LOS CONDES DE BARCELONA, DON JUAN Y DOÑA MARIA
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kanon1977
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LOS CONDES DE BARCELONA, DON JUAN Y DOÑA MARIA
A TODA LA CORTE DESEO PEDIRLES PERMISOS PARA ABRIR UN HILO SOBRE LOS CONDES DE BARCELONA, CREO QUE SE MENCIONAN MUCHO PERO NO TIENEN UN APARTADO Y ES BUENO DARLE HONOR A QUIEN HONOR MERECEN.
ASÍ QUE ESTE HILO ES PARA RECORDARLOS A ELLOS, LOS REYES QUE NO PUDIERON SER.
ASÍ QUE ESTE HILO ES PARA RECORDARLOS A ELLOS, LOS REYES QUE NO PUDIERON SER.
LOS CONDES DE BARCELONA
kanon1977- Su Alteza Real
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Re: LOS CONDES DE BARCELONA, DON JUAN Y DOÑA MARIA
Juan de Borbón
Juan de Borbón y Battenberg (Palacio Real de La Granja de San Ildefonso, 20 de junio de 1913 - Pamplona, 1 de abril de 1993), hijo tercero de Alfonso XIII, fue jefe de la Casa Real de España en el exilio desde el 15 de enero de 1941 hasta el 14 de mayo de 1977.1 2 Ese día, en un discurso dado en el Palacio de la Zarzuela, hizo renuncia oficial de sus derechos en favor de su hijo el rey Juan Carlos I, reservándose para sí el uso del título de conde de Barcelona, inherente a los soberanos españoles.
De haber reinado, Juan de Borbón lo habría hecho como Juan III de España, y diversos sectores monárquicos propugnan que se le reconozca como rey a pesar de no haber reinado (al igual que Juan I y Luis XVII de Francia).3 Como tal está enterrado en el Panteón Real del Monasterio de El Escorial.
Vida
Nacido en el Palacio Real de La Granja de San Ildefonso como Juan Carlos Teresa Silvestre Alfonso de Borbón y Battenberg, era hijo de Alfonso XIII y de Victoria Eugenia de Battenberg. Tras realizar sus primeros estudios en Madrid, ingresó en la Escuela Naval Militar (España) pero tuvo que interrumpir su formación (que continuó en la Royal Navy) al tener que partir hacia el exilio al proclamarse en España la II República.
En 1927 su padre le nombra caballero de la orden del Toisón de Oro.
Como tercer hijo varón de Alfonso XIII, no estaba destinado a heredar la corona. Sin embargo, el primogénito, Alfonso, renunció a la corona para poder casarse con una persona que no pertenecía a la realeza en 1933, y el segundo, Jaime, fue obligado a renunciar porque era sordomudo (aunque más tarde se arrepintió y quiso recobrar sus derechos). También se utilizó como argumento, que reforzaría la renuncia de Jaime, su enlace con una mujer que, aunque noble, no pertenecía a la realeza. A continuación venían sus dos hermanas mayores (Beatriz y María Cristina) sobre las que tuvo preferencia por ser mujeres, lo que convirtió a Juan en heredero de los derechos dinásticos de la Casa Real Española.
Guerra Civil
Al comienzo de la Guerra Civil española, con el apoyo de su exiliado padre Alfonso XIII, pretendió unirse a los sublevados contra la Segunda República. El 1 de agosto de 1936 cruzó la frontera española por Dancharinea escoltado por un grupo de navarros monárquicos. Pasó con la identidad falsa de «Juan López» y trabajador del Hotel «La Perla» de Pamplona. Llegó al hotel por la mañana donde fue saludado por el director y se puso un mono azul con el símbolo de la falange y una boina roja que le regalaron. Al asomarse a una de las ventanas fue reconocido por carlistas que estaban en el cercano «Círculo Tradicionalista» y le recriminaron el uso de su símbolo. Éstos lo denunciaron y él partió inmediatamente hacia Burgos para evitar se conociera e impidiera su incorporación. Por la noche, cuando cenaba en el parador de Aranda de Duero, le telefoneó el general Fidel Dávila que transmitía las órdenes del general y cabecilla del levantamiento militar Emilio Mola, en el que dispuso que retornara, algo que hizo, pasando la frontera el 2 de agosto.
Renuncia de Alfonso XIII
Juan de Borbón, conde de Barcelona. Las renuncias de sus hermanos mayores Alfonso y Jaime le convirtieron en el depositario de los derechos dinásticos.
Desde la renuncia de Alfonso XIII como jefe de la Casa Real de España el 15 de enero de 1941 (apenas un mes antes de su muerte), Juan fue el pretendiente al trono de España y encabezó la defensa de la causa monárquica contra la dictadura de Franco, ligando el proyecto de restauración de la monarquía a una concepción política liberal y democrática (Manifiesto a los españoles, 1945), liderando parte de la oposición al franquismo. En 1946 se instaló en Estoril (Portugal) con su familia y desde allí, asesorado por un consejo privado, desplegó una paciente labor diplomática en favor de su propia causa.
En 1956 sufrió un duro golpe que afectó a su familia: la muerte accidental de su hijo más pequeño, el infante Alfonso, de 14 años, mientras jugaba con un revólver con su hermano Juan Carlos. Durante las vacaciones de Semana Santa de 1956, en la residencia familiar de Estoril, a Juan Carlos, que ya tenía 18 años y había comenzado su primer año de formación castrense en la Academia Militar de Zaragoza, se le dispararía accidentalmente un revólver mientras jugaba con su hermano menor, Alfonso, lo que causaría la muerte de éste. El hermano mayor de Juan y tío de Juan Carlos, Jaime de Borbón y Battenberg, arrepentido de haber renunciado a sus derechos sucesorios, solicitaría más tarde una investigación en profundidad, al considerar que tal suceso podía afectar a la línea sucesoria.
Varias entrevistas con el general Franco lo convencieron de que no tenía intención de devolverle el Trono;
pero consintió en que su hijo Juan Carlos fuera educado en España bajo la tutela del dictador y en que éste lo nombrara sucesor con el título de rey en la Jefatura del Estado (19 de julio de 1969), aunque este hecho distanció durante algunos años a padre e hijo. De hecho, no se puede considerar rey a Juan Carlos I según la tradición borbónica hasta que Juan de Borbón no abdicó en la persona de su hijo en 1977,[cita requerida] una vez que comprobó las convicciones democráticas de su hijo, que el propio Don Juan había puesto en duda tras aceptar la propuesta de Franco de aceptar la Jefatura del Estado a su muerte. Consiguió así la reinstauración de la monarquía borbónica, si bien al precio de renunciar a sus propias aspiraciones a la Corona, pues fue Juan Carlos I quien había sido proclamado rey de España, el 22 de noviembre de 1975 según deseo del general Franco, que esperaba que mantuviera el régimen imperante. Hasta el 9 de marzo de 1976 no tuvo el primer encuentro con su hijo tras su proclamación como rey. Para ello hizo un viaje a Madrid desde Lisboa, volviendo el mismo día.
Renuncia a los derechos dinásticos
El 14 de mayo de 1977, en una sencilla y breve ceremonia celebrada en el ámbito familiar del palacio de la Zarzuela, renunció oficialmente a sus derechos dinásticos, cediendo a su hijo la jefatura de la Familia y Casa Real de España. Mantuvo durante el resto de su vida el título de conde de Barcelona, vinculado al titular de la corona española y que ya había usado durante su exilio.
Fue nombrado almirante honorario de la Armada Española en 1978. El gobierno le ascendió el 4 de diciembre de 1988 a capitán general de la Armada Española.
Fallecimiento
En 1980 se le diagnosticó en el Memorial Hospital de Nueva York un cáncer de laringe, enfermedad que le provocó la muerte el 1 de abril de 1993, a los 79 años de edad, en la Clínica Universitaria de Navarra, de Pamplona (Navarra). Fue enterrado en el Monasterio de El Escorial, con honores de rey de España.
Documentación
Desde 2004 se está trabajando en la realización de un largometraje documental sobre los aspectos políticos, sociológicos y personales de la vida de don Juan de Borbón, con especial atención a su exilio en Estoril (Portugal). Los guionistas han concluido (en enero de 2009) una serie de 40 entrevistas con personalidades que conocieron de cerca al conde de Barcelona.
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Monumento a Juan de Borbón en Madrid.
kanon1977- Su Alteza Real
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Re: LOS CONDES DE BARCELONA, DON JUAN Y DOÑA MARIA
María de las Mercedes de Borbón-Dos Sicilias
María de las Mercedes de Borbón-Dos Sicilias y Orleans (Madrid, 23 de diciembre de 1910 – Lanzarote, 2 de enero de 2000), princesa de las Dos Sicilias, princesa de la Casa de Borbón con las mismas dignidades y honores que los infantes de España (concesión de Alfonso XIII al nacer), infanta de España y condesa de Barcelona por matrimonio (1935-2000).
