JUAN GASTÓN DE MÉDECI, EL ÚLTIMO DUQUE DE LOS MÉDECI

Gian Gastone de Medici
(Florencia, 24 de mayo de 1671 – Florencia, 9 de julio de 1737)

Tremebundo, como veremos

Gian Gastone de Médeci nació en Florencia el 24 de mayo de 1671.
Sus padres fueron Cosme III y Margarita Luisa de Orleans, pero creció sin el calor y la cercanía de sus padres. Su progenitor prefería atender a su hijo Fernando y la madre le abandonó cuando tenía cuatro años.

Todo esto será determinante para tratar de comprender la degeneración a la que este niño llegará en la adultez.

Los Médeci no querían a Margarita, que a todas luces parece ser era una mujer bastante desequilibrada que llegó incluso a acusar a su marido de haberla querido envenar. Para las Navidades de 1674, Margarita Luisa firmó un contrato con Cosme III en el que se le concedía una pensión de 80 000 libras al año ; y posteriormente hasta se le permitió la gracia de volver a Francia, aunque a condición de que fijase su residencia en la Abadía de Saint-Pierre de Montmartre, cerca de París. Al ser hija de Gastón de Orleáns, Margarita Luisa se vio obligada en ese contrato a renunciar a sus derechos como princesa de Francia. Aunque el contrato también le prohibía salir del convento, Margarita visitaba con frecuencia la corte de su primo Luis XIV en Versalles. Se vio envuelta en numerosos escándalos: no sólo sus varios amantes dentro y fuera del convento, sino que también intentó incendiar la abadía.

La boda fue el mayor despilfarro de lujo que hubiera visto Florencia. Sólo el cortejo nupcial costaba de 300 carrujaes ricamente engalanados. Su suegro le regaló una perla del tamaño de un huevo de paloma. Pero los contrayentes no se gustaban. Dicen que sólo dormían juntos una vez a la semana.

A los tres días de estar en palacio, Margarita intentó apropiarse de las joyas de la corona de Toscana.

A pesar de la aversión que sentían mutuamente trajeron tres hijos al mundo.

Gian -así fue llamado- nació en la primavera florentina y barroca de 1621, pero todo el esplendor de la fortuna familiar era directamente proporcional a la tenebrosa y paupérrima situación en la que va a ser educado. Su padre estaba más preocupado de atender a su hermano Fernando, el primogénito, y su madre, como hemos visto, estaba en París viviendo a lo loco. Así que el que más se hizo cargo de la educación y el cariño de la criatura fue monseñor el cardenal Francisco María de Médeci.

Retarto de juventud, con la cruz de los caballeros de la Orden de S Juan de Malta

Monseñor , figura paterna de Gian, no era precisamente un hombre virtuoso para hacerse cargo de nadie, pues se dedicaba a cultivar todos y cada uno de los vicios posibles en su época, convirtiendo su palacio, a las afueras de Florencia, en una sede de Sodoma y Gomorra donde todos los excesos se quedaban cortos. Tras renunciar al cardenalato, lo casaron con una señora que fuera capaz de dar un heredero. La tentativa fue fallida tanto por la inicial resistencia de la princesa a consumar el matrimonio con un hombre veintiséis años mayor que ella, y temiendo contraer enfermedades venéreas, solo vencida con lisonjas y amenazas, como por las pésimas condiciones de salud de su esposo, que ponían en duda su capacidad de procrear. Francisco María se retiró a Bagno a Ripoli, donde murió en 1711 de hidropesía, dejando atrás deudas exorbitantes.​ Su esposa le sobrevivió hasta 1742, después de haberse vuelto loca.

Giuliano era hijo de Vincenzo Dami y de Catarina di Cristofano Ambrogi, ambos de clase baja. Fue agraciado por la naturaleza  con excepcional belleza física (para los parámetros de la época) y  desde bien jovencito, desde que aún no tenía pelusilla sobre el bozo,  comenzó a trabajar al servicio del marqués Ferdinando Capponi, como palafrenero (que lleva del freno el caballo y por extensión cuida de las caballerizas de su amo)

Durante una visita de Capponi a la corte de los Médici, Dami impactó y deslumbró  con su belleza al joven príncipe Juan Gastón.

Este, habló con Capponi para pedirle que le prestara a su surviente. Y el márqués, accedió a ello. Y fue así como Dami se convirtió en amante favorito de Gastón. De palafranero, Dami había evolucionado a Cubicularius -de cubiculus-  un  título utilizado para designar a los chambelanes eunucos del palacio imperial en el Imperio romano tardío y en el Imperio bizantino. En la Florencia barroca se seguía usando el término para designar a un simple ayudante de cámara.