Gracias Wallis

Yo leí las memorias de antonio "
el bailarín"
(escritas por santy arriazu, ediciones B) y el dedica unos parrafos a su encuentro con los Duques de Windsor. En sus declaraciones comenta que el Duque de Windsor tenía una fijación con él, llegandolo a perseguirlo en varias ocasiones (Madrid y París), pero que él nunca cedió a sus hostigamiento.

Pues entre Letizia y la duquesa de Windsor hay muchas similitudes. A mí también se me hace bastante andrógina la Letizia.

felipe escribió:Pues entre Letizia y la duquesa de Windsor hay muchas similitudes. A mí también se me hace bastante andrógina la Letizia.

Felipe, totalmente de acuerdo contigo en cuanto a la androgenia de ambas. Cuando lo he dicho de Letizia, todo el mundo me mira fulminante, pero basta ver sus extremidadades y sobre todo ese rostro tan anguloso y cuadrado que la hace tan dura y poco femenina. Siempre con la salvedad que Wallis era una persona elegante y de mundo.

ya quisiera leti tener la elegancia y saber estar de wallis!!!!!!!!!!!!!!

Sí, era fea pero con clase a raudales.

No era tán fea. En aquella época era una dama muy atractiva, pero nosotros vemos las fotos de ella de los años 30 y nos parece fea. Las mujeres de aquella época parecían más mayores de lo que eran y a veces poco atractivas.
Yo pienso que se cometió una gran injusticia con la duquesa de Windsor y fué un horror que la familia real inglesa permitiera que muriera sola. Quisieran o no quisieran ellos eran los únicos parientes que la anciana dama tenía y es de bien nacidos perdonar y cuidar de las personas enfermas, la anciana duquesa tenía Alzheimer en los últimos años de su vida. Por otro lado ellos le deben todo lo que tienen ahora a Wallis Simpson. Tal vez si la Reina Madre hubiera muerto antes que la anciana duquesa la Reina hubiera permitido que la duquesa se instalase en la Corte inglesa, que era donde debería estar por ser viuda de un príncipe de la Gran Bretaña, que además fué soberano del Reino Unido.

Uf! pero ya sabes lo estrictos que son para algunas cosas los Windsor.
Nunca aceptaron a Wallis. En aquellos años, ser divorciada era de mala reputación.

Yo tampoco la encuentro fea.
Es lo que tú dices Pedro. Parecían mayores de lo que eran.

Era guapa para aquella época. El peinado no favorecía demasiado.

Es así, en aquella época era muy atractiva.
La de vueltas que da la vida, si los duques de Windsor levantaran la cabeza y vieran que el príncipe Carlos se casó con su amante divorciada y que va a ser rey y muy posiblemente su esposa también será reina. Edward VIII tuvo que abdicar e irse de su pais por no querer renunciar a la mujer que quería, su sobrino-nieto Carlos no solo no renunció al Trono, sino que se casó con ella y seguro que la convertirá en su reina.
Lo dicho, la familia real inglesa se portó muy mal con Wallis.

Yo siempre he pensado que la dureza de la FR inglesa contra Wallis ha sido para tapar al verdadero culpable: Eduardo VIII.
Para ellos él es una pobre victima de esta mujer. Nada más falso, y creo todo lo contrarío.
El nació príncipe de Gales, siempre supo cuales eran sus deberes y obligaciones, sabia lo que debía hacer y lo que no. Conocía como era el “modus vivendi” en todas las cortes europeas, la mayoría de las cuales eran sus parientes. Sabía con quien debía casarse y con quien no.
Él era perfectamente consciente de lo que hacia. La decisión de abdicar fue absolutamente suya.
Ni siquiera tengo certeza de si Wallis deseaba divorciarse del señor Simpson ¿??????
Más bien considero que Wallis fue una victima. Se vio obligada a ser señalada como una mujer de cascos ligeros por el resto de su vida. A asumir que era la causante de la tragedia de su pobre esposo, victima inocente (él) de sus terribles encantos (de ella). Una americana aventurera que perjudico al pueblo inglés y fue una vergüenza para su país.
Y, encima, soportar todas las humillaciones de la FR inglesa, el trato que se le dio a los duques durante la Segunda Guerra Mundial, no les faltó escrúpulos para tildarlos de “nazis” por una visita protocolar a Hitler, cuando aun era el “respetado canciller alemán” y el Reino Unido tenía relaciones diplomáticas con su régimen. La mezquindad para otorgarle un tratamiento a Wallis y finalmente tener que recibirlos como “al hijo prodigo” cuando se les ocurrió “perdonar” al ex rey.
El falso argumento de la reina madre Isabel, quien siempre la culpó de ser la causante de la muerte de su marido “que nunca quiso ser rey” … bien que ella si lo disfrutó a lo grande…
Para mi este matrimonio estuvo mal, pues él como rey debio tener un matrimonio dinatico, pero el fue el único impulsor y culpable, si es que se puede hablar de culpabilidad.
En fin, todavía la historia esta muy cercana para que halla un juicio de valores valido e imparcial.