Primeros años de vida
Bautizada como María de las Mercedes Cristina Genara Isabel Luisa Carolina Victoria de Todos los Santos, era hija del infante Carlos Tancredo de Borbón-Dos Sicilias (1870-1949) y de su segunda esposa, la princesa Luisa de Orleans (1882-1958) que fue hija del príncipe Felipe de Orleans, conde de París y de María Isabel de Orleans, infanta de España por parte de madre y princesa de Orleans por parte de padre.
Nació en el denominado Palacio de Villamejor, en el cual residían sus padres y que es la actual sede del Ministerio de Administraciones Públicas, Paseo de la Castellana, 3, de Madrid. Una placa en el edificio recuerda este hecho. En 1929 le fue concedida la Banda de la Real Orden de la Reina María Luisa.
Vivió en Madrid durante los primeros años de su vida. Se trasladó a Sevilla (ciudad por la que sintió especial predilección) con el resto de su familia cuando su padre fue destinado a la capital andaluza como capitán general de la región militar correspondiente. A su llegada, se matriculó junto con sus hermanas en régimen de internado en el colegio que las Madres Irlandesas poseen en Castilleja de la Cuesta, donde prosiguió sus estudios bajo la tutela de Isabel Alfonsa por ser la hermana mayor. En época de vacaciones y durante algunos años su madre las enviaba a Francia para perfeccionar el idioma.1
En 1931, a raíz de la proclamación de la II República, partió hacia el exilio en Francia junto a su familia, residió primero en Cannes y posteriormente en París.
Matrimonio e hijos
En 1935 con motivo de la boda de la infanta Beatriz, hermana de Juan de Borbón, María de las Mercedes se encontró a su futuro marido en Roma. El infante Juan de Borbón, conde de Barcelona, se había convertido en sucesor de los derechos dinásticos de su padre Alfonso XIII por la renuncia de su dos hermanos mayores, y por tanto, en Jefe de la Casa Real Española y pretendiente al trono de España. Él y María de las Mercedes no se habían visto desde la proclamación de la II República. El 12 de octubre de 1935 contrajeron matrimonio en la basílica de Santa María de los Ángeles y los Mártires en Roma. Tuvieron cuatro hijos:
S.A.R. la infanta doña Pilar, duquesa de Badajoz (María del Pilar Alfonsa Juana Victoria Luisa Ignacia de Todos los Santos) (n. 1936).
S.M. don Juan Carlos I, rey de España (Juan Carlos Alfonso Víctor María) (n. 1938).
S.A.R. la infanta doña Margarita, duquesa de Soria y de Hernani (Margarita María de la Victoria Esperanza Jacoba Felicidad Perpetua de Todos los Santos) (n. 1939).
S.A.R. el infante Alfonso (Alfonso Cristino Teresa Angelo Francisco de Asís de Todos los Santos) (1941–1956).
Importancia pública
Don Juan y doña María de las Mercedes residieron en Cannes (donde nació su primogénita, Pilar), Roma (donde nacieron sus otros tres hijos), y, al desencadenarse la II Guerra Mundial, se trasladaron a Lausana (en la neutral Suiza) para vivir junto a la reina Victoria Eugenia, madre de don Juan. Finalizado el conflicto, fijaron su residencia en Estoril (Portugal), donde permanecerían hasta su regreso a España en 1976, restaurada la monarquía por Franco. Durante su exilio María de las Mercedes visitó España en algunas ocasiones: en 1949, para acudir al entierro de su padre en Sevilla, en 1964 para asistir al bautizo su nieta la infanta Elena y en 1969 acudió al de su nieto Felipe de Borbón, actual Príncipe de Asturias.
María de las Mercedes medió entre su hijo y marido, distanciados a raíz de la designación de Juan Carlos como sucesor por parte del general Franco en 1969. El 14 de mayo de 1977, Juan de Borbón renunció a la jefatura de la Casa Real Española y a sus derechos sucesorios en favor de su hijo el rey Juan Carlos I (monarca desde el 22 de noviembre de 1975).
Don Juan y su esposa conservaron el título de condes de Barcelona que ya habían utilizado durante su exilio.
Últimos años de vida
Doña María de las Mercedes se fracturó la cadera derecha en 1982 y el fémur izquierdo en 1985, accidentes que le hicieron tener que utilizar una silla de ruedas.
El 12 de octubre de 1985, los condes de Barcelona, celebraron sus cincuenta años de matrimonio rodeados de todos sus hijos y nietos.
El 1 de abril de 1993 murió don Juan de Borbón a consecuencia de un cáncer de laringe.
La Condesa de Barcelona fue una mujer aficionada a la pintura, la música, la cultura andaluza y los toros. Además, fue socia de honor del Real Betis.
Desde su regreso a España, vivió siempre en la urbanización Puerta de Hierro (Madrid), en un chalet llamado "
Villa Giralda"
, como en el que vivió en Estoril. Doña María falleció repentinamente a causa de un ataque cardíaco en la Residencia Real de La Mareta, en la isla canaria de Lanzarote adonde había acudido toda la Familia Real para pasar unos días de descanso en Año Nuevo, a los 89 años de edad. Fue enterrada en el Monasterio de El Escorial.
Títulos
Su Alteza Real la Princesa Doña María de las Mercedes de las Dos Sicilias, Princesa de la Casa de Borbón (23 de diciembre de 1910 - 14 de abril de 1931)
Su Alteza Real la Condesa de Barcelona (26 de julio de 1947 - 1 de abril de 1993)
Su Alteza Real la Condesa viuda de Barcelona (1 de abril de 1993 - 2 de enero de 2000)
El título oficial de la Condesa de Barcelona era: Su Alteza Real Doña María de las Mercedes Cristina Isabel Luisa Carolina Victoria, condesa de Barcelona, infanta de España, princesa de las Dos Sicilias.
Aunque para mi en particular fue la siguiente Reina consorte de España después de Su Majestad Victoria Eugenia de Battenberg.
Solo basta ver la imagen y darnos cuenta que tenia todo el porte real de una autentica Reina, y que nunca nos dejaría en entre dicho, Dios tenga en su gloria a quien en vida fuera la Condesa de Barcelona y en nuestros corazones Reina consorte de España.
kanon1977- Su Alteza Real
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Re: LOS CONDES DE BARCELONA, DON JUAN Y DOÑA MARIA
MARIA DE LAS MERCEDES DE BORBON Y ORLEANS
La gran mujer que pudo reinar
JAIME PEÑAFIEL
Ha muerto la madre del Rey que podía haber sido reina madre.
La noticia de la muerte de Su Alteza Real Doña María de las Mercedes de Borbón y Orleans, a pesar de los 90 años cumplidos el pasado 23 de diciembre, ha sorprendido a los españoles en la misma medida que a la Familia Real, ya que nadie hacía presagiar tan repentino final de una de las vidas de trayectoria más dramática no sólo sobrellevada, sino superada, con una admirable dignidad.
La condesa de Barcelona, popularmente conocida como Doña María, no nació en Sevilla, como aparece en muchas biografías, sino en Madrid, el 23 de diciembre de 1910, en el número tres del Paseo de la Castellana, hoy sede del Ministerio para las Relaciones con las Autonomías. Y lo hizo, exactamente, en una salita que más tarde sería el despacho del almirante Carrero Blanco y de Carlos Arias Navarro, cuando éste fue designado presidente del Gobierno, dos figuras no precisamente apasionadas por la Monarquía.
Lo que sucedió es que, cuando la niña tenía sólo ocho años de edad, se trasladó con su familia a Sevilla donde su padre, el infante Don Carlos de Borbón, fue nombrado capitán general. Y allí se convirtió en la más sevillana de los no nacidos en Sevilla.
No había cumplido 21 años cuando la proclamación de la República, el 14 de abril de 1931, obliga a sus padres a exiliarse, como todos los miembros de la Familia Real. Y es en Italia donde María de las Mercedes se vio obligada a allegar fondos a su casa y a ganarse la vida realizando trabajo de miniado. Difícil subsistencia.
Pero en Roma no todo fue triste y negativo. Allí, conoce, un 14 de enero de 1935, al primer y único amor de su vida. El milagro se produce en el transcurso de un baile, en Villa Saboya, con motivo de la boda de la Infanta Bea triz, hija del rey Alfonso XIII, con Alejandro de Torlonia. Al mismo evento asiste el infante Don Juan de Borbón, Príncipe de Asturias, un oficial de la Marina británica, por concesión del rey inglés, que está haciendo prácticas en el destructor Winchester.
