chata. Por eso, cuando al mes de celebrarse la boda de Alfonso XII y María Cristina de Habsburgo-Lorena, ésta, comunicó que estaba embarazada, la alegría fue generalizada, no solo en la corte, sino en toda España.
Según las biografías de la reina María Cristina de Habsburgo-Lorena, segunda esposa de Alfonso XII, ésta, solo tuvo un conflicto con la corte española en toda su vida. Al parecer cuando ella se preparaba para su primer parto decidió que su médico sería Juan Riedel, venido con ella desde Viena y que había sido el médico de su familia. Es más, decidió que ningún médico español asistiría al parto, ni siquiera como ayudante. Esta decisión, además del enfado de los médicos de cámara, provocó la dimisión del decano del Colegio de Médicos, el doctor Alonso Rubio.
El primer parto de María Cristina de Habsburgo-Lorena tuvo lugar el 11 de septiembre de 1880, y de el nació una niña. Pese a no ser el ansiado heredero varón, la alegría no fue menor. Quizá la más apenada por este hecho fue la misma María Cristina, que deseaba con todas sus fuerzas tener un niño, conocedora de la existencia de los gemelos que había tenido Alfonso XII con la cantante Elena Sanz. Quizá por eso María Cristina propuso a Alfonso poner el nombre de María de las Mercedes a la recién nacida, en recuerdo de su primera y amada esposa.
Pese a su recién estrenada paternidad, Alfonso XII no dudó en seguir teniendo otros amores. María Cristina de Habsburgo-Lorena comenzó así a sufrir por amor, ya que los escarceos amorosos del rey eran además de conocimiento público. La amante pública del rey no era otra que la contralto italiana Adela Borghi, conocida popularmente como La Biondina, por lo rubio de sus cabellos. Como en otras ocasiones y ante la pasividad de Alfonso XII, fue Canovas del Castillo quien para preservar la integridad de la monarquía ordenó al Alcalde de Madrid que fuera el mismo a la casa de Adela Borghi y la obligara no solo a dejar al rey, sino a abandonar España.
Cuando María Cristina de Habsburgo-Lorena confirmó su nuevo embarazo en la primavera de 1882 hizo prolongar el Te Deum que se estaba celebrando en su honor en la colegiata del palacio de La Granja, todo ello con la esperanza de que fuera un niño. Además, y como tradicionalmente se hacía en la corte española, la reina hizo traer desde distintos puntos de España diversas reliquias. Entre ellas el báculo de Santo Domingo de Silos y la pila bautismal de Santo Domingo de Guzmán. Pese a todo, el 12 de noviembre de 1882 vino al mundo otra infanta, bautizada con el nombre de María Teresa.
Parece ser, que los primeros meses de estancia en la Corte de Madrid de la joven reina María Cristina de Habsburgo-Lorena, segunda esposa de Alfonso XII, no fueron nada fáciles. Aparte de verse rodeada de cortesanos desconocidos para ella, hubo de habituarse a una corte en la que las intrigas y los rumores estaban a la orden del día. Además estaba el tema de sus relaciones personales con el rey Alfonso, ya que ella conocía que su compromiso no había sido por amor, sino por una cuestión de estado.
Tras la muerte de María de las Mercedes, primera esposa de Alfonso XII, sin hijos, se produjo un hecho insólito en la historia de España, ya que fue nombrada sucesora de Alfonso XII y jurada como princesa de Asturias su hermana, la infanta Isabel, popularmente conocida como La Chata. Por eso, cuando al mes de celebrarse la boda de Alfonso XII y María Cristina de Habsburgo-Lorena, ésta, comunicó que estaba embarazada, la alegría fue generalizada, no solo en la corte, sino en toda España.
Según las biografías de la reina María Cristina de Habsburgo-Lorena, segunda esposa de Alfonso XII, ésta, solo tuvo un conflicto con la corte española en toda su vida. Al parecer cuando ella se preparaba para su primer parto decidió que su médico sería Juan Riedel, venido con ella desde Viena y que había sido el médico de su familia. Es más, decidió que ningún médico español asistiría al parto, ni siquiera como ayudante. Esta decisión, además del enfado de los médicos de cámara, provocó la dimisión del decano del Colegio de Médicos, el doctor Alonso Rubio.
El primer parto de María Cristina de Habsburgo-Lorena tuvo lugar el 11 de septiembre de 1880, y de el nació una niña. Pese a no ser el ansiado heredero varón, la alegría no fue menor. Quizá la más apenada por este hecho fue la misma María Cristina, que deseaba con todas sus fuerzas tener un niño, conocedora de la existencia de los gemelos que había tenido Alfonso XII con la cantante Elena Sanz. Quizá por eso María Cristina propuso a Alfonso poner el nombre de María de las Mercedes a la recién nacida, en recuerdo de su primera y amada esposa.
Pese a su recién estrenada paternidad, Alfonso XII no dudó en seguir teniendo otros amores. María Cristina de Habsburgo-Lorena comenzó así a sufrir por amor, ya que los escarceos amorosos del rey eran además de conocimiento público. La amante pública del rey no era otra que la contralto italiana Adela Borghi, conocida popularmente como La Biondina, por lo rubio de sus cabellos. Como en otras ocasiones y ante la pasividad de Alfonso XII, fue Canovas del Castillo quien para preservar la integridad de la monarquía ordenó al Alcalde de Madrid que fuera el mismo a la casa de Adela Borghi y la obligara no solo a dejar al rey, sino a abandonar España.
Cuando María Cristina de Habsburgo-Lorena confirmó su nuevo embarazo en la primavera de 1882 hizo prolongar el Te Deum que se estaba celebrando en su honor en la colegiata del palacio de La Granja, todo ello con la esperanza de que fuera un niño. Además, y como tradicionalmente se hacía en la corte española, la reina hizo traer desde distintos puntos de España diversas reliquias. Entre ellas el báculo de Santo Domingo de Silos y la pila bautismal de Santo Domingo de Guzmán. Pese a todo, el 12 de noviembre de 1882 vino al mundo otra infanta, bautizada con el nombre de María Teresa.
Última edición por el Dom Nov 28, 2010 7:57 pm, editado 1 vez
letizia princesa astur- Su Alteza Real
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Re: Alfonso XII y María de las Mercedes de Orléans y Borbón
Letizia: ¿Pediste la venia de los administradores del foro para abrir este hilo?
Es una de las reglas del foro. Ya hay otro hilo de María Cristina de
Habsburgo-Lorena. ¿Lo vas a unificar con éste?
Es una de las reglas del foro. Ya hay otro hilo de María Cristina de
Habsburgo-Lorena. ¿Lo vas a unificar con éste?
glorisabel- Su Alteza Imperial
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Re: Alfonso XII y María de las Mercedes de Orléans y Borbón
EL FORO LO HE ABIERO PARA MARIA DE LAS MERCEDES Y ALFONSO XII.glorisabel escribió:Letizia: ¿Pediste la venia de los administradores del foro para abrir este hilo?
Es una de las reglas del foro. Ya hay otro hilo de María Cristina de
Habsburgo-Lorena. ¿Lo vas a unificar con éste?
Al hablar de Alfonso sale Cristina por lógica pura pero el foro no es para ella ya que hay otro
letizia princesa astur- Su Alteza Real
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Re: Alfonso XII y María de las Mercedes de Orléans y Borbón
Maria de las Mercedes en el Palacio de San Telmo en Sevilla domicilio de los Montpensier
BAUTIZO DE Mercedes futura reina de España
fuente:
http://www.fotosconhistoria.canalhistoria.com/?cmd=photo_view&
photo_id=3461
Alfonso XII con la reina Isabel II
Última edición por el Dom Nov 28, 2010 9:17 pm, editado 2 veces
letizia princesa astur- Su Alteza Real
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Re: Alfonso XII y María de las Mercedes de Orléans y Borbón
LA BODA:
El mito va en muchas ocasiones indisolublemente unido a la muerte prematura, y el caso de María de las Mercedes de Orleáns es ilustrativo. La «dalia» de las orillas del Guadalquivir, séptima hija de Antonio de Orleáns y de Luisa Fernanda de Borbón (duques de Montpensier), era una princesa hermosa, joven -apenas una niña- y española. Tres aspectos que exacerbaron el entusiasmo del pueblo cuando se supo que el joven Rey Alfonso XII la escogía como esposa.
