LA DUQUESA DE BORGOÑA

No eres adulón Fillipos, me agrada que a vos os guste el tema. ;
)

Continuo...Era fácil transmitir a Adelaide la significación que tenía Madame de Maintenon mientras se tomaban todas las disposiciones relativas a su traslado a Francia y a su futura acomodación en Francia. Un aspecto esencial, no menos que el acuerdo acerca del trousseau y de la dote, había sido definir qué encumbrados personajes de la corte saboyana dirigirían el séquito de Adelaide, teniendo ante sí la misión de entregar solemnemente a la muchacha a sus contrapartes designadas desde Versailles. Vittorio Amedeo II, el padre de Adelaide, se había roto la cabeza hasta decidir que la función de presidir el cortejo de la hija recaería en Teresia Litta, princesa della Cisterna, y en Filiberto d´Este, marqués de Dronero. Teresia Litta princesa della Cisterna era la principal dama de honor de Anne Marie d´Orléans, en tanto que el marqués de Dronero reunía en su persona los títulos de gran mariscal de palacio, chambelán del duque y gobernador de la ciudad de Turín.

Della Cisterna y Dronero asumirían la responsabilidad de llevar a la niña a través de suelo piamontés hasta alcanzar la población de Pont-de-Beauvoisin, dónde se representaría sin la menor equivocación el enrevesado ritual de la entrega de la muchacha a los representantes del rey de Francia. Éstos habían sido elegidos con sumo cuidado por Louis XIV...y Madame de Maintenon. La dama seleccionada, contraparte de la princesa della Cisterna, fue Marguerite Louise Suzanne de Béthune Sully, duquesa de Lude;
en tanto que el caballero, contraparte del marqués de Dronero, sería el conde de Brionne.

Adelaida de Saboya



Madame Maintenon

Hubo más intervencionismo descarado por parte de la Maintenon. Algo que había que tomarse muy en serio era el establecimiento de la "
casa"
de la princesa Adelaide. La "
casa"
requería un chevalier d´honneur, caballero de honor;
un premier écuyer, primer escudero y un aumônier, capellán limosnero. El título de primer escudero se reservó para el conde de Tessé, que tanto había trabajado para llevar a feliz desenlace las negociaciones prenupciales de Louis duque de Borgoña y Adelaide de Saboya. Pero para el rango de caballero de honor, la Maintenon escogió a Philippe de Courcillon, marqués de Dangeau, cuya esposa, Sophie Marie de Baviera, sería una de las damas de honor de Adelaide. En realidad, Sophie Marie de Baviera era una parienta de la difunta delfina María Anna Christina, junto a la cual había llegado a Francia ostentando el título de condesa de Löwenstein (a veces grafiado en Versailles como Levenstein). En Francia se había casado con el marqués de Dangeau y, una vez fallecida la delfina María Anna Christina, Sophie Marie se había convertido en una fervorosa simpatizante de Madame de Maintenon.

Otro retrato de nuestra Adelaide de Saboya

Madame Maintenon


El resto de las damas escogidas para formar el entourage de Adelaide gozaban asimismo del favor de la Maintenon. Un caso especialmente significativo lo constituía Louise Soublet d´Heudicourt, por matrimonio condesa de Montgon: era una hija de Bonne Pons, Madame d´Heudicourt, que figuraba entre las amigas predilectas de Madame Maintenon. Pero la simpatía de Maintenon resultó también decisiva en la elección de Catherine-Françoise d´Arpajon, por matrimonio condesa de Roucy ;
Marie-Madeleine-Agnès de Gontaut-Biron, por matrimonio marquesa de Nogaret ;
Marie Anne de la Vergne de Guilleragues, por matrimonio marquesa d´O y de Franconville y Suzanne Guigault de Bellefonds, por matrimonio marquesa de Châtelet.