Don Juan se encuentra esa noche con una prima que no recordaba haber visto jamás, joven, alta, rubia y de bellísimos ojos de la que se enamora apasionadamente. Y en aquel baile se prometen aunque nadie lo sabe. Fue un mutuo flechazo.
Una vez incorporado a su destino naval, Don Juan escribe a María de las Mercedes su primera carta de amor. Pero ante su sorpresa, no es ella quien le contesta, sino el padre, el infante Don Carlos que, sin respeto a la intimidad de su hija ha interceptado la correspondencia.
El autoritario padre, que así se las gastaban entonces, no autoriza las relaciones hasta que se cumplan dos condiciones. Primero, como hombre, Don Juan, debía tener seguridad en la firmeza de sus sentimientos. Segundo, como Príncipe de Asturias, debía obtener la aprobación del Rey, su padre. Mientras tanto, aquel noviazgo, contaría con la oposición del padre de la novia.
Como es bien sabido, todo se superó. El 12 de octubre de 1935, en la Basílica de Santa María de los Angeles de Roma, se celebró la boda del Príncipe de Asturias y la Infanta María de las Mercedes, que lo era desde su nacimiento, por concesión de Alfonso XIII.
El exilio, como quien dice, no ha hecho más que comenzar. La Guerra Civil española agrava aún más la situación y aleja la posibilidad de un regreso a la patria. Don Juan lo intenta ofreciéndose al general Franco después de convencer a su joven esposa: «Tranquilízate María. Tú amas tanto como yo a España. Sobre todas las cosas. Y te avergonzarías, como yo, si cuando se están muriendo tantos españoles, yo permaneciera insensible».
No pudo ser. El general Franco, por motivos espurios, se negó a aceptar tal gesto de generosidad. Y el exilio continuó lleno de privaciones difíciles de creer.
Para empezar, Doña María de las Mercedes y su familia, viven en una modesta casa en Viale di Parioli, propiedad del cantante Tita Ruffo, en cuyos bajos hay abierta una peluquería, una perfumería y una droguería.
Aquí nacería, el 5 de enero de 1938, el hoy Rey de España, el Príncipe Juanito.
Por entonces, ya había nacido, en Cannes, el 30 de julio de 1936, la Infanta Pilar.
Pero la mala suerte familiar llegaría con el nacimiento, el 6 de marzo de 1939, de Margarita, una hermosa niña, pero ciega.
Fue la primera de las numerosas tragedias que asolarían la vida de Doña María de las Mercedes. Aún le quedaría que sufrir el más duro golpe que una madre es capaz de soportar: la muerte de su cuarto hijo, el Infante Don Alfonsito, nacido el 3 de octubre de 1941.
No había cumplido el Infante aún los 15 años, cuando un accidente, mientras jugaba con una pistola con su hermano Juan Carlos, de 18 años, acabó con su vida. El arma estaba cargada sin que los niños lo supieran, se disparó accidentalmente y provocó la muerte del niño que recibió un tiro en toda la frente. Como para volverse loca.
A estas tragedias hay que añadir los ataques llenos de insultos, difamaciones e infamias que desde el Régimen y a todos los niveles, se prodigaban contra su esposo, el conde de Barcelona, a quien Franco engañó en reiteradas ocasiones.
De todo esto era silente testigo Doña María, siempre a la sombra de su esposo, callada y sufridora.
Como si aún no hubiera sido suficiente, el 22 de julio de 1969, se ve impotente de impedir el enfrentamiento entre padre e hijo, entre Don Juan y Don Juan Carlos.
Aquel día, cuando el entonces Príncipe llama por teléfono a Estoril a Villa Giralda para comunicar que «Franco se ha decidido y me ha nombrado sucesor a título de rey», el jefe de la Casa Real española cree que su hijo le ha traicionado y no quiere ver ni entender lo que entre lágrimas intenta explicarle llena de dolor, su esposa, y es que no había otra salida, que Juanito lo ha hecho por salvar la institución y que el general no le ha permitido ni consultar con su padre... o lo toma o lo deja.
Pero todo en balde. Don Juan no atiende a razones porque se siente traicionado y rompe con su hijo.
Aquí se hallaba esta esposa sacrificada y doliente, y esta madre excepcional, intentando que la brecha no fuera más allá de lo humanamente aceptable. Son varios meses intentando recomponer la relación entre padre e hijo. Nunca hubo quien sufriera tanto.
Pero al final, el 14 de mayo de 1977, se produce el milagro. Don Juan de Borbón, hasta ese día jefe de la Casa Real Española, renuncia a todos sus derechos históricos y dinásticos, en favor de su hijo en el transcurso de una ceremonia triste y mezquina. El presidente Suárez y Torcuato Fernández Miranda impidieron la elección de un escenario digno, como era el Palacio Real, que tan generoso gesto merecía y que Don Juan había pedido.
Y allí estaba Doña María, junto a su esposo y junto a su hijo. Como lo había estado siempre. En lo bueno y en lo malo. No podía faltar el sobresalto del 23-F, del que supo cuando, encontrándose en Estoril, regresaba del cine en compañía de su esposo. «Han dado un golpe de Estado», le dijo un ayudante y hasta que compareció su hijo el Rey en TVE creyó morir.
Dios le ha permitido a parte de larga vida morir en paz, rodeada de toda la Familia Real hijos, nietos y hasta biznietos. Desgraciadamente, no podrá ver, nunca, casado a su nieto el Príncipe Felipe, el heredero. Y también, el cumpleaños de su hijo, que el próximo miércoles celebraría su 62 aniversario.
Con todos los honores sus restos reposarán en el Panteón de Reyes de El Escorial, como una Reina de España que moralmente lo fue.
Doña María de las Mercedes de Borbón y Orleans nació el 23 de diciembre de 1910 en Madrid y murió el 2 de enero en Lanzarote de forma repentina.
La gran mujer que pudo reinar
JAIME PEÑAFIEL
Ha muerto la madre del Rey que podía haber sido reina madre.
La noticia de la muerte de Su Alteza Real Doña María de las Mercedes de Borbón y Orleans, a pesar de los 90 años cumplidos el pasado 23 de diciembre, ha sorprendido a los españoles en la misma medida que a la Familia Real, ya que nadie hacía presagiar tan repentino final de una de las vidas de trayectoria más dramática no sólo sobrellevada, sino superada, con una admirable dignidad.
La condesa de Barcelona, popularmente conocida como Doña María, no nació en Sevilla, como aparece en muchas biografías, sino en Madrid, el 23 de diciembre de 1910, en el número tres del Paseo de la Castellana, hoy sede del Ministerio para las Relaciones con las Autonomías. Y lo hizo, exactamente, en una salita que más tarde sería el despacho del almirante Carrero Blanco y de Carlos Arias Navarro, cuando éste fue designado presidente del Gobierno, dos figuras no precisamente apasionadas por la Monarquía.
Lo que sucedió es que, cuando la niña tenía sólo ocho años de edad, se trasladó con su familia a Sevilla donde su padre, el infante Don Carlos de Borbón, fue nombrado capitán general. Y allí se convirtió en la más sevillana de los no nacidos en Sevilla.
No había cumplido 21 años cuando la proclamación de la República, el 14 de abril de 1931, obliga a sus padres a exiliarse, como todos los miembros de la Familia Real. Y es en Italia donde María de las Mercedes se vio obligada a allegar fondos a su casa y a ganarse la vida realizando trabajo de miniado. Difícil subsistencia.
Pero en Roma no todo fue triste y negativo. Allí, conoce, un 14 de enero de 1935, al primer y único amor de su vida. El milagro se produce en el transcurso de un baile, en Villa Saboya, con motivo de la boda de la Infanta Bea triz, hija del rey Alfonso XIII, con Alejandro de Torlonia. Al mismo evento asiste el infante Don Juan de Borbón, Príncipe de Asturias, un oficial de la Marina británica, por concesión del rey inglés, que está haciendo prácticas en el destructor Winchester.
Don Juan se encuentra esa noche con una prima que no recordaba haber visto jamás, joven, alta, rubia y de bellísimos ojos de la que se enamora apasionadamente. Y en aquel baile se prometen aunque nadie lo sabe. Fue un mutuo flechazo.
Una vez incorporado a su destino naval, Don Juan escribe a María de las Mercedes su primera carta de amor. Pero ante su sorpresa, no es ella quien le contesta, sino el padre, el infante Don Carlos que, sin respeto a la intimidad de su hija ha interceptado la correspondencia.
El autoritario padre, que así se las gastaban entonces, no autoriza las relaciones hasta que se cumplan dos condiciones. Primero, como hombre, Don Juan, debía tener seguridad en la firmeza de sus sentimientos. Segundo, como Príncipe de Asturias, debía obtener la aprobación del Rey, su padre. Mientras tanto, aquel noviazgo, contaría con la oposición del padre de la novia.