Un matrimonio regio que, al margen de la alta cuna de los contrayentes y según corrobora la voz unánime de los historiadores, se celebró por amor, sin que el hecho de que el Rey y María de las Mercedes fueran primos hermanos se considerase impedimento. De hecho, hizo fortuna en aquellos días una coplilla popular: «Quieren hoy con más delirio a su Rey los españoles, pues por amor se ha casado, como se casan los pobres». La «Reina niña» había nacido en Madrid en 1860 y fue educada en Sevilla y Sanlúcar de Barrameda.
La boda, envuelta en un indescriptible calor popular, se celebró el 23 de enero de 1878 en la Basílica de Atocha. Pero un proceso tuberculoso agudo se interpuso en la felicidad del joven matrimonio y cinco meses más tarde María de las Mercedes fallecía, poco después de cumplir dieciocho años. Cuando trascendió que había enfermado, el dolor de los ciudadanos fue inmenso. La gente se agolpaba en la Plaza de Oriente, junto al Palacio Real, para testimoniar su pesar. Sólo fue Reina de España durante 154 días, que, en la memoria selectiva del pueblo, se han transformado en una eternidad.
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El mito va en muchas ocasiones indisolublemente unido a la muerte prematura, y el caso de María de las Mercedes de Orleáns es ilustrativo. La «dalia» de las orillas del Guadalquivir, séptima hija de Antonio de Orleáns y de Luisa Fernanda de Borbón (duques de Montpensier), era una princesa hermosa, joven -apenas una niña- y española. Tres aspectos que exacerbaron el entusiasmo del pueblo cuando se supo que el joven Rey Alfonso XII la escogía como esposa.
Un matrimonio regio que, al margen de la alta cuna de los contrayentes y según corrobora la voz unánime de los historiadores, se celebró por amor, sin que el hecho de que el Rey y María de las Mercedes fueran primos hermanos se considerase impedimento. De hecho, hizo fortuna en aquellos días una coplilla popular: «Quieren hoy con más delirio a su Rey los españoles, pues por amor se ha casado, como se casan los pobres». La «Reina niña» había nacido en Madrid en 1860 y fue educada en Sevilla y Sanlúcar de Barrameda.
La boda, envuelta en un indescriptible calor popular, se celebró el 23 de enero de 1878 en la Basílica de Atocha. Pero un proceso tuberculoso agudo se interpuso en la felicidad del joven matrimonio y cinco meses más tarde María de las Mercedes fallecía, poco después de cumplir dieciocho años. Cuando trascendió que había enfermado, el dolor de los ciudadanos fue inmenso. La gente se agolpaba en la Plaza de Oriente, junto al Palacio Real, para testimoniar su pesar. Sólo fue Reina de España durante 154 días, que, en la memoria selectiva del pueblo, se han transformado en una eternidad.
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letizia princesa astur- Su Alteza Real
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Re: Alfonso XII y María de las Mercedes de Orléans y Borbón
FAMILIA DE LA REINA MERCEDES
Antonio María Felipe de Orleáns y la infanta Luisa Fernanda, Duques de Montpensier, fueron personajes muy relevantes en el siglo XIX, sobre todo en Sevilla, donde dejaron como legado el auge de la Semana Santa con la ayuda y fomento de las Hermandades así como del Santo Entierro Magno y en legados arquitectónicos el Palacio de San Telmo.
Duques Montpensier
El Duque, nacido en la localidad de Nevilly, Francia, era hijo de Luis Felipe de Orleans y de la princesa de Nápoles María Amelia de Borbón dos Sicilias, siendo el más pequeño de cinco hermanos. En 1830 se convierte en principe al ser nombrado su padre Luis Felipe, rey de Francia, con el nombre Luis Felipe I.
Se estableció en España tras la revolución francesa de 1848, en el Palacio de San Telmo de Sevilla aunque con anterioridad , el diez de octubre de 1846, contrajo matrimonio con María Luisa Fernanda de Borbón, hija del rey Fernando VII y María Cristina de Borbón y hermana de Isabel II.
María Cristina, madre de Isabel y Luísa Fernanda
Sus desavenencias políticas al conspirar contra Isabel II y su enfrentamiento en duelo con el Duque de Sevilla, Enrique de Borbón, al que mató, hicieron que se rechazara su candidatura al trono. El 4 febrero de 1890 murió en su finca de Sanlúcar de Barrameda a los sesenta y cinco años, de una apoplejía cerebral. El 1 febrero 1897 fallece en Sevilla, en el Palacio de San Telmo, Luisa Fernanda de Borbón, a los sesenta y cinco años.
Luisa Fernanda de Borbón infanta de España-madre de Mercedes
--
La ambición de Montpensier marcó la vida de la familia. En el curso de los años, el hombre estuvo "
metido hasta las cejas en la pomada"
de una serie de intrigas o complots que íban dirigidos contra Isabel II. Las intenciones y las acciones de Montpensier no eran desconocidas en la corte de Madrid, ni mucho menos. Isabel II acabaría concibiendo una feroz animadversión hacia el hombre al que ella a veces denominaba, con corrosivo sarcasmo, "
el rico de mi cuñado"
y, en una etapa ulterior, "
ese Montpensier de mis pecados"
(aunque de la mayoría de los "
pecados"
de Isabel, a saber, la gula y la lujuria, así como una tendencia a pasarse de derrochona, Montpensier no tenía a decir verdad ninguna culpa).
Ciertamente, Antoine nunca fue leal con Isabel ni con Francisco de Asís. La posición de Luísa Fernanda se volvió complicada. Había una especie de pacto no verbal entre los cónyuges: ella se dedicaba a sus obras pías y a sus huertos y jardines, haciendo la vista gorda a las ocasionales "
canitas al aire"
de él y por supuesto permaneciendo al margen de las "
ocupaciones políticas"
de él. Pero, obviamente, Luísa Fernanda no permanecía ignorante de lo que representaban las "
ocupaciones políticas"
de Antoine. En una pequeña medida, se encontró implicada, como cuando viajó a Madrid expresamente para reconvenir a Isabel por la forma en que ésta se "
enfangaba"
y "
enfangaba a la monarquía"
. La escena entre las dos hermanas fue bastante dura y dejó en ambas un poso de amargura.
Así, poco a poco, se llegaría a la orden dada a la familia Montpensier para que abandonase España en julio de 1868. Sería la etapa de su exilio portugués.
MERCEDES
Entre los más fervientes y apasionados enemigos de Montpensier, figuraba el hermano menor de Francisco de Asís, el infante Enrique. Enrique y Antoine nunca se habían avenido en el plano personal: existía una antipatía recíproca, que algunos pequeños roces habían acentuado paulatinamente. En un plano político, desde luego, no se podía esperar que Enrique transigiese con Antoine. A fín de cuentas, fuera de la rama carlista, Enrique era, junto con su hermano Francisco de Asís, muy consciente de su condición de legítimo infante de España, en tanto que Montpensier era un infante de España creado a partir del matrimonio con Luísa Fernanda. Las aspiraciones de Montpensier nunca habían constituído un secreto y Enrique había observado con franco desagrado la sempiterna presencia de la sombra oscura de Montpensier proyectándose sobre el trono que compartían su hermano Francisco de Asís y su prima-cuñada Isabel.
Antonio María Felipe de Orleáns y la infanta Luisa Fernanda, Duques de Montpensier, fueron personajes muy relevantes en el siglo XIX, sobre todo en Sevilla, donde dejaron como legado el auge de la Semana Santa con la ayuda y fomento de las Hermandades así como del Santo Entierro Magno y en legados arquitectónicos el Palacio de San Telmo.
Duques Montpensier
El Duque, nacido en la localidad de Nevilly, Francia, era hijo de Luis Felipe de Orleans y de la princesa de Nápoles María Amelia de Borbón dos Sicilias, siendo el más pequeño de cinco hermanos. En 1830 se convierte en principe al ser nombrado su padre Luis Felipe, rey de Francia, con el nombre Luis Felipe I.
Se estableció en España tras la revolución francesa de 1848, en el Palacio de San Telmo de Sevilla aunque con anterioridad , el diez de octubre de 1846, contrajo matrimonio con María Luisa Fernanda de Borbón, hija del rey Fernando VII y María Cristina de Borbón y hermana de Isabel II.