Esto dejaba clara como el agua una cosa: si Adelaide quería "
triunfar"
en Versailles, debía tocar la fibra sensible de Madame de Maintenon. La corte de Versailles carecía de reina y de delfina, pero había una señora capaz de determinar el curso de los acontecimientos mediante su gran influencia en el monarca: la Maintenon. Por tanto, Jeanne de Savoie-Nemours y Anne Marie d´Orléans insistieron ante Adelaide en que a nadie había que halagar tanto como a Madame de Maintenon. Lo que pensase Anne Marie en su fuero interno de la Maintenon, para sí misma se lo guardó: es probable que experimentase mayor simpatía personal por su madrastra Liselotte von der Pfalz. Pero había que ser extremadamente pragmáticos, no sentimentales, cuando se mandaba a una hija todavía en la pubertad a una corte de parqué tan resbaladizo.
Adelaide de Saboya abandonó Turín en la mañana del 7 de octubre de 1690. La niña mantenía una perfecta compostura al despedirse de la capital del ducado de Saboya, pero muchos pensaron que ese buen semblante y ánimo se debían a que todavía la acompañaban su madre la duquesa Anne Marie y su abuela paterna Madama Reale. En esa jornada, cubrieron el trayecto hasta Avigliano, dónde pernoctarían;
fue al iniciarse el siguiente día cuando la princesa hubo de intercambiar sus últimos besos con la madre y con la abuela a las que tan unida se hallaba.

Desde Avigliano, quedaba en manos de Teresia Litta princesa della Cisterna, si bien, a un nivel puramente afectivo, probablemente encontrase el apoyo que necesitaba para afrontar el viaje en la presencia de la que había sido una de sus gobernantas desde siempre, Madame Dunoyer. El cortejo, tremendamente aparatoso, fue cubriendo etapas, a traves de Susa, Lans-le-Bourg o Modano. Montmélian, la siguiente ciudad en ruta, todavía se encontraba ocupada por tropas francesas;
naturalmente, el comandante de la guarnición hizo formar a sus hombres para tributar honores a esa princesa piamontesa que íba a ser la duquesa de Borgoña, futura delfina y previsiblemente futura reina de Francia. Además, en un gesto de deferencia, el comandante le pidió a Adelaide que designase ella el santo y seña que utilizarían sus hombres en esa jornada. Y ahí es dónde tenemos la primera prueba del talento para la diplomacia de una criatura de, recuérdese, once años de edad: replicó con viveza "
Sant Louis"
, en un tributo conmovedor al rey santo patrón de Francia. ¿Fue una idea de la propia Adelaide?¿Se la habían implantado previamente en la cabecita su madre o su formidable abuela paterna? De cualquier manera, el gesto encantó.

Después de una nueva escala en Chambéry, que antaño había sido capital del ducado de Saboya, prosiguieron su andadura hasta alcanzar Pont-de-Beauvoisin. Según lo previsto, en Pont-de-Beauvoisin debía procederse a la entrega de la novia, que dejaría de pertenecer a Piamonte para pasar a ser una pertenencia de Francia. El ceremonial era tremendamente intrincado...y así se mantendría en el futuro. Por supuesto, Adelaide conocía el valor simbólico de ese ritual, pero, a su edad, hubiera podido sentirse impresionada e incluso apabullada;
sin embargo, mantuvo un empaque impropio de sus años, unido a una singular desenvoltura. De nuevo, las lecciones de la duquesa Anne Marie y de Madama Reale demostraban su efectividad. Adelaide podía haber sido una pésima alumna de caligrafía y ortografía, materias en las que la superaba ampliamente su hermanita pequeña Luísa Gabriela;
pero había demostrado una pasmosa permeabilidad a las instrucciones recibidas de su madre y de su nonna para triunfar en Versailles.

La noche del 16 al 17 de octubre, pernoctaron en Pont-de-Beauvoisin. La duquesa de Lude era quien detentaba ya la custodia de Adelaide, pero, en un gesto de notable delicadeza, ofreció a la muchacha que compartiese alcoba por última vez con la princesa della Cisterna. El 17 de octubre, el núcleo principal del séquito saboyano inicio el camino de retorno, mientras los franceses se encargaban de conducir a Adelaide hasta Bourgoin. El 19 de octubre tuvo lugar la entrada en la ciudad de Lyon, que se había engalanado como nunca y había preparado un amplio programa de festejos incluyendo una sesión de fuegos artificiales después del ocaso. A esas alturas, Adelaide debía acumular cierta fatiga: llevaba doce días de viaje en una época en que viajar se hacía lento y pesado. No obstante, Adelaide supo encandilar en Lyon.