Como es bien sabido, todo se superó. El 12 de octubre de 1935, en la Basílica de Santa María de los Angeles de Roma, se celebró la boda del Príncipe de Asturias y la Infanta María de las Mercedes, que lo era desde su nacimiento, por concesión de Alfonso XIII.
El exilio, como quien dice, no ha hecho más que comenzar. La Guerra Civil española agrava aún más la situación y aleja la posibilidad de un regreso a la patria. Don Juan lo intenta ofreciéndose al general Franco después de convencer a su joven esposa: «Tranquilízate María. Tú amas tanto como yo a España. Sobre todas las cosas. Y te avergonzarías, como yo, si cuando se están muriendo tantos españoles, yo permaneciera insensible».
No pudo ser. El general Franco, por motivos espurios, se negó a aceptar tal gesto de generosidad. Y el exilio continuó lleno de privaciones difíciles de creer.
Para empezar, Doña María de las Mercedes y su familia, viven en una modesta casa en Viale di Parioli, propiedad del cantante Tita Ruffo, en cuyos bajos hay abierta una peluquería, una perfumería y una droguería.
Aquí nacería, el 5 de enero de 1938, el hoy Rey de España, el Príncipe Juanito.
Por entonces, ya había nacido, en Cannes, el 30 de julio de 1936, la Infanta Pilar.
Pero la mala suerte familiar llegaría con el nacimiento, el 6 de marzo de 1939, de Margarita, una hermosa niña, pero ciega.
Fue la primera de las numerosas tragedias que asolarían la vida de Doña María de las Mercedes. Aún le quedaría que sufrir el más duro golpe que una madre es capaz de soportar: la muerte de su cuarto hijo, el Infante Don Alfonsito, nacido el 3 de octubre de 1941.
No había cumplido el Infante aún los 15 años, cuando un accidente, mientras jugaba con una pistola con su hermano Juan Carlos, de 18 años, acabó con su vida. El arma estaba cargada sin que los niños lo supieran, se disparó accidentalmente y provocó la muerte del niño que recibió un tiro en toda la frente. Como para volverse loca.
A estas tragedias hay que añadir los ataques llenos de insultos, difamaciones e infamias que desde el Régimen y a todos los niveles, se prodigaban contra su esposo, el conde de Barcelona, a quien Franco engañó en reiteradas ocasiones.
De todo esto era silente testigo Doña María, siempre a la sombra de su esposo, callada y sufridora.
Como si aún no hubiera sido suficiente, el 22 de julio de 1969, se ve impotente de impedir el enfrentamiento entre padre e hijo, entre Don Juan y Don Juan Carlos.
Aquel día, cuando el entonces Príncipe llama por teléfono a Estoril a Villa Giralda para comunicar que «Franco se ha decidido y me ha nombrado sucesor a título de rey», el jefe de la Casa Real española cree que su hijo le ha traicionado y no quiere ver ni entender lo que entre lágrimas intenta explicarle llena de dolor, su esposa, y es que no había otra salida, que Juanito lo ha hecho por salvar la institución y que el general no le ha permitido ni consultar con su padre... o lo toma o lo deja.
Pero todo en balde. Don Juan no atiende a razones porque se siente traicionado y rompe con su hijo.
Aquí se hallaba esta esposa sacrificada y doliente, y esta madre excepcional, intentando que la brecha no fuera más allá de lo humanamente aceptable. Son varios meses intentando recomponer la relación entre padre e hijo. Nunca hubo quien sufriera tanto.
Pero al final, el 14 de mayo de 1977, se produce el milagro. Don Juan de Borbón, hasta ese día jefe de la Casa Real Española, renuncia a todos sus derechos históricos y dinásticos, en favor de su hijo en el transcurso de una ceremonia triste y mezquina. El presidente Suárez y Torcuato Fernández Miranda impidieron la elección de un escenario digno, como era el Palacio Real, que tan generoso gesto merecía y que Don Juan había pedido.
Y allí estaba Doña María, junto a su esposo y junto a su hijo. Como lo había estado siempre. En lo bueno y en lo malo. No podía faltar el sobresalto del 23-F, del que supo cuando, encontrándose en Estoril, regresaba del cine en compañía de su esposo. «Han dado un golpe de Estado», le dijo un ayudante y hasta que compareció su hijo el Rey en TVE creyó morir.
Dios le ha permitido a parte de larga vida morir en paz, rodeada de toda la Familia Real hijos, nietos y hasta biznietos. Desgraciadamente, no podrá ver, nunca, casado a su nieto el Príncipe Felipe, el heredero. Y también, el cumpleaños de su hijo, que el próximo miércoles celebraría su 62 aniversario.
Con todos los honores sus restos reposarán en el Panteón de Reyes de El Escorial, como una Reina de España que moralmente lo fue.
Doña María de las Mercedes de Borbón y Orleans nació el 23 de diciembre de 1910 en Madrid y murió el 2 de enero en Lanzarote de forma repentina.
kanon1977- Su Alteza Real
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Re: LOS CONDES DE BARCELONA, DON JUAN Y DOÑA MARIA
Condesa de Barcelona
02-01-2011
Alfonso XIII la apodó ‘la Brava’. Fue una princesa que tuvo que aprender a esperar
Amadeo-Martín Rey y Cabieses
Amadeo-Martín Rey y Cabieses
Hijo de rey, padre de rey, jamás rey. Esta definición de Don Juan de Borbón, podría también aplicarse a la Condesa de Barcelona, de cuyo nacimiento se cumplen ahora 100 años. No es el único caso en Europa: Sybilla de Sajonia-Coburgo-Gotha, madre de Carlos XVI Gustavo de Suecia, era hija de duque reinante y su esposo el príncipe Gustavo Adolfo, duque de Västerbotten, nunca reinó.
Doña María de las Mercedes, o simplemente Doña María –como era llamada y por cuya intrepidez y carácter Alfonso XIII apodó la Brava– era hija de quien estaba destinado a ser rey de las Dos Sicilias, Estado absorbido por el nuevo reino de Italia tras el Risorgimento y cuya Casa Real encabeza hoy el infante don Carlos, duque de Calabria.
Como hija de la estricta infanta doña Luisa era asimismo nieta del conde de París –pretendiente al periclitado trono de Francia, o de los franceses, ya que hablamos de un Orleans. Fue esposa de quien para muchos era Juan III, rey de iure de España, y ostentó un título soberano, el de Condesa de Barcelona. Fue una princesa que tuvo que aprender a esperar, espera que era por fuerza eterna en Francia y las Dos Sicilias y que se convirtió en feliz realidad en la persona de su hijo, cuando fue entronizado rey de España. Mujer de dolores –no se les ahorran ni a los príncipes– sufrió la pérdida en la Guerra Civil de su hermano Carlos, el nacimiento de una hija ciega, Margarita, la muerte accidental de un hijo adolescente, Alfonso, el no haberle permitido acompañar a su padre moribundo, un matrimonio no siempre feliz y –por qué no– el hecho de ver pasar la corona real como un tren que se escapa, además del exilio de su queridas Madrid y Sevilla. Eran las ciudades donde nació y se crió: en el madrileño palacio de Villamejor;
después en el de Lista, luego de los March, o en el Alcázar de Sevilla. Eran tiempos de veraneos en Santander, de baños marinos en Chipiona y de estancias en Villamanrique de la Condesa.
Educada en las Madres Irlandesas, primero en Madrid y desde 1921 en Sevilla, donde su padre el infante don Carlos fue nombrado capitán general. Gran amazona, montaba en la Casa de Campo, en la citada Villamanrique, en Versalles, en Vila Borghese o en la Sierra de Sintra. Amante de la mar, gustó de ella en Santander y en Chipiona, y navegó muchas veces con Don Juan en el Saltillo.
Jugadora de golf, buena esquiadora y experta en el deporte cinegético, probó sus habilidades en Angola y Kenia y llevó a un país tan british como Portugal la costumbre de la caza con perros. Sevillana de adopción, era socia de honor del Real Betis. El exilio, tras proclamarse la República, fue el disparo de salida de un prolongado peregrinar, típico de otras familias reales, cuyo único e irreparable pecado era haber nacido príncipes.