Por cierto, en el libro Conversaciones con Grandes Damas, de Octavio Aceves y José Aguilar, hay una entrevista a la Sra. Aline Griffith, Condesa de Romanones, donde comenta que ella fue muy amiga de la Duquesa de Windsor (será verdad ó más de sus mentiras?) y que cuando la Duquesa de Windsor murió le dejó en herencia una pulsera muy valiosa.

En una entrevista que le realizó la revista Spend In al Conde Rudy éste comentó lo siguiente sobre los Duques de Windsor:
Los Duques de Windsor estuvieron viniendo durante muchos años al hotel Marbella Club, casi siempre llegaban en septiembre. Nuestro trato fue siempre muy normal para que se sintieran como en casa. Una de esas veces organizamos una fiesta en la playa y le preguntamos a su esposa si el Duque iría con corbata. Ella nos dijo que sí. Nosotros advertimos al resto de invitados y todos los asistentes acudieron con corbata. Pero el Duque llegó sin corbata y todos los invitados se quedaron paralizados. Él, dándose cuenta, se marchó y volvió a los pocos minutos con corbata. Entonces todo el mundo ya se la había quitado la corbata… Y él se la quitó y la tiró a la piscina”. Fuente:

http://gestor.spend-in.com/fotos/Articulos/1722/1722.pdf

¿De verdad alguien cree en serio que era un hombre????????

Entonces................ su primer marido también la aceptó o lo aceptó así??????
Otra cosa es que no tuviese rasgos muy femeninos, pero de ahí a decir que era un hombre..................... va un trozo.

Desde luego es algo que he oido comemtar desde hace mucho tiempo, pero no me lo creo en absoluto.

felipe escribió:Por cierto, en el libro Conversaciones con Grandes Damas, de Octavio Aceves y José Aguilar, hay una entrevista a la Sra. Aline Griffith, Condesa de Romanones, donde comenta que ella fue muy amiga de la Duquesa de Windsor (será verdad ó más de sus mentiras?) y que cuando la Duquesa de Windsor murió le dejó en herencia una pulsera muy valiosa.

No, es cierto, Aline Griffith, condesa VIUDA de Romanones (destaco lo de VIUDA por que a su hijo no le sentaba nada bien que siguiera utilizando el título de Condesa de Romanones trás la muerte de su esposo) era íntima amiga de la duquesa de Windsor. Aline de Romanones fué uno de los pocos invitados, al margen de la familia real inglesa, que asistieron al funeral de la duquesa en 1987.
Ambas damas eran americanas y ambas emparentaron con la vieja Europa, Wallis se casó con un auténtico rey y Aline con un auténtico conde.

Letizia andrógina.

Totalmente de acuerdo, puede que no tanto en su cara pero de todos modos en su cuerpo.

Según mis abuelas Wallis no era fea, es más, si la comparaban a Isabel Bowes Lyon (madre de la actual reina) era un bellezón.