María Cristina, madre de Isabel y Luísa Fernanda
Sus desavenencias políticas al conspirar contra Isabel II y su enfrentamiento en duelo con el Duque de Sevilla, Enrique de Borbón, al que mató, hicieron que se rechazara su candidatura al trono. El 4 febrero de 1890 murió en su finca de Sanlúcar de Barrameda a los sesenta y cinco años, de una apoplejía cerebral. El 1 febrero 1897 fallece en Sevilla, en el Palacio de San Telmo, Luisa Fernanda de Borbón, a los sesenta y cinco años.
Luisa Fernanda de Borbón infanta de España-madre de Mercedes
--
La ambición de Montpensier marcó la vida de la familia. En el curso de los años, el hombre estuvo "
metido hasta las cejas en la pomada"
de una serie de intrigas o complots que íban dirigidos contra Isabel II. Las intenciones y las acciones de Montpensier no eran desconocidas en la corte de Madrid, ni mucho menos. Isabel II acabaría concibiendo una feroz animadversión hacia el hombre al que ella a veces denominaba, con corrosivo sarcasmo, "
el rico de mi cuñado"
y, en una etapa ulterior, "
ese Montpensier de mis pecados"
(aunque de la mayoría de los "
pecados"
de Isabel, a saber, la gula y la lujuria, así como una tendencia a pasarse de derrochona, Montpensier no tenía a decir verdad ninguna culpa).
Ciertamente, Antoine nunca fue leal con Isabel ni con Francisco de Asís. La posición de Luísa Fernanda se volvió complicada. Había una especie de pacto no verbal entre los cónyuges: ella se dedicaba a sus obras pías y a sus huertos y jardines, haciendo la vista gorda a las ocasionales "
canitas al aire"
de él y por supuesto permaneciendo al margen de las "
ocupaciones políticas"
de él. Pero, obviamente, Luísa Fernanda no permanecía ignorante de lo que representaban las "
ocupaciones políticas"
de Antoine. En una pequeña medida, se encontró implicada, como cuando viajó a Madrid expresamente para reconvenir a Isabel por la forma en que ésta se "
enfangaba"
y "
enfangaba a la monarquía"
. La escena entre las dos hermanas fue bastante dura y dejó en ambas un poso de amargura.
Así, poco a poco, se llegaría a la orden dada a la familia Montpensier para que abandonase España en julio de 1868. Sería la etapa de su exilio portugués.
MERCEDES
Entre los más fervientes y apasionados enemigos de Montpensier, figuraba el hermano menor de Francisco de Asís, el infante Enrique. Enrique y Antoine nunca se habían avenido en el plano personal: existía una antipatía recíproca, que algunos pequeños roces habían acentuado paulatinamente. En un plano político, desde luego, no se podía esperar que Enrique transigiese con Antoine. A fín de cuentas, fuera de la rama carlista, Enrique era, junto con su hermano Francisco de Asís, muy consciente de su condición de legítimo infante de España, en tanto que Montpensier era un infante de España creado a partir del matrimonio con Luísa Fernanda. Las aspiraciones de Montpensier nunca habían constituído un secreto y Enrique había observado con franco desagrado la sempiterna presencia de la sombra oscura de Montpensier proyectándose sobre el trono que compartían su hermano Francisco de Asís y su prima-cuñada Isabel.
Última edición por el Dom Nov 28, 2010 9:20 pm, editado 2 veces
letizia princesa astur- Su Alteza Real
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Re: Alfonso XII y María de las Mercedes de Orléans y Borbón
INFANTA ANDALUZA
Así se inicia, para la posteridad, el romance de la infanta andaluza que, vestida aún de corto, canturrea para su embelesado primo...
A caballo por los naranjales
de mi Andalucía, en la Navidad,
los campanilleros llegan al cortijo
trayéndole al Niño flores al portal...
Obviamente, el encanto particular del idilio entre Alfonso y Mercedes se asienta sobre esa clase de pequeños episodios .
Se supone que, antes de que los Montpensier abandonasen Sevilla rumbo a Francia, una gitana había leído la palma de la mano de Merceditas. La gitana formuló una predicción muy halagadora: la muchacha tendría a todo un rey, buen mozo por demás, a sus piés, lo que le proporcionaría una corona. A continuación, la gitana se había turbado muchísimo y había salido por patas para no completar su vaticinio: previsiblemente, había visto la muerte temprana de Merceditas
Lo cierto es que el mito romántico de Mercedes arranca de ahí. Con el tiempo, los españoles sabrían que el rey que había llegado a su capital montando un caballo blanco había dejado en el exilio francés a una primita que era algo así como su novia secreta;
la muchacha dispuesta a esperar y a confiar, aunque naturalmente asustada ante el giro de acontecimientos y temerosa de que las nuevas circunstancias, que incluían una proliferación de intereses entrecruzados, pudiesen echar tierra encima de su amor. A Mercedes no le faltarían oponentes...y oponentes de gran peso. Sería simplificar mucho las cosas decir que sólo la ex reina Isabel II, madre de Alfonso, se oponía a un compromiso de Alfonso con Mercedes. En realidad, Isabel II no tenía nada en contra de Mercedes: lo único que sucedía era que no podía transigir con la muchacha, pese a sus múltiples cualidades, porque tenía por padre a Montpensier. Lo mismo pensaban muchos otros personajes distinguidos en la corte española: a sus ojos, Mercedes era el inocente cebo que había lanzado Montpensier para que picase Alfonso. Otros, sencillamente, juzgaban que no había nada ventajoso en que Alfonso se casase con su prima Mercedes. Puestos a hacer combinaciones beneficiosas, otras princesas europeas podían aportar las necesarias conexiones dinásticas. El primer ministro Cánovas del Castillo, un decidido partidario del parlamentarismo "
a la inglesa"
, se convertiría en un acérrimo defensor de la princesa Beatrice de Inglaterra, hija menor de la reina Victoria. Pero también habían quienes apostaban por la jovencísima princesa Stephanie de Bélgica, hija de Leopold II con su consorte Marie Henrietta, archiduquesa de Austria por nacimiento.
Mercedes tenía a su favor el ser española, el representar a ojos del pueblo un gracejo muy andaluz y en que, a fín de cuentas, ella había enamorado a su primo rey. A ese romance no le faltaban adversarios entre los poderosos, así que el pueblo, de forma casi instintiva, tomó partido por la joven pareja de primos enamorados.
-18 de agosto de 1877: los Montpensier llegan al Real Sitio de San Ildefonso en La Granja
Alfonso se había tomado muchas molestias para acoger a los Montpensier. Había decretado que cada día habría una misa por la mañana temprano para agradar a su muy devota tía Luísa Fernanda, y organizado una serie de batidas de caza en los alrededores para satisfacer a su tío Antoine. Dado que a Cristina le encantaba interpretar al piano obras de Mendelshon y de Listz, todos los pianos se habían afinado primorosamente. La habitación destinada a Mercedes se llenó de ramos de flores, que exhalaban una deliciosa fragancia.
Como la hermana mayor de Alfonso, la severa y resueltamente protocolaria Isabel, estaba encamada a causa de un sarampión, el rey no tenía quien le vigilara. Un caprichoso diosecillo debió entretenerse facilitando cosas, porque Cristina, la hermana mayor de Mercedes, sufrió una caída montando a caballo pese a sus excelentes dotes de amazona, así que también hubo de confinarse en sus aposentos. Alfonso y Mercedes se quedaron sin posibles chaperonas. Cada noche, después de las cenas, se organizaba un pequeño baile. Mercedes podía darse el gusto de bailar los valses y las polcas con el rey, que estaba entusiasmado (para deleite de Antoine y de Luísa Fernanda, convencidos de que todo íba mejor de lo que se hubiera podido esperar).
El interludio en La Granja tenía fecha de caducidad: el rey debía emprender una gira por diversas poblaciones de Castilla. Pero, a esas alturas, Alfonso había tomado su decisión. Se plantó en la alcoba en la cual convalecía su hermana Isabel para informarla de que quería casarse con Mercedes de Orleáns. Luego, partió hacia El Escorial decidido a comunicárselo a su madre, la reina Isabel.
