S.A.S. el Príncipe Alberto II de Mónaco

Alberto y Charlene más cercanos que nunca en una visita al paraíso de los amantes de vino. 22 de junio de 2009.

Él puede haber insistido que no planea, sinó que “sigue su propia trayectoria”, evitando la presión inmediata para casarse, pero no hay duda que príncipe Alberto de Mónaco tiene un lugar especial en su corazón para Charlene Wittstock.

Que la sensación es enteramente mutua estaba clarísimo en una ceremonia tradicional que acogía con satisfacción al soverano del Mónaco, con un nuevo papel honorario como embajador para la sociedad de vineros en la región del vino de Burdeos.

La nadadora surafricana pasó casi todo el día con un brazo ligado cariñosamente a través de su compañero.

Charlene miró con orgullo como su galán, usando un traje rojo, ensambló unas 40 figuras notables del mundo francófono. Dada su posición, casi siempre se lo requiere promover los vinos celebrados de la región.

Ella escuchó como muchos logros fueron destacados por el presidente de asociación, que habló de su ayuda para el ambiente, y el hecho de que él sea “el único jefe de estado haber visitado ambos polos: el norte y sur”.