Palacios españoles
+4
Filippos
India
shetland
andromeda
8 participantes
Página 1 de 2.
Página 1 de 2. • 1, 2
Palacios españoles
Ahora que se ha puesto de actualidad la apertura de la Casita del Príncipe en el El Pardo, me ha parecido una buena opotunidad para abrir este hilo, en el que tendrán cabida todos nuestros palacios.
andromeda- Administrador
- Mensajes : 12291
Fecha de inscripción : 18/10/2007
Re: Palacios españoles
Casita del Príncipe (El Pardo)
La Casita del Príncipe es una de las residencias de la Familia Real Española. Es un palacete neoclásico de finales del siglo XVIII, que se encuentra en el barrio madrileño de El Pardo (España). Su gestión corresponde a Patrimonio Nacional, organismo del que dependen los bienes del Estado a disposición de la Corona Española.
El edificio está situado junto al Palacio Real de El Pardo, en el monte homónimo, una extensa área forestal vinculada históricamente con la monarquía española, que la utilizaba con fines cinegéticos. Fue erigido en 1784 como pabellón de caza, para uso de Carlos IV, por entonces príncipe de Asturias, por encargo de su padre, el rey Carlos III. Se debe al arquitecto madrileño Juan de Villanueva, quien ideó un diseño previamente ensayado en las Casitas de Arriba y de Abajo, de su misma autoría, levantadas en el Real Sitio de El Escorial.
En 1950 fue objeto de una remodelación, tras varias décadas de abandono. Fue la residencia de soltero de Juan Carlos I, actual Rey de España. En los primeros años del siglo XXI se procedió a una nueva rehabilitación, para permitir la visita del público.
El palacete está construido en materiales de granito y ladrillo y se dispone en cinco cuerpos principales, en los que prevalece la horizontalidad sobre la verticalidad. Junto a la fachada principal se extienden unos jardines neoclásicos de trazado hipodámico, separados del edificio por una vía asfaltada realizada en el siglo XX.
En el interior, organizado en pequeñas salas, se guardan importantes colecciones de bordados y sedas, así como pinturas de Lucas Jordán, Anton Raphael Mengs y Francisco Bayeu, autor de los frescos de la bóveda del comedor (1788).
Casita del Príncipe de El Pardo (Madrid), obra de Juan de Villanueva del siglo XVIII.
Jardines junto al palacete.
La Casita del Príncipe es una de las residencias de la Familia Real Española. Es un palacete neoclásico de finales del siglo XVIII, que se encuentra en el barrio madrileño de El Pardo (España). Su gestión corresponde a Patrimonio Nacional, organismo del que dependen los bienes del Estado a disposición de la Corona Española.
El edificio está situado junto al Palacio Real de El Pardo, en el monte homónimo, una extensa área forestal vinculada históricamente con la monarquía española, que la utilizaba con fines cinegéticos. Fue erigido en 1784 como pabellón de caza, para uso de Carlos IV, por entonces príncipe de Asturias, por encargo de su padre, el rey Carlos III. Se debe al arquitecto madrileño Juan de Villanueva, quien ideó un diseño previamente ensayado en las Casitas de Arriba y de Abajo, de su misma autoría, levantadas en el Real Sitio de El Escorial.
En 1950 fue objeto de una remodelación, tras varias décadas de abandono. Fue la residencia de soltero de Juan Carlos I, actual Rey de España. En los primeros años del siglo XXI se procedió a una nueva rehabilitación, para permitir la visita del público.
El palacete está construido en materiales de granito y ladrillo y se dispone en cinco cuerpos principales, en los que prevalece la horizontalidad sobre la verticalidad. Junto a la fachada principal se extienden unos jardines neoclásicos de trazado hipodámico, separados del edificio por una vía asfaltada realizada en el siglo XX.
En el interior, organizado en pequeñas salas, se guardan importantes colecciones de bordados y sedas, así como pinturas de Lucas Jordán, Anton Raphael Mengs y Francisco Bayeu, autor de los frescos de la bóveda del comedor (1788).
Casita del Príncipe de El Pardo (Madrid), obra de Juan de Villanueva del siglo XVIII.
Jardines junto al palacete.
andromeda- Administrador
- Mensajes : 12291
Fecha de inscripción : 18/10/2007
Re: Palacios españoles
Madrid recobra rehabilitada, visitable desde hoy, una joya arquitectónica y ornamental de primer orden, la Casita del Príncipe de El Pardo, que ha permanecido sellada al público desde hace 18 años. Ideada por Juan de Villanueva en 1784 para el futuro rey Carlos IV y su esposa, María Luisa de Parma, fue decorada durante 12 años. Es un edificio de 400 metros cuadrados de fábrica, en ladrillo y granito, con una sola planta de cinco metros de altura y cubierta emplomada, dos vestíbulos y siete estancias, todas ellas adornadas con profusión ornamental de exquisito gusto.
Pinturas de Mariano Salvador Maella, Francisco Bayeu y Vicente López cubren sus techos abovedados;
luminosos entelados y tapices alegóricos esmaltan suntuosamente sus estancias. Entre las piezas más valiosas que la Casita incluye se encuentra un salón -único superviviente en la historia de los textiles, según la especialista de Patrimonio Nacional Pilar Benito- tapizado con terciopelo chiné. "
Se trata de una singularísima técnica que corrige ópticamente la obligada reducción del dibujo de su urdimbre con la ampliación de su trazado hasta seis veces"
, explica.
En fachadas, salones y sillerías se manifiesta el tránsito estilístico desde el Barroco tardío hacia el neoclasicismo. Juan de Villanueva, uno de los arquitectos madrileños con mayor proyección, aplicó a este palacete ritmos estéticos y cánones tectónicos en pequeña escala que, poco después, desplegaría con desenvoltura en el Museo del Prado, del que también fue autor, según Luis Pérez de Prada, arquitecto de Patrimonio Nacional.
La rehabilitación ha consistido en recuperar, mediante restauraciones precedidas por enjundiosas investigaciones de José Luis Sancho y Pedro Moleón, los elementos artísticos originales, algunos dañados por humedades a las que una atarjea perimetral de nueva hechura pondrá fin. La recuperación incluye, además, la reapertura y arbolado de los jardines que rodean la fachada principal;
el solado de la calzada contigua;
el rescate de una fuente histórica de cuatro caños y el renivelado de un parterre situado en el contorno cercano, axialmente unido a la Casita hoy separada de aquél por una carretera que cruza enfrente y que muere en el cementerio de El Pardo. La movilización de los mejores especialistas en albañilería, cantería, carpintería, jardinería, restauración y arquitectura de Patrimonio Nacional, con el patrocinio de la Fundación ACS, revierte a Madrid este compendio sustantivo de su legado histórico-artístico.