A partir de ahí, se LIAN las cosas. Isabel la princesa podía comprender a su hermano Alfonso, Isabel la ex reina desde luego no pensaba soportar aquella "
afrenta"
. Montpensier era un cuñado a quien detestaba, así que negaba a tener que llamarle, encima, consuegro
Alfonso había elegido. Tenía clara su elección. Le gustaría contar con la aprobación de su madre, de modo que hizo cuánto estuvo en su mano para ganársela. Pero Isabel estaba demasiado enrabietada con lo que era y lo que había sido
A principios de diciembre de 1877, mientras se iniciaban las oportunas gestiones para que el Papa emitiese dispensa por el cercano parentesco de los novios
Mercedes y su hermana Cristina
Así se inicia, para la posteridad, el romance de la infanta andaluza que, vestida aún de corto, canturrea para su embelesado primo...
A caballo por los naranjales
de mi Andalucía, en la Navidad,
los campanilleros llegan al cortijo
trayéndole al Niño flores al portal...
Obviamente, el encanto particular del idilio entre Alfonso y Mercedes se asienta sobre esa clase de pequeños episodios .
Se supone que, antes de que los Montpensier abandonasen Sevilla rumbo a Francia, una gitana había leído la palma de la mano de Merceditas. La gitana formuló una predicción muy halagadora: la muchacha tendría a todo un rey, buen mozo por demás, a sus piés, lo que le proporcionaría una corona. A continuación, la gitana se había turbado muchísimo y había salido por patas para no completar su vaticinio: previsiblemente, había visto la muerte temprana de Merceditas
Lo cierto es que el mito romántico de Mercedes arranca de ahí. Con el tiempo, los españoles sabrían que el rey que había llegado a su capital montando un caballo blanco había dejado en el exilio francés a una primita que era algo así como su novia secreta;
la muchacha dispuesta a esperar y a confiar, aunque naturalmente asustada ante el giro de acontecimientos y temerosa de que las nuevas circunstancias, que incluían una proliferación de intereses entrecruzados, pudiesen echar tierra encima de su amor. A Mercedes no le faltarían oponentes...y oponentes de gran peso. Sería simplificar mucho las cosas decir que sólo la ex reina Isabel II, madre de Alfonso, se oponía a un compromiso de Alfonso con Mercedes. En realidad, Isabel II no tenía nada en contra de Mercedes: lo único que sucedía era que no podía transigir con la muchacha, pese a sus múltiples cualidades, porque tenía por padre a Montpensier. Lo mismo pensaban muchos otros personajes distinguidos en la corte española: a sus ojos, Mercedes era el inocente cebo que había lanzado Montpensier para que picase Alfonso. Otros, sencillamente, juzgaban que no había nada ventajoso en que Alfonso se casase con su prima Mercedes. Puestos a hacer combinaciones beneficiosas, otras princesas europeas podían aportar las necesarias conexiones dinásticas. El primer ministro Cánovas del Castillo, un decidido partidario del parlamentarismo "
a la inglesa"
, se convertiría en un acérrimo defensor de la princesa Beatrice de Inglaterra, hija menor de la reina Victoria. Pero también habían quienes apostaban por la jovencísima princesa Stephanie de Bélgica, hija de Leopold II con su consorte Marie Henrietta, archiduquesa de Austria por nacimiento.
Mercedes tenía a su favor el ser española, el representar a ojos del pueblo un gracejo muy andaluz y en que, a fín de cuentas, ella había enamorado a su primo rey. A ese romance no le faltaban adversarios entre los poderosos, así que el pueblo, de forma casi instintiva, tomó partido por la joven pareja de primos enamorados.
-18 de agosto de 1877: los Montpensier llegan al Real Sitio de San Ildefonso en La Granja
Alfonso se había tomado muchas molestias para acoger a los Montpensier. Había decretado que cada día habría una misa por la mañana temprano para agradar a su muy devota tía Luísa Fernanda, y organizado una serie de batidas de caza en los alrededores para satisfacer a su tío Antoine. Dado que a Cristina le encantaba interpretar al piano obras de Mendelshon y de Listz, todos los pianos se habían afinado primorosamente. La habitación destinada a Mercedes se llenó de ramos de flores, que exhalaban una deliciosa fragancia.
Como la hermana mayor de Alfonso, la severa y resueltamente protocolaria Isabel, estaba encamada a causa de un sarampión, el rey no tenía quien le vigilara. Un caprichoso diosecillo debió entretenerse facilitando cosas, porque Cristina, la hermana mayor de Mercedes, sufrió una caída montando a caballo pese a sus excelentes dotes de amazona, así que también hubo de confinarse en sus aposentos. Alfonso y Mercedes se quedaron sin posibles chaperonas. Cada noche, después de las cenas, se organizaba un pequeño baile. Mercedes podía darse el gusto de bailar los valses y las polcas con el rey, que estaba entusiasmado (para deleite de Antoine y de Luísa Fernanda, convencidos de que todo íba mejor de lo que se hubiera podido esperar).
El interludio en La Granja tenía fecha de caducidad: el rey debía emprender una gira por diversas poblaciones de Castilla. Pero, a esas alturas, Alfonso había tomado su decisión. Se plantó en la alcoba en la cual convalecía su hermana Isabel para informarla de que quería casarse con Mercedes de Orleáns. Luego, partió hacia El Escorial decidido a comunicárselo a su madre, la reina Isabel.
A partir de ahí, se LIAN las cosas. Isabel la princesa podía comprender a su hermano Alfonso, Isabel la ex reina desde luego no pensaba soportar aquella "
afrenta"
. Montpensier era un cuñado a quien detestaba, así que negaba a tener que llamarle, encima, consuegro
Alfonso había elegido. Tenía clara su elección. Le gustaría contar con la aprobación de su madre, de modo que hizo cuánto estuvo en su mano para ganársela. Pero Isabel estaba demasiado enrabietada con lo que era y lo que había sido
A principios de diciembre de 1877, mientras se iniciaban las oportunas gestiones para que el Papa emitiese dispensa por el cercano parentesco de los novios
Mercedes y su hermana Cristina
letizia princesa astur- Su Alteza Real
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Re: Alfonso XII y María de las Mercedes de Orléans y Borbón
MERCEDES DE ORLEANS Y BORBÓN
letizia princesa astur- Su Alteza Real
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Re: Alfonso XII y María de las Mercedes de Orléans y Borbón
Alfonso XII va a Sevilla para pasar las navidades de 1877, "
aquel año feliz"
, como lo llamaría Alfonso XII al recordarlo años después.
Al día diguiente de su llegada, muy de mañana se dirige Alfonso al Palacio de San Telmo, donde oye misa en la capilla junto a Mercedes y después de almorzar pasean los dos juntos, bajo la constante vigilancia de la Duquesa,
Esa noche, tiene lugar una función de gala en el Teatro de San Fernando. El teatro se viene abajo cuando hace su entrada la joven pareja. En el segundo acto de la zarzuela "
Marina"
, el barítono, en una de las canciones, alude a su belleza y el público aplaude, lo que provoca que Mercedes quiera marcharse, ya que era muy tímida, lo cual divierte mucho al Rey, que la coge de la mano y le dice: "
Son gajes del oficio, y no de los más desagradables"
El día 26 de Diciembre se celebra en el Palacio de San Telmo un gran baile, para el cual se han repartido más de 2000 invitaciones
En virtud a la constitución de 1876, el Rey no tenía que ser autorizado para casarse por las Cortes, solo debía ponerlo en conocimiento de las mismas.
Algunos diputados se mostraron contrarios al enlace, como el General pavía y alburquerque, porque pensaba que el fusionarse las familias Borbón-Orléans traería grves consecuencias. también se manifestó en contra el diputado sevillano señor Domínguez, vovero de las antipatías que tenía Montpensier en Sevilla.
Claudio Moyano hizo su itervención estelar al decir: La infanta Mercedes es un angel y los ángeles no se discuten
aquel año feliz"
, como lo llamaría Alfonso XII al recordarlo años después.
Al día diguiente de su llegada, muy de mañana se dirige Alfonso al Palacio de San Telmo, donde oye misa en la capilla junto a Mercedes y después de almorzar pasean los dos juntos, bajo la constante vigilancia de la Duquesa,
Esa noche, tiene lugar una función de gala en el Teatro de San Fernando. El teatro se viene abajo cuando hace su entrada la joven pareja. En el segundo acto de la zarzuela "
Marina"
, el barítono, en una de las canciones, alude a su belleza y el público aplaude, lo que provoca que Mercedes quiera marcharse, ya que era muy tímida, lo cual divierte mucho al Rey, que la coge de la mano y le dice: "
Son gajes del oficio, y no de los más desagradables"
El día 26 de Diciembre se celebra en el Palacio de San Telmo un gran baile, para el cual se han repartido más de 2000 invitaciones
En virtud a la constitución de 1876, el Rey no tenía que ser autorizado para casarse por las Cortes, solo debía ponerlo en conocimiento de las mismas.
