Isabel II de España

Isabel II, de España

Isabel II, nace en Madrid el 10 de octubre de 1830.

Su ascensión al trono provoca un largo conflicto dinástico ya que su padre al nacer promulgó la ley que restablecía el derecho sucesorio tradicional castellano según el cual las mujeres podían ascender al trono en caso de que no existieran varones: La Pragmática Sanción de 1829, que anula la Ley Sálica, impuesta por Felipe V en 1713.

Hija de Fernando VII y de su cuarta esposa María Cristina de Nápoles, Isabel asumirá el trono el 23 de septiembre de 1833 inmediatamente después de la muerte de su padre.

Pero esto a su tío Carlos María Isidro de Borbón, hasta entonces heredero de la corona, no le gustó y reclamó su derecho al Trono de acuerdo a la legislación anterior, desencadenando así la Primera Guerra Carlista.

Durante los primeros años de su reinado, siendo Isabel una niña, la regencia fue asumida por su madre hasta 1840. Desde este último año y hasta 1843 fue regente el General Espartero. Con trece años Isabel fue declarada mayor de edad.

Cuando Isabel tenía 16 años, el gobierno arregló su matrimonio con su primo, el Infante Don Francisco de Asís de Borbón.

La popularidad de la reina fue decayendo debido a los escándalos de su vida privada, ella odiaba a su esposo, el cual, según algunas fuentes, era homosexual;
y además tenía muchos amantes.

Isabel es la primera reina de España titular de nuestra historia y simboliza toda una época: la "
isabelina"
.

Se la educó sin familia, se aceleró su madurez, y se la casó sin considerar su opinión. Pusieron en sus manos la responsabilidad de gobernar un país, cuando apenas era una niña...

Isabel II nace en el palacio real de Madrid, el 10 de octubre de 1830.

Para Fernando VII, prematuramente envejecido a los cuarenta y cuatro años el nacimiento de Isabel puede representar la última posibilidad de tener un descendiente que asegure la sucesión al trono español.


Isabel II siendo un bebé

Para evitar cualquier impedimento para que Isabel pueda reinar Fernando promulgará en marzo de 1829 la Pragmática Sanción que anula la Ley Sálica impuesta en España por Felipe V en 1713.

Isabel podrá ser soberana conforme a la tradición recogida en la Las Partidas de Alfonso X el Sabio.

El infante Carlos María Isidro, hermano menor de Fernando VII, y siguiente en la línea sucesoria, se preparaba para ser rey en caso de que su hermano no tuviera herederos y se niega a reconocer esta reforma de la ley dinástica.
Alrededor de Carlos María Isidro, se forma un nuevo partido: el carlista, defensor de la Ley Sálica.

Las consecuencias de la Pragmática Sanción de 1829 y el nacimiento de Isabel marcarán políticamente la historia de España. Los politicos se dividirán entre quienes defienden los derechos de la niña recién nacida: moderados y liberales y entre los patidarios de la mantener la sucesión masculina : absolutistas y carlistas.

Isabel es bautizada en la pila de Santo Domingo de Guzman, como todo infante de España, al día siguiente de su nacimiento recibiendo los nombres de María Isabel Luísa, en recuerdo de aquella otra hija que tuvo Fernando con su segunda esposa María Isabel de Braganza fallecida a los cuatro meses. Serán sus padrinos sus abuelos maternos, los Reyes de Nápoles, representados por Francisco de Paula, hermano del rey, y Luisa Carlota, hermana de la reina. La sostendrá en la pila su aya, la marquesa de Santa Cruz, Joaquina María Téllez-Girón y Pimentel.

Isabel nace con la dignidad de infanta, si bien, tres días después, el 13 de octubre de 1830, sin haber cumplido aún los tres años, es jurada como princesa de Asturias.

El 30 de enero de 1832 la soberana María Cristina da a luz a otra niña: la infanta María Luísa Fernanda.

El 24 de octubre de 1833, Isabel II es proclamada en Madrid, "
reina de las Españas y de las Indias"
, siendo menor de edad. María Cristina de Nápoles dirigirá el país como regente, y gobernadora hasta que Isabel cumpla los diecisiete años. Desde el inicio de la regencia empiezan los problemas. Durante siete años la inestabilidad y los continuos cambios de ministros desencadenarán la Primera Guerra Carlista. Maria Cristina con escasas facultades para dominar la situación se casará clandestinamente con un guardia de corps, denominado Fernando Muñoz. A pesar de que sus continuos embarazos darán fe de su nueva situación civil, la clase política prefiere hacer la vista gorda. Aun así el final de la regencia será consecuencia de las preferencias de Maria Cristina hacia los moderados.

Fuente: Reinas de España
Mª José Rubio

Fernando VII padre de Isabel

Maria Cristina de Nápoles madre de Isabel

Isabel niña retratada por Esquivel

Isabel niña

La infanta Luisa Fernanda, hermana de Isabel

Isabel II a los decisiete años

Isabel II por Winterhalter

Baldomero Espartero


Isabel cumple ocho años cuando su madre presionada por Espartero, quien tiene el gobierno en sus manos, y chantajeada por la cuestión de su matrimonio morganático abdica de la regencia y se exilia en Francia, el 12 de octubre de 1840.