Esa condición de nómada, malgré elle, la llevó a París, a un piso de la calle Miromesnil, junto al convento de la Asunción, en Auteuil. Allí trató a sus primos los Czartoryski –dueños del suntuoso hotel Lambert– los Zamoyski, los Orleans-Braganza, a la altísima reina Amelia de Portugal y a los duques de Guisa en su belga Manoir d’Anjou. Luego se estableció en la Villa Saint Blaise en Cannes, donde nació su hija Pilar. Abandonó la Costa Azul al no garantizar Francia su seguridad tras el estallido de la guerra española para ir a Roma, donde vivió más de cuatro años, primero en el hotel Eden y luego en un piso de Viale del Parioli, llamado pomposamente Villa Ruffo, por pertenecer al barítono Titta Rufo, que con Caruso y Chaliapin, constituyó una trilogía operística irrepetible. En esa ciudad nació su hijo Juan Carlos y conoció a varios papas: a Pío XI, pontífice que la recibió el día de su boda y que –según atestiguaba el cardenal Tardini– poseía un gran sentido del humor. A Pío XII, cuya grandeza de espíritu será algún día reconocida. Miles de españoles asistieron a su boda en la basílica romana de Santa Maria degli Angeli e dei Martiri el 12 de octubre de 1935, significativo día que habla del patriotismo de los novios... y del de Alfonso XIII. En la urbe visitaba con frecuencia a su cuñada la infanta Beatriz en el palacio Torlonia de Via Bocca di Leone, lamentablemente quemado en parte más tarde, y donde ella misma habitó antes de ir a vivir al Parioli. Después se trasladó a Lausanne, a la villa Les Rocailles, en la rue Roseneck, un oasis en plena Segunda Guerra Mundial. Y más tarde se radicó en Estoril, donde convirtió Villa Giralda en un trocito de España en Portugal, país donde compartían exilio los Orleans, el conde de París y su familia, y los Saboya, el rey Humberto II con la suya.
Fue una mujer caritativa y fiel apoyo de su esposo Don Juan de Borbón y aún más de su hijo Don Juan Carlos, por el que apostó como rey de la nueva monarquía española. Retornó a Madrid, ya anciana, y murió rodeada de los suyos lejos de la península, en la casa La Mareta, en Lanzarote. Sus últimos años los pasó en silla de ruedas. Así asistía a corridas de toros, que le entusiasmaban, desde que vio la primera en La Maestranza, y así acudió a la boda de su nieta Elena en la catedral de Sevilla. Fue princesa y esposa pero sobretodo, madre. ¡Felicidades, Señora!
*Amadeo-Martín Rey y Cabieses es doctor en Historia y académico correspondiente de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía.
kanon1977- Su Alteza Real
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Re: LOS CONDES DE BARCELONA, DON JUAN Y DOÑA MARIA
Centenario de la Condesa de Barcelona.
José Luis Sampedro nos trae al recuerdo a la Madre de nuestro Rey con ocasión de cumplirse cien años de su nacimiento.
El 23 de diciembre de 1910 nació Su Alteza Real la Princesa Doña María de Borbón y Orleáns, hija de Sus Altezas Reales los Infantes Don Carlos y Doña Luisa. La que pasados los años sería madre de Su Majestad el Rey Don Juan Carlos I habría cumplido, pues, este año de 2010, cien años de edad, coincidiendo casi con el décimo aniversario de su fallecimiento, que tuvo lugar en Lanzarote el día 2 de enero de 2000. Con el sacramento del bautismo recibió los nombres de María de las Mercedes Cristina Isabel Luisa Carolina Victoria y, aunque siempre firmó María era frecuente que en medios ajenos a los círculos monárquicos se la conociese por el nombre de Mercedes.
¿Cómo llega el nombre de Mercedes a hacerse presente entre las señoras de la Familia Real española?
A principios del siglo XIII, en 1218, San Pedro Nolasco, con ayuda de Jaime I de Aragón, fundó en Barcelona una orden, puesta bajo la protección de la Virgen de la Merced (o de las Mercedes), con el fin de redimir cautivos cristianos esclavizados por los musulmanes. Es sabido que la célebre imagen de esta advocación mariana, patrona de la diócesis de Barcelona, con sede en la catedral de la Ciudad Condal, se fecha en 1361, atribuyéndose su autoría a Pere Moragues. Pero, debido a la arraigada presencia de la Orden Mercedaria en la costa andaluza, también se le tiene gran devoción, documentada desde el siglo XVIII, en la localidad gaditana de la Real Isla de San Fernando, en Jerez de la Frontera (donde es patrona) y en la propia capital de la provincia, en la que ejerce el copatronazgo junto a los mártires Servando y Germán.
Esta devoción decimonónica andaluza es la que explica que cuando la Infanta Doña Luisa Fernanda y su esposo, el Duque de Montpensier, tuvieron, en 1860, su sexto vástago logrado, la madre, piadosa católica, escogiese el de Mercedes como nombre de esta su quinta hija, la que habría de ser efímera Reina por su matrimonio, en 1878, con su primo hermano, Don Alfonso XII. La Infanta nació en Madrid, pero su vinculación con Sevilla, Castilleja, Sanlúcar y otros muchos lugares andaluces es notoria. Esta opción de los Duques de Montpensier por el nombre de Mercedes seguía la línea de vincularse con el pueblo andaluz, en una pose muy del Romanticismo y su culto al folklore idealizado, pues, no olvidemos que ya habían dado el nombre de Regla a otra de sus hijas, siendo la Virgen de esta advocación la patrona de Chipiona.
La segunda esposa de este monarca, Doña María Cristina, quiso que se impusiese en el bautismo el nombre de la fallecida Mercedes a su hija primogénita, nacida en 1880, María de las Mercedes, Isabel, Teresa, Cristina, Alfonsa, Jacinta, Ana, Josefa, Francisca, Carolina, Fernanda, Filomena, María, de Todos los Santos, homenaje que el viudo agradeció vivamente. Esta Infanta, proclamada Princesa de Asturias, casó en 1901 con un lejano primo, Don Carlos de Borbón Dos Sicilias, y falleció en 1904. Nieto de este matrimonio es el Infante Don Carlos, Duque de Calabria, Jefe de la Casa Real de las Dos Sicilias y Soberano de la Orden Constantiniana de San Jorge.
La segunda consorte del Príncipe viudo de Asturias, Don Carlos, Doña Luisa de Orleáns, repitió el bonito gesto de la Reina Cristina y puso el nombre de Mercedes a su segunda hija, nacida en 1910, en el histórico palacio del marqués de Villamejor que, posteriormente sería Presidencia del Gobierno, en el número 3 del paseo de la Castellana. Alfonso XIII la tituló, como al resto de la prole de ese segundo matrimonio del Infante, Princesa de Borbón con tratamiento de Alteza Real, aunque es común el error de considerarla Infanta (ya que Infantes eran sus medio hermanos, nacidos del matrimonio de su padre con la Princesa Mercedes). Al casar en 1935 con su lejano primo el Infante Don Juan, Doña María sí adquirió la condición de Infanta, pero este título quedaba relegado porque ya en esas fechas su marido usaba la dignidad de Príncipe de Asturias, que ella compartió, lógicamente, hasta 1941, cuando se convirtió en Condesa de Barcelona al asumir su marido este título de Soberanía como Jefe de la Casa Real de España, a imitación de su primo, el Conde de París, pretendiente de la Corona francesa.
La existencia de la Condesa de Barcelona presenta la habitual suma de alegrías y desdichas de los seres humanos, sean príncipes o plebeyos. No es este el momento de hacer la exhaustiva crónica vital de la que muchos consideraron su Reina entre 1941 y 1977, pero quisiéramos que estas escasas líneas sirvieran de recuerdo y homenaje a una mujer casi desconocida de la Dinastía española que hizo mucho bien a la causa de la restauración monárquica y a quien la Historia debe aún el trabajo de una biografía seria y rigurosa que desvele el papel mediador que jugó entre su hijo Don Juan Carlos I y su esposo, el Conde de Barcelona, pues, siendo muy interesante, el libro de Javier González de Vega titulado Yo, María de Borbón, se limita a recoger los recuerdos de esta egregia dama de la realeza, pero no se estudian otras fuentes que darían mucha luz para conocer la reciente crónica política de nuestra patria. Solamente a título de ejemplo recordaremos que en 1969 Don Juan recibió la visita del marqués de Mondéjar que venía a informarle, horas antes de que se produjese el acontecimiento, de que el Príncipe Don Juan Carlos iba a aceptar la designación de futuro monarca por Franco en virtud de la Ley de Sucesión de 1947. El Conde de Barcelona, airado, dejó que fuese Doña María quien despidiese al enviado de su hijo, al que ella dijo: no te preocupes que yo me encargo de que aquí no se hagan tonterías., pero, pese a sus buenos oficios, la Condesa de Barcelona no pudo evitar, pese a sus esfuerzos, que se hiciesen algunas insensateces en los años siguientes, en los que personajes de diferente laya (desde Santiago Carrillo a García Trevijano) se acercaron a Don Juan con estrambóticos planes que pusieron en peligro la culminación del proceso restaurador, sobre todo una vez asesinado el Almirante Carrero Blanco, tal y como recogemos en el libro Dinastías de traición.
Retrato de la Reina Mercedes, con sus firmas autógrafas, en la prensa de la época.