Algunos diputados se mostraron contrarios al enlace, como el General pavía y alburquerque, porque pensaba que el fusionarse las familias Borbón-Orléans traería grves consecuencias. también se manifestó en contra el diputado sevillano señor Domínguez, vovero de las antipatías que tenía Montpensier en Sevilla.
Claudio Moyano hizo su itervención estelar al decir: La infanta Mercedes es un angel y los ángeles no se discuten
letizia princesa astur- Su Alteza Real
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Re: Alfonso XII y María de las Mercedes de Orléans y Borbón
Los últimos dias en Sevilla se siguen con pruebas de trajes, mensajes y felicitaciones. Ocho dias antes de la boda, Mercedes reúne a un grupo de jóvenes de la buena sociedad sevillana para despedirlas con más intimidad.
Mercedes, al notar su lejanía, ya que están intimidadas se acerca a una de ellas y le dice: "
Me da vergueza enseñar estas manos ¿Crees tu que son manos para una Reina?"
Y mostraba sus dedos hinchados debido al agua fría con la que se lavaban los habitantes de San Telmo cada mañana.
Mercedes, al notar su lejanía, ya que están intimidadas se acerca a una de ellas y le dice: "
Me da vergueza enseñar estas manos ¿Crees tu que son manos para una Reina?"
Y mostraba sus dedos hinchados debido al agua fría con la que se lavaban los habitantes de San Telmo cada mañana.
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Re: Alfonso XII y María de las Mercedes de Orléans y Borbón
LA BODA
El Patriarca de las Indias pregunta: "
Serenísma Señora doña María de las Mercedes de Orléans y Borbón, Infanta de España ¿Quiere Vuestra Alteza por legítimo esposo y marido por palabras de presente, como lo manda la Santa, Católica y Apóstolica Iglesia Romana a don Alfonso XII de Borbón y Borbón, Rey Católico de España?
Antes de contestar, la novia se acerca a sus padres y se arrodilla a sus pies, les besa la mano y les pide la bendición, que los Duques conceden muy conmovidos. Entonces, con su consentimiento, se vuelve hacia el cardenal y contesta un "
si"
con una voz muy dulce, repitiendo por tres veces su respuesta.
Cuando el Patriarca de las Indias pregunta al Rey, éste contesta de un
modo tan enérgico y expresivo, que antes de que termine la segunda pregunta, el Rey ya ha contestado.
El Patriarca de las Indias pregunta: "
Serenísma Señora doña María de las Mercedes de Orléans y Borbón, Infanta de España ¿Quiere Vuestra Alteza por legítimo esposo y marido por palabras de presente, como lo manda la Santa, Católica y Apóstolica Iglesia Romana a don Alfonso XII de Borbón y Borbón, Rey Católico de España?
Antes de contestar, la novia se acerca a sus padres y se arrodilla a sus pies, les besa la mano y les pide la bendición, que los Duques conceden muy conmovidos. Entonces, con su consentimiento, se vuelve hacia el cardenal y contesta un "
si"
con una voz muy dulce, repitiendo por tres veces su respuesta.
Cuando el Patriarca de las Indias pregunta al Rey, éste contesta de un
modo tan enérgico y expresivo, que antes de que termine la segunda pregunta, el Rey ya ha contestado.
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Re: Alfonso XII y María de las Mercedes de Orléans y Borbón
ALFONSO XII-FAMILIA
ISABEL II REINA DE ESPAÑA
REINA ISABEL Y SU ESPOSO FRANCISCO DE ASIS DE BORBON
Años después de su boda, concertada por puros motivos dinásticos, con su primo el infante Francisco de Asís, la reina Isabel II de España declararía con su proverbial gracejo algo parecido a: "
¡Qué se puede esperar de un marido que lleva en su noche de bodas más encajes que la novia"
.
BODA CONCERTADA CON FRANCISCO DE ASIS
Isabel, una moza entrada en carnes, de figura voluptuosa, tenía un temperamento intenso y pasional;
no podía resignarse a la idea de que la hubiesen casado con un tipo de buena presencia, pero con fama de afeminado y de homosexual. Los españoles, con un malicioso sentido del humor, enseguida le apodaron "
Paquito Natillas"
Isabel se encontró en una penosa situación. Su hermana menor, la infanta Luísa Fernanda, podía interpretar el papel de casada modélica, ya que le habían procurado un marido, el francés Antoine de Montpensier, con un carácter marcado por la ambición y propenso a las intrigas políticas, pero que, al menos, "
no perdía aceite"
. En lo que atañía a la soberana, si quería un poco de romanticismo o al menos de pasión en su existencia, le tocaba salirse a buscarlos fuera del ámbito conyugal porque dentro de él no había ni la menor posibilidad. Probablemente, el guapo general Francisco Serrano (la soberana le denominaba "
el General bonito"
) fuese su primer amante, pero a partir de cierto momento, cayó rendida en brazos del gallardo aristócrata oficial de caballería José Ruíz de Arana y Saavedra. Aunque en este terreno no hay forma de dilucidar por completo a quien debería atribuírse la paternidad biológica de la primera criatura concebida por la reina Isabel, no es una apuesta arriesgada mencionar a José Ruíz de Arana y Saavedra, posterior duque de Baena.
REINA ISABEL II DE ESPAÑA
A medida que avanzaba la gravidez de Isabel, se íba concitando una enorme expectación hacia el inminente alumbramiento de la monarca. Cuando llegó la hora estaba en su alcoba Francisco de Asís (padre oficial para el bebé que venía pugnando por salir al mundo
-
Isabel tuvo una niña a la que se denominaría Isabel. Q OSTENTABA EL RANGO de princesa de Asturias
PRINCESA DE ASTURIAS
Isabel FUÉ princesa heredera del trono desde el veinte de diciembre de 1851, fecha de su natalicio, hasta el 28 de noviembre de 1857, fecha en que la reina alumbró un varón bautizado con el nombre de Alfonso que, a su tiempo, debería convertirse en el rey Alfonso XII (quizá hijo biológico del general Serrano, o tal vez de Enrique Puig y Moltó).
LA CHATA-HERMANA MAYOR DE ALFONSO XII
Alfonso, príncipe de Asturias, retratado con sus hermanas menores, Pilar, Paz y la benjamina Eulalia.
ISABEL II Y SU ESPOSO REY CONSORTE SALEN PARA EL EXILIO
Durante sus primeros meses en Francia, Isabel II, su esposo Francisco de Asis y sus hijos menores, el príncipe Alfonso, la infanta Pilar, la infanta Paz y la infanta Eulalia, residen en el bonito pabellón de Rohan, puesto a su disposición, con afectuosa deferencia, por el emperador Napoleón III y la emperatriz Eugenia (especialmente Eugenia está consternada por el colapso de la monarquía hispánica). Después de la batalla de Alcolea, Isabel II comprende que su estancia en territorio francés no va a ser "
una corta temporadita"
. Es entonces cuando se decide a adquirir una residencia adecuada a su rango, el palacio Basilewski. Sin duda, ese nombre no es adecuado para la casa de Isabel II. Ella decide cambiarlo por el muy evocador nombre de Palacio de Castilla.
Francisco de Asís decide entonces que, habiendo perdido el trono, no está por la labor de mantener las apariencias permaneciendo bajo el mismo techo que su mujer y sus hijos menores. Para Isabel es un trago, no porque Francisco de Asis quiera montar su propia casa en las inmediaciones del Bois de Boulogne con su apreciado secretario personal, Meneses. SINO Francisco de Asis necesita DINERO.
ISABEL II REINA DE ESPAÑA EN EL EXILIO-PARIS
ALFONSO XII
Su madre abdicó a su favor en 1870 y el regresaría a España en 1874. Con anterioridad había firmado el Manifiesto de Sandhurst constatando que estaba a favor de una monarquía parlamentaria
Durante su reinado se puso fin a la tercera guerra carlista;
se zanjó satisfactoriamente para la monarquía el conflicto con Cuba;
se aprobó una nueva Constitución en 1876, sustituyendo a la de 1869, y se tomaron una serie de medidas conducentes a una centralización jurídico-administrativa. En cualquier caso, en el contexto de las relaciones internacionales del continente europeo.