Hasta ese día su vida se ha desarrollado a la sombra de su madre, aunque desde su más tierna infancia asiste a actos oficiales y revistas militares.

María Cristina abrumada por su labor como regente y por la formación de otra familia secreta ha descuidado mucho la educación de Isabel y ha delegado en la marquesa de Santa Cruz, el papel de madre. Isabel y Luisa Fernanda se acostumbran a hacer todo juntas rodeadas de infinidad de criadas y camaristas. Isabel adoptará de ese ambiente una forma de pensar y de actuar más propia de burguesas que de aristócratas.

Su formación en un principio estará en manos de José Vicente Ventosa, profesor con ideas avanzadas respecto a al enseñanza que sin ningún exíto intentará que Isabel adopte el placer por el estudio, y la capacidad de reflexión. Hasta los diez años Isabel sólo habrá aprendido lecciones básicas de caligrafía, lectura, álgebra, aridmética y ciencias naturales y por supuesto, costura y bordado. Su pasión serán la música y la equitación. Su educación carece de orden y disciplina y cualquier excusa es buena para suspender las clases.

Tras la marcha a Francia de María Cristina, Espartero, asume en solitario un nuevo periodo de regencia. Para Isabel esta etapa va a simbolizar el fin de su infancia para pasar a ser centro de todas las intrigas políticas.
Liberales y moderados, cortesanos, y familiares van a batallar en el control de esta niña.

Espartero será quien controle la tutela de Isabel II, permitiendo a María Cristina el poder nombrar a las personas que podrán cuidar de la niña. Fundamentalmente su aya, la Marquesa de Santa Cruz y su mayordomo mayor: el conde de Santa Coloma. Además habrá un ayo destinado a dirigir la educación de la niña: Manuel José Quintana.

Oponiéndose a los deseos de María Cristina, el nuevo regente se marca la meta de formar a Isabel como una reina liberal y constitucional.

María Cristina propone nombrar una comisión formada por cinco caballeros que asuman en su nombre la patria potestad de Isabel entre los cuales estaría Quintana y algún representante moderado como Dónoso Cortés.

Se abre en esta facción la lucha por la tutela de Isabel. Los infantes Francisco de Paula y Luisa Carlota, representantes del liberalismo en el seno de la familia real y exiliados a Francia desde 1838 por sus desavenencias con María Cristina, se postulan alegando derechos, dado el parentesco con la niña. Su proposición es rechazada. Se designa como tutor a Agustín Argüelles, jurista de reconocido prestigio y liberal.

A partir de ese momento María Cristina, arrepentida de su abdicación, declara la guerra a Espartero y se convierte en lider de la contrarrevolución contra los liberales. A su alrededor conspiran otros dos liberales, Cea Bermudez y Narvaez.

En palacio, la marquesa de Santa Cruz, absolutista hasta el extremo, se dedica a vigilar a Isabel a la cual ha procurado criar alejándola de los liberales. Desde el nombramiento de Argüelles la situación se hace cada vez mas dificil y el 29 de julio de 1841, Argüelles la cesa en su cargo de camarera mayor y aya.

El lugar de la marquesa será ocupado por dos damas de ideología afín;
Juana María de Vega, Condesa de Espoz y Mina, junto a la marquesa de Bélgida.

Marquesa de Santa Cruz, aya de Isabel II, hasta 1841, retratada por Fco. de Goya

La marquesa de Bélgida, María Benita de Palafox y Portocarrero, era hija menor de los condes de Montijo. Contaba con sesenta años y era conocida por sus ideas liberales.

La condesa de Espoz y Mina contaba con treinta y cinco años y era viuda de un héroe de la guerra de la Independencia. Poseía buena fama como escritora y gozaba de buena prensa entre los liberales. Vestía siempre de negro y de forma austera y debido a ello el personal del servicio de palacio la trataba con desdén. Las damas de la corte le harán el vacío solidarizandose con la Marquesa de Santa Cruz llegando incluso a negarse a acudir a palacio mientras mandase allí la condesa de Espoz.

Isabel y Luisa Fernanda desorientadas por los cambios acogen, a pesar de la situación, con afecto a su nueva aya. Todo son intrigas en la corte, y la reina niña se acostumbra dese pequeña al disimulo. Su falta de criterio para elegir entre consejos contradictorios será un futuro defecto en sus funciones como soberana. Todos esos consejos opuestos llegarán a extenderse al terreno de la educación.

Argüelles, Quintana y Espoz, se afanan por ordenar el estilo de vida de las niñas que se encuentra en una situación lamentable. Su ropa ni siquiera cuenta con la talla que realmente les corresponde, a tal extremo llega el descuido de María Cristina.

La intención de los tutores es la de establecer un horario reglado con clases, paseos al aire libre
y misa diaria.