Entiendo, también, que la princesa real de ese tiempo (tía de la reina Isabel, no recuerdo su nombre) no estaba en contra de dicho matrimonio (ignoro hasta qué punto partidaria), de hecho, no figura en el acta de abdicación su firma sino la de sus hermanos, pese a que también tenía derechos al trono, aunque última claro si tomo en cuenta a los otros, pero igual era hermana a diferencia de otros "
en línea al trono"
de ese momento.

!Gracias Pedro por la aclaración!

Segun mi punto de vista, y espero poder explicarme porque a veces enredo todo je je je, para mi en la etapa de nuestra vida cuando somos jovenes tenemos tanto hombres como mujeres un grado de belleza (a excepcion de un primo que nacio feo), y que a medida que pasa el tiempo algunos conservan y a otros se les deteriora.
En el caso de Wallis considero que en su primera juventud fue bonita pero luego el cambio es rapido y bastante notorio, ya al momento de casarse con Windsor no poseia mucha de aquella belleza, pero bueno el tiempo pasa y causa estragos en algunas mujeres (razon por la cual hoy en dia los cirujanos plasticos se hacen milonarios, o cualquiera con una jeringa de botox).
La comparacion con la reina madre, aqui la verdad espero poder explicar mi punto de vista, Wallis no era bella, pero tenia clase y elegancia, eso ayuda y mucho porque al momento de verla admiras ese todo que deslumbra y tal vez confunda con su cara bastante ya dejada de la mano de Dios, en cambio Isabel Bowes Lyons, era una regordeta bonita, que le ponias joyas pero nada de de atractivo y glamour, solo un arbolito de navidad que tal vez conserva un encanto pero la distincion totalmente perdida, bonita la pachacha.
Sobre que en distintos tiempos se consideran bellas o no, recuerdo leer en un comentario del Hola, donde Piedad Iturbe, que fuera la esposa del Hohenlohe comentaba que se consideraba a Wallis feisima, o ella por lo menos, y era contemporanea de la esposa del Windsor, Asi que para gustos distintos colores, pero a la fecha va ganando que la mujer era fea, a mi me ella no me cae mal ni mucho menos, pero el tipo, el marido (tercero) ese no me agrada nada, un perfecto inutil

Es decir en resumidas cuentas tenian todos las tejas corridas, aunque los unieran no se sacaba uno bueno ja ja ja ja ja.
Aunque podria buscar lo que es el sindrome de Peter Pan en internet, me gustaria que me lo explicaran por favor que no tenia la mas minima idea de su existencia, en una de esas capaz que alguno de nostros lo padezcamos, asi que mejor enterarse de las enfermedades que hoy en dia se conocen pa ver si calzamos en alguna de ellas

Una veintena de joyas que pertenecieron a Wallis Simpson, la divorciada estadounidense por la que Eduardo VIII renunció al trono británico en 1936, serán vendidas por la casa de subastas Sotheby"
s el 30 de noviembre en Londres. Algunas de las piezas recuerdan importantes momentos de una relación que llevó a Eduardo VIII a abdicar tras reinar durante sólo 326 días. Las joyas se ponen a la venta 23 años después de la legendaria subasta Las joyas de la duquesa de Windsor, que sigue siendo la colección de alhajas de un solo propietario más cara jamás vendida y que recaudó 38,87 millones de euros. El presidente del departamento de joyería de Sotheby"
s en Europa y Oriente Medio, David Bennet, afirmó que es "
un honor"
poder vender estas joyas que fueron "
utilizadas por una mujer que personificó la elegancia y la sofisticación de toda una generación"
. Entre las piezas subastadas, además de diseños de Cartier, hay joyas con inscripciones de lo que Bennet describió como "
la mayor historia de amor del siglo XX"
. Por encargo de los duques de Windsor, la directora de alta joyería de Cartier Jeanne Toussaint produjo algunos de sus trabajos más emblemáticos, como un brazalete de ónice y diamante con forma de pantera, que en 1952 fue su primera pieza en tres dimensiones de un tema recurrente en sus diseños, los grandes felinos.