http://www.elpais.com/articulo/madrid/Casita/Principe/tiene/llave/nueva/elpepiespmad/20090403elpmad_11/Tes
andromeda- Administrador
- Mensajes : 12291
Fecha de inscripción : 18/10/2007
Re: Palacios españoles
La Casita en obras
Última edición por el Sáb Abr 04, 2009 11:14 pm, editado 1 vez
andromeda- Administrador
- Mensajes : 12291
Fecha de inscripción : 18/10/2007
Re: Palacios españoles
SU RESTAURACIÓN:
El 18 de diciembre de 1990, deteriorada por la humedad y huérfana de la estética y el sentido con que había sido concebida dos siglos antes, se cerraba «sine die» la puerta trasera de la Casita del Príncipe de El Pardo que, paradójicamente, había sido la exclusiva entrada por la que miles de viajeros habían penetrado en sus entrañas durante años, vetado el acceso natural, y principal, que es el que mira al Palacio Real, y al que le unía un paseo. Por eso, volver al casino de recreo del Príncipe de Asturias, que luego reinaría como Carlos IV, es, por obra y gracia de un impresionante trabajo de recuperación arquitectónico y artístico, viajar en el tiempo y regresar al siglo XVIII, exactamente a 1784, cuando la monarquía española disfruta del esplendor y la gloria de un reino que es aún primera potencia del mundo —España y Francia acaban de derrotar a Inglaterra y se ha reconocido la independencia de los Estados Unidos— y tanta plenitud se recoge en obras plásticas que ensalzan a la Corona como garante de la estabilidad, la paz y protección de todo bien público que se manifiesta en la defensa de las bellas artes, como apostilla el historiador José Luis Sancho.
Seguramente, El Pardo fue el Sitio Real favorito de Carlos III, donde vivía de Epifanía a Domingo de Ramos —la primavera en Aranjuez, el verano en San Ildefonso, el otoño en el Escorial y el invierno compartido con Madrid—, y aunque su hijo Carlos fue también aficionado a la caza y a este lugar tanto como él, no despertaba el mismo entusiasmo en la esposa y prima del Príncipe, María Luisa de Parma, que se aburría soberanamente en él mientras su esposo y su suegro se entregaban a la pasión cinegética, por otra parte, tan ligada a los Borbones y a estos bosques de encinas de Madrid plagados de cérvidos, jabalíes y conejos.
Precisamente, fue por expreso deseo de la Princesa que se mandó construir en ese glorioso 1784 este pabellón —las obras de decoración durarían hasta 1791— sobre una antigua casa gallinero, con el objeto de que si debía pasar allí el día, que al menos fuera sin las formalidades del protocolo de la Corte. Y no sólo, porque para el futuro Rey la edificación de esta casa constituyó un pasatiempo estético —como lo fueron las Casitas de El Escorial o la del Labrador de Aranjuez—, siguiendo la tendencia marcada por sus primos de la familia real francesa. Porque no se trata de hacer casas para vivir, sino de crear «escenarios para la felicidad», con decoraciones exquisitas, en parajes apartados, pero cercanos a los palacios reales, donde privadamente disfrutar de almuerzos, veladas musicales y festejos.
De esta manera, ir al encuentro de la arquitectura de Juan de Villanueva, tal y como concibió la Casa de El Pardo, es un descubrimiento. Y lo hacemos dando un pequeño rodeo por una flamante zona ajardinada que nos lleva al punto de arranque en el mismo eje con el Palacio para penetrar por la exedra original, que se ha saneado y reforzado su forma semicircular con una nueva plantación de árboles. Toparnos por primera vez con la fachada principal del edificio, de un solo piso de planta rectangular, dividido en cuerpo central sobresaliente y dos alas laterales, es darnos de bruces con un Museo del Prado en versión reducida, con su mismo pórtico y sus columnas jónicas, pero coronado con el escudo con la cifra del nombre de quien por entonces ya era Carlos IV. Según me cuenta el arquitecto de Patrimonio Nacional, Luis Pérez de Prada, que firma el proyecto de restauración arquitectónica con Pedro Moleón, lo que singulariza y da trascendencia especial a la Casita de El Pardo dentro de la obra de Villanueva es la presencia del granito y el ladrillo en su fachada, combinación que ensaya por primera vez aquí y que después lleva a su mejor edificio —el Museo—, proyectado cuatro meses después de concluir la obra de fábrica de la Casita y a la vista de su resultado, espléndido de nuevo tras las numerosas acometidas.
Porque Pérez de Prada y todo el equipo de Arquitectura que dirige Elisenda Galcerán han tenido que combatir los problemas derivados de omisiones de Villanueva —nadie es perfecto—, forzadas tal vez por la premura en la construcción —un año—, y de donde nacieron los graves problemas de la casa: no hay sótano ni ático, por lo que las humedades han atacado desde arriba y desde abajo, cuestión que parece no preocupaba a Villanueva, al que la decoración interior importaba un bledo.
Sin embargo, que esta Casita sea una joya única en el mundo se debe a la riqueza de los textiles que conserva en su interior y que permanecen, como un milagro, exactamente igual que cuando fueron colocados. Lourdes de Luis, jefe del servicio de Restauración de Patrimonio Nacional, y experta en telas, declara, sin atisbo de duda, que lo que hoy ven nuestros ojos no es posible verlo en ningún otro palacio de Europa. Además, con sólo caminar por las salas de izquierda a derecha estamos recorriendo la evolución estética que va desde el último rococó, de la Sala Comedor que hoy, decapado el blanco con que se repintó, vuelve a ser azul —el color original y preferido de María Luisa de Parma—, hasta el más puro neoclásico de la Saleta Pompeyana, al otro extremo de la planta, donde los bordados se inspiran en las estilizadas pinturas de arquitecturas que decoraban la Domus Aurea de Nerón en Roma.
«Esta casa, como la de El Escorial o Aranjuez, —explica la conservadora Pilar Benito— intenta recrear de una manera racional la naturaleza, de ordenarla, con esa idea muy ilustrada del XVIII. El diálogo entre el interior y el exterior es continuo, como se aprecia magníficamente en el Gabinete de las Fábulas, donde cada guirnalda encierra una de esas parábolas (la de la zorra y las uvas, la del león y el ratón...) siendo su único lenguaje el del mundo del campo. No se trata de dominar la naturaleza, sino de ordenarla para su máximo disfrute. Porque viniendo de Palacio, la Casa —no hablemos de “casitas” que es un invento contemporáneo, hace el inciso, sino de casas del Príncipe porque están mandadas construir por él— es una zona de paso hacia los montes y si vas hacia los lados, las ventanas —que también han vuelto a ser azules— te ofrecen ese encuentro con la naturaleza».
De las nueve estancias con que cuenta el palacete, todas excepto dos se adornaron con ricas colgaduras de seda. Las tres salas de menores dimensiones fueron vestidas con bordados españoles y franceses, siendo la del retrete —de caoba y que se conserva impecable— la única que ha perdido su adorno textil original, una colgadura bordada en sedas de colores sobre fondo blanco por el mejor bordador de cámara de la época, Juan López de Robredo. El resto, como nos va relatando en nuestro paseo Pilar Benito, se vistió con bellísimas telas servidas por la manufactura más relevante de Europa, establecida en Lyon por Camille Pernon y de la que también fueron clientes Catalina la Grande de Rusia y Napoleón. Sólo la pieza conocida como «de la Colgadura de Valencia» no tiene sedas galas, sino de la ciudad del Turia.