Juana de Vega basa su método pedagógico en valores humanísticos medianamente progresistas de índole cristiana.

Se eligen a varios maestros que impartirán sus clases:

José Vicente Ventosa: letras y nociones generales.
Maria Brochot, (esposa de José Vicente ) francés y labores.
Pedro Albeniz: piano.
Francisco Valledmosa: canto.
Rosario Weis: baile.
Clara Brunot: dibujo.

La condesa de Espoz y Mina se queja de esta selección , consecuencia más de amiguismos que de meritos pedagógicos . Algunos serán despedidos por conductas poco apropiadas como fue el caso de Rosario Weis que en las clases de baile forzaba a las niñas a adoptar posturas de bailarina profesional que causaron serios transtornos en su forma de andar.

Las niñas por su parte, no muestran ninguna inclinación por los estudios. Las clases avanzan poco y sin orden. Se niegan a hablar en francés y estudian sólo lo que les gusta y no exige esfuerzo. Pese al esfuerzo de Espoz y Mina los caprichos de Isabel ganan la partida. Llegan a un extremo en que nadie tiene potestad para reprender a la niña por lo que su educación acabará siendo demasiado básica.

El ambiente en palacio se resiente continuamente con los rumores para liberal a Isabel II de la regencia de Espartero.
El día 7 de octubre de 1841, se produce un asalto al palacio, encabezado por el general Diego de León y promovido por María Cristina para rescatar a las niñas y llevárselas a Francia sin ningún éxito gracias al comandante Domingo Dulce, de la guardia de Espartero.

En los días siguientes se produce la detención de muchos sirvientes de palacio acusados de colaboración, entre ellos, varias camaristas. Espartero actúa contundentemente: Diego de León será fusilado y Domingo Dulce, recibirá públicamente de manos de la reina una espada de honor. Entre tanto algunas damas de la corte aconsejan a la reina que solicite a Espartero el indulto de Diego de León. En el momento de la ceremonia de condecoración a Dulce, la reina se echa a llorar, negándose a entregarle la espada y a pronunciar el discurso que la condesa de Espoz y Mina le ha hecho memorizar.
Para atajar el asunto el aya convence a la niña para concluir la ceremonia al día siguiente. La niña acaba confesando que ha seguido los consejos de la camarista Amparo Sorrondegui

Juana de Vega a partir de ese momento se ve obligada a extremar la vigilancia de las princesas hata el punto de custodiar las llaves de las puertas de los aposentos de reales, algo inédito en un aya de palacio.

A mediados de 1842 Francisco de Paula y Luisa Carlota junto a sus hijos Francisco de Asís y Enrique, regresan definitivamente a Madrid. Los infantes cuentan con muchas personas que les apoyan dentro del Partido Liberal y la prensa les dedica alabanzas y entusiasmos con su regreso.



[

Francisco de Paula

Luisa Carlota, hermana de María Cristina

Los infantes son acogidos en al corte por la marquesa de Bélgida, camarera mayor y por el maestro Ventosa lo que hace que vuelvan a intrigar en torno a la reina.
Francisco de Paula y Carlota están decididos a sustituir a Argüelles en la tutela de Isabel y acordar el compromiso de su primogénito Francisco de Asís con su prima.

Ventosa hará de inermediario entre Isabel y los infantes. Sus clases servirán de excusa a una intriga considerada muy grave: la implicación de Isabel II en una asunto que concierne a la alta política del Estado. Argüelles informa a Espartero y Ventosa es cesado.

Tanto la marquesa de Bélgida como la condesa de Espoz y Mina protestan por la forma en que se maneja la vida de la reina y contra la mediocre educación que recibe y el aislamiento al que tutor y aya la someten presentando la marquesa de Bélgida su dimisión como camarera mayor ya que sus funciones no son respetadas.

El 8 de octubre de 1842 se asciende a la condesa de Epoz y Mina a camarera mayor, lo que implica la concesión de la grandeza de España. Cansada de criticas doña Juana desea rechazar la dignidad para volver a una vida alejada de habladurías. Espartero le suplica que contínue en el cargo.

La regencia de Espartero perderá en pocos años todos los apoyos políticos. Liberales y moderados se alían para derribarlo.

La financiación de María Cristina y Fernando Muñoz resulta decisiva para una sublevación moderada. Desde finales de 1842 los pronunciamientos se extienden por toda España. Espartero se despide de Isabel y Luisa Fernanda para sofocar la rebelión en Andalucía. Un mes más tarde desde Cádiz deberá exiliarse hacia Inglaterra, mientras el general Narvaez logra la capitulación de Madrid. El golpe de Estado gana la batalla y el 24 de julio, Argüelles y la condesa de Espoz presentan su dimisión.
El aya que ha establecido una relación afectiva con Isabel y Luisa Fernanda se marcha sin avisar para no entristecer más la situación, aunque en las últimas semanas ha estado preparando a Isabel para las responsabilidades futuras.