De Lyon a Roanne, de Roanne a Moulins. De Moulins a Nevers, de Nevers a Charité para dirigirse hacia Montargis. En cada etapa del camino, Adelaide tenía que exhibir sus mejores cualidades a los ojos de los franceses que le ofrecían la bienvenida. Pero una prueba definitiva aguardaba en Montargis, puesto que el rey Louis XIV, acompañado de su hermano Monseigneur el duque de Orléans, había decidido cubrir los kilómetros que separaban el palacio de Fontainebleau de esa ciudad a fín de salir al encuentro de la princesa Adelaide...

Es muy entendible el ramalazo de curiosidad que impulsó a Louis XIV y a Monseigneur a adelantarse de Fontainebleau a Montargis. A fín de cuentas, la muchacha que "
importaban"
para emparejarla con el joven nieto mayor del soberano era nieta de Monseigneur, lo que la convertía en sobrina nieta de Su Majestad le Roi Soleil. Ambos augustos señores íban a conocer, finalmente, a la nieta de la difunta "
Minnette"
.

Adelaide sabía que el rey era su tío abuelo y que el duque de Orléans era su abuelo, pero aún recordaba que su madre, conjuntamente con la abuela paterna, le habían insistido en que lo fundamental, en su presentación al monarca, sería mostrarse agradable y complaciente a la par que absolutamente respetuosa. La familiaridad en el trato vendría después, cuando ella hubiese conquistado la simpatía y benevolencia de Louis XIV. En ese sentido, Adelaide cumplió a la perfección el papel que se le había asignado: con su aspecto de deliciosa muñequita, se las arregló para mezclar la dosis exacta de timidez y vivacidad mientras le aseguraba a Louis XIV que aquel erael día más feliz de su vida. Ninguno de los presentes dejó de advertir el profundo deleite de Louis XIV. Más allá de los vínculos de sangre que pudiese haber, más allá del linaje compartido, la chica había conseguido transmitir la impresión de ser una "
magnífica adquisición"
para la casa de Francia.

Puesto que de Montargis a Fontainebleau únicamente mediaba un trecho de unos cinco kilómetros, Adelaide casi había alcanzado su destino. Podía estar complacida consigo misma, pues había agradado a su futuro abuelo político y había mostrado la oportuna deferencia a su abuelo materno. Pero en su cabeza resonaban las advertencias formuladas por su madre en Turín: había que asegurarse de entrada la afectuosa protección de Madame de Maintenon.

Es su primer encuentro con Madame de Maintenon la que proporciona una imagen clarísima de la fuerza arrolladora de Adelaide. Es dudoso que la actitud y conducta de Adelaide hayan sido espontáneas;
seguramente, había repasado meticulosamente una especie de guión grabado a fuego en su memoria durante todo el largo viaje;
pero lo importante es que consiguió que pareciese algo natural y conmevedor el instante en el que se arrojó hacia la Maintenon llamándola "
ma tante"
, "
mi tía"
. En tono vibrante, la chica afirmó:

-Maman m´a chargée de vous faire mille amitiés de sa part e de vous demander la vôtre pour moi ;
apprenez-moi bien, je vous prie, tout ce qu´il faut faire pour plaire au Roi...

("
Mamá me ha encomendado transmitiros mil gestos de amistad de su parte y de demandaros la vuestra (vuestra amistad) para mí;
enseñadme bien, os lo ruego, todo lo que deba saber para complacer al Rey..."
).

A Liselotte von der Pfalz tuvo que provocarle un tremendo ardor de estómago esa completa deferencia de Adelaide hacia la Maintenon, pero no hubo nadie a quien se le escapase que la pequeña piamontesa se había hecho de manera inmediata con un trocito del corazón de Françoise d´Aubigné.