Armas heráldicas la Reina Mercedes en su lápida sepulcral de la Catedral de la Almudena.
La Infanta Doña Mercedes, Princesa de Asturias, antepone la inicial “C” de su marido (Carlos) a su nombre de pila, que recibió en recuerdo de su madrastra prematuramente fallecida.
Armas de la Infanta Doña Mercedes, Princesa de Asturias.
Foto de boda de los Condes de Barcelona.
Armas de la Condesa de Barcelona.
Excepcional ejemplo de firma de la Condesa de Barcelona en el que usa su nombre de Mercedes por dedicar este retrato a una tocaya suya. Como se puede ver, la rúbrica queda corta, pues estaba acostumbrada a firmar sólo “María”.
kanon1977- Su Alteza Real
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Re: LOS CONDES DE BARCELONA, DON JUAN Y DOÑA MARIA
Discurso de renuncia de Don Juan de Borbón el 14/05/1977.
El amor inmenso a España, que caracterizaba fundamentalmente al Rey Alfonso XIII, me lo inculcó desde niño, y creo no solo haberlo conservado, sino quizáa aumentado en tantos años de esperanza ilusionada.
Mi padre, Su Majestad el Rey Alfonso XIII, el 14 de abril de 1931, en su mensaje de despedida al pueblo español, suspendió deliberadamente el ejercicio del poder, manifestando de forma terminante que deseaba apartarse de cuanto fuese lanzar un compatriota contra otro en fratricida guerra, pero sin renunciar a ninguno de sus derechos, que no consideraba suyos, sino, como dijo, "
un depósito acumulado por la Historia, de cuya custodia ha de pedirme rigurosa cuenta"
. Esta actitud de mi padre, que revela un amor acendrado a España, que todos le han reconocido, ha sido una constante de mi vida, pues desde joven me consagré a su servicio.
Por circunstancias especiales de todos conocidas recayó sobre mí este depósito sagrado y el Rey Alfonso XIII, el 15 de enero de 1941, en su manifiesto de abdicación, decía: "
Ofrezco a mi Patria la renuncia de mis derechos para que por ley histórica de sucesión a la Corona quede automáticamente designado, sin discusión posible en cuanto a la legitimidad, mi hijo el Príncipe Don Juan, que encarna en su persona la institución monárquica y que será el día de mañana, cuando España lo juzgue oportuno, el Rey de todos los españoles"
.
En su testamento recomendó a su familia que me reconociesen como Jefe de la Familia Real, como siempre le había correspondido al Rey en la Monarquía española.
Cuando llegó la hora de su muerte, con plena conciencia de sus actos, invocando el santo nombre de Dios, pidiendo perdón y perdonando a todos, me dio, estando de rodillas, junto a su lecho, el último mandato:
"
Majestad: sobre todo, España"
.
El 28 de febrero de 1941 yo tenía ventisiete años. No se habían cumplido todavía dos desde la terminación de nuestra guerra civil y el mundo se sumergía en la mayor conflagración que ha conocido la Historia. Allí, en Roma, asumí el legado histórico de la Monarquía española, que recibía de mi padre.
El amor inmenso a España, que caracterizaba fundamentalmente al Rey Alfonso XIII, me lo inculcó desde niño, y creo no solo haberlo conservado, sino quizáa aumentado en tantos años de esperanza ilusionada. El espíritu de servicio a nuestro pueblo, la custodia de los derechos de la dinastía, el amor a nuestra bandera, la unidad de la Patria, admitiendo su enriquecimiento con las peculiaridades regionales, han sido constantes que, grabadas en mi alma, me han acompañado siempre.
El respeto a la voluntad popular, la defensa de los derechos personales, la custodia de la tradición, el deseo del mayor bienestar posible promoviendo los avances sociales justos, han sido y serán preocupación constante de nuestra familia, que nunca regateó esfuerzo y admitió todos los sacrificios, por duros que fuesen, si se trataba de servir a España. En suma, el Rey tiene que serlo para todos los españoles.
Fiel a estos principios, durante treinta y seis años he venido sosteniendo invariablemente que la institución monárquica ha de adecuarse a las realidades sociales que los tiempos demandan;
que el Rey tenía que ejercer un poder arbitral por encima de los partidos políticos y clases sociales sin distinciones;
que la Monarquía tenía que ser un Estado de Derecho, en el que gobernantes y gobernados han de estar sometidos a las leyes dictadas por los organismos legislativos constituidos por una auténtica representación del pueblo español, había que respetar el ejercicio y la práctica de las otras religiones dentro de un régimen de libertad de cultos, como estableció el Concilio Vaticano II;
y, finalmente, que España, por su historia y por su presente, tiene derecho a participar destacadamente en el concierto de las naciones del mundo civilizado.
No siempre este mi pensamiento político llegó exactamente a conocimiento de los españoles a pesar de haber estado en todo momento presidido por el mejor deseo de servir a España. También sobre mi persona y sobre la Monarquía se vertieron toda clase de juicios adversos, pero hoy veo con satisfacción que el tiempo los está rectificando.
Por todo ello, instaurada y consolidada la Monarquía en la persona de mi hijo y heredero Don Juan Carlos, que en las primeras singladuras de su reinado ha encontrado la aquiescencia popular claramente manifestada y que en el orden internacional abre nuevos caminos para la Patria, creo llegado el momento de entregarle el legado histórico que heredé y, en consecuencia, ofrezco a mi Patria la renuncia de los derechos históricos de la Monarquía española, sus títulos, privilegios y la jefatura de la familia y Casa Real de España, que recibí de mi padre, el Rey Alfonso XIII, deseando conservar para mí, y usar como hasta ahora, el título de Conde de Barcelona.
En virtud de esta mi renuncia, sucede en la plenitud de los derechos dinásticos como Rey de España a mi padre el Rey Alfonso XIII, mi hijo y heredero el Rey Don Juan Carlos I.
¡Majestad, por España, todo por España, viva España, viva el Rey!
kanon1977- Su Alteza Real
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Re: LOS CONDES DE BARCELONA, DON JUAN Y DOÑA MARIA
Hijo de rey y padre de Rey..........................
Todo lo tuvo en contra para reinar y no supo manejar el asunto. Su hijo fue más listo.
Todo lo tuvo en contra para reinar y no supo manejar el asunto. Su hijo fue más listo.
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Re: LOS CONDES DE BARCELONA, DON JUAN Y DOÑA MARIA
Con su hijo Alfonso
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Re: LOS CONDES DE BARCELONA, DON JUAN Y DOÑA MARIA
Con su hermana Esperanza de Borbón-Dos Sicilias y la cuñada de ésta, la anterior Condesa de Paris, Isabel de Orléans-Bragança.
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Re: LOS CONDES DE BARCELONA, DON JUAN Y DOÑA MARIA
Con sus hijos Margarita y Alfonso
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Re: LOS CONDES DE BARCELONA, DON JUAN Y DOÑA MARIA
Gracias Andro. Alfonso era precioso.
Invitado- Invitado
Re: LOS CONDES DE BARCELONA, DON JUAN Y DOÑA MARIA
Andro: pocas fotos he visto del pequeño Alfonso...
A veces creo que el nombre Alfonso está bajo una especie de "
maldición"
en la Casa Borbón... :?
Re: LOS CONDES DE BARCELONA, DON JUAN Y DOÑA MARIA
Bueno... espero que ese "
hechizo"
se rompa con mi LAB, figura a la cual quiero mucho ;
)
hechizo"
se rompa con mi LAB, figura a la cual quiero mucho ;
)
Re: LOS CONDES DE BARCELONA, DON JUAN Y DOÑA MARIA
Que pena que la Condesa de Barcelona nunca pudo convertirse en Reina ella al igual que su antecesora era muy elegante y distinguida.
Ahorita me he dado cuenta que tengo una foto que esta al revés perdón por el descuido y me he dado cuenta por la forma de usar la Carlos III, y la banda de María Luisa, pongo la correcta.
Y en esta última también la foto esta al revés y se puede notar por el uso de la forma de las bandas, la de Maria Luisa va terciada de de izquierda a derecha y esta va al contrario;
pero podemos apreciar la elegancia de ambas damas una Reina junto a quien debió ser su sucesora.
Ahorita me he dado cuenta que tengo una foto que esta al revés perdón por el descuido y me he dado cuenta por la forma de usar la Carlos III, y la banda de María Luisa, pongo la correcta.