«Los pocos rastros documentales que se conocen de la sedería francesa proceden de las numerosas cartas que el diseñador Françoise Grognard, “agente comercial” de Pernon, le escribió a éste desde España. En ellas consta, por ejemplo, la dificultad de los bordados de la Saleta Pompeyana y cómo se solventó en parte pintando con acuarela sutiles sombreados perimetrales de los que el Rey se percató de inmediato y con los que se conformó ante la justificación de que si también eso se hubiera bordado habría retrasado mucho el encargo». Por cierto, que tras la decapitación de Luis XVI y María Antonieta, al fin y al cabo primos de los Reyes españoles, Grognard tuvo que salir de Madrid tras ordenarse la expulsión de los franceses como medida de protesta (y no menos de prevención).
Tejedores, esos matemáticos locos
Pero antes había servido para el Salón de Terciopelos las telas que hacen de la Casa de El Pardo una pieza exclusiva en la historia del tejido. Se trata de un terciopelo chiné a la rama, para cuya fabricación debió de ser tejido dos veces, primero en una tela normal donde se imprimiría el dibujo sobre la urdimbre que habría de ser retejida para hacer el terciopelo. Además, el dibujo debía deformarse a lo largo porque la tela se encoge seis veces y eso nos lleva a tal complicación que lo hace excepcional. «Los tejedores —me susurra Pilar Benito— son unos matemáticos locos con tantos pájaros en la cabeza que si se les cruza un cable te hacen una locura como ésta. Una locura maravillosa y única».
Y por si todo este escenario para la felicidad fuera poco, en las sillas de todas las salas se tejieron sedas adecuadas a la forma exacta de asientos, respaldos y cenefas;
se decoró con frescos de Bayeu, Maella y Vicente Gómez, y estucos y relieves de Ferroni, y espejos, consolas y cornucopias lograron el soberbio «atrezzo» que recupera su esencia.
Porque hoy de nuevo, como lo veía Carlos IV, volvemos a ver desde la entrada principal, y a través de la trasera, la fuente del jardín —que con sumo esmero atiende, como todos los espléndidos jardines de El Pardo, el ingeniero Francisco Tomé—, aunque el edificio siga separado del parterre por la cicatriz terrible de la carretera. Allí, bajo el sol de la primavera recién nacida y mientras se dan los últimos toques a la restauración, no hay duda de que haber vuelto a la Casita de El Pardo es un chapuzón en la historia y ante todo un retorno a la belleza.
El 18 de diciembre de 1990, deteriorada por la humedad y huérfana de la estética y el sentido con que había sido concebida dos siglos antes, se cerraba «sine die» la puerta trasera de la Casita del Príncipe de El Pardo que, paradójicamente, había sido la exclusiva entrada por la que miles de viajeros habían penetrado en sus entrañas durante años, vetado el acceso natural, y principal, que es el que mira al Palacio Real, y al que le unía un paseo. Por eso, volver al casino de recreo del Príncipe de Asturias, que luego reinaría como Carlos IV, es, por obra y gracia de un impresionante trabajo de recuperación arquitectónico y artístico, viajar en el tiempo y regresar al siglo XVIII, exactamente a 1784, cuando la monarquía española disfruta del esplendor y la gloria de un reino que es aún primera potencia del mundo —España y Francia acaban de derrotar a Inglaterra y se ha reconocido la independencia de los Estados Unidos— y tanta plenitud se recoge en obras plásticas que ensalzan a la Corona como garante de la estabilidad, la paz y protección de todo bien público que se manifiesta en la defensa de las bellas artes, como apostilla el historiador José Luis Sancho.
Seguramente, El Pardo fue el Sitio Real favorito de Carlos III, donde vivía de Epifanía a Domingo de Ramos —la primavera en Aranjuez, el verano en San Ildefonso, el otoño en el Escorial y el invierno compartido con Madrid—, y aunque su hijo Carlos fue también aficionado a la caza y a este lugar tanto como él, no despertaba el mismo entusiasmo en la esposa y prima del Príncipe, María Luisa de Parma, que se aburría soberanamente en él mientras su esposo y su suegro se entregaban a la pasión cinegética, por otra parte, tan ligada a los Borbones y a estos bosques de encinas de Madrid plagados de cérvidos, jabalíes y conejos.
Precisamente, fue por expreso deseo de la Princesa que se mandó construir en ese glorioso 1784 este pabellón —las obras de decoración durarían hasta 1791— sobre una antigua casa gallinero, con el objeto de que si debía pasar allí el día, que al menos fuera sin las formalidades del protocolo de la Corte. Y no sólo, porque para el futuro Rey la edificación de esta casa constituyó un pasatiempo estético —como lo fueron las Casitas de El Escorial o la del Labrador de Aranjuez—, siguiendo la tendencia marcada por sus primos de la familia real francesa. Porque no se trata de hacer casas para vivir, sino de crear «escenarios para la felicidad», con decoraciones exquisitas, en parajes apartados, pero cercanos a los palacios reales, donde privadamente disfrutar de almuerzos, veladas musicales y festejos.
De esta manera, ir al encuentro de la arquitectura de Juan de Villanueva, tal y como concibió la Casa de El Pardo, es un descubrimiento. Y lo hacemos dando un pequeño rodeo por una flamante zona ajardinada que nos lleva al punto de arranque en el mismo eje con el Palacio para penetrar por la exedra original, que se ha saneado y reforzado su forma semicircular con una nueva plantación de árboles. Toparnos por primera vez con la fachada principal del edificio, de un solo piso de planta rectangular, dividido en cuerpo central sobresaliente y dos alas laterales, es darnos de bruces con un Museo del Prado en versión reducida, con su mismo pórtico y sus columnas jónicas, pero coronado con el escudo con la cifra del nombre de quien por entonces ya era Carlos IV. Según me cuenta el arquitecto de Patrimonio Nacional, Luis Pérez de Prada, que firma el proyecto de restauración arquitectónica con Pedro Moleón, lo que singulariza y da trascendencia especial a la Casita de El Pardo dentro de la obra de Villanueva es la presencia del granito y el ladrillo en su fachada, combinación que ensaya por primera vez aquí y que después lleva a su mejor edificio —el Museo—, proyectado cuatro meses después de concluir la obra de fábrica de la Casita y a la vista de su resultado, espléndido de nuevo tras las numerosas acometidas.
Porque Pérez de Prada y todo el equipo de Arquitectura que dirige Elisenda Galcerán han tenido que combatir los problemas derivados de omisiones de Villanueva —nadie es perfecto—, forzadas tal vez por la premura en la construcción —un año—, y de donde nacieron los graves problemas de la casa: no hay sótano ni ático, por lo que las humedades han atacado desde arriba y desde abajo, cuestión que parece no preocupaba a Villanueva, al que la decoración interior importaba un bledo.