Los progresistas que mantienen el poder le entregan el gobierno provsional a Joaquin María López, que cede el puesto a Salustiano Olózaga el más brillante de los liberales. Olózaga mantiene un buen entendimiento con el general Narváez, lider de los moderados y ambos acuerdan el fin de las regencias e impedir el regreso de María Cristina hasta que la estabilidad politica sea más patente.

El 10 de noviembre de 1843, a los trece años Isabel presta juramento en el Salón de las Cortes como reina constitucional, iniciando su reinado de facto.

Isabel II de España jurando la Constitución
10 de noviembre de 1843

El primer gobierno de Isabel es presidido por Salustiano Olózaga. Desde un principio sorprende la confianza con que éste último trata a la reina. Isabel actúa con confianza. Haciendo caso omiso a los consejos de su camarera mayor, de no reunirse jamás a solas con un ministro. Isabel se pasea del brazo con él en banquetes oficiales, le ofrece de beber en la mesa etc.

El 28 de noviembre de 1843 Olózaga acude a palacio para presentar a la reina varios decretos que debe firmar, sin darle importancia a los documentos. Esa noche la Marquesa de Santa Cruz está ausente. Al día siguiente la Marquesa le pregunta a la reina por la actividad realizada la noche anterior y ella le contesta:

"
no me acuerdo bien, pero creo que anoche firmé la disolución de las Cortes..."
. Enseguida se forma un importante revuelo e Isabel asustada declara que Olózaga le obligó a firmar a la fuerza agarrándola de forma violenta por el brazo y dirigiendo su mano para que firmara.

Los moderados convierten este suceso en cuestión de estado. Isabel se ve obligada a ratificar su versión de los hechos ante una comisión del Congreso y del Senado. Olózaga queda acusado de abuso de poder y marcha al destierro.

El escándalo perjudica al Partido Progresista y permite a los Modeados retomar las riendas del gobierno. La reputación de Isabel a partir de ese momento queda marcada para siempre.

Luís Gonzalez Bravo asume la presidencia del partido moderado y su misión a partir de ese momento es preparar el regreso de Mª Cristina a España. Al parecer Isabel se empieza a acostumbar a tener demasiadas libertades en su modo de vida debido a la influencia de la algunas damas del circulo de la Marquesa de Santa Cruz.

María Cristina su esposo e hijos (rama Muñoz) se instalan paulatinamente en Madrid a partir de 1844.


Agustin Fernando Muñoz, segundo esposo de María Cristina de Nápoles, padrastro de Isabel quien contraerá matrimonio con la primera, previa autorización de Isabel II en la Capilla Real el 12 de Octubre de 1844.

Isabel feliz por la llegada de su madre, nombra a Narváez para asumir la dirección del Estado, por su puesto aconsejada por Maria Cristina. La política de Narvaez se basa en reformas fiscales y administrativas junto con la elaboración de una nueva carta constitucional que se aprobará en 1845. Isabel concede a su padrastro el título de duque de Riánsares y autoriza a su madre para contraer "
matrimonio de conciencia"
.

Cuando Isabel cumple trece años, se plantea la posibilidad de que la reina consiga estabilizar su vida al lado de un marido. Debido a su falta de preparación y a su forma de ser, se da por hecho que será, sin duda, su futuro esposo el que lleve las riendas.

Moderados y liberales vuelven a la carga para ofrecer posturas y con un candidato afin a su ideología.

Se barajarán varios príncipes extranjeros y de todo el entramado se llegará a una unión de conveniencia, inconveniente a más no poder.

Se estudia primero la opción de casarla con su primo Carlos Luis de Borbón, conde de Montemolín y primogénito del pretendiente Don Carlos y así acabar con los problemas entre isabelinos y carlistas. Posteriormente se baraja la posibilidad de casarla con su primo el infante Francisco de Asís, hijo de Francisco de Paula y Luísa Carlota, elección deseada por Fernándo VII. Para Francisco de Paula y Luísa Carlota, el matrimonio de Isabel con su hijo se convierte en una verdadera obsesión, que acabará dando sus frutos.

Durante su destierro, María Cristina ha realizado gestiones en torno a las bodas de las niñas. Su primer candidato es Leopoldo de Sajonia-Coburgo, príncipe católico seis años mayor que Isabel, guapo, formado intelectualmente y con una buena posición en la realeza;
es primo hermano de la Reina Victoria de Inglaterra quien se ofrece como mediadora para lograr esta unión a la que Francia se niega por completo. Francia propone a los hermanos Orléans: Enrique, duque de Aumale, y Antonio, duque de Montpensier, hijos del Rey Luís Felipe. A ello se opone Inglaterra. El asunto llega a poner en peligro las relaciones entre Inglaterra y España.

Tras la mayoría de edad de Isabel, con trece años el primer asunto de Estado va a ser su matrimonio. Lo que es obvio a partir de ese momento es que dada su falta de preparación y su caracter será necesario elegir con pinzas al candidato puesto que será el consorte quien lleve las riendas de la monarquia constitucional.