En este reinado, España se mantuvo en la neutralidad, argumentando Cánovas que España se hallaba en plena Restauración y acababa de salir de la guerra civil carlista y no era conveniente comprometer más recursos en una política exterior más activa.
El 25 de noviembre de 1885, moría Alfonso XII en El Pardo como consecuencia de una tuberculosis. Fue enterrado en el Panteón de los Reyes del Monasterio de El Escorial. Su hijo y heredero al trono nacería seis meses después de su muerte.
ISABEL II REINA DE ESPAÑA
REINA ISABEL Y SU ESPOSO FRANCISCO DE ASIS DE BORBON
Años después de su boda, concertada por puros motivos dinásticos, con su primo el infante Francisco de Asís, la reina Isabel II de España declararía con su proverbial gracejo algo parecido a: "
¡Qué se puede esperar de un marido que lleva en su noche de bodas más encajes que la novia"
.
BODA CONCERTADA CON FRANCISCO DE ASIS
Isabel, una moza entrada en carnes, de figura voluptuosa, tenía un temperamento intenso y pasional;
no podía resignarse a la idea de que la hubiesen casado con un tipo de buena presencia, pero con fama de afeminado y de homosexual. Los españoles, con un malicioso sentido del humor, enseguida le apodaron "
Paquito Natillas"
Isabel se encontró en una penosa situación. Su hermana menor, la infanta Luísa Fernanda, podía interpretar el papel de casada modélica, ya que le habían procurado un marido, el francés Antoine de Montpensier, con un carácter marcado por la ambición y propenso a las intrigas políticas, pero que, al menos, "
no perdía aceite"
. En lo que atañía a la soberana, si quería un poco de romanticismo o al menos de pasión en su existencia, le tocaba salirse a buscarlos fuera del ámbito conyugal porque dentro de él no había ni la menor posibilidad. Probablemente, el guapo general Francisco Serrano (la soberana le denominaba "
el General bonito"
) fuese su primer amante, pero a partir de cierto momento, cayó rendida en brazos del gallardo aristócrata oficial de caballería José Ruíz de Arana y Saavedra. Aunque en este terreno no hay forma de dilucidar por completo a quien debería atribuírse la paternidad biológica de la primera criatura concebida por la reina Isabel, no es una apuesta arriesgada mencionar a José Ruíz de Arana y Saavedra, posterior duque de Baena.
REINA ISABEL II DE ESPAÑA
A medida que avanzaba la gravidez de Isabel, se íba concitando una enorme expectación hacia el inminente alumbramiento de la monarca. Cuando llegó la hora estaba en su alcoba Francisco de Asís (padre oficial para el bebé que venía pugnando por salir al mundo
-
Isabel tuvo una niña a la que se denominaría Isabel. Q OSTENTABA EL RANGO de princesa de Asturias
PRINCESA DE ASTURIAS
Isabel FUÉ princesa heredera del trono desde el veinte de diciembre de 1851, fecha de su natalicio, hasta el 28 de noviembre de 1857, fecha en que la reina alumbró un varón bautizado con el nombre de Alfonso que, a su tiempo, debería convertirse en el rey Alfonso XII (quizá hijo biológico del general Serrano, o tal vez de Enrique Puig y Moltó).
LA CHATA-HERMANA MAYOR DE ALFONSO XII
Alfonso, príncipe de Asturias, retratado con sus hermanas menores, Pilar, Paz y la benjamina Eulalia.
ISABEL II Y SU ESPOSO REY CONSORTE SALEN PARA EL EXILIO
Durante sus primeros meses en Francia, Isabel II, su esposo Francisco de Asis y sus hijos menores, el príncipe Alfonso, la infanta Pilar, la infanta Paz y la infanta Eulalia, residen en el bonito pabellón de Rohan, puesto a su disposición, con afectuosa deferencia, por el emperador Napoleón III y la emperatriz Eugenia (especialmente Eugenia está consternada por el colapso de la monarquía hispánica). Después de la batalla de Alcolea, Isabel II comprende que su estancia en territorio francés no va a ser "
una corta temporadita"
. Es entonces cuando se decide a adquirir una residencia adecuada a su rango, el palacio Basilewski. Sin duda, ese nombre no es adecuado para la casa de Isabel II. Ella decide cambiarlo por el muy evocador nombre de Palacio de Castilla.
Francisco de Asís decide entonces que, habiendo perdido el trono, no está por la labor de mantener las apariencias permaneciendo bajo el mismo techo que su mujer y sus hijos menores. Para Isabel es un trago, no porque Francisco de Asis quiera montar su propia casa en las inmediaciones del Bois de Boulogne con su apreciado secretario personal, Meneses. SINO Francisco de Asis necesita DINERO.
ISABEL II REINA DE ESPAÑA EN EL EXILIO-PARIS
ALFONSO XII
Su madre abdicó a su favor en 1870 y el regresaría a España en 1874. Con anterioridad había firmado el Manifiesto de Sandhurst constatando que estaba a favor de una monarquía parlamentaria
Durante su reinado se puso fin a la tercera guerra carlista;
se zanjó satisfactoriamente para la monarquía el conflicto con Cuba;
se aprobó una nueva Constitución en 1876, sustituyendo a la de 1869, y se tomaron una serie de medidas conducentes a una centralización jurídico-administrativa. En cualquier caso, en el contexto de las relaciones internacionales del continente europeo.
En este reinado, España se mantuvo en la neutralidad, argumentando Cánovas que España se hallaba en plena Restauración y acababa de salir de la guerra civil carlista y no era conveniente comprometer más recursos en una política exterior más activa.
El 25 de noviembre de 1885, moría Alfonso XII en El Pardo como consecuencia de una tuberculosis. Fue enterrado en el Panteón de los Reyes del Monasterio de El Escorial. Su hijo y heredero al trono nacería seis meses después de su muerte.
letizia princesa astur- Su Alteza Real
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Re: Alfonso XII y María de las Mercedes de Orléans y Borbón
ALFONSO XII
FuÉ el único hijo varón de Isabel II. Su
Su padre oficial era Francisco de Asis, rey consorte de España, pero es más probable, dada su homosexualidad, que Alfonso fuese hijo de alguno de los numerosos amantes de la reina. Fue el primer rey español de la Restauración Borbónica (1874-1923).
Su primera infancia en Madrid no fue sencilla, dadas las malas relaciones entre la reina y su padre oficial, y debido también a los rumores (de dominio público y hasta publicación en prensa) de las continuas aventuras extramatrimoniales de la reina, que afectaron al príncipe. Con sólo once años se vio obligado, con su familia, a exiliarse en Francia, como resultado del estallido de la revolución de 1868, La Gloriosa, de carácter democrático y antiborbónico.
Tras el fracaso de la Primera República, el rey Alfonso XII restauró la dinastía de los Borbones en España.
En 1862 ingresó en el ejército y, poco después, fue ascendido a sargento primero. El triunfo de la revolución de septiembre de 1868 le obligó a exiliarse, junto al resto de la familia real, a París, donde en 1870 su madre abdicó, cediéndole los derechos a la Corona. Su educación fue dirigida por Cánovas del Castillo, quien se oponía a la monarquía de Amadeo I y deseaba su regreso a España tan pronto como alcanzara la mayoría de edad. Fue enviado a un colegio británico, para que se familiarizase con el modelo parlamentario británico, parecido al que deseaba implantar en España. Sin embargo, no fue Cánovas el que lo trajo a España, sino el general Martínez Campos, quien a finales de 1874 lo proclamó, en Sagunto, rey de España. A su regreso, en enero de 1875, se trasladó a Navarra, donde al mando del Ejército del Norte puso fin a la insurrección carlista. En febrero de 1876 presidió la apertura de las primeras Cortes de la Restauración y, poco después, aprobó una nueva Constitución, más moderada que la de 1869. Respecto a Cuba, Alfonso XII, convencido de la imposibilidad de obtener una victoria militar, envió una misión diplomática encabezada por el general Martínez Campos, quien, en febrero de 1878, firmó un tratado de paz en Zanjón que posibilitó la instauración de una tregua, vigente hasta 1895. En enero de 1878, Alfonso XII contrajo matrimonio con su prima, María de las Mercedes, que moriría el 26 de julio de aquel mismo año. Dicha tragedia, que conmocionó por igual al monarca y al país, motivó su posterior boda con la archiduquesa María Cristina de Habsburgo-Lorena. Durante su reinado, los partidos Liberal y Conservador pactaron un acuerdo de rotación al frente del gobierno, que permitió mantener en plena vigencia los principios de la Restauración.
letizia princesa astur- Su Alteza Real
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Re: Alfonso XII y María de las Mercedes de Orléans y Borbón
Letizia: Este hilo de Alfonso XII y María de las Mercedes te ha quedado muy bien.