Pulsera con nueve cruces con inscripciones de momentos significativos, como el atentado contra Eduardo VIII, en 1936, cuando aún era Rey.


broche con forma de flamenco e incrustaciones en rubíes, zafiros, esmeraldas, cuarzo y diamantes que Wallis Simpson adquirió en 1940.


brazalete de ónice y diamante con forma de pantera, que en 1952 fue su primera pieza en tres dimensiones de un tema recurrente en sus diseños, los grandes felinos.




Un broche de esmeraldas, rubíes y diamantes en forma de corazón con las iniciales W.E. (Wallis y Eduardo) que el duque regaló a su esposa con motivo de su 20 aniversario de boda

Dux, si encuentras mas joyas, ponlas por favor.

Todavía no han colgado el catálogo en Sotheby's. Las piezas que han sacado son las más importantes, pero seguiré buscando.

Imagen frontal de la celebérrima pantera Cartier.

Sólo he encontrado estas imágenes de mejor calidad.

Gracias!

Siempre me ha interesado esta señora.

Una lástima que no dejara nada de sus joyas a sus herederos, no?

O quizá si que les dejó algo pero no lo sabemos.

París, 1 ago (EFE).- La cantante Madonna ha comenzado en París otra etapa del rodaje de su segunda película como directora, "
W.E."
, basada en la historia de amor del rey inglés Eduardo VIII y la estadounidense Wallis Simpson, que le llevó a abdicar en 1936.
La artista llegó el sábado por la tarde a la capital francesa procedente de la Costa Azul, donde había rodado en Villefranche-sur-Mer, y su plan de rodaje de hoy domingo se sitúa en la calle de Saintes-Pères, en el distrito número 6 de París.
Un hotel de esa calle es el escenario elegido por la artista estadounidense, que firma el guión de "
W.E."
junto con Alek Keshishian.
"
W.E"
está interpretada en sus principales papeles por la actriz australiana Abbie Cornish, que es en el filme Wally Winthrop, una joven neoyorquina que -la trama se sitúa en 1998- se obsesiona con la historia de amor entre Eduardo VIII y Wallis Simpson.
La actriz británica Andrea Riseborough asume el papel de Simpson mientras que el rey británico obligado a abdicar por su amor a la divorciada norteamericana lo interpreta otro británico, James D'Arcy.
Wally Winthrop, infelizmente casada con un psiquiatra, trabaja en Nueva York en la casa de subastas Sotheby's, que prepara una venta de objetos que pertenecieron a los duques de Windsor (título con el que se conoció a la pareja Eduardo-Wallis), lo que atrae a la protagonista.
La historia continúa con el enamoramiento de la protagonista de un guarda de seguridad ruso (Evgeni, interpretado por el guatemalteco Oscar Isaac) y con un ir y venir del presente al pasado, con el enlace de las vidas de Wally y las de los Duques de Windsor.

La actriz que encarnará a Wallis




James D´Arcy interpretará a Edward:

¿Madonna dirigiendo una película sobre los duques de Windsor?. ¡¡¡Vaya conbinación más extraña !!! Con lo estirados que eran los duques de Windsor no creo que les hiciera mucha gracia que la material girl dirigiera una película sobre ellos.
Andrómeda, yo pienso que sí que dejó algo a sus sobrinos políticos. Creo recordar que a la princesa Alexandra de Kent le dejó algo.

Pedroooooooooooooooooo!!!!!!!!!!!!! Cuanto tiempo!!!!!!!

Pues sí, Madonna dirigiendo esta película :?. No me da muy buena espina.

Enlazando con el tema de la película he leído este artículo en Xl semanal hoy domingo:

Elizabeth, la Reina Madre, llegó a serlo porque el hermano de su marido, Eduardo, renunció a la corona británica para casarse con la divorciada americana Wallis Simpson. Para la historia oficial, la primera es la buena y la segunda, la mala, una libertina con conexiones nazis que dominó al sumiso rey. Pero Madonna ha decidido revisar la historia y, partiendo del hecho de que se odiaban, dirigirá una película en la que Wallis es una pionera de la sexualidad desinhibida y la Reina Madre, una hipócrita victoriana. La polémica está servida.