Y en esta última también la foto esta al revés y se puede notar por el uso de la forma de las bandas, la de Maria Luisa va terciada de de izquierda a derecha y esta va al contrario;
pero podemos apreciar la elegancia de ambas damas una Reina junto a quien debió ser su sucesora.
kanon1977- Su Alteza Real
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Re: LOS CONDES DE BARCELONA, DON JUAN Y DOÑA MARIA
Ya me hice bolas con la forma de estar terciada la banda, perdón jejejejej, sera que todavía estoy convaleciente y no me percato bien de las cosas :smt017 :smt017 :smt017 :smt017 :smt017 :smt017 :smt017 :smt089 :smt089 :smt089 :smt089 :smt089 :smt089 :smt089 :smt089 :smt089 :smt100 :smt100 :smt100 :smt100 :smt100 :smt100
Alguien que me ayude que en serio ya me hice bolas yo sólito, sera que me regrese a la camita a descansar, bueno les leo luego a todos.
Alguien que me ayude que en serio ya me hice bolas yo sólito, sera que me regrese a la camita a descansar, bueno les leo luego a todos.
kanon1977- Su Alteza Real
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Re: LOS CONDES DE BARCELONA, DON JUAN Y DOÑA MARIA
Kannon no entiendo???? a que banda te refieres?
Invitado- Invitado
Re: LOS CONDES DE BARCELONA, DON JUAN Y DOÑA MARIA
Las bandas de Carlos III y Maria Luisa que usa el Conde y la Condesa de Barcelona en sus galas.
kanon1977- Su Alteza Real
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Re: LOS CONDES DE BARCELONA, DON JUAN Y DOÑA MARIA
Ni idea Kannon desconozco este tema por completo. Veo que las damas coinciden, la llevan de derecha a izquierda. Me quedo con Victoria Eugenia en cuanto a elegancia a Dña. María la veo un poco más desgarbada, no hay color.
Invitado- Invitado
Re: LOS CONDES DE BARCELONA, DON JUAN Y DOÑA MARIA
No ya rectifique, las bandas van bien puestas correctamente terciadas, era un lapsus mio, acá les dejos otra imagen de los Condes con las condecoraciones.
Honestamente hubieran sido unos buenos Reyes de España
Honestamente hubieran sido unos buenos Reyes de España
kanon1977- Su Alteza Real
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Re: LOS CONDES DE BARCELONA, DON JUAN Y DOÑA MARIA
Pues kanon, yo tengo mis dudas a si hubiesen sido unos buenos reyes.
Pese al sufrimiento que llevo toda su vida D. Juan, siempre lo he encontrado prepotente.
No le quito la razón en que él debía haber sido Rey, eso no lo negaré nunca, pero del mismo modo que pienso que debería haberlo sido Alfonso de Borbón (Duque de Cádiz).
La Condesa de Barcelona nunca fue santo de mi devoción.
Estaba ahí como podía haber estado cualquier otra. En ella las joyas y los vestidos de gala no resultaban convincentes. Le faltaba ese porte de reina, daba la impresión de que iba disfrazada, todo lo contrario de su suegra, Ena, que era todo porte y elegancia.
Pese al sufrimiento que llevo toda su vida D. Juan, siempre lo he encontrado prepotente.
No le quito la razón en que él debía haber sido Rey, eso no lo negaré nunca, pero del mismo modo que pienso que debería haberlo sido Alfonso de Borbón (Duque de Cádiz).
La Condesa de Barcelona nunca fue santo de mi devoción.
Estaba ahí como podía haber estado cualquier otra. En ella las joyas y los vestidos de gala no resultaban convincentes. Le faltaba ese porte de reina, daba la impresión de que iba disfrazada, todo lo contrario de su suegra, Ena, que era todo porte y elegancia.
andromeda- Administrador
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Re: LOS CONDES DE BARCELONA, DON JUAN Y DOÑA MARIA
Querida Andrómeda:
Ella misma jamás se esperó que iba a convertirse en la Reina de España durante su juventud, puesto que ni Juan era el heredero en ese momento, ni siquiera ella entraba dentro de las infantas casaderas con un príncipe de una Casa Real Reinante, puesto que era Infanta por concesión Real y a ella no le iba mucho ese rollo.
Porte sí tenía, pero eso sí, era una persona que mil veces prefería montar a caballo, y el campo a lo que la vida le reservó.
Aqui en Sevilla la adoramos, llevó con orgullo y admiración el nombre de la flor del Guadalquivir por el mundo entero, hablaba con un perfectísimo castellano de modalidad sevillana, con sus eses, apócopes y síncopas, y no descuidó la labor caritativa entregando buenas limosnas a las Hermanas de la Cruz.
Amaba España, no sólo porque era su país, y ella su Reina, sino porque en el exilio las cosas se idealizan, y España era el lugar donde había sido feliz con sus padres y hermanos.
A día de hoy todavía la recordamos mucho en nuestras fiestas, la Semana Santa, la Feria, el Rocío, de las que era sin igual participante y lucía con elegancia la mantilla, el traje de flamenca (en Sevilla no decimos faralaes, eso para ustedes) y el de amazona.
Ella misma jamás se esperó que iba a convertirse en la Reina de España durante su juventud, puesto que ni Juan era el heredero en ese momento, ni siquiera ella entraba dentro de las infantas casaderas con un príncipe de una Casa Real Reinante, puesto que era Infanta por concesión Real y a ella no le iba mucho ese rollo.
Porte sí tenía, pero eso sí, era una persona que mil veces prefería montar a caballo, y el campo a lo que la vida le reservó.
Aqui en Sevilla la adoramos, llevó con orgullo y admiración el nombre de la flor del Guadalquivir por el mundo entero, hablaba con un perfectísimo castellano de modalidad sevillana, con sus eses, apócopes y síncopas, y no descuidó la labor caritativa entregando buenas limosnas a las Hermanas de la Cruz.
Amaba España, no sólo porque era su país, y ella su Reina, sino porque en el exilio las cosas se idealizan, y España era el lugar donde había sido feliz con sus padres y hermanos.
A día de hoy todavía la recordamos mucho en nuestras fiestas, la Semana Santa, la Feria, el Rocío, de las que era sin igual participante y lucía con elegancia la mantilla, el traje de flamenca (en Sevilla no decimos faralaes, eso para ustedes) y el de amazona.
Juana_I- Su Alteza Real
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Re: LOS CONDES DE BARCELONA, DON JUAN Y DOÑA MARIA
En Sevilla la llamaban "
la Infantita"
, y aún cuando se casó la Infanta Elena,
el pueblo le gritaba por la calle "
Viva la Infantita."
.
Don Juan se creía muy importante, desde que su padre le arrancó aquellas
renuncias forzadas a sus hermanos Alfonso y Jaime.
la Infantita"
, y aún cuando se casó la Infanta Elena,
el pueblo le gritaba por la calle "
Viva la Infantita."
.
Don Juan se creía muy importante, desde que su padre le arrancó aquellas
renuncias forzadas a sus hermanos Alfonso y Jaime.
glorisabel- Su Alteza Imperial
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Re: LOS CONDES DE BARCELONA, DON JUAN Y DOÑA MARIA
¿Forzadas? ¿Un matrimonio morganático y un sordomudo?
Mi abuelo conoció bastante a Doña María que es como la llamábamos aqui, y hablaba de ella maravillas. Yo tebgo escecial debilidad por ella.
Si hubieran sido buenos Reyes o no, no sabremos nunca, puesto que no ocurrió.
Si es cierto que Don Juan, supo aglutinar a su alrededor a los opositores al franquismo (ojo, no voy a falsear nada, a ese mismo que él había apollado en su levantamiento) tanto republicanos como demócratas, creando una opción de monarquía parlamentaria´y así quiso Roosevelt que fuera en España, por desgracia muere y los planes de Truman y los aliados fueron distintos, que prefieron mantener la dictadura en España
Mi abuelo conoció bastante a Doña María que es como la llamábamos aqui, y hablaba de ella maravillas. Yo tebgo escecial debilidad por ella.
Si hubieran sido buenos Reyes o no, no sabremos nunca, puesto que no ocurrió.
Si es cierto que Don Juan, supo aglutinar a su alrededor a los opositores al franquismo (ojo, no voy a falsear nada, a ese mismo que él había apollado en su levantamiento) tanto republicanos como demócratas, creando una opción de monarquía parlamentaria´y así quiso Roosevelt que fuera en España, por desgracia muere y los planes de Truman y los aliados fueron distintos, que prefieron mantener la dictadura en España
Juana_I- Su Alteza Real
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Re: LOS CONDES DE BARCELONA, DON JUAN Y DOÑA MARIA
El Manifiesto de Don Juan de Borbón (Lausana, 1945)
"
Españoles: conozco vuestra dolorosa desilusión y comparto vuestros temores (...). Desde el mes de abril de 1931 en que el Rey mi padre suspendió sus regias prerrogativas, ha pasado España por uno de los períodos más trágicos de su historia (...). Hoy, pasados seis años desde que finalizó la Guerra Civil, el régimen implantado por el general Franco, inspirado desde el principio en los sistemas totalitarios de las potencias del Eje, tan contrario al carácter y a la tradición de nuestro pueblo, es fundamentalmente incompatible con las circunstancias que la guerra presente está creando en el mundo (...). Corre España el riesgo de verse arrastrada a una nueva lucha fratricida y de encontrarse totalmente aislada del mundo (...). Sólo la Monarquía Tradicional puede ser instrumento de Paz y de Concordia para reconciliar a los españoles.