Françoise d´Aubigné, Madame Maintenon, se había casado en primeras nupcias a los dieciséis años. Era una joven guapa, pero sin fortuna alguna y con unas conexiones familiares poco productivas en general, descontando a su excelente tía paterna Madame de Villette (que se había hecho cargo de ella en la niñez) y a su madrina Madame de Neuillant. En esas circunstancias, fue un triunfo que obtuviese una petición de mano de Paul Scarron, una de las principales figuras literarias de la época. Cierto que el hombre le sobrepasaba en veinticinco años...y una artritis reumática le había reducido a una penosa invalidez, con dolores que sólo calmaba ingiriendo considerables dosis de opio. En realidad, Françoise había sido, más que una esposa, una devota y abnegada enfermera para su marido Scarron. De ese enlace no habían nacido hijos. Hasta años después de haber enviudado de Scarron, Françoise no emprendió su relación con Louis XIV, de quien tampoco tendría descendencia.

Por tanto, la Maintenon no había sido madre. Sin embargo, en su interior permanecía un profundo instinto maternal. Se había encargado de la crianza de parte de los hijos ilegítimos del rey Louis XIV: ésa había sido su vía de acceso a la corte y le había permitido empezar a ganarse la admiración del monarca que acabó siendo su esposo secreto. Asimismo, ejercía de tía cariñosísima con las hijas de su hermano Charles, conde d´Aubigné. Para rematar las cosas, había decidido convertirse en la fundadora y generosa patrocinadora de un establecimiento educativo para muchachas de familias nobles empobrecidas, la escuela de Saint-Cyr. Con esto trato de reflejar que la Maintenon era fácil de conquistar para las jovencitas risueñas y cariñosas. Adelaide había acertado en el centro de la diana con su manera de dirigirse a la Maintenon.

Durante años, la Maintenon se referiría a Adelaide llamándola "
mignonne"
o "
la douceur de ma vie"
. Esto pone de relieve hasta qué punto se entusiasmó la Maintenon con Adelaide, primero duquesa de Borgoña, luego delfina de Francia...


Nada más recibir a Adelaide en Fontainebleau, la Maintenon redactó con su elegante letra una carta dirigida a la duquesa Anne Marie de Saboya dónde señalaba que la princesa recién llegada era "
un tesoro"
. El tesoro, esa misma tarde, recibió montones de alhajas. Louis XIV, consciente del vacío que creaba en una corte la ausencia de una reina e incluso de una delfina, había decidido que la futura duquesa de Borgoña fuese la primera dama de la corte, otorgándole precedencia sobre el resto de las féminas de la familia: hay que decir que quien más podría haberse molestado, Liselotte, Madame d´Orléans, no se molestó, pues, como explicó en una carta remitida a su adorada tía Sophie Electora de Hanover, dado que su "
nieta"
Adelaide estaba destinada a obtener en su momento preeminencia absoluta, lo mismo le daba que ese hecho se adelantase un poquito en el tiempo;
en cambio, las hijas del monarca -la princesa viuda de Contí, la princesa de Condé y la duquesa de Chartres- echaban humo por las orejas. Consecuente con su decisión de situar en la cúspide a Adelaide, Louis envió a través de Madame de Mailly, dama de compañía de Adelaide, las joyas de la corona, para que la chiquilla eligiese las de su gusto y antojo. Ese presente se unió al hecho de que Monseigneur d´Orléans y el Grand Dauphin, abuelo y "
suegro"
de la niña, habían ofrecido también no pocas joyas de elevado valor.