Eran cuñadas. Eran enemigas. Se odiaban. «Doña Galleta», llamaba Wallis, la duquesa de Windsor, a la Reina Madre, que, golosa, se pirraba por las pastas de té y no perdonaba una merienda. «Esa mujer…», murmuraba la monarca británica, aludiendo al pasado aventurero de la plebeya norteamericana. El primer ministro Winston Churchill era menos diplomático: «Esa zorra», sentenciaba. Madonna prepara una película sobre la traumática abdicación de Eduardo VIII a la luz de la rivalidad entre ambas mujeres. Según fuentes que han tenido acceso al guión, la reina del pop toma partido por Wallis, pionera de la desinhibición sexual, y Elizabeth Bowes-Lyon, la risueña Reina Madre, encarnaría el paradigma de la hipocresía victoriana.


¿Por qué se odiaban tanto estas dos mujeres? Quizá porque estaban enamoradas del mismo hombre. Antes de ser una anciana de aspecto bondadoso;
madre de Su Graciosa Majestad Isabel II;
viuda del príncipe Alberto, que llegó al trono de rebote y reinó con el nombre de Jorge VI;
en fin, antes de ser la abuela eterna de sus súbditos, fue una jovencita casadera. Y estaba por los huesos de Eduardo, el príncipe de Gales, el soltero de oro de la época.


A Elizabeth, habitual de los bailes de palacio, le tiraba los tejos el apocado Alberto, hermano de Eduardo, el segundo en la línea de sucesión, pero lo rechazó una vez. Y otra… «Si acepto, tendría que renunciar a ser libre de pensar, hablar y actuar», se excusó. En realidad, estaba prendada del heredero del Imperio. Y debieron de tener un flirteo bastante serio porque en enero de 1923 la noticia de su boda fue portada de The New York Times, pero una semana más tarde, despechada y por sorpresa, aceptó la enésima proposición de matrimonio del tenaz Bertie, como lo llamaban en familia, el hombre sin ambiciones. Y se convirtió en la duquesa de York. ¿Qué pasó?


Lo que pasó fue que Eduardo, destinado a ser monarca de un tercio de la población mundial, no estaba para ñoñerías. Tenía una sexualidad compleja y ambigua. Y le sobraban amantes. Mimado, encantador, furioso si no conseguía lo que quería… Era aficionado a las mujeres casadas, audaces y problemáticas. Entre sus conquistas, la aviadora Amelia Earhart y Marguerite Laurant, una belleza parisina que asesinó a su marido en un ataque de celos. Viajero, deportista, cazador de elefantes, bronceado de mil soles tropicales… Sin embargo, su buena forma física apenas podía disimular las ojeras del insomnio crónico y los estragos del alcohol. Algo le atormentaba, ¿pero qué?


Una pista. Durante un viaje a Australia en un buque de la Royal Navy, el conde Louis Mountbatten, futuro Lord del Almirantazgo, consignó en su diario que al joven príncipe le gustaban ciertos juegos peculiares: «Se pasea en tacatá, con pañales y chupete. Ha desnudado a un granadero y en otra ocasión, disfrazado de mujer, se ha comportado de manera impropia con el contraalmirante Halsey». Otro indicio: su última amante, antes del huracán Wallis, fue la deslenguada Thelma Furness. La alojó en su residencia favorita, el fuerte de Belvedere, y ordenó pintar el dormitorio de color rosa. Compraron ositos de peluche para decorarlo y hacían juntos labores de bordado. Sus problemas íntimos eran la comidilla de los salones europeos. A Eduardo le mortificaba ese desfase entre su imagen pública y sus instintos reprimidos. Wallis captó al vuelo esa discrepancia. Y supo cómo aliviar, y también cómo manejar, al atribulado heredero.