En la gestión de buscar marido a Isabel se abre una encarnizada lucha entre moderados, liberales, su madre Maria Cristina a quien apoya incondicionalmente Fernando Muñoz, y Francisco de Paula junto su esposa Luísa Carlota.

A pesar de los esfuerzos, la elección final no puede ser peor.

Para añadir más problemas se decide casar a Isabel conjuntamente con su hermana Luisa Fernanda.

Surge un primer candidato: Carlos Luís de Borbón, conde de Montemolín y primogénito del pretendiente Don Carlos. ¿Será posible de esta forma acabar con las diferencias entre carlistas e Isabelinos? y a fin de cuentas ¿es esto necesario, tiene algún sentido a estas alturas?

Otra posibilidad: su primo el infante Francisco de Asís, hijo de Francisco de Paula y Luísa Carlota, quienes llegarán a obsesionarse con lograr este propósito y finalmente lo lograrán.

Durante su exilio en París, María Cristina, apoyándose en el derecho que le otorga la constitución para tener voz y voto en la elección del futuro esposio de Isabel realiza su propia labor de búsqueda.

Su primer candidato es : Leopoldo de Sajonia-Coburgo. Príncipe católico seis años mayor que Isabel, y primo hermano de la reina Victoria de Inglaterra. Es un jovén atractivo y bien preparado.

Francia se opone a este matrimonio y propone a dos hermanos Orléans: Enrique, duque de Aumale y Antonio, Duque de Montpensier hijos del rey Luís Felipe. Inglaterra se opone.

Llegados a este extremo y por miedo a entablar un conflicto ambas potencias dedicen llegar a un acuerdo, a través del Tratado de Eu, ratificado por los embajadores de ambos países en 1845.

En el mes de septiembre de 1843 ambas familias se reunen en el castillo de Eu y en esta reunión se establece el compromiso de evitar conflictos y obligar a Isabel para que elija esposo únicamente dentro de los que estén disponibles en la rama Borbón, con excepción de los Orléans del actual rey Francés.

Con respecto a Luisa Fernanda, su madre negocia su unión con el duque de Montpensier;
hijo del rey Luís Felipe. En septiembre de 1845, Mª Cristina se entrevista con los duques de Nemours y de Aumale, hijos del rey de Francia para ratificar el compromiso.

Con respecto a Isabel, y eligiendo dentro de la rama Borbón surge la candidatura del conde de Trápani, Francisco de Paula de Borbón-Dos Sicilias hermano menor de la reina madre Maria Cristina.

Al parecer el conde Trápani es feito y atolondrado y no tiene buena prensa en España, aun así Mª Cristina, no cede en su empeño. Debido a esta situación Narváez pierde los estribos llegando a enfrentarse con Mª Cristina, lo que hace que dimita en febrero de 1846.

A partir de aquí el marqués de Miraflores, asume el mando del gobierno. Miraflores coincide con el criterio de Narváez con respecto al conde Trápani. Moderados y librerales también le apoyan y aun así, Mª Cristina seguirá en su empeñó haciendo dimitir a Miraflores y volviendo a llamar a Narváez que harto de la situación y de las discusiones con la reina madre decide marcharse a Francia.

Francisco Javier de Isturiz toma el mando del nuevo gobierno. Durará esta vez ocho meses en el cargo.
Eliminado el conde Trápani de las candidaturas surge nuevamente la posible opción del conde de Montemolín hijo del pretendiente Carlos pero también es descartada puesto que la unión entre carlistas e isabelinos ya no tiene ningún sentido, habida cuenta que el carlismo había sido derrotado en 1839.

En el verano de 1846 quedan dos únicos candidatos que tienen la más mínima posibilidad son los hijos de Francisco de Paula y Luísa Carlosta:

-Francisco de Asís, Duque de Cadiz
-Enrique, Duque de Sevilla.

El senguno es más alocado y extrovertido que el primero al que todo el mundo ve con más preparado para aumir las funciones de rey constitucional. Francisco es más tímido y reservado y tiene una personalidad menos fuerte que el primero.
Sobre Francisco recae la sospecha de la homosexualidad que la propia reina madre pone de manifiesto en algún comentario.

En medio de esta situación Isabel se ha convertido en una muchachita bastante frívola, algo que preocupa a su madre por lo que deciden que es urgente resolver su matrimonio.

A Isabel su primo le repugna, su matrimonio adémas es de inferior categoría que el de Luísa Fernanda. Isabel llora y protesta, pero aún así se somete. El 16 de agosto de 1846 se celebra en Madrid una entrevista entre los novios, y unos días más tarde se anuncia el enlace.

Francisco de Asís por su parte ha sido dirigido por sus padres para conseguir esta unión.



La doble boda de Isabel y Luísa Fernanda, se celebra en Madrid el 10 de octubre de 1846, día en que Isabel cumple dieciseis años. El enlace tiene lugar en el Salón de Embajadores del Palacio Real. María Cristina es madrina de sus dos hijas.


Al días siguiente un cortejo desplaza a los novios a la basílica de Atocha para la ceremonia de Velaciones.