Si me lo permites, añadiré unos comentarios:
- Alfonso XII no fue el único hijo varón de Isabel II. Fue el único varón sobreviviente.
El primer hijo de la Isabelona (antes de Isabel "
La Araneja"
) fue un varón llamado
Fernando, como el abuelo. El último hijo, después de Eulalia, fue otro varón llamado
Francisco de Asís, en honor de su supuesto padre. Ambos niños murieron al nacer.
También tuvo una niña llamada María Cristina, por su madre, que vivió pocas horas.
- Si Isabel II se caracterizó por su vida disoluta y disipada, su hermana Luisa Fernanda
fue todo lo contrario. Ella solamente se ocupaba de sus rezos, sus novenas, sus
jardines, y sus hijos.
- Ya antes del matrimonio de Mercedes y Alfonso, dos de las hermanas de ella,
María Amelia y María Regla, habían muerto de tuberculosis. El germen de la maldita
enfermedad ya estaba en esa familia. Después de morir Mercedes, se propuso casar
a Alfonso con otra hermana de ella, María Cristina, pero ésta murió, también de
tuberculosis, antes de que las negociaciones se llevaran a cabo.
- Mercedes no era bonita. Tenía la cara redonda como una ensaimada (a mí me
recuerda a María José Campanario) y unos ojos negros bordeados de pestañas
larguísimas, pero saltones. Eso sí, tenía una melena negrísima muy bella, y era muy
simpática y dicharachera. Una vez que la Chata la reprendió por estar corriendo por
los pasillos del palacio, Mercedes la abrazó riendo y le dijo: "
Para serias, ya te
tenemos a tí."
Su piel era mate y suave. Benito Pérez Galdós la llamaba "
Carita de Cielo"
.
- Alfonso XII, que tanto decía amar a su esposa, nunca dejó de ser un Borbón. Ya
casado con ella, tenía de amante a Elena Sanz, con la que procreó dos hijos. Algunos
escritores tienen la teoría de que Alfonso murió de tuberculosis, complicada con
una enfermedad venérea.
Si me lo permites, añadiré unos comentarios:
- Alfonso XII no fue el único hijo varón de Isabel II. Fue el único varón sobreviviente.
El primer hijo de la Isabelona (antes de Isabel "
La Araneja"
) fue un varón llamado
Fernando, como el abuelo. El último hijo, después de Eulalia, fue otro varón llamado
Francisco de Asís, en honor de su supuesto padre. Ambos niños murieron al nacer.
También tuvo una niña llamada María Cristina, por su madre, que vivió pocas horas.
- Si Isabel II se caracterizó por su vida disoluta y disipada, su hermana Luisa Fernanda
fue todo lo contrario. Ella solamente se ocupaba de sus rezos, sus novenas, sus
jardines, y sus hijos.
- Ya antes del matrimonio de Mercedes y Alfonso, dos de las hermanas de ella,
María Amelia y María Regla, habían muerto de tuberculosis. El germen de la maldita
enfermedad ya estaba en esa familia. Después de morir Mercedes, se propuso casar
a Alfonso con otra hermana de ella, María Cristina, pero ésta murió, también de
tuberculosis, antes de que las negociaciones se llevaran a cabo.
- Mercedes no era bonita. Tenía la cara redonda como una ensaimada (a mí me
recuerda a María José Campanario) y unos ojos negros bordeados de pestañas
larguísimas, pero saltones. Eso sí, tenía una melena negrísima muy bella, y era muy
simpática y dicharachera. Una vez que la Chata la reprendió por estar corriendo por
los pasillos del palacio, Mercedes la abrazó riendo y le dijo: "
Para serias, ya te
tenemos a tí."
Su piel era mate y suave. Benito Pérez Galdós la llamaba "
Carita de Cielo"
.
- Alfonso XII, que tanto decía amar a su esposa, nunca dejó de ser un Borbón. Ya
casado con ella, tenía de amante a Elena Sanz, con la que procreó dos hijos. Algunos
escritores tienen la teoría de que Alfonso murió de tuberculosis, complicada con
una enfermedad venérea.
glorisabel- Su Alteza Imperial
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Re: Alfonso XII y María de las Mercedes de Orléans y Borbón
Letizia, con tu permiso...
Elena Sanz, cantante de ópera y Alfonso XII se conocieron en 1878 en Austria, antes de que Alfonso conociera a Mercedes. Al parecer, quien movió los hilos para que se iniciara esta relación era la propia Isabel II, para quitarle a su hijo de la cabeza a la joven Mercedes por los motivos que Letizia ya ha expuesto, pero lo que no me queda claro es si esta relación tuvo lugar a la vez que el matrimonio de Alfonso y Mercedes. ¿Engañó a Mercedes o cuando estaba desolado por la muerte de ésta última se lanzó de lleno a esta relación?
Elena Sanz, cantante de ópera y Alfonso XII se conocieron en 1878 en Austria, antes de que Alfonso conociera a Mercedes. Al parecer, quien movió los hilos para que se iniciara esta relación era la propia Isabel II, para quitarle a su hijo de la cabeza a la joven Mercedes por los motivos que Letizia ya ha expuesto, pero lo que no me queda claro es si esta relación tuvo lugar a la vez que el matrimonio de Alfonso y Mercedes. ¿Engañó a Mercedes o cuando estaba desolado por la muerte de ésta última se lanzó de lleno a esta relación?
FERRAGUT VERA LAURA- Administrador
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Re: Alfonso XII y María de las Mercedes de Orléans y Borbón
Gloria:
Brillante Gloria.... :clap3: :clap3: :clap3:
Eso sí, tenía una melena negrísima muy bella, y era muy :simpática y dicharachera. Una vez que la Chata la reprendió por estar corriendo por los pasillos del palacio, Mercedes la abrazó riendo y le dijo: "
Para serias, ya te tenemos a tí."
Su piel era mate y suave. Benito Pérez Galdós la llamaba "
Carita de Cielo"
.
Brillante Gloria.... :clap3: :clap3: :clap3:
FERRAGUT VERA LAURA- Administrador
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Re: Alfonso XII y María de las Mercedes de Orléans y Borbón
glorisabel escribió:Letizia: Este hilo de Alfonso XII y María de las Mercedes te ha quedado muy bien.
Si me lo permites, añadiré unos comentarios:
- Alfonso XII no fue el único hijo varón de Isabel II. Fue el único varón sobreviviente.
El primer hijo de la Isabelona (antes de Isabel "
La Araneja"
) fue un varón llamado
Fernando, como el abuelo. El último hijo, después de Eulalia, fue otro varón llamado
Francisco de Asís, en honor de su supuesto padre. Ambos niños murieron al nacer.
También tuvo una niña llamada María Cristina, por su madre, que vivió pocas horas.
- Si Isabel II se caracterizó por su vida disoluta y disipada, su hermana Luisa Fernanda
fue todo lo contrario. Ella solamente se ocupaba de sus rezos, sus novenas, sus
jardines, y sus hijos.
- Ya antes del matrimonio de Mercedes y Alfonso, dos de las hermanas de ella,
María Amelia y María Regla, habían muerto de tuberculosis. El germen de la maldita
enfermedad ya estaba en esa familia. Después de morir Mercedes, se propuso casar
a Alfonso con otra hermana de ella, María Cristina, pero ésta murió, también de
tuberculosis, antes de que las negociaciones se llevaran a cabo.
- Mercedes no era bonita. Tenía la cara redonda como una ensaimada (a mí me
recuerda a María José Campanario) y unos ojos negros bordeados de pestañas
larguísimas, pero saltones. Eso sí, tenía una melena negrísima muy bella, y era muy
simpática y dicharachera. Una vez que la Chata la reprendió por estar corriendo por
los pasillos del palacio, Mercedes la abrazó riendo y le dijo: "
Para serias, ya te
tenemos a tí."