Sin embargo, que esta Casita sea una joya única en el mundo se debe a la riqueza de los textiles que conserva en su interior y que permanecen, como un milagro, exactamente igual que cuando fueron colocados. Lourdes de Luis, jefe del servicio de Restauración de Patrimonio Nacional, y experta en telas, declara, sin atisbo de duda, que lo que hoy ven nuestros ojos no es posible verlo en ningún otro palacio de Europa. Además, con sólo caminar por las salas de izquierda a derecha estamos recorriendo la evolución estética que va desde el último rococó, de la Sala Comedor que hoy, decapado el blanco con que se repintó, vuelve a ser azul —el color original y preferido de María Luisa de Parma—, hasta el más puro neoclásico de la Saleta Pompeyana, al otro extremo de la planta, donde los bordados se inspiran en las estilizadas pinturas de arquitecturas que decoraban la Domus Aurea de Nerón en Roma.
«Esta casa, como la de El Escorial o Aranjuez, —explica la conservadora Pilar Benito— intenta recrear de una manera racional la naturaleza, de ordenarla, con esa idea muy ilustrada del XVIII. El diálogo entre el interior y el exterior es continuo, como se aprecia magníficamente en el Gabinete de las Fábulas, donde cada guirnalda encierra una de esas parábolas (la de la zorra y las uvas, la del león y el ratón...) siendo su único lenguaje el del mundo del campo. No se trata de dominar la naturaleza, sino de ordenarla para su máximo disfrute. Porque viniendo de Palacio, la Casa —no hablemos de “casitas” que es un invento contemporáneo, hace el inciso, sino de casas del Príncipe porque están mandadas construir por él— es una zona de paso hacia los montes y si vas hacia los lados, las ventanas —que también han vuelto a ser azules— te ofrecen ese encuentro con la naturaleza».
De las nueve estancias con que cuenta el palacete, todas excepto dos se adornaron con ricas colgaduras de seda. Las tres salas de menores dimensiones fueron vestidas con bordados españoles y franceses, siendo la del retrete —de caoba y que se conserva impecable— la única que ha perdido su adorno textil original, una colgadura bordada en sedas de colores sobre fondo blanco por el mejor bordador de cámara de la época, Juan López de Robredo. El resto, como nos va relatando en nuestro paseo Pilar Benito, se vistió con bellísimas telas servidas por la manufactura más relevante de Europa, establecida en Lyon por Camille Pernon y de la que también fueron clientes Catalina la Grande de Rusia y Napoleón. Sólo la pieza conocida como «de la Colgadura de Valencia» no tiene sedas galas, sino de la ciudad del Turia.
«Los pocos rastros documentales que se conocen de la sedería francesa proceden de las numerosas cartas que el diseñador Françoise Grognard, “agente comercial” de Pernon, le escribió a éste desde España. En ellas consta, por ejemplo, la dificultad de los bordados de la Saleta Pompeyana y cómo se solventó en parte pintando con acuarela sutiles sombreados perimetrales de los que el Rey se percató de inmediato y con los que se conformó ante la justificación de que si también eso se hubiera bordado habría retrasado mucho el encargo». Por cierto, que tras la decapitación de Luis XVI y María Antonieta, al fin y al cabo primos de los Reyes españoles, Grognard tuvo que salir de Madrid tras ordenarse la expulsión de los franceses como medida de protesta (y no menos de prevención).
Tejedores, esos matemáticos locos
Pero antes había servido para el Salón de Terciopelos las telas que hacen de la Casa de El Pardo una pieza exclusiva en la historia del tejido. Se trata de un terciopelo chiné a la rama, para cuya fabricación debió de ser tejido dos veces, primero en una tela normal donde se imprimiría el dibujo sobre la urdimbre que habría de ser retejida para hacer el terciopelo. Además, el dibujo debía deformarse a lo largo porque la tela se encoge seis veces y eso nos lleva a tal complicación que lo hace excepcional. «Los tejedores —me susurra Pilar Benito— son unos matemáticos locos con tantos pájaros en la cabeza que si se les cruza un cable te hacen una locura como ésta. Una locura maravillosa y única».
Y por si todo este escenario para la felicidad fuera poco, en las sillas de todas las salas se tejieron sedas adecuadas a la forma exacta de asientos, respaldos y cenefas;
se decoró con frescos de Bayeu, Maella y Vicente Gómez, y estucos y relieves de Ferroni, y espejos, consolas y cornucopias lograron el soberbio «atrezzo» que recupera su esencia.
Porque hoy de nuevo, como lo veía Carlos IV, volvemos a ver desde la entrada principal, y a través de la trasera, la fuente del jardín —que con sumo esmero atiende, como todos los espléndidos jardines de El Pardo, el ingeniero Francisco Tomé—, aunque el edificio siga separado del parterre por la cicatriz terrible de la carretera. Allí, bajo el sol de la primavera recién nacida y mientras se dan los últimos toques a la restauración, no hay duda de que haber vuelto a la Casita de El Pardo es un chapuzón en la historia y ante todo un retorno a la belleza.
andromeda- Administrador
- Mensajes : 12291
Fecha de inscripción : 18/10/2007
Re: Palacios españoles
JUAN DE VILLANUEVA, el arquitecto
andromeda- Administrador
- Mensajes : 12291
Fecha de inscripción : 18/10/2007
Re: Palacios españoles
PALACIO REAL DE MADRID
El Palacio Real de Madrid es la residencia oficial de Su Majestad el Rey de España, que lo emplea en las ceremonias de Estado, aunque no habita en él.
El origen del palacio se remonta al siglo IX en el que el reino musulmán de Toledo construyó una edificación defensiva que después usaron los reyes de Castilla, sobre la que en el Siglo XVI, se construyó el Antiguo Alcázar.
Destruido este por un incendio en la Nochebuena de 1734, Felipe V quiso que el Palacio Nuevo ocupase el mismo lugar. Toda la construcción se hizo abovedada, en piedra y ladrillo, sin madera, para que ningún incendio pudiera destruirlo.
Las obras se realizaron entre 1738 y 1755, estableciendo Carlos III su residencia en él en 1764.
Para su decoración interior, se emplearon ricos materiales: mármoles españoles, estucos, madera de caoba en puertas y ventanas e importantes obras de arte, en especial las pinturas al fresco de los principales artistas del momento como Giaquinto,Tiepolo o Mengs y sus seguidores españoles Bayeu y Maella.
La decoración del Palacio Real de Madrid ha ido cambiando con el paso del tiempo según los diferentes estilos artísticos de cada momento. Del reinado de Carlos III se conservan el Salón del Trono, la Cámara del Rey (o de Gasparini) y la Sala de Porcelana, obra de la Real Fábrica del Buen Retiro.
El Salón del Trono
La decoración del Salón del Trono se conserva intacta desde el reinado de Carlos III. La bóveda fue pintado al fresco por Tiepolo, que la terminó en 1766, y representa la Alegoría de la Monarquía Española, con personificaciones delos reinos que la integraban en el siglo XVIII. El mobiliario de talla dorada y el bordado de la colgadura de terciopelo fueron realizados en Nápoles, donde Carlos III había reinado. Los espejos, enormes para la época, son de la Real Fábrica de La Granja, y las arañas de cristal de roca fueron adquiridas en 1780 en Venecia. Velázquez trajo en 1650, desde Roma, los leones de bronce dorado que flanquean el dosel del trono.