Luísa Fernanda y su esposo se marchan a vivir a Francia en octubre y Francisco e Isabel se trasladan al real sitio de San Ildefonso para vivir su luna de miel.

Luisa Fernanda, hemana de Isabel, Duquesa de Montpensier.

Antonio de Orléans Duque de Montpensier

Isabel II y Francisco de Asís.
La relación conyugal empieza mal desde el primer momento. Se repelen física e intelectualmente. De caracteres opuestos entre ellos no existe ningún tipo de entendimiento y a esto hay que añadir la sospecha de homosexualidad del nuevo rey.

Isabel se siente decepcionada.

Francisco es un hombre de vida metódica y rutinaria, algo que Isabel no va a querer compartir. La reina es pura energía, su mayor deseo es divertirse.
Paulatinamente se irá dejando llevar por diferentes pasiones amorosas algo que finalmente acabará pasándole factura.

A los seis meses de su matrimonio, Isabel y Francisco apenas se relacionan. Isabel, empieza a asistir a todos las fiestas de la Villa y Corte acompañada de su prima y cuñada la infanta Josefa de Borbón. Se la ve almorzar continuamente en Lhardy y formar tertulia en sus aposentos con actores, cantantes y jóvenes de la nobleza.

Es el salón japonés de Lhardy, el que más secretos esconde: conspiraciones políticas, pactos, discusiones parlamentarias... Según se cuenta, fue allí donde se decidió el nombramiento de Alcalá Zamora para la presidencia de la República, y era el rincón preferido de Primo de Rivera para celebrar sus consejos de ministros y de Isabel II (donde se reunía con sus damas para comer cocido madrileño).

Isabel y Francisco el día de su boda

Laura, good job!


Isabel II es un personaje digno de lástima. Era demasiado generosa y abusaron mucho de esto. La generosidad en el caso de una reina no es lo más aconsejable. Era frívola, poco dada al estudio y para colmo la educaron deficientemente, pero no dejaba de querer a España a la que entendía a medias, vale, pero no se lo podía pedir más.

“No, con la Paquita, no!” Chilló la joven reina cuando supo las intenciones que tenían para con ella. “Con cualquiera menos con la Paquita”. Y luego comprobó que la noche de bodas “llevaba más puntillas que yo”.

A una mujer joven con una libido tan grande casarla con semejante personaje como fue Francisco de Asís, que no era sospechoso sino que desde que nació todo el mundo sabía que era homosexual, también tiene bemoles. La casaron con él por los tejemanejes del poder. Al final de sus vidas los Reyes, viviendo en París, llegaron a tener buena relación amistosa. El Rey era un hombre culto y una buena persona, aunque a veces no se portará muy bien por su ambición, pero al menos reconoció como propios todos los hijos del matrimonio y hoy es oficialmente el padre de la dinastía, que es lo que cuenta en definitiva.

A pesar de su desastroso reinado, diré a favor de la reina Isabel que el romántico Madrid isabelino, también galdosiano y alfonsino, es el que más amo y que además renovó la dinastía con sangre fresca, jajaja, con lo cual fue una verdadera rompedora. ¿No es eso lo que tanto se lleva hoy?

con lo cual fue una verdadera rompedora. ¿No es eso lo que tanto se lleva hoy?

Eso es lo políticamente correcto hoy en día.

“No, con la Paquita, no!” Chilló la joven reina cuando supo las intenciones que tenían para con ella. “Con cualquiera menos con la Paquita”. Y luego comprobó que la noche de bodas “llevaba más puntillas que yo”.

Pobrecita, ¿os imaginais la situación?. Tiene, tenía que ser muy duro el papel de reina.

Conforme voy a analizando como trapichearon en torno a ella, pienso ¿alguien la quería?, su propia madre no tenía ni el más mínimo escrúpulo. Una cosa es que efectivamente, eran matrimonios de estado y tenían limitaciones, y muchas para buscar esposo o esposa, eso es algo que entiendo y con lo que estoy de acuerdo. Otra cosa es que dentro de esas limitaciones no se la tuviera en cuenta para nada. No había piedad, la utilizaban unos y otros, y la peor su madre, para lograr imponerse y conseguir sus propósitos. Creo que si fue ligera de cascos, se le puede perdonar.

Laura, María Cristina de Borbón sí que era un personaje execrable. La historia con los muñoces fue un episodio bastante penoso del reinado de los Borbones. Sin dudarlo me quedo con la hija.

Entre las idas y venidas, normalmente Isabel se acuesta cuando se levanta su esposo, conoce al general Francisco Serrano, lider de los progresistas y ministro de Guerra. Serrano tiene treinta y seis años y halagado por la situación no duda en convertirse en el primer amante oficial de Isabel. Francisco de Asís se siente ofendido en su condición de rey, ya que Serrano le falta al respeto y se burla de él. Isabel se plantea solicitar la nulidad de su matrimonio y casarse por segunda vez.