El romance tuvo un comienzo poco prometedor. Invitada a una fiesta por su amiga Thelma, Wallis respondió de manera cortante a la conversación de Eduardo. «Debe de añorar la calefacción central», le había dicho. «Me decepciona usted», replicó Wallis. Caras estupefactas de los invitados. «A todas las mujeres norteamericanas nos preguntan lo mismo cuando venimos a Europa. Y yo esperaba algo más original del príncipe de Gales.» A Eduardo le gustaba que lo desafiasen. Y las palabras abrasivas y la mirada dura de aquella dama le intrigaron.


¿Quién era Wallis Simpson? Una mujer de armas tomar. Nació en 1896. Su padre, de buena familia de Baltimore, magnates de los ferrocarriles, tenía tuberculosis y sobrevivió sólo seis meses al nacimiento de su hija. Viuda y huérfana se mantuvieron con una pensión exigua que les pasaba un tío político. La pequeña Wallis fue a buenos colegios, pero no tuvo dinero ni pudo codearse con la alta burguesía, como sus primas, a las que envidiaba. Esnob desde el primer biberón, les puso a sus muñecas los nombres de señora Astor y señora Vanderbilt, las grandes damas de la época. Fingía jaquecas y teatrales desmayos. Era malhablada, soltaba tacos y recibía azotes. Como tantas otras, tenía decenas de fotos y recortes de prensa sobre el príncipe de Gales en su habitación.

Segunda parte.
Empezó a perseguir a los chicos en una época en la que se suponía que los chicos hacían la persecución. Investigaba a sus futuras conquistas. Aprendía todos sus gustos y los adulaba. Sabía cómo fortalecer el ego masculino y se los llevaba de calle, a pesar de que no era guapa. Wallis prefería a los hombres de uniforme. Su primer novio luchó contra Pancho Villa. Su primer marido, Earl Winfield Spencer, fue un aviador alcohólico al que no dejaron combatir en la Primera Guerra Mundial porque se emborrachaba antes de despegar. Su vida conyugal fue una sucesión de adulterios, peleas y reconciliaciones. Winfield fue destinado a China y Wallis fue con él. En Shanghái conoció al conde italiano Galeazzo Ciano, que sería ministro de Exteriores de Musolini. Quedó embarazada y se sometió a un aborto chapucero. Perdió la capacidad de procrear y tuvo problemas ginecológicos el resto de su vida.


Wallis se divorció nada más volver a Estados Unidos, en 1927. Ya tenía fichado a su segundo marido: Ernest Simpson. Copropietario de una naviera. Culto, cortés y… casado. «Wallis era muy lista. Me robó a mi marido cuando yo estaba en el hospital», se quejó su esposa. Ernest consiguió el divorcio y el matrimonio aportó la estabilidad financiera que Wallis siempre anheló hasta que el crash de la Bolsa de 1929 los obligó a despedir criados y recortar gastos. Entonces apareció el príncipe de Gales, que se había peleado con Thelma. Wallis se dedicó a consolar a Eduardo. A partir de entonces fueron inseparables hasta la muerte.


Eduardo la colmó de joyas y regalos, se paseaba con ella en público y pasaban la noche en Belvedere. El señor Simpson soportó el concubinato con civilizado estoicismo. Pero en el Palacio de Buckingham tenían menos correa. El rey Jorge V no la podía ver. «Ruego a Dios que Eduardo no se case nunca», suspiraba. Pero era la duquesa de York la que capitaneaba la repulsa de la familia real ante el escándalo. Le negaron audiencia, pero Wallis no se arredraba. Tenía a Eduardo embelesado. Un criado pidió la baja cuando sorprendió al futuro soberano postrado ante su amada y pintándole las uñas de los pies.


Cuando Eduardo anunció sus planes de casarse en cuanto Wallis Simpson se divorciase, saltaron todas las alarmas. Fue espiada por los servicios de inteligencia. Un informe secreto del MI6 relataba que, durante su estancia en China, Wallis había ejercido la prostitución. La veracidad de ese presunto dosier está en entredicho, pero arruinó cualquier remota posibilidad de que la estadounidense fuese aceptada como reina.