Palacio alberga una selecta Galería de Pinturas, con importantes obras como el "
Políptico de Isabel I la Católica"
, obra de Juan de Flandes, "
Salomé con la cabeza del Bautista"
pintado por Caravaggio, un "
Caballo"
realizado por Velázquez o diversos cuadros de Goya;
también se exhiben importantes instrumentos musicales, como el cuarteto realizado para el rey de España por Estradivarius y la importantísima colección de la Real Armería.
Campo del Moro
Los jardines de Palacio llamados Campo del Moro, tienen su origen en época de Felipe II, aunque su aspecto actual data de 1890.
La plaza situada al Este de Palacio, llamada por esto de Oriente, recientemente remodelada, está adornada con varias de las esculturas de reyes de España realizadas durante el reinado de Fernando VI, para la decoración exterior de Palacio.
La Real Armería está considerada como una de las colecciones más importantes de su género. Conserva armas y armaduras pertenecientes a los reyes de España y a otros miembros de la Familia Real, desde el siglo XIII.
Tras un largo periodo de restauración, se reabre al público la Real Armería, a partir del mes de junio de 2.000, presentando una importante selección de armas y armaduras del periodo medieval, así como la armería de Carlos V y Felipe II.
Plaza de la Armería
Fachada Plaza de Oriente.
El Palacio Real de Madrid es la residencia oficial de Su Majestad el Rey de España, que lo emplea en las ceremonias de Estado, aunque no habita en él.
El origen del palacio se remonta al siglo IX en el que el reino musulmán de Toledo construyó una edificación defensiva que después usaron los reyes de Castilla, sobre la que en el Siglo XVI, se construyó el Antiguo Alcázar.
Destruido este por un incendio en la Nochebuena de 1734, Felipe V quiso que el Palacio Nuevo ocupase el mismo lugar. Toda la construcción se hizo abovedada, en piedra y ladrillo, sin madera, para que ningún incendio pudiera destruirlo.
Las obras se realizaron entre 1738 y 1755, estableciendo Carlos III su residencia en él en 1764.
Para su decoración interior, se emplearon ricos materiales: mármoles españoles, estucos, madera de caoba en puertas y ventanas e importantes obras de arte, en especial las pinturas al fresco de los principales artistas del momento como Giaquinto,Tiepolo o Mengs y sus seguidores españoles Bayeu y Maella.
La decoración del Palacio Real de Madrid ha ido cambiando con el paso del tiempo según los diferentes estilos artísticos de cada momento. Del reinado de Carlos III se conservan el Salón del Trono, la Cámara del Rey (o de Gasparini) y la Sala de Porcelana, obra de la Real Fábrica del Buen Retiro.
El Salón del Trono
La decoración del Salón del Trono se conserva intacta desde el reinado de Carlos III. La bóveda fue pintado al fresco por Tiepolo, que la terminó en 1766, y representa la Alegoría de la Monarquía Española, con personificaciones delos reinos que la integraban en el siglo XVIII. El mobiliario de talla dorada y el bordado de la colgadura de terciopelo fueron realizados en Nápoles, donde Carlos III había reinado. Los espejos, enormes para la época, son de la Real Fábrica de La Granja, y las arañas de cristal de roca fueron adquiridas en 1780 en Venecia. Velázquez trajo en 1650, desde Roma, los leones de bronce dorado que flanquean el dosel del trono.
Palacio alberga una selecta Galería de Pinturas, con importantes obras como el "
Políptico de Isabel I la Católica"
, obra de Juan de Flandes, "
Salomé con la cabeza del Bautista"
pintado por Caravaggio, un "
Caballo"
realizado por Velázquez o diversos cuadros de Goya;
también se exhiben importantes instrumentos musicales, como el cuarteto realizado para el rey de España por Estradivarius y la importantísima colección de la Real Armería.
Campo del Moro
Los jardines de Palacio llamados Campo del Moro, tienen su origen en época de Felipe II, aunque su aspecto actual data de 1890.
La plaza situada al Este de Palacio, llamada por esto de Oriente, recientemente remodelada, está adornada con varias de las esculturas de reyes de España realizadas durante el reinado de Fernando VI, para la decoración exterior de Palacio.
La Real Armería está considerada como una de las colecciones más importantes de su género. Conserva armas y armaduras pertenecientes a los reyes de España y a otros miembros de la Familia Real, desde el siglo XIII.
Tras un largo periodo de restauración, se reabre al público la Real Armería, a partir del mes de junio de 2.000, presentando una importante selección de armas y armaduras del periodo medieval, así como la armería de Carlos V y Felipe II.
Plaza de la Armería
Fachada Plaza de Oriente.
andromeda- Administrador
- Mensajes : 12291
Fecha de inscripción : 18/10/2007
Re: Palacios españoles
Saleta de Porcelana
Salón del Trono.
Panorámica de la fachada norte desde los jardines de Sabatini
Salón del Trono.
Panorámica de la fachada norte desde los jardines de Sabatini
andromeda- Administrador
- Mensajes : 12291
Fecha de inscripción : 18/10/2007
Re: Palacios españoles
Fachada principal, con las arcadas de la plaza de la armería y el "
ala de San Gil"
a mano derecha, producto de la ampliación de Sabatini.
Fachada oeste del Palacio Real de Madrid, vista desde los Jardines del Campo del Moro
andromeda- Administrador
- Mensajes : 12291
Fecha de inscripción : 18/10/2007
Re: Palacios españoles
Sala de Porcelana.
La Saleta de Porcelana tiene paredes y techo completamente recubiertos de placas de porcelana sujetas a un armazón interior de madera, ensambladas de tal forma que sus uniones quedan disimuladas entre adornos de telas y tallos imitados en porcelana.
Comedor de Gala.
Con una superficie de cuatrocientos metros cuadrados, ocupa el lugar de las tres habitaciones que conformaban el cuarto de la reina María Amalia de Sajonia, esposa de Carlos III, quien nunca los llegó a utilizar por fallecer antes de su finalización. El actual salón, ordenado hacer por Alfonso XII para ser usado como salón de baile y nuevo comedor, se utilizó por primera vez con motivo de su segundo matrimonio, con María Cristina de Habsburgo-Lorena, en el año 1879. Está decorado con tapices de Bruselas del siglo XVI, tibores de porcelana china del siglo XVIII y piezas de porcelana de la villa francesa de Sèvres.
En la estancia se encuentra una gran mesa de ochenta metros de largo que puede llegar a albergar a doscientos comensales. Según la antigua tradición, los reyes debían sentarse en uno de los extremos, pero el protocolo moderno dicta que lo hagan en el centro de uno de los lados. En la actualidad es utilizado cuando el rey ofrece cenas de gala a jefes de Estado extranjeros o en recepciones con gran número de asistentes. Los almuerzos tienen lugar en el Comedor de Diario, que está en el lado opuesto del palacio.
andromeda- Administrador
- Mensajes : 12291
Fecha de inscripción : 18/10/2007
Re: Palacios españoles
Cámara de la reina Maria Cristina
Despacho de la Reina Victoria Eugenia
Dormitorio de la Reina Victoria Eugenia
andromeda- Administrador
- Mensajes : 12291
Fecha de inscripción : 18/10/2007
Re: Palacios españoles
Sala de música de Victoria Eugenia
Dormitorio de Alfonso XIII, bastante austero para la época.
andromeda- Administrador
- Mensajes : 12291
Fecha de inscripción : 18/10/2007
Re: Palacios españoles
Dormitorio de Maria Luisa de Parma
andromeda- Administrador
- Mensajes : 12291
Fecha de inscripción : 18/10/2007
Re: Palacios españoles
Biblioteca de Victoria Eugenia.