"
El general bonito"

Francisco Serrano y Domínguez (Isla de León, San Fernando, Cádiz, 17 de diciembre de 1810 – Madrid, 25 de noviembre de 1885), duque de la Torre y conde consorte de San Antonio. Militar y político español que ocupó los puestos de Regente, Presidente del Consejo de Ministros de España y último Presidente de la Primera República Española.


María Cristina discute con Francisco y con Isabel. La relación madre e hija se ha deteriorado fuertemente tras el matrimonio de esta última. Isabel culpa a su madre de su desgracia, y María Cristina decide poner tierra de por medio y marcharse a francia, junto al duque de Riansares y sus hijos. A partir de este momento Isabel tendrá total libertad personal.

La separación conyugal de Isabel y Francisco acabará convirtiéndose en una crisis política de importantes consecuencias para el reinado. La prensa lo denomina "
la cuestión de palacio"
.
Dónoso Cortés, siempre compinchado con María Cristina, intenta reprimir la influencia de Serrano sobre Isabel en el sentido que el primero inclina cada vez más a la Reina hacia el lado de los progresistas. Tanto Dónoso Cortés como el duque de Sotomayor van a intentar convencer a la Soberana para que firme un decreto de nombramiento a Serrano como capitán general de Navarra, algo a lo que la Reina se va a negar temiendo que puedan alejar a su amado de Madrid, hasta el punto de amenazar a sus ministros de vengarse si intentan apartarla de Serrano. Esta amenaza se hará efectiva el el día 27 de marzo de 1847 con el cese del gabinete de Sotomayor.

Isabel II entrega el mando a Joaquin Pacheco, amigo de Serrano y liberal. José Salamanca, será ministro de Hacienda. Cesan en su cargo todos los miembros del servicio de palacio de ideología absolutista o con apego a la reina madre María Cristina, entre ellos, la Marquesa de Santa Cruz.

El hecho de que el amante de Isabel sea liberal crea expectativas en los progresistas de volver a hacerse con el poder.

En todas sus actividades públicas Isabel es acogida con gran entusiasmo. En las calles se oyen "
¡Vivas!"
a Isabel y "
¡Mueras!"
a María Cristina.

En abril de 1847 la separación se hace pública. Isabel marcha al Real sitio de Aranjuez para su retiro primaveral y Francisco se traslada al Palacio del Pardo. La reina confiesa su decisión de iniciar los trámites de la nulidad matrimonial, alegando coacción moral e impotencia de su esposo. Periódicos como The Times, se hacen eco de la noticia.

Mientras en Aranjuez Isabel se pasea con Serrano, en el Pardo, Francisco de Asís recibe el apoyo de los moderados. Instigado por los duques de Riansares (Mª Cristina madre y Muñoz) y por Dónoso Cortés forma parte de una trama para impedir la nueva inclinación progresista de la Reina.





Real Sitio de Aranjuez

Isabel no se aviene a expulsar a Serrano ni a su gabinete de la corte, debido a ello, el grupo planea que Francisco de Asís se preste a poner en evidencia pública el adulterio de Isabel, consiguiendo de esta forma que se derrumbre el gobierno liderado por Pacheco y se intente el regreso de Narváez para posteriormente incapacitar a Isabel II para reinar, cediendo sus poderes a Francisco de Asís como rey consorte.

María Cristina no descarta la posibilidad incluso de obligar a Isabel a abdicar y ceder el trono a Luisa Fernanda y el Duque de Montpensier, negociando el apoyo de Luís Felipe en esta trama. Algo que rechaza el monarca recurriendo a la sensatez y por el riesgo que conlleva de enfrentar a su país con Inglaterra.

El gobierno presidido por Pacheco intenta proteger a Isabel de las presiones de liberales y moderados prohibiendo por decreto hablar de su vida privada, al tiempo que trata de resolver la crisis de la pareja mediando en su reconciliación.

El ministro Salamanca propone forzar un acuerdo entre Isabel y Francisco. En un sólo día recorre por dos veces el trayecto entre Aranjuez y el Pardo, en silla de postas, para entrevistarse con cada uno de ellos y cerrar un trato. Se ofrece al rey la firma de unas capitulaciones que definan con más claridad sus funciones de consorte y que aumenten su dotación económica. Francisco exige mas poderes para la administración del real patrimonio y para dirigir la vida en palacio. El gobierno considera perjudiciales estas exigencias para Isabel y el acuerdo no llega a buen fin.

En agosto de 1847 Isabel se trasalda a La Granja de San Ildefonso y Francisco continúa en el Pardo. En las calles de Madrid se distribulle un falso "
manifiesto"
del rey dirigido a los españoles, en el cual se insulta a Isabel y se incita a una rebelión contra ella.

A finales de ese mismo mes Narváez, destinado en París como embajador, regresa a Madrid. Convoca en torno a sí a todos los líderes moderados, incluido José de Salamanca, y a espaldas de Isabel mantiene una reunión con Serrano, quien cada vez está más preocupado con las situación y cada vez más distanciado de los progresistas y dispuesto a negociar su retirada.