Su piel era mate y suave. Benito Pérez Galdós la llamaba "
Carita de Cielo"
.
- Alfonso XII, que tanto decía amar a su esposa, nunca dejó de ser un Borbón. Ya
casado con ella, tenía de amante a Elena Sanz, con la que procreó dos hijos. Algunos
escritores tienen la teoría de que Alfonso murió de tuberculosis, complicada con
una enfermedad venérea.
Me encanta que añadas información.El foro es más interesante ASÍ.UN SALUDO PARA TÍ
letizia princesa astur- Su Alteza Real
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Re: Alfonso XII y María de las Mercedes de Orléans y Borbón
FERRAGUT VERA LAURA escribió:Letizia, con tu permiso...
Elena Sanz, cantante de ópera y Alfonso XII se conocieron en 1878 en Austria, antes de que Alfonso conociera a Mercedes. Al parecer, quien movió los hilos para que se iniciara esta relación era la propia Isabel II, para quitarle a su hijo de la cabeza a la joven Mercedes por los motivos que Letizia ya ha expuesto, pero lo que no me queda claro es si esta relación tuvo lugar a la vez que el matrimonio de Alfonso y Mercedes. ¿Engañó a Mercedes o cuando estaba desolado por la muerte de ésta última se lanzó de lleno a esta relación?
Gracias por la info.Un saludo ;
)
No creo que engañara a Mercedes con nadie sino que retomó la relación tras su muerte.
letizia princesa astur- Su Alteza Real
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Re: Alfonso XII y María de las Mercedes de Orléans y Borbón
Elena Sanz y Martinez de Arrizala
Elena era una cantante famosa y muy conocida, nacida en Castellón en 1844, era dueña de una hermosa y maravillosa voz. Pérez Galdos la describió como: «elegantísima, guapetona, de grandes ojos negros fulgurantes, espléndida de hechuras, bien plantada».
Dº Emilio Castelar: «Quien haya visto en su vida a Elena Sanz no podrá olvidarla».
Elena vivía con sus padres que habían emigrado a Madrid y allí estudia en el Colegio de las Niñas de Leganés, que ofrecía una esmerada educación para niñas pobres. Su voz destacó en el coro, hasta el punto de llegar a oídos de Isabel II, que se convirtió en su protectora.
Alfonso XII, de adolescente estudiaba en un colegio de edite en Viena, en la época que la triunfante cantante Elena, recorre Europa, triunfante, y llega a Viena para actuar en el Teatro Imperial. En Viena, realiza una visita de cortesía, al entonces príncipe Alfonso, un adolescente de quince años, que queda impresionado por la cantante de ópera, quince años mayor que él.
Alfonso había acompañado al destierro a su familia con poco más de diez años y, tras educarse en París y Viena, volvía a España como rey con apenas dieciocho años, en medio de un tenso panorama político del que logró salir airoso.
Extrovertido, afable y consciente de su encanto personal, logró pronto el aprecio popular, con actos tales como incorporarse al frente como un soldado para terminar la tercera y última Guerra Carlista, lo que le valió el nombre de Pacificador.
Alfonso XII, ya rey se casó muy enamorado con su prima María de las Mercedes de Orleáns con la oposición de su madre, la reina Isabel, la novia era su sobrina, hija de la infanta Luisa Fernanda y del duque de Montpensier, que habían pretendido el trono a Isabel.
Mientras se preparaba la boda, Mercedes permaneció en el Palacio Real de Aranjuez y El 23 de enero se celebra la boda en la madrileña basílica de Atocha y se ofreció una gran recepción en el Salón del Trono del Palacio Real.
Existen leyendas sobre la pasión de los recién casados y de su inmensa felicidad, a los cinco meses terminó aquella permanente luna de miel, la joven reina aborto, por estar gravemente enferma por tifus, sin que la ciencia médica pudiera evitar que en pocos días empeorara gravemente, sin que los médicos puedan remediarlo, ni tampoco los cuidados del rey. Tras corta convalecencia, Mercedes no pudo vencer a la enfermedad y moría de tifus. El rey quedo desconsolado y sus hermanas, las infantas Eulalia e Isabel, creyeron que nunca se repuso de tal trauma.
Un rey obsesionado con la pérdida de su esposa Maria de las Mercedes que solo tenía 18 años. Diariamente acudía al Panteón Real en el Escorial, para rogar por ella, deprimido y enfermo solo salio de su pena cuando se encontró con otro amor.
Alfonso XII viudo, es obligado por su dignidad a inaugurar la temporada del Teatro Real y allí comienza un encuentro que acabo en pasión, Alfonso y Elena, se enamoraron, ella dejo su carrera de ópera, e iniciaron una relación, donde ella se convirtió en la otra, querida, que vivía en una elegante villa de Paris, que le fue obsequiada por su amante, de esta relación nacieron dos hijos bastardos “Alfonso y Fernando”.
Estando embarazada Elena de Alfonso XII, este contrae segundas nupcias con María Cristina de Habsburgo-Lorena en 1879, el hijo mayor de Elena nació en 1880, dos meses después que su padre se había casado con otra mujer a la que hizo reina consorte. La nueva reina, soportó que su suegra la reina Isabel, amadrinara al nieto ilegítimo y se refería a Elena como «mi nuera ante Dios».
La recién casada la reina María Cristina de Habsburgo-Lorena, austriaca, tendría que soportar hechos personales y políticos que pondrían a prueba su inteligencia, discreción y férrea voluntad. Su matrimonio no empezó bien, ya que una bomba exploto cuando pasaba el cortejo real poniendo en riesgo su vida.
A los pocos meses conoció la existencia de Elena Sanz. Más tarde de Blanca Escosura, Adela Aymerich (la cubana), Adela Borghi y de otros affaires.
El rey aquejado de una tuberculosis tuvo una temprana muerte, Elena como amante y la reina consorte, Maria Cristina, llegaron a un acuerdo en beneficio mutuo. Elena vendió las cartas amorosas a la Corona para ser destruidas y a cambió mantener el estatus de sus dos hijos, y María Cristina aceptó para preservar el de sus hijas y su hijo póstumo, el que fue Alfonso XIII.
Elena Sanz fue la amante más duradera y tal vez querida de Alfonso XII como bien sabía la sufrida reina María Cristina de Habsburgo-Lorena y la corte entera, aunque ésta condescendiera con las aventuras galantes del joven rey,
Elena Sanz murió en París dos años más tarde (1898) y María Cristina fue regente hasta la mayoría de edad de su hijo, el futuro rey Alfonso XIII.
http://lanaveva.wordpress.com/2010/05/25/elena-sanz-una-de-las-amantes-de-un-rey/
Última edición por el Vie Dic 10, 2010 8:22 pm, editado 1 vez
letizia princesa astur- Su Alteza Real
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Re: Alfonso XII y María de las Mercedes de Orléans y Borbón
Letizia citó:
Entiendo que las educaban para aguantar este tipo de cosas, pero... ¿cómo se educa una mujer para soportar tanto cinismo?....
- Código:
Estando embarazada Elena de Alfonso XII, este contrae segundas nupcias con María Cristina de Habsburgo-Lorena en 1879, el hijo mayor de Elena nació en 1880, dos meses después que su padre se había casado con otra mujer a la que hizo reina consorte. La nueva reina, soportó que su suegra la reina Isabel, amadrinara al nieto ilegítimo y se refería a Elena como «mi nuera ante Dios».
Entiendo que las educaban para aguantar este tipo de cosas, pero... ¿cómo se educa una mujer para soportar tanto cinismo?....
FERRAGUT VERA LAURA- Administrador
- Mensajes : 5164
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Re: Alfonso XII y María de las Mercedes de Orléans y Borbón
FERRAGUT VERA LAURA escribió:Letizia citó:
- Código:
Estando embarazada Elena de Alfonso XII, este contrae segundas nupcias con María Cristina de Habsburgo-Lorena en 1879, el hijo mayor de Elena nació en 1880, dos meses después que su padre se había casado con otra mujer a la que hizo reina consorte. La nueva reina, soportó que su suegra la reina Isabel, amadrinara al nieto ilegítimo y se refería a Elena como «mi nuera ante Dios».
Entiendo que las educaban para aguantar este tipo de cosas, pero... ¿cómo se educa una mujer para soportar tanto cinismo?....
Son otros intereses los que cuentan ;
)
letizia princesa astur- Su Alteza Real
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