Despacho Alfonso XIII
andromeda- Administrador
- Mensajes : 12291
Fecha de inscripción : 18/10/2007
Re: Palacios españoles
Despacho Oficial del Rey
Despacho del Rey consorte Francisco de Asis (esposo de la Reina Isabel II)
andromeda- Administrador
- Mensajes : 12291
Fecha de inscripción : 18/10/2007
Re: Palacios españoles
Escalera Principal.
andromeda- Administrador
- Mensajes : 12291
Fecha de inscripción : 18/10/2007
Re: Palacios españoles
Desde este balcón es donde Felipe y Letizia saludaron el día de su boda:
andromeda- Administrador
- Mensajes : 12291
Fecha de inscripción : 18/10/2007
Re: Palacios españoles
Antecámara de Gasparini
Se encuentra en la planta principal de lado sur del palacio, entre la Saleta y el Salón de Gasparini. Formó parte de las habitaciones del cuarto del rey Carlos III con la función de «pieza donde el rey cenaba y conversaba». A comienzos de la década de 1760, Carlos III encargó su diseño al pintor y estuquista italiano Matías Gasparini, junto con los de la saleta contigua y el famoso salón de la torre suroeste.
Saleta Gasparini
Salón Gasparini
Mide 15 metros de largo por 10 de ancho y es uno de los pocos salones que se conservan intactos del reinado de Carlos III, que como hemos apuntado en otro lugar fue el primer soberano que habitó el palacio.
El Salón Gasparini fue concebido originariamente como «pieza de parada» o «pieza donde el rey se viste», y venía a ser una más de las dependencias privadas que constituían el llamado «cuarto del rey». Entre las dependencias que formaban el cuarto de Carlos III se encontraban la Saleta Gasparini o «pieza donde el rey come», la Antecámara Gasparini o «pieza donde el rey cena y conversa», el Salón de Gasparini o cámara de vestir, los tres despachos de «maderas de indias», el oratorio y el dormitorio del rey. Desde finales del siglo XVIII la mayoría de estas salas fueron reformadas por los sucesivos soberanos y hoy presentan estilos predominantemente Imperio y Neoclásico. Así, por ejemplo, donde antes estuvo el dormitorio del rey hoy se encuentra el denominado Salón de Carlos III y donde se encontraban los despachos de maderas de indias, que también realizó Gasparini, se instalaron en la segunda mitad del siglo XIX las habitaciones privadas de Francisco de Asís, rey consorte de Isabel II.
andromeda- Administrador
- Mensajes : 12291
Fecha de inscripción : 18/10/2007
Re: Palacios españoles
JARDINES DEL CAMPO DEL MORO (EN EL PALACIO REAL).
AQUÍ HUBO UNA ÉPOCA EN QUE EL REY SIEMPRE DABA UNA RECEPCIÓN POR SU SANTO ( 24 DE JUNIO).
AQUÍ HUBO UNA ÉPOCA EN QUE EL REY SIEMPRE DABA UNA RECEPCIÓN POR SU SANTO ( 24 DE JUNIO).
andromeda- Administrador
- Mensajes : 12291
Fecha de inscripción : 18/10/2007
Re: Palacios españoles
LAS RECEPCIONES QUE COMENTABA:
andromeda- Administrador
- Mensajes : 12291
Fecha de inscripción : 18/10/2007
Re: Palacios españoles
MARIVENT
El Palacio de Marivent (en catalán Mar y Viento) es una construcción moderna situada en el núcleo turístico de Cala Major en Palma de Mallorca, España. Es utilizada por el rey Juan Carlos I y su familia como residencia de verano cuando participan en la competición de veleros de la Copa del Rey de Palma de Mallorca.[1] A diferencia de la residencia oficial del Palacio Real de la Almudaina, Marivent no pertenece al conjunto de residencias de la Familia Real Española, de Patrimonio Nacional, sino que su titularidad corresponde a la Comunidad Autónoma de las Islas Baleares. Pese a ese carácter de residencia privada, el Palacio de Marivent ha servido, en multitud de ocasiones, como marco para las recepciones y entrevistas que el monarca ofrece tanto al Presidente del Gobierno de España como a otras autoridades internacionales.
La finca fue construida por el arquitecto Guillermo Forteza entre 1923 y 1925, por encargo del pintor Juan de Saridakis, el cual, vivió en ella hasta su muerte. Su viuda, Anunciación Marconi Taffani, cedió la construcción y sus terrenos a la Diputación Provincial de Baleares en 1966, a condición de que se crease un museo que llevase el nombre del pintor, y que permaneciese abierto al público. Estas condiciones se cumplieron hasta 1973 cuando la Diputación cedió la finca a los entonces Príncipes de España, hecho que provocó que los descendientes de Saridakis denunciasen a las autoridades a los tribunales de justicia por incumplimiento de condiciones de cesión, y recuperasen los bienes muebles del interior de la finca pertenecientes a su familia.[2] Sin embargo, fuentes del gobierno autónomo, del cual depende el palacio, declararon que «Nos preocupa relativamente poco que se lleven estos bienes, ya que tienen escaso valor», 40 millones de pesetas al contrario de los 3.000 que afirmaba el pintor heredero Juan de Saridakis
El Palacio de Marivent (en catalán Mar y Viento) es una construcción moderna situada en el núcleo turístico de Cala Major en Palma de Mallorca, España. Es utilizada por el rey Juan Carlos I y su familia como residencia de verano cuando participan en la competición de veleros de la Copa del Rey de Palma de Mallorca.[1] A diferencia de la residencia oficial del Palacio Real de la Almudaina, Marivent no pertenece al conjunto de residencias de la Familia Real Española, de Patrimonio Nacional, sino que su titularidad corresponde a la Comunidad Autónoma de las Islas Baleares. Pese a ese carácter de residencia privada, el Palacio de Marivent ha servido, en multitud de ocasiones, como marco para las recepciones y entrevistas que el monarca ofrece tanto al Presidente del Gobierno de España como a otras autoridades internacionales.