Narváez, Salamanca y Serrano fuerzan la dimisión de Pacheco para impedir que los liberales se hagan con el poder. Afectada por la actitud de Serrano la reina cede y entrega la presidencia a Narváez. Serrano se hace con una enorme compensación económica y con el cargo de capitán General de Granada.

Narváez consigue poner fin aparentemetne a las disputas entre Isabel y Francisco, quien vuelve del palacio del Pardo para instalarse en el palacio real. María Cristina regresa a Madrid y sin apenas descansar del viaje mantiene una entrevista con Isabel y Francisco, para llamar acto seguido a los ministros y dar por concluída la "
cuestión de palacio"
. Aparentemente todo ha vuelto a la normalidad.

Isabel II intentará en los meses siguientes ejercer la función de reina constitucional, pero la forma en que se ha mezclado su vida privada con la pública hará imposible esta decisión. Narváez se afianza como tutor de la monarquía esta vez ligada al partido moderado.

La corona cierra el paso al Partido Progresista y pierde su imparcialidad viviendo a partir de estos momentos en una constante amenaza de revolución.

La corte, a partir de estos se divide en varios bandos:

-grupos de poder a la sombra que intentan tomar posición en la política del reinado
-María Cristina y Muñoz junto al partido moderado.
-el grupo de Francisco de Asís, de ideología clerical y reaccionaria de la cual forman parte dos personajes cercanos a la familia del rey consorte: el padre Fulgencio, confesor y sor Patrocinio, consejera espiritual conocida como la "
monja de las llagas"
al haber producido diez años atrás el extraño fenómeno de sufrir e su cuerpo las llagas de Cristo crucificado.
A ambos se les acusa de haber provocado algunos de los épisodios más sordidos que tuvo la corte como escenario al atormentar a Isabel, creándole dudas sobre su legitimidad para ocupar el trono intendándo convencerla de usurpar los derechos del pretendiente carlista.

Por otro lado Francisco no perdona su fracaso para conseguir más poder ni su humillación por la relación extramarital de Isabel con Serrano, su desprecio hacia la Reina aumenta y su continuo deseo de hacerla quedar mal también.
Aun a pesar de haber llegado a una reconciliación sus sentimientos no han cambiado.

Isabel se siente atraída por otro caballero: el marqués de Bedmar, joven aristócrata, gentilhombre de cámara y asiduo a fiestas y cacerías, protegido del marqués de Miraflores. Nuevamente la implicación política de la soberana a través de esta relación no tardará en evidenciarse.

En ese año 1848 España vive momentos difíciles. Una gran incertidumbre económica y social recorre Europa, dando lugar a una serie de revoluciones capaces de derrocar a monarquías como la de Luís Felipe de Orleáns en Francia.

En Madrid se producen varios intentos de revolución al grito de "
¡Viva la república!"
impedidos por Narváez, quien elogiado internacionalmente sale ganando enteros como estadista. Inicia a partir de aquí una etapa de mandato que algunos califican de "
dictadura neceasria"
. Goza de mayoría parlamentaria y el apoyo de todos los conservadores.
Ni el marqués de Miraflores ni Francisco de Asís, que se siente ninguneado por Narváez, toleran a este último.

El marqués de Bedmar, se dedica a vivir su amor con Isabel en Madrid. María Crisitna amonesta duramente a la reina por su actitud libertina y Francisco de Asís intenta acabar con el romance dando orden de cesar a Bedmar como gentilhombre de cámara y prohibirle la entrada a palacio. Aun así Bedmar y Isabel, perdidamente enamorada, se ven a solas en el teatro. Isabel le escribe cartas de fuerte contenido a su amante que interceptadas por espías del gobierno acaban en manos de algunos ministros.

Con la ayuda de Miraflores, Bedmar se convierte en una de las partes que mas hincapié hace para conseguir la caída de Narváez. Su misión es convencer a la reina para que cese al general.
Isabel, guiada por la pasión le promete el cese del general, y sólo bastará que le indique, según le instruye por carta, el momento de hacerlo. La indicación del marqués iniciará una nueva crisis de gobierno en la que también está implicado el grupo de Francisco de Asís.



Isabel con mantilla

"
La de los tristes destinos"
es el lema con que la Historia ha designado a Isabel II, esa infortunada mujer que de forma prematura se vio abocada a regir España. Su presencia en un momento especialmente difícil de nuestra historia, que exigía fuerzas muy superiores a la suya, la justifica de todos los errores que, como frágil mujer, cometió en su azarosa vida.
Ni la historia en el primer tercio del siglo XIX, ni la conducta de la corte española en esa época, resultaron buenos tutores para ella

Francamente la moda de la época no ayudaba mucho a una mujer pasadita de kilos. Hoy al menos podemos disimular más, sacar partido, resaltar lo mejor. No todas podían ser sílfides estilo Sisi.

Hay una foto de Isabel con trece años en alguna otra parte del foro. Nada que ver con respecto a estas fotografías.