Pero Adelaide seguía siendo una criatura de once años, aunque hasta entonces se hubiese comportado con una precoz madurez. La corte permaneció en Fontainebleau pocos días: avanzaba el otoño y ese bello palacio rodeado de bosques en los que se podía practicar la caza era demasiado propenso a las humedades que procedían de la umbrosa foresta en esa época del año. El traslado a Versailles se verificó a principios de noviembre de 1696. La Maintenon estaba cada vez más prendada de Adelaide: ésta se abalanzaba hacia la dama para abrazarla y besarla con una creciente asiduidad. A la Maintenon le preocupó un poco que la princesa Adelaide fuese criticada por esa exhuberancia a la hora de manifestar afecto a la esposa secreta del rey;
queriendo refrenar a la muchacha, le dijo que ella era demasiado mayor para recibir tantos achuchones, pero avispada criatura replicó que sus ojos no la veían en absoluto tan vieja. Naturalmente, la Maintenon se quedó derretida igual que mantequilla al fuego. Escribió que Adelaide poseía "
una cortesía natural que no le permite decir nada excepto todo aquello que complace"
.

Louis XIV compartía la visión de la Maintenon: recien instalados en Versailles, dedicó el primer domingo -11 de noviembre- a llevar a su nieta política a recorrer a pie los inconmensurables jardines de ese palacio, de los que estaba profundamente orgulloso;
ella supo extasiarse ante los parterres vegetales trazados en figuras geométricas y especialmente ante las fuentes, sosteniendo una conversación tan fluída con el monarca que acabó tratándole de "
tú"
sin que él se incomodase ni una pizca. Cautivado por la deliciosa espontaneidad de Adelaide, Louis la llevó a que conociese Marly el 13 de noviembre y Meudon el 15 de noviembre. El clima se había estropeado de lo lindo para cuando se produjo la visita a Meudon el 15 de noviembre, pero proseguía aquella especie de "
rapport"
mágico entre el monarca y la princesita.

Lo conmovedor de este caso es que Louis y la Maintenon, conquistados por entero, determinaron que no había que echar en el olvido la tierna edad de Adelaide de Saboya. La muchacha estaba rodeada de un nutrido séquito: ya se ha comentado anteriormente que la duquesa de Lude era la que dirigía el staff de la joven, con la marquesa de Dangeau encabezando a las damas de honor (la lista más o menos completa se ha facilitado al hablar de cómo intervino Maintenon en la selección del entourage destinado a Adelaide) y madame de Mailly encabezando a las damas de compañía;
aparte, se podía contar con un amplio conjunto de "
dueñas"
, señoras encargadas de no perder de vista los pasos de la princesa en las residencias reales, como Anne de Rohan-Chabot, princesa de la Soubise;
la duquesa de Beauvillers o la duquesa de Chevreuse. Pero Adelaide tenía ONCE años recien cumplidos. Las joyas de la corona y los ricos presentes en alhajas apenas la habían hecho parpadear: lo que de veras suscitaba su entusiasmo era la colección de muñecas que había llevado consigo desde el Piamonte. Asimismo, con su vivacidad característica, arrastraba a quienes la rodeaban a jugar con ella al colin-maillard, versión francesa de la gallinita ciega;
ni siquiera Monseigneur el duque de Orléans y el Gran Delfín se libraron de tener que jugar a colin-maillard mezclados con la altanera princesa d´Harcourt o la esposa del secretario de Estado, Madame de Pontchartrain. Cuando Adelaide se cansaba del colin-maillard, se acordaba del cache-mitouche. Y entonces todos se veían obligados a recordar las reglas del cache-mitouche para complacer a Adelaide. Hubo una sensación general de que nadie podía eludir un retorno a la infancia a causa de la repentina incorporación a la casa real de Adelaide de Saboya.

Consciente de esto, Madame de Maintenon se apresuró a escoger tres jovencitas que sirviesen de compañeras de juegos a Adelaide, pues estaba claro que esa situación peculiar requería algo distinto a la habitual combinación de dueñas, damas de honor y damas de compañía. Las muchachas podían compartir, asimismo, las lecciones de Adelaide, que debería completar su formación (aunque en ese punto, eso significaba más que nada perfeccionar las gracias sociales, la interpretación de música y el baile). Despues de meditar, la Maintenon se decantó por una joven de dieciocho años, una joven de trece años y una joven de doce años. La primera, mayor y de la que se esperaba que moderase el ímpetu juvenil de sus compañeras, era Marie Françoise d´Albert de Luynes, mademoiselle de Chevreuse;
la segunda sería Lucie Félicie, mademoiselle d´Ayen, hija del prestigioso mariscal de Noailles y la tercera -oh casualidad...- una sobrina carnal de Madame de Maintenon, Françoise Charlotte Adélaïde, mademoiselle d´Aubigné.