La finca fue construida por el arquitecto Guillermo Forteza entre 1923 y 1925, por encargo del pintor Juan de Saridakis, el cual, vivió en ella hasta su muerte. Su viuda, Anunciación Marconi Taffani, cedió la construcción y sus terrenos a la Diputación Provincial de Baleares en 1966, a condición de que se crease un museo que llevase el nombre del pintor, y que permaneciese abierto al público. Estas condiciones se cumplieron hasta 1973 cuando la Diputación cedió la finca a los entonces Príncipes de España, hecho que provocó que los descendientes de Saridakis denunciasen a las autoridades a los tribunales de justicia por incumplimiento de condiciones de cesión, y recuperasen los bienes muebles del interior de la finca pertenecientes a su familia.[2] Sin embargo, fuentes del gobierno autónomo, del cual depende el palacio, declararon que «Nos preocupa relativamente poco que se lleven estos bienes, ya que tienen escaso valor», 40 millones de pesetas al contrario de los 3.000 que afirmaba el pintor heredero Juan de Saridakis
andromeda- Administrador
- Mensajes : 12291
Fecha de inscripción : 18/10/2007
Re: Palacios españoles
LA FAMILIA REAL EN LA ENTRADA DE PALACIO (AÚN ESTABA MARICHALAR)
andromeda- Administrador
- Mensajes : 12291
Fecha de inscripción : 18/10/2007
Re: Palacios españoles
PALACIO DE LIRIA ( MADRID)
El Palacio de Liria es un gran edificio del siglo XVIII, residencia de la Casa de Alba en Madrid. Se ubica en los números 20-22 de la actual calle Princesa de Madrid (zona antaño conocida como «Barrio de los Afligidos»). De él se cuenta que es el domicilio particular más grande de la capital, y que sus jardines son los únicos privados que, por su extensión, figuran representados en color verde en todos los planos de Madrid.
En su diseño y construcción intervinieron entre otros el francés Guilbert y Ventura Rodríguez. Hay que precisar que no se construyó por encargo de la Casa de Alba, ya que en origen perteneció a otra saga aristocrática, los duques de Berwick. Fue en 1802, al morir la duquesa Cayetana, musa de Goya, cuando los linajes Álvarez de Toledo (Alba) y Fitz-James (Berwick) se unieron bajo un mismo titular, el duque Carlos Miguel. Fue entonces cuando este palacio pasó a ser residencia de los Alba, quienes anteriormente habían vivido en el Palacio Buenavista, no lejos del Paseo del Prado y que actualmente es Cuartel General del Ejército.
El I duque de Berwick, James Fitz-James, hijo ilegítimo de Jacobo II de Inglaterra, echó las raíces de su saga en España cuando entró al servicio del pretendiente Felipe de Anjou (futuro Felipe V) en la Guerra de Sucesión española. El duque de Berwick recibió del nuevo rey Borbón los ducados de Liria y Jérica por su triunfo en la decisiva batalla de Almansa (1707).
En tales circunstancias, el flamante duque de Liria decidió erigir su residencia madrileña en un barrio cerca del Real Alcázar, una zona de gran presencia militar. Colindante con su palacio se construía el actual Cuartel del Conde-Duque para las tropas de Guardia de Corps, encargadas de la protección de la familia real.
Las primeras trazas del palacio de Liria se encargaron a un tal Guilbert, arquitecto ahora desconocido, pero las obras quedaron interrumpidas cuando el duque se trasladó a París y se le encomendó el gobierno militar de la región francesa de Guyena. Tras diversas peripecias, el I duque de Liria murió en acto de servicio en Philippsburg (Alemania) en 1734.
La construcción del palacio de Liria fue retomada décadas después por su nieto, ya al gusto neoclásico con planos del arquitecto Ventura Rodríguez. El inicio de las obras se sitúa hacia 1770, y se dieron por terminadas en 1779. El edificio fue ligeramente reformado a principios del siglo XX por Edwin Lutyens, pero dichos cambios no subsistieron al incendio de 1936, tras el cual volvió a ser reformado por el mismo arquitecto inglés.
Durante la Guerra Civil Española el palacio resultó destruido casi por completo, en circunstancias muy discutidas, mientras el entonces duque y su hija Cayetana residían en Londres. Quedaron en pie tan sólo las fachadas. El incendio se atribuyó a varios proyectiles de aviones franquistas;
sin embargo, otras fuentes afirman que el fuego fue provocado por incontrolados del otro bando para encubrir sus saqueos. Por suerte, las pinturas y demás obras artísticas de mayor valor se habían retirado a otros edificios, y mucha documentación se protegía en cajas metálicas, que se pudieron recuperar. No tuvo igual suerte la enorme colección de grabados, que desapareció en su mayor parte por el fuego y seguramente también por el pillaje.
La reconstrucción del palacio (1948-56) tuvo que ser dirigida por la joven duquesa Cayetana, pues su padre falleció en 1953, cuando sólo se habían efectuado los trabajos de cimentación. Ella cuenta que el palacio se reconstruyó porque se lo prometió a su padre;
en caso contrario, el solar habría sido vendido para la construcción de viviendas. Invirtió en ello la mayor parte de sus recursos.
Durante las obras, los Alba exhibieron parte de su colección en un inmueble cercano, al que llamaron «el museíllo». Su ordenación sería tenida en cuenta cuando los cuadros volvieron a colgarse en Liria.
La reconstrucción del palacio permitió crear nuevos salones con decoración y nombres de acuerdo a las colecciones artísticas: sala italiana, sala española... El proyecto siguió planos de Edwin Lutyens, viejo conocido de la familia, y famoso por su ordenación urbana de Nueva Delhi. Los mayores cambios se introdujeron en la escalera principal, que ganó en amplitud. Por desgracia, la capilla con pinturas de Josep Maria Sert había quedado muy dañada y la reconstrucción no tuvo tanto éxito. Subsisten algunos de los lienzos que la decoraban.
El uso de mobiliario antiguo y el entelado de las paredes ayudaron a recrear la ambientación antigua del palacio, de tal modo que apenas se percibe que es una reconstrucción reciente. El recibidor está pavimentado con mármoles y teselas con el año 1953, fecha que alude al fallecido duque de Alba y no a la conclusión de las obras, que fue tres años después.
Tras su reapertura, el palacio de Liria recobró su protagonismo en la vida social de Madrid. En 1960, albergó con fines benéficos un desfile de modelos con la nueva colección de la firma Christian Dior. Se vendieron 2.000 entradas a 500 pesetas, precio muy elevado para la época.
El palacio sigue perteneciendo a la Casa de Alba y es residencia oficial de su jefe, como poseedor del título de Duque de Liria y Jérica
El Palacio de Liria es un gran edificio del siglo XVIII, residencia de la Casa de Alba en Madrid. Se ubica en los números 20-22 de la actual calle Princesa de Madrid (zona antaño conocida como «Barrio de los Afligidos»). De él se cuenta que es el domicilio particular más grande de la capital, y que sus jardines son los únicos privados que, por su extensión, figuran representados en color verde en todos los planos de Madrid.
En su diseño y construcción intervinieron entre otros el francés Guilbert y Ventura Rodríguez. Hay que precisar que no se construyó por encargo de la Casa de Alba, ya que en origen perteneció a otra saga aristocrática, los duques de Berwick. Fue en 1802, al morir la duquesa Cayetana, musa de Goya, cuando los linajes Álvarez de Toledo (Alba) y Fitz-James (Berwick) se unieron bajo un mismo titular, el duque Carlos Miguel. Fue entonces cuando este palacio pasó a ser residencia de los Alba, quienes anteriormente habían vivido en el Palacio Buenavista, no lejos del Paseo del Prado y que actualmente es Cuartel General del Ejército.