Por estas razones me resuelvo, para descargar mi conciencia del agobio cada día más apremiante de la responsabilidad que me incumbe, a levantar mi voz y requerir solemnemente al general Franco para que, reconociendo el fracaso de su concepción totalitaria del Estado, abandone el poder y dé libre paso a la restauración del Régimen Tradicional de España, único capaz de garantizar la Religión, el Orden y la Libertad. Bajo la Monarquía reconciliadora, justiciera y tolerante caben cuantas reformas demande el interés de la Nación. Primordiales tareas son: aprobación inmediata por votación popular de una Constitución política;
reconocimiento de todos los derechos inherentes a la personalidad humana y garantía de las libertades políticas correspondientes;
establecimiento de una Asamblea legislativa elegida por la Nación;
reconocimiento de la diversidad regional;
amplia amnistía política"
.
No voy a hacer una defensa a ultranza de Don Juan, a los personajes hay que verlos en su dimensión histórica y con objetividad. Don Juan intentó por todos los medios restaurar la Monarquía, y al no conseguirlo deacuerdo con Franco, lo intentó contra él.
Aqui tienen el mnanifiesto de Lausana, acabando ya la II Guerra Mundial.
"
Españoles: conozco vuestra dolorosa desilusión y comparto vuestros temores (...). Desde el mes de abril de 1931 en que el Rey mi padre suspendió sus regias prerrogativas, ha pasado España por uno de los períodos más trágicos de su historia (...). Hoy, pasados seis años desde que finalizó la Guerra Civil, el régimen implantado por el general Franco, inspirado desde el principio en los sistemas totalitarios de las potencias del Eje, tan contrario al carácter y a la tradición de nuestro pueblo, es fundamentalmente incompatible con las circunstancias que la guerra presente está creando en el mundo (...). Corre España el riesgo de verse arrastrada a una nueva lucha fratricida y de encontrarse totalmente aislada del mundo (...). Sólo la Monarquía Tradicional puede ser instrumento de Paz y de Concordia para reconciliar a los españoles.
Por estas razones me resuelvo, para descargar mi conciencia del agobio cada día más apremiante de la responsabilidad que me incumbe, a levantar mi voz y requerir solemnemente al general Franco para que, reconociendo el fracaso de su concepción totalitaria del Estado, abandone el poder y dé libre paso a la restauración del Régimen Tradicional de España, único capaz de garantizar la Religión, el Orden y la Libertad. Bajo la Monarquía reconciliadora, justiciera y tolerante caben cuantas reformas demande el interés de la Nación. Primordiales tareas son: aprobación inmediata por votación popular de una Constitución política;
reconocimiento de todos los derechos inherentes a la personalidad humana y garantía de las libertades políticas correspondientes;
establecimiento de una Asamblea legislativa elegida por la Nación;
reconocimiento de la diversidad regional;
amplia amnistía política"
.
No voy a hacer una defensa a ultranza de Don Juan, a los personajes hay que verlos en su dimensión histórica y con objetividad. Don Juan intentó por todos los medios restaurar la Monarquía, y al no conseguirlo deacuerdo con Franco, lo intentó contra él.
Aqui tienen el mnanifiesto de Lausana, acabando ya la II Guerra Mundial.
Juana_I- Su Alteza Real
- Mensajes : 903
Fecha de inscripción : 21/07/2009
Re: LOS CONDES DE BARCELONA, DON JUAN Y DOÑA MARIA
Doña Juana
Entiendo que a partir de dicho manifiesto, miembros de la nobleza dejaron de trabajar para Franco y así les fue después con Juan Carlos (bueno, el padre corrió la misma suerte también).
¿Había en España incapacidad relativa o total para los sordomudos que supieran leer y escribir en tiempos de don Jaime? Por último se podría haber hecho una regencia ¿no cree?
Una renuncia en la habitación de un hotel y un posterior matrimonio forzado, para dejar atada y bien atada la borbonada de Alfonso XIII, habrá hecho de Juan Carlos un legítimo heredero dinástico, pero moralmente quedaron muy al debe.
Entiendo que a partir de dicho manifiesto, miembros de la nobleza dejaron de trabajar para Franco y así les fue después con Juan Carlos (bueno, el padre corrió la misma suerte también).
¿Había en España incapacidad relativa o total para los sordomudos que supieran leer y escribir en tiempos de don Jaime? Por último se podría haber hecho una regencia ¿no cree?
Una renuncia en la habitación de un hotel y un posterior matrimonio forzado, para dejar atada y bien atada la borbonada de Alfonso XIII, habrá hecho de Juan Carlos un legítimo heredero dinástico, pero moralmente quedaron muy al debe.
Juanb- Su Alteza Imperial
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Fecha de inscripción : 26/08/2007
Re: LOS CONDES DE BARCELONA, DON JUAN Y DOÑA MARIA
Discurso de renuncia de D. Juan en Zarzuela:
https://www.youtube.com/watch?v=8r9mZFmDhF0&
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https://www.youtube.com/watch?v=8r9mZFmDhF0&
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miss8692- Su Alteza Serenísima
- Mensajes : 429
Fecha de inscripción : 16/03/2009
Re: LOS CONDES DE BARCELONA, DON JUAN Y DOÑA MARIA
Y la respuesta de su hijo (el saludo que el Conde le hace a su hijo, el Heredero, me parece muy emocionante):
https://www.youtube.com/watch?v=dgQW338CzuU&
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https://www.youtube.com/watch?v=dgQW338CzuU&
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miss8692- Su Alteza Serenísima
- Mensajes : 429
Fecha de inscripción : 16/03/2009
Re: LOS CONDES DE BARCELONA, DON JUAN Y DOÑA MARIA
Los condes de Barcelona nunca han sido muy de mi agrado - eran
demasiado aficionados al "
agua de Escocia"
. . . :badgrin: :badgrin: :badgrin:
demasiado aficionados al "
agua de Escocia"
. . . :badgrin: :badgrin: :badgrin:
glorisabel- Su Alteza Imperial
- Mensajes : 8253
Fecha de inscripción : 07/06/2008
Localización : San Juan, Puerto Rico
Re: LOS CONDES DE BARCELONA, DON JUAN Y DOÑA MARIA
El domingo, 1 de abril, se cumplieron 19 años del fallecimiento de don Juan, Conde de Barcelona.
Pregunta - ¿La Familia Real no recuerda estas fechas con una misa, o algo parecido?
Pregunta - ¿La Familia Real no recuerda estas fechas con una misa, o algo parecido?
glorisabel- Su Alteza Imperial
- Mensajes : 8253
Fecha de inscripción : 07/06/2008
Localización : San Juan, Puerto Rico
Re: LOS CONDES DE BARCELONA, DON JUAN Y DOÑA MARIA
Si ni para los 50 años de casados hacen una misa siquiera (una misa, no digo fiesta de disfraces, brunch y ópera seguida de gala como los nórdicos), dificulto que para un aniversario que ni siquiera es múltiplo de 5 hagan algo.
Entiendo la austeridad pero no a esos niveles.
Entiendo la austeridad pero no a esos niveles.
Juanb- Su Alteza Imperial
- Mensajes : 5669
Fecha de inscripción : 26/08/2007
Re: LOS CONDES DE BARCELONA, DON JUAN Y DOÑA MARIA
Pues hay un gran contraste entre la FRE y la familia de Jaime de Marichalar, que todos los
años, antes de Navidad, acuden en grupo a una misa por el eterno descanso del alma del
que fuera el padre de la familia, el fallecido Conde de Ripalda. La impresión que da es que
la FRE está muy ocupada planificando sus próximas vacaciones.
Lo de los 50 años de casados no lo voy a comentar, pues lo que me causa es indignación.
Es muy temprano en la mañana como para agriarme el día.
¡Que viva mi admirada reina Daisy!
años, antes de Navidad, acuden en grupo a una misa por el eterno descanso del alma del
que fuera el padre de la familia, el fallecido Conde de Ripalda. La impresión que da es que
la FRE está muy ocupada planificando sus próximas vacaciones.
Lo de los 50 años de casados no lo voy a comentar, pues lo que me causa es indignación.
Es muy temprano en la mañana como para agriarme el día.
¡Que viva mi admirada reina Daisy!
glorisabel- Su Alteza Imperial
- Mensajes : 8253
Fecha de inscripción : 07/06/2008
Localización : San Juan, Puerto Rico
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