Jorge V murió el 20 de enero de 1936 y subió al trono Eduardo, todavía soltero, como Eduardo VIII. Su reinado duró 11 meses, uno menos de los que pronosticó su padre. Su empeño en casarse con la plebeya Wallis, que consiguió el divorcio en octubre, provocó una crisis constitucional. El Gobierno y la Iglesia de Inglaterra se opusieron. Hubo manifestaciones en las calles. Eduardo, que rechazó la propuesta de un matrimonio morganático, mediante el cual conservaría el trono, pero Wallis nunca sería reina, amenazó con abdicar… Y le tomaron la palabra, a pesar de la oposición de su amada. «Querido, piénsatelo;
si abdicas, todo el mundo dirá que no hice lo suficiente por evitarlo.» Recibía amenazas de muerte de una misteriosa liga de mujeres decentes y barajó la idea de marcharse a Nueva Zelanda y comenzar una nueva vida. «Puedes irte a China, Labrador o los Mares del Sur, que yo te seguiré», zanjó el rey.


La renuncia a la Corona entró en vigor el 10 de diciembre de ese mismo año y el atribulado Bertie se convirtió en Jorge VI. Eduardo ni siquiera consiguió el tratamiento de Alteza Real para su prometida, un premio de consolación. La discreta, aunque feroz, oposición de su cuñada, ahora reina consorte, lo evitó. Sólo transigió en que se le otorgase a la pareja el título de duques de Windsor, con la condición de que se fuesen de Inglaterra.


Así lo hicieron. Fueron perseguidos hasta Francia por una legión de periodistas, donde se casaron. Y cortejados por Hitler, que contaba con la simpatía de la pareja para sus planes y los invitó a su residencia veraniega. Eduardo era admirador de Alemania. Hablaba un alemán perfecto y tenía un odio visceral al comunismo. Pero estalló la guerra. El Gobierno no sabía qué hacer con el duque. Le dieron un puesto de supervisión de tropas en Francia, pero los servicios secretos sospechaban que pasaba información al enemigo. Cuando fue evidente que Francia no resistiría el avance de las tropas alemanas, los duques de Windsor huyeron. El Gobierno inglés quería mandarlos lo más lejos posible, donde no estorbasen. Churchill encontró la solución: nombró a Eduardo gobernador de las islas Bahamas. Allí sería inofensivo. Wallis sospechaba que el exilio había sido alentado por su irreconciliable cuñada, que incluso fijó el estipendio anual que habrían de cobrar. Wallis pedía 300.000 libras, pero sólo consiguió 10.000. La muerte prematura de Jorge VI en 1952 exacerbó la enemistad entre ambas. La Reina Madre culpaba a Wallis no sólo de haber abducido con astucias de alcoba a Eduardo, su amor platónico, también de ser la responsable última de que su marido, agobiado por unas responsabilidades que no quería, hubiese envejecido a ojos vista por el estrés. Fumador empedernido, un cáncer de pulmón se lo llevó con 56 años. En cuanto a Wallis, su rencor se hizo extensivo a toda Inglaterra. «Es increíble cómo una nación entera ha abusado de una mujer sola», se quejaba. El duque de Windsor murió en 1972. En 1976 las cuñadas estuvieron a punto de escenificar una reconciliación, pero en el último momento la Reina Madre canceló el encuentro y envió una tarjeta. La duquesa de Windsor falleció en 1986. Su cuñada asistió al funeral, así como la reina Isabel II, el príncipe Carlos y Lady Diana. Esta vez no le negaron la pompa y circunstancia que tanto había deseado.

PARA SABER MÁS...
The duchess of Windsor: the secret life, de Charles Higham, Wiley, 560 páginas;
disponible en Kindle.

Gracias por el artículo.

Wallis sería lo que sería, pero lo que está claro que no pasó en absoluto inadvertida, sobre todo en un corte tan rígida como la inglesa.
La prefiero con diferencia a la Reina Madre, una señora que nunca ha tenido mi simpatía.

Sería interesante indagar más sobre Eduardo VIII.

http://news.bbc.co.uk/player/nol/newsid_6560000/newsid_6560700/6560733.stm?bw=nb&
mp=wm&
news=1&
bbcws=1

Vídeo del funeral de Wallis.