El I duque de Berwick, James Fitz-James, hijo ilegítimo de Jacobo II de Inglaterra, echó las raíces de su saga en España cuando entró al servicio del pretendiente Felipe de Anjou (futuro Felipe V) en la Guerra de Sucesión española. El duque de Berwick recibió del nuevo rey Borbón los ducados de Liria y Jérica por su triunfo en la decisiva batalla de Almansa (1707).
En tales circunstancias, el flamante duque de Liria decidió erigir su residencia madrileña en un barrio cerca del Real Alcázar, una zona de gran presencia militar. Colindante con su palacio se construía el actual Cuartel del Conde-Duque para las tropas de Guardia de Corps, encargadas de la protección de la familia real.
Las primeras trazas del palacio de Liria se encargaron a un tal Guilbert, arquitecto ahora desconocido, pero las obras quedaron interrumpidas cuando el duque se trasladó a París y se le encomendó el gobierno militar de la región francesa de Guyena. Tras diversas peripecias, el I duque de Liria murió en acto de servicio en Philippsburg (Alemania) en 1734.
La construcción del palacio de Liria fue retomada décadas después por su nieto, ya al gusto neoclásico con planos del arquitecto Ventura Rodríguez. El inicio de las obras se sitúa hacia 1770, y se dieron por terminadas en 1779. El edificio fue ligeramente reformado a principios del siglo XX por Edwin Lutyens, pero dichos cambios no subsistieron al incendio de 1936, tras el cual volvió a ser reformado por el mismo arquitecto inglés.
Durante la Guerra Civil Española el palacio resultó destruido casi por completo, en circunstancias muy discutidas, mientras el entonces duque y su hija Cayetana residían en Londres. Quedaron en pie tan sólo las fachadas. El incendio se atribuyó a varios proyectiles de aviones franquistas;
sin embargo, otras fuentes afirman que el fuego fue provocado por incontrolados del otro bando para encubrir sus saqueos. Por suerte, las pinturas y demás obras artísticas de mayor valor se habían retirado a otros edificios, y mucha documentación se protegía en cajas metálicas, que se pudieron recuperar. No tuvo igual suerte la enorme colección de grabados, que desapareció en su mayor parte por el fuego y seguramente también por el pillaje.
La reconstrucción del palacio (1948-56) tuvo que ser dirigida por la joven duquesa Cayetana, pues su padre falleció en 1953, cuando sólo se habían efectuado los trabajos de cimentación. Ella cuenta que el palacio se reconstruyó porque se lo prometió a su padre;
en caso contrario, el solar habría sido vendido para la construcción de viviendas. Invirtió en ello la mayor parte de sus recursos.
Durante las obras, los Alba exhibieron parte de su colección en un inmueble cercano, al que llamaron «el museíllo». Su ordenación sería tenida en cuenta cuando los cuadros volvieron a colgarse en Liria.
La reconstrucción del palacio permitió crear nuevos salones con decoración y nombres de acuerdo a las colecciones artísticas: sala italiana, sala española... El proyecto siguió planos de Edwin Lutyens, viejo conocido de la familia, y famoso por su ordenación urbana de Nueva Delhi. Los mayores cambios se introdujeron en la escalera principal, que ganó en amplitud. Por desgracia, la capilla con pinturas de Josep Maria Sert había quedado muy dañada y la reconstrucción no tuvo tanto éxito. Subsisten algunos de los lienzos que la decoraban.
El uso de mobiliario antiguo y el entelado de las paredes ayudaron a recrear la ambientación antigua del palacio, de tal modo que apenas se percibe que es una reconstrucción reciente. El recibidor está pavimentado con mármoles y teselas con el año 1953, fecha que alude al fallecido duque de Alba y no a la conclusión de las obras, que fue tres años después.
Tras su reapertura, el palacio de Liria recobró su protagonismo en la vida social de Madrid. En 1960, albergó con fines benéficos un desfile de modelos con la nueva colección de la firma Christian Dior. Se vendieron 2.000 entradas a 500 pesetas, precio muy elevado para la época.
El palacio sigue perteneciendo a la Casa de Alba y es residencia oficial de su jefe, como poseedor del título de Duque de Liria y Jérica
andromeda- Administrador
- Mensajes : 12291
Fecha de inscripción : 18/10/2007
Re: Palacios españoles
Vuelvo a poner estas fotos y las siguientes en un rato.
Última edición por el Mar Dic 22, 2009 9:37 pm, editado 1 vez
andromeda- Administrador
- Mensajes : 12291
Fecha de inscripción : 18/10/2007
Re: Palacios españoles
PENDIENTE PONER LAS FOTOS. SORRY.
CAYETANA FITZ-JAMES STUART, DUQUESA DE ALBA, ACTUAL PROPIETARIA DEL PALACIO. HABITUALMENTE RESIDE EN ÉL.
CAYETANA FITZ-JAMES STUART, DUQUESA DE ALBA, ACTUAL PROPIETARIA DEL PALACIO. HABITUALMENTE RESIDE EN ÉL.
Última edición por el Mar Dic 22, 2009 9:39 pm, editado 1 vez
andromeda- Administrador
- Mensajes : 12291
Fecha de inscripción : 18/10/2007
Re: Palacios españoles
Andro buscando fotos.........................
Última edición por el Mar Dic 22, 2009 9:45 pm, editado 1 vez
andromeda- Administrador
- Mensajes : 12291
Fecha de inscripción : 18/10/2007
Palacios españoles
Real Sitio de Aranjuez .
El palacio real es un precioso edificio comenzado en 1561 por Felipe II y continuado por Felipe V, Fernando VI y Carlos III. Nacieron alli entre otros ;
la Infanta Doña Isabel, hija del primer matrimonio de Felipe II;
y la Infanta Doña Carlota Joaquina, hija de Carlos III. Creo que esta ultima ingreso por matrimonio a la Casa Real Portuguesa, y luego tuvo que ver en la historia del Rio de la Plata hacia fines de la colonizacion española.
www.aranjuez.com/
El palacio real es un precioso edificio comenzado en 1561 por Felipe II y continuado por Felipe V, Fernando VI y Carlos III. Nacieron alli entre otros ;
la Infanta Doña Isabel, hija del primer matrimonio de Felipe II;
y la Infanta Doña Carlota Joaquina, hija de Carlos III. Creo que esta ultima ingreso por matrimonio a la Casa Real Portuguesa, y luego tuvo que ver en la historia del Rio de la Plata hacia fines de la colonizacion española.
www.aranjuez.com/
shetland- Mensajes : 9
Fecha de inscripción : 20/09/2009
Localización : montevideo
Re: Palacios españoles
Hermosos recorrido Andro, te felicito, pero las últimas fotos no las pude ver.....
India- Su Alteza Serenísima
- Mensajes : 416
Fecha de inscripción : 04/06/2009
Página 1 de 2. • 1, 2
Temas similares
» La Dinastía Habsburgo Españoles.
» Miembros actuales de la Casa Real Griega
» Los palacios de los Romanovs
» Los palacios de los Romanovs
» Palacios de Irán
» Miembros actuales de la Casa Real Griega
» Los palacios de los Romanovs
» Los palacios de los Romanovs
» Palacios de Irán
Página 1 de 2.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.