Madame Maintenon que se encariñó tanto con Adelaide...

Después continuo con el tema, espero os guste. ;
)

En la foto de la duquesa de Borgoña de ayer a las 2:14, encuentro que ya tiene trechos muy finos para su edad.

Dos pequeños detalles : la primera etapa del viaje debe haber sido Avigliana Torino;
y la distancia entre Montargis (una ciudad deliciosa, en sí y también por sus pralinas "
al duque de Praslin"
, un poco de publicidad a veces no hace mal) y Fontainebleau es de 50 kilometros, más que las etapas habituales de un viage de entonces, pero al mismo tiempo con la corte, los equipajes etc que tenían en Fontainebleau, era muy fácil organizar una vuelta en un solo día.
A mí sigue gustándome mucho.

Pues, es en Occidente que las costumes eran más humanas respecto al matrimonio, pero es cierto que no era perfecto, muy lejos de eso.

Que bueno esto, je je recien lo acabo de leer, esta super

Tifanny: me encanta este hilo.

Casualmente estoy leyendo una biografía de alguien relacionada con la duquesa de Borgoña, su hermana María Luísa Gabriela de Saboya, de la que ya has comentado algo y has puesto una fotografía al principio del hilo. Nace en Turín en 1688. Ya desde niña, con la misma educación que Adelaida, demuestra una gran capacidad para los estudios.
Quien se encargará de reforzar este aspecto será su abuela Nemours.

En la Capilla del Santo Sudario de Turín en el año 1711 se celebra el matrimonio entre Felipe V, Rey de España y María Luísa Gabriela. A ella le faltan seis días para cumplir trece años. Sin embargo, cumple con su papel de reina con una madurez extraordinaria. Se encarga de funciones de estado en muchas de las ausencias de Felipe V, trabaja muy concienzudamente, tomando nota de todo, participando en las sesiones del Consejo y elaborando borradores hasta la media noche, actitud que deja perpleja a la corte, tratándose de una niña de trece años.

No dispuso de los lujos de Adelaida en Versalles, lo pasó bastante peor, sin embargo se llevó de maravilla con Felipe V y al parecer se entendieron a la perfección desde el principio de conocerse.

Para el nacimiento del Príncipe de Asturias, el primer hijo de la real pareja, que recibiría los nombres de Luís Fernando, en honor a los reyes de Francia y a Fernando el Católico, la camarera mayor de la reina, la princesa de los Ursinos, logra que venga desde París, el famoso partero Julian Clement, y la comadrona madame de La Salle, quienes habían atentido a Adelaida en su último parto. Su salida de Francia, para atender en el parto a María Luísa Gabriela, provocará el enfado de las damas de la corte de Versalles.

María Luísa Gabriela durante esta etapa mandendrá una correspondencia constante, con su hermana, con Luís XIV y con Madame de Maitenon.

Espero que no te moleste la intervención.

Fuente: Reinas de España.
María José Rubio.

Y es que la obstétrica, gracias a Luis XIV que quiso asistir a todos los nacimientos de sus hijos, acababa de hacer un gran progreso.
Vera Laura, gracias de hablar en positivo de esta princesa que, creo, fue una gran reina pero no tiene descendencia hoy.

Thrib, que alegría que hayas vuelto !!!

María Luísa Gabriela fue una gran reina.

Tiffany, estamos deseando que continúe este hilo

Es que fui con mi marido y solo tive la ocasión de leer mis mails de vez en cuando, no pude venir aquí.

Thrib escribió:En la foto de la duquesa de Borgoña de ayer a las 2:14, encuentro que ya tiene trechos muy finos para su edad.

Creo que tome la foto que no era madame. ;
)

Thrib escribió:Dos pequeños detalles : la primera etapa del viaje debe haber sido Avigliana Torino;
y la distancia entre Montargis (una ciudad deliciosa, en sí y también por sus pralinas "
al duque de Praslin"
, un poco de publicidad a veces no hace mal) y Fontainebleau es de 50 kilometros, más que las etapas habituales de un viage de entonces, pero al mismo tiempo con la corte, los equipajes etc que tenían en Fontainebleau, era muy fácil organizar una vuelta en un solo día.
A mí sigue gustándome mucho.

Que os sigue gustando madame?? Fontainebleau, o Torino?

glorisabel escribió:Tiffany - este hilo está estupendo. Me tiene enganchada.

Sin embargo, no importa las costumbres de la época, la idea de arrancar a una
niña de once años de su hogar, sus seres queridos, y su país PARA CASARLA,
me repugna.

A mi tambien,creo que no permitiria en estos tiempo ni que una hija mia de 20 años se me fuera de casa.

Pedroro escribió:Que bueno esto, je je recien lo acabo de leer, esta super

Gracias Pedroro, que bueno que le haya gustado, pronto seguire.

FERRAGUT VERA LAURA escribió:Tifanny: me encanta este hilo.

Casualmente estoy leyendo una biografía de alguien relacionada con la duquesa de Borgoña, su hermana María Luísa Gabriela de Saboya, de la que ya has comentado algo y has puesto una fotografía al principio del hilo. Nace en Turín en 1688. Ya desde niña, con la misma educación que Adelaida, demuestra una gran capacidad para los estudios.
Quien se encargará de reforzar este aspecto será su abuela Nemours.

En la Capilla del Santo Sudario de Turín en el año 1711 se celebra el matrimonio entre Felipe V, Rey de España y María Luísa Gabriela. A ella le faltan seis días para cumplir trece años. Sin embargo, cumple con su papel de reina con una madurez extraordinaria. Se encarga de funciones de estado en muchas de las ausencias de Felipe V, trabaja muy concienzudamente, tomando nota de todo, participando en las sesiones del Consejo y elaborando borradores hasta la media noche, actitud que deja perpleja a la corte, tratándose de una niña de trece años.

No dispuso de los lujos de Adelaida en Versalles, lo pasó bastante peor, sin embargo se llevó de maravilla con Felipe V y al parecer se entendieron a la perfección desde el principio de conocerse.

Para el nacimiento del Príncipe de Asturias, el primer hijo de la real pareja, que recibiría los nombres de Luís Fernando, en honor a los reyes de Francia y a Fernando el Católico, la camarera mayor de la reina, la princesa de los Ursinos, logra que venga desde París, el famoso partero Julian Clement, y la comadrona madame de La Salle, quienes habían atentido a Adelaida en su último parto. Su salida de Francia, para atender en el parto a María Luísa Gabriela, provocará el enfado de las damas de la corte de Versalles.

María Luísa Gabriela durante esta etapa mandendrá una correspondencia constante, con su hermana, con Luís XIV y con Madame de Maitenon.

Espero que no te moleste la intervención.

Fuente: Reinas de España.
María José Rubio.

Como os molestarme buena mujer, si es interesante el aporte que haz compartido, breve y preciso, gracias, maria Luisa tambien es uno de mis personajes favoritos...Voy a comprar ese libro, gracias por la fuente. ;
)

Thrib escribió:Y es que la obstétrica, gracias a Luis XIV que quiso asistir a todos los nacimientos de sus hijos, acababa de hacer un gran progreso.
Vera Laura, gracias de hablar en positivo de esta princesa que, creo, fue una gran reina pero no tiene descendencia hoy.

Os refereis a Adelaida cierto???

FERRAGUT VERA LAURA escribió:Thrib, que alegría que hayas vuelto !!!

María Luísa Gabriela fue una gran reina.

Ah ya corrijo, te refereis a Maria Luisa, Thrib.

FERRAGUT VERA LAURA escribió:Tiffany, estamos deseando que continúe este hilo

Pronto lo hare..no se preocupen, he andado full con las empresas